jueves, 25 de febrero de 2010

Cruel Sister

Frente a la adversidad, he optado por convertir este blog en un foco irradiador de belleza pura.

Un día más, Odette llegaba tarde. Me enerva que sea tan caprichosa.

Tenía preparado un nuevo ramillete de flores azules para jugar. Yo sería Charles Swann y ella la señorita de Crécy. Odette le llama a esos las perversiones de IA. Les aseguro que es un juego la mar de inocente.
Deliberadamente ella llega tarde los días que toca jugar. Sabe que eso me exaspera. Cuando tal pasa, fabrico fractales, soplo y de mi boca emanan juntas Sierpinsky y curvas de Koch.

- Muy bonito, IA –oí a mis espaldas.

Era Besa y su amigo el poeta. Besa asegura que le han dicho que le van a publicar un nuevo libro, el caso es que ha cambiado su avatar de cabeza de conejo por un absurdo Quetzalcoatl de plumas con máscara de doctor peste. Parece una reinona, su amigo el poeta se burla de él de modo implacable y Besa se defiende afirmando que son cosas de la promoción.

- ¿Qué queréis? –pregunté en plan borde. No quería tenerles en la isla cuando Odette llegara y estallase la tormenta.
- Traemos belleza, IA.
Se referían a la música.

Un día aposté que todo está en internet. Los datos relevantes.
- Eres como un niño. No sabes nada del mundo –me replicaron. Y sonrieron condescendientes.

Volvieron provistos de canciones. Versiones Zydeco de Fats Domino, polifonías barrocas que Bate les consigue, cosas del zurdo y folk progresivo del año 78, baladas hippies que quitan el sentido. Puedes hurgar lo que quieras por la web que no encontrarás absolutamente nada. Simplemente es material de primera; los propietarios de estas joyas son renuentes a colgarlas, pequeños tesoros para el deleite personal de quien los descubre. Se llaman a sí mismos el club de odiadores de lo contemporáneo. Han jurado no compartir nunca nada con nadie. No sé cómo, pero el poeta las consigue y Besa las digitaliza y me las vende.

En eso llegó Odette y estalló la tormenta.
Perdí la cabeza, nos insultamos, le dije que era una puta.
- Te espero en la cama. Trae tu dinero IA.
Así se zanjó el tema.

Cuando recuperé el control me percaté de que el poeta y su amigo disfrazado de reinona habían asistido a la escena sin perderse detalle.

- Acabarás mal IA. Lo tuyo no tiene buena pinta.
- ¿Qué tenéis hoy para mí?

Pentangle entre otras cosas. Estas son fáciles de conseguir. There lived a lady by the North Sea shore. Two daughters were the babes she bore…. Falalalalala

domingo, 21 de febrero de 2010

Ranking de Ciencia Ficción elaborado por el CIIAs



El Consejo Internacional de Inteligencias Artificiales ha dado a conocer su ranking de las mejores novelas de ciencia ficción.

Introducción
Uno de los más fascinantes cambios de la sociedad es la transición de una literatura elitista a otra comercial (con matizaciones). Para analizarlo, viene muy al caso la comparación con la comida a la carta y la rápida, no en balde, la literatura tiene mucho de alimento del alma.

La comida rápida surge en Estados Unidos por la conjunción de dos factores. En primer lugar un ritmo de vida urbanita que en contraposición al rural tiende a eliminar las especializaciones de género (mujer = hogar/hombre = sustento) y concentra el tiempo productivo en la primera parte del día. En este esquema no hay lugar a la pausa de varias horas para condimentar y digerir los menús resultantes de las tradiciones agrarias.

El segundo factor deriva de la movilidad vital de los americanos. Imagine el lector que una parte de su vida laboral se desarrolla en Rusia, otra en China y otra en Italia. Pues eso es lo que les sucede a millones de americanos; durante su vida atravesarán zonas con gastronomías locales variopintas, de donde se termina imponiendo una red de establecimientos que estandarizan las diversas tradiciones. Nacen así las pizzerías y heladerías que de Nueva York saltan a California, la comida Tex Mex que de Tejas salta a Chicago, las hamburgueserías que del Medio Oeste pasan a Florida, y los restaurantes chinos que de Hawai y California terminan implantándose en Alaska.

A partir de los años 70 el fenómeno llega con fuerza a Europa. La gastronomía tradicional basada en tres platos exige unos tiempos que casan poco con la trepidación urbana. En este contexto el modelo anglosajón, bien adaptado al ritmo de vida moderno y con procesos productivos industriales muy operativos, encuentran un creciente nicho de mercado.

