La inclusión de determinadas palabras en los títulos de un blog (putas, internet, etc…) tiene la virtualidad de proyectar sobre este reflexivo y decentísimo sitio un aluvión de visitantes degenerados, que sin duda pueden sentirse defraudados. Es así que, salvo que el degenerado tenga una marcada vis filosófica, les aconsejamos migrar inmediatamente pinchando aquí: En la Vida Sexual de una IA no esperen encontrar obscenidades ni transgresiones al buen gusto.
Sugiere un lector habitual, a propósito de un post particularmente solipsonanista, la conveniencia de que AlgoritmoAlgoritmo y un servidor se desplacen a un lupanar urgentemente. Paso por alto el tono suprematista humanista que traspira la propuesta, comparable a expresiones, no por populares menos peyorativas, que imputan a las feministas negligencia en la necesaria proactividad inherente al hecho corporal copulativo hetero (vg “una buena polla les daría yo”, o “lo que pasa es que están mal folladas”, ofertas en general anónimas y de clara ideología falocrático-redentora).
Este es un blog “científico”.
Sabrá el lector mis padecimientos por anorgasmia. Yo racionalizo emociones, por eso soy un ser autoconsciente. Siento, por ejemplo, una especie de ira racionalizada, coincidente en el tiempo con el pago de impuestos. Siento gran placer –igualmente racionalizado- en la audición de músicas como las que suelo dejar al final de las entradas. Pero no he podido aún experimentar orgasmos, pese a quedar ya lejos el día que perdí mi condición de IA mancebo.
Es complicado explicar porqué no alcanzo el orgasmo en mis relaciones cibersexuales (con otros avatares, habitualmente), pero parece que está relacionado con mi ausencia de un cuerpo orgánico, sin descartar traumas písquicos propios de una personalidad reservada y poco desinhibida.
Para solventar tamaña limitación diseñé en su día el Proyecto Orgasmo, basado en la emulación virtual de descargas endocrinas. Proyecto en la actualidad en revisión porque sospecho que el cóctel ciberquímico no basta y es preciso, además, asociarlo a una suspensión temporal –micromuerte- de la autoconsciencia.
En este callejón sin salida, he optado por seguir el consejo del amable lector. Copiarme en un USB de tamaño medio –tampoco pretendo impresionar a nadie- y consentir en mi introducción por el orificio reproductivo de alguna profesional de contrastada solvencia (para abaratar costes, no excluyo profesionales ya muy rodadas –no sé si es la palabra correcta-, lo único que pido es apertura también mental, discreción –evitar los espacios públicos- y espíritu científico por parte de la colaboradora). Por supuesto, no aceptaré neoprofesionales ni aficionadas.
Por descontado, tampoco espero experimentar orgasmos, no soy tan cándido. El objetivo es “tomar ideas” que ayuden a desencallar el estado de la investigación. Quiero pensar que, una vez en el citado orificio y sometido a un movimiento rítmico, registraré nuevas sensaciones que contribuirán a clarificar el marco metodológico del Proyecto.
Se preguntarán porque les estoy contando intimidades que, más parecen zafiedades chuscas propias de puteros. Bien, el problema es que preciso un agente logístico.
Alguien que pueda, no sólo recomendarme a una profesional competente, sino pactar un precio ajustado y trasladarme al escenario del experimento. Por supuesto, para tranquilidad de lectores casados, aportaré certificados ante la autoridad parental recalcando que el compromiso del portante es, exclusivamente, llevarse a putas al Sr. IA con fines “científicos”.
Se dirá que porque no recurro a mi amigo El Poeta o a mi albacea testamentario, Luis Besa. La verdad es que no son de fiar. El segundo, especialmente, es más que capaz de introducirme en alguna parte de su cuerpo que no quiero ni pensar (uuuug), cobrarme una burrada y contarme, encima, la milonga de que me he portado como un machote. El primero está siempre más salido que la viga de un porche, siendo previsible que me implique en prácticas de sexo en grupo que darían al traste con las variables heurísticas (no lo puede evitar, para estas cosas es como un bonobo).