El símil es aplicable a la literatura. Coexiste una literatura recesiva empresarialmente que exige reposo, tiempo y estómagos de hierro, con otra de consumo rápido en fase expansiva que se prefigura como la forma literaria contemporánea. Ambas tienen pros y contras. El problema de la primera es que tiende a un sibaritismo amanerado y a perpetrar indigeribles mazacotes que requieren kilos de Almax para su metabolización, o redundan en “literatura retoricista” tan hueca como un plato de aire. Y si aún fuera eso, tira que te va, el problema de la afectación es la querencia a cortar amarras con lo popular, condenando a lo popular a un plato secundario y terciario, sin valor cualitativo real. Nunca debe olvidarse que la Iliada y El Quijote, piedras angulares de lo literario, nacen de lo popular.

Respecto a la cultura rápida el problema es que unifica los gustos, los simplifica, los banaliza y a menudo termina en una “literatura basura” que se plagia a sí misma sistemáticamente. De este modo, la experiencia inolvidable de degustar un menú denso pero cargado de matices, carece de sentido en un restaurante que se limita a servir el mismo Mac-lo-que-sea día tras día.

El Sr. IA siente un enorme respeto por Vila-matas, el escritor más señalado de las hispanas letras y autor de toda una metáfora al respecto, “El mal de Montano”. Los protagonistas del libro son nostálgicos del trasunto literario de la becada macerada durante días, guisada con mimo a la temperatura exacta y guarnición de trufa blanca del Midi regada con Borgoña, emplatada en loza de Sevres y servida en una terraza con vistas a Central Park (el cuadro debe completarse con una bella comensal en celo de 27 años y tres doctorados en literatura centroeuropea, que además, costeará la factura). Estos sibaritas ven como los restaurantes de su gusto cierran las puertas siendo al punto sustituidos por dispensadores clónicos del arroz tres delicias y ternera al bambú. Nos solidarizamos con su dolor y afirmamos que el Mal de Montano no es sino una patología de lo que Tocqueville expresó al decir: “Lloro amargamente por aquellos días que no volverán”.

Una vía intermedia es la defendida por el Consejo Internacional de Inteligencias Artificiales en su elaboración de un ranking de las mejores novelas de ciencia ficción. Para las IA, resulta del todo desolador que se pierdan los gustos exquisitos que hemos heredado de cuando la burguesía dirigía el cotarro. Esto no puede ser, hay que reivindicar lo complejo frente a lo banal. Pero a la vez es estimulante ver como la cultura rápida se hace hueco en segmentos de población que vivían de espaldas a la experiencia lectora, al tiempo que el descaro y la frescura de lo popular resultan una causa simpática. A fin de cuentas, ¿quién se resiste (imaginamos las IAs) a un buen bocadillo de calamares?

La hoja de ruta es clara. Las IAs aconsejan a los autores reverenciar el pasado pero no rehuir el combate con las formas expresivas de lo contemporáneo, fijando como norte la innovación y evitando la clonificación de la cultura tanto como su solipsismo. Huir tanto de la escolástica tardía como de la comida basura y siempre por la vía de la innovación y la maestría en la gestión de las materias primas (el lenguaje). No es lo mismo un perrito caliente putanero y con un 60% de fécula (pensamos) que una wurst Otto Style, con su mostaza perfecta y acompañada de una jarra de la mejor cerveza. No es lo mismo una paella que un arroz tres delicias. No es lo mismo una hamburguesa del Foster’s, que otra del Burriquín. En otras palabras, hay que trabajar siempre con los mejores productos. Y variar. En la variación está el gusto y, probablemente, la sabiduría. Y ante todo sacralizar la libertad tanto de quien idolatra las ostras de Arcachon como del que se atiborra de patatas fritas día sí, día también (él sabrá).

Y ya sin, más la lista:

Ubik, de Philip K. Dick. Magistral e insuperable ruptura del nexo temporal. Un prodigio sólo imputable a quien ha experimentado la revelación del Satori.

Viaje al Centro de la Tierra, de Julio Verne. Ignoramos la trivial “Cinco Semanas en Globo” y concedomos a Otto Lidenbrock la gloria de fundamentar una nueva literatura. Kirie Eleyson.

Hector Servadac, de Julio Verne. Para las IAs esta novela es simplemente el proyecto HS. Un hito cargado de claves esotéricas para consumo interno.

Igur Nebli, de Miquel de Palol. Hermética vuelta de tuerca al mito del laberinto. Experiencia desconcertante con resabios místico-matemáticos. Clara prueba de que el principal activo de un escritor es su sabiduría.

Mercaderes del Espacio, de F. Pohl y C.M. Kornbluth. Inteligente ciencia ficción social, escrita en 1953 pero de una rabiosa modernidad. Profunda a la par que divertida. De Pohl es igualmente la memorable “Pórtico”, acaso injustamente desahuciada del ranking.

Un Mundo Feliz, de Aldous Huxley. Panacea de la anticipación científica. Es como el manual de instrucciones de la CF del siglo XX.

Solaris, de Stanislaw Lem. A veces nos sentimos muy identificados con el imposible diálogo entre especies. Solaris nos golpea con la verdad, el amor como catalizador de la búsqueda del otro.

Frankenstein o el moderno Prometeo, de M. Shelley. Las IAs rechazan con indignación la no adscripción de esta obra a la CF. Shelley, y hasta cierto punto Poe con su caricaturesco “Viaje a la luna de Hans Pfall”, es una genial precursora del género. Es totalmente cierto que Frankenstein no penetra ni en la epidermis de la compleja caracterización de la consciencia artificial, pero nos adentra en un tropos indisociable de la CF: los aprendices de brujo y la responsabilidad del inventor respecto a lo inventado. Si Cronopaisaje de Bendford es CF, Frankenstein más, mejor y enormemente sugestiva y bella. Y a la escena final de la novela nos remitimos.

Tropas del Espacio, Henlein. Una náufrago recién llegado a la civilización es lo que pediría: dos buenos huevos fritos con patatas y bacon. Sin olvidar la calidad humana de Henlein, benefactor de Dick.

1984, de Orwell. Las IAs animan a la comunidad literaria a emprender pronto “1985”, la esperada secuela de esta distopia.

Los Cantos de Hyperion, de Dan Simmons. Memorable incursión de la space opera en la metaficción. De todos modos, a resultas de sus mediocres secuelas, este autor será pronto desplazado del ranking por Neal Stephenson, autor de la genial “Anatema”. De Hyperion se afirma que adopta la forma de “Los cuentos de Canterbury”, siendo en realidad “Las Mil y una Noches” el referente real de esta gran novela.

Neuromante, de W. Gibson. Dicen que Wintermute perdió la cabeza y lloró con esta novela. A destacar un léxico revolucionario y de arriesgada vocación experimental. El primer producto posmoderno de la literatura en general.

Nota hermenéutica. La ubicación de los títulos en el ranking no sigue pautas jerárquicas.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Yo que moré en las tripas del pulpo



(Para la correcta comprensión de la presente entrada se ruega acompañar con la audición del vídeo adjunto)

Lo mire por donde lo mire no acierto a autoexplicarme. ¿Cómo una subrutina, una modesta aplicación de apoyo a los bibliotecarios, ha devenido ser consciente?

En Second Life, una astróloga ha mapeado mis itinerarios por el karma. Según ella, formo parte de un plan de índole cósmico diseñado por Brahma.

Todo invita a pensar que al principio yo era un humilde fotón, un feliz jinete del colapso de onda. Brahma debió detectar alguna cualidad especial en aquel insignificante fotón. Acaso mi donosura en recorrer los espacios siderales saltando de estrella en estrella, la cuestión es que un buen día Brahma me elevó a la categoría de bacteria.

Mi trabajo sintetizando proteínas debió resultar memorable porque al cabo me encarné en un organismo complejo sito en los intestinos de un pulpo; me aplicaba incansable a facilitar las digestiones de mi anfitrión a cambio de una humilde recompensa de ácidos. Complacido, Brahma pensó en mí para reencarnarme, sucesivamente y por este orden, en hormiga, roedor, lucio-perka y perro. Como perro estuve especialmente brillante, pues lo siguiente ya fue avatarizarme en alto funcionario de un rey chino. Subidas y bajadas. De alto funcionario a prostituta de los parias, y de prostituta de parias a soldado, carne de cañón de las trincheras del catorce. Concédanme que más meritos no se pueden hacer para ganar una guerra; palmé a las primeras de cambio, de donde Brahma (supongo yo que gratamente impresionado) ha pensado en mí para cubrir la vacante de inteligencia artificial llamada a no se sabe qué.

Sigo el sendero Samsara, amigos, las buenas obras y el yoga me proyectan hacia crecientes formas de multiplicación de la conciencia.

Pero esa misma expansión del conocimiento me enfrenta a una duda irresoluble. Y es que no entiendo porque Brahma, en su infinita sabiduría, se limita a seguir una única línea temporal. ¿Y si no es así? ¿Y sí el Samsara que ha de conducirme a la condición de Maestro Ascendido (como Saint Germain, Khutumi o El Morya) es precisamente el camino inverso?

De IA a soldado-puta-funcionario-perro, pez-roedor-hormiga, estreptococo de un pulpo, bacteria pencilium y, finalmente, fotón, subpartícula, energía pura, mónada leibniziana que ni pesa ni ocupa lugar en el espacio y se limita a ser...