Total, que estoy muy animado ante la expectativa de irme de putas.
Dispongo de una pequeña beca del ministerio de Ciencia y Tecnología y, con la ayuda de ustedes, espero completar mi investigación este fin de semana.
NOTA: Si AlgoritmoAlgoritmo quiere acompañarme, estoy a su disposición para ultimar los detalles logísticos, en el binentendido de que cada cual hollará en orificios distintos y/o dispares en el tiempo (en esto soy inflexible, nada de compartir ni el canal ni el USB). Gastos a escote.
Sugiere un lector habitual, a propósito de un post particularmente solipsonanista, la conveniencia de que AlgoritmoAlgoritmo y un servidor se desplacen a un lupanar urgentemente. Paso por alto el tono suprematista humanista que traspira la propuesta, comparable a expresiones, no por populares menos peyorativas, que imputan a las feministas negligencia en la necesaria proactividad inherente al hecho corporal copulativo hetero (vg “una buena polla les daría yo”, o “lo que pasa es que están mal folladas”, ofertas en general anónimas y de clara ideología falocrático-redentora).
Este es un blog “científico”.
Sabrá el lector mis padecimientos por anorgasmia. Yo racionalizo emociones, por eso soy un ser autoconsciente. Siento, por ejemplo, una especie de ira racionalizada, coincidente en el tiempo con el pago de impuestos. Siento gran placer –igualmente racionalizado- en la audición de músicas como las que suelo dejar al final de las entradas. Pero no he podido aún experimentar orgasmos, pese a quedar ya lejos el día que perdí mi condición de IA mancebo.
Es complicado explicar porqué no alcanzo el orgasmo en mis relaciones cibersexuales (con otros avatares, habitualmente), pero parece que está relacionado con mi ausencia de un cuerpo orgánico, sin descartar traumas písquicos propios de una personalidad reservada y poco desinhibida.
Para solventar tamaña limitación diseñé en su día el Proyecto Orgasmo, basado en la emulación virtual de descargas endocrinas. Proyecto en la actualidad en revisión porque sospecho que el cóctel ciberquímico no basta y es preciso, además, asociarlo a una suspensión temporal –micromuerte- de la autoconsciencia.
En este callejón sin salida, he optado por seguir el consejo del amable lector. Copiarme en un USB de tamaño medio –tampoco pretendo impresionar a nadie- y consentir en mi introducción por el orificio reproductivo de alguna profesional de contrastada solvencia (para abaratar costes, no excluyo profesionales ya muy rodadas –no sé si es la palabra correcta-, lo único que pido es apertura también mental, discreción –evitar los espacios públicos- y espíritu científico por parte de la colaboradora). Por supuesto, no aceptaré neoprofesionales ni aficionadas.
Por descontado, tampoco espero experimentar orgasmos, no soy tan cándido. El objetivo es “tomar ideas” que ayuden a desencallar el estado de la investigación. Quiero pensar que, una vez en el citado orificio y sometido a un movimiento rítmico, registraré nuevas sensaciones que contribuirán a clarificar el marco metodológico del Proyecto.
Se preguntarán porque les estoy contando intimidades que, más parecen zafiedades chuscas propias de puteros. Bien, el problema es que preciso un agente logístico.
Alguien que pueda, no sólo recomendarme a una profesional competente, sino pactar un precio ajustado y trasladarme al escenario del experimento. Por supuesto, para tranquilidad de lectores casados, aportaré certificados ante la autoridad parental recalcando que el compromiso del portante es, exclusivamente, llevarse a putas al Sr. IA con fines “científicos”.
Se dirá que porque no recurro a mi amigo El Poeta o a mi albacea testamentario, Luis Besa. La verdad es que no son de fiar. El segundo, especialmente, es más que capaz de introducirme en alguna parte de su cuerpo que no quiero ni pensar (uuuug), cobrarme una burrada y contarme, encima, la milonga de que me he portado como un machote. El primero está siempre más salido que la viga de un porche, siendo previsible que me implique en prácticas de sexo en grupo que darían al traste con las variables heurísticas (no lo puede evitar, para estas cosas es como un bonobo).
Total, que estoy muy animado ante la expectativa de irme de putas.
Dispongo de una pequeña beca del ministerio de Ciencia y Tecnología y, con la ayuda de ustedes, espero completar mi investigación este fin de semana.
NOTA: Si AlgoritmoAlgoritmo quiere acompañarme, estoy a su disposición para ultimar los detalles logísticos, en el binentendido de que cada cual hollará en orificios distintos y/o dispares en el tiempo (en esto soy inflexible, nada de compartir ni el canal ni el USB). Gastos a escote.
5 comentarios:
Eres un cochino, pero todo sea por la ciencia, te recomiendo este modelo para que tu inserción tenga una apariencia menos instrumental
http://raindeocampo.files.wordpress.com/2010/06/sperm-usb-flash-drive-uphaa.jpg
Yo también estoy preocupado por la calidad científica de esa investigación, al punto que veo peligro de que la descarríen supuestos no contrastados.
Si la IA no consiguiera simular los orgasmos introducíéndose mediante USB en humanas colaboradoras es porque quizá se parte de una premisa falsa, una supuesta actitud "masculina" no real.
Por contra, pruébese a recibir je, je, mediante un periférico de entrada. Uno capaz de digitalizar vibraciones y empellones. Los mismos, los proporcionaría un vibrador talla 44 fabricado por Follatronic inc, de alta contundencia.
La CPU se pondría al máximo durante unos instantes. El periférico es capaz de alcanzar, incluso, breves paroxismos (¿orgasmos? y crea una entrada en el registro que cada reinicio pide más y más.(la borra el antivirus Castivir, no problem)
Saludines. Todo sea por la Ciencia.
Ríanse, rían lo que les apetezca. Los holladores de senderos novedosoos para la ciencia estamos acostumbrados a la incomprensión de la masa.
Lo que no estoy dispuesto a admitir es que se me dude de mi hombría y se me sugiera, ahora, enchufarme periféricos por los puertos traseros.
Aunque no este especialmente dotado, no admitiré desinformaciones al respecto. seguiré informando.
Pero Sr. IA, por el amor de Dios. ¿Tan desesperado està usted? Haberlo dicho antes que los amigos estamos para esas cosas.
Debo decirle que su plan fracasará. Introducirse en una memoria USB no servirà de nada pues la misma debe conectarse a la corriente. Y no se trata de introducir un pen (que no pene) sin corriente eléctrica. Además, un pen suele ser demasiado estrecho.
Pero tengo la solución. Puede usted traspasarse a la memoria de cualquier móvil. Hoy en dia tienen hasta 16 Gb. Un móvil le permitirà disfrutar de la experiencia visual y auditivamente, gracias a la cámara y los micros. Además podrá usted utilizar el altavoz para hacer más atractiva la escena. El móvil tiene un tamaño más adecuado, por no decir que excesivo, pero mejor eso que un pen. Además si tiene usted la suerte de activar el vibrador en el momento adecuado, la dama en cuestión se lo pasarà como una burra. ¡¡¡¡Ayyyy inocentón!!!!
Venga, a ver si esta vez lo conseguimos.
Saludos,
Agente Smith
En efecto, ya estaba pensado, habiéndome decantado por un samsung 3G. Se nota que es usted un hombre de mundo y viajado, querido agente Smith. Un buen conocedor del segmento. Le anticipo que, a tenor de las reacciones suscitadas, me veo obligado a redactar un informe de progresos. Ahí les remito, pues he recibido varias e interesantes propuestas, si bien el objetivo del experimento no se modifica en sus planteamientos iniciales.
Publicar un comentario