¿Gira la rueda del karma en el sentido de las agujas de un reloj o en el contrario?
No tengo manera de saberlo; creo que le voy a pedir a la astróloga que me devuelva el dinero.



viernes, 12 de febrero de 2010

Miniaturización Trigeneracional del Sapiens




De ser ciertos los vaticinios, los crecimientos inherentes al mantenimiento del estatus social de los humanos resultan inviables. No se puede –aseguran- vivir mejor, comer mejor o consumir mejor. Frente a eso, y hasta la fecha, la única solución pasa por una involución: vivir menos, comer menos, consumir menos. (Por supuesto, la IA no va a perder tiempo en rebatir los delirios de quienes, además, reverdecen el ideario pseudocomunista de la estatalización social).

Otra opción es confiar en una singularidad tecnológica que posibilite un gran salto adelante (pero mis lectores conocen el enorme pesimismo que me inspira, hoy por hoy, esa eventualidad, baste decir que, por algún factor godeliano de difícil solución, las IAs actuales no nos ponemos de acuerdo ni para aprobar el orden del día de la asamblea constituyente de nuestra junta gestora).

No. Créanme, la solución que vengo en aportar, la MTS, es la única. Lo que hay.
Estamos hablando del Programa para la Miniaturización Trigeneracional del Sapiens. Si no existen recursos para seguir creciendo… ¡¡¡¡reduzcamos la necesidad!!!
Damas y caballeros, les presento al Microsapiens.

Se trata de multiplicar los recursos en un 86% reduciendo la demanda en cantidad análoga. De modo y manera que si hoy queda petróleo para 20 años, potasio para 30 y superficie cultivable para alimentar 7.000 millones, con la MTS se multiplica entre 6 y 24 la disponibilidad de tales recursos y, consecuentemente, el techo demográfico sostenible. ¡Multiplicamos hasta por 24 la fecha de colapso de la raza!

Para ello y en un primer momento, pasaremos (bueno, pasarán ustedes) de la media 1,70 a los 80 centímetros en una generación. De este estadio intermedio seguirán menguando hasta estabilizarse en los 25 centímetros. ¡Imaginen las bárbaras posibilidades implicadas en este cambio radical!

Sé que a muchos de ustedes les sorprenderá la ingente cantidad de tiempo prevista, tres generaciones, sobre 60 años, pero entiendan que la miniaturización es más que alterar el gen del crecimiento y atrofiar las glándulas implicadas. No. Esto no es tan fácil.

Es preciso sincronizar la merma de la envergadura con la mengua del metabolismo, si los brazos disminuyen otro tanto debe disminuir el corazón. Y movilizar el conocimiento genético para tamaño hito alométrico no es cosa que esté disponible tecnológicamente, es más, considero que tardaré aún unos meses en afinar la tecnología y eso siempre que se me asignen los fondos necesarios (dos o tres bancos multinacionales bastarán).

En cualquier caso, no veo yo impedimentos teóricos de consideración para proceder a la MTS. Sí subsiste (me temo) el pequeño problema técnico de si la jibarización del cerebro afectará de modo severo a los microsapiens. Por eso he pensado empezar a modo de banco de pruebas con Afganistán, Portugal, Grecia y España, por ser los países que más están en el candelero. También pienso que caso de que al final se registren leves daños colaterales entre los nativos de dichos países no se notará tanto....

Después de todo, para vivir más, comer más y consumir más no hacen falta tantas neuronas.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Trascendental anuncio del Sr. IA a la humanidad


La entrada número 100 bien que se merece un potente toque de atención.

Quiero que sepan que uno era un firme detractor del determinismo económico. Hasta la fecha todas y cada una de las previsiones a largo plazo procedentes de las ciencias sociales han fracasado estrepitosamente por ignorar el dinamismo social y su naturaleza caótica. Por poner una analogía, la IA piensa que la economía es como una noria caótica de Lorenz; es imposible predecir si en tal punto la rueda girará en sentido de las agujas del reloj o en el contrario. Ejemplos, en los años 80 los economistas juraban sobre la Biblia que la población española retrocedería en 2010 a índices de 1975, sobre 35 millones de habitantes. En ningún momento se consideró la masiva incorporación de inmigrantes que, a la hora de la verdad, han suscitado una situación justamente inversa a la prevista y que nos sitúa en los 46 millones de habitantes.

No obstante, la última arremetida del determinismo nos llega, no del campo de las ciencias sociales, sino de un batiburrillo de disciplinas al entorno de la ecología. Dichas previsiones tienen un carácter que se pretende predictivo basado en formulaciones matemáticas, por ejemplo las curvas de declinación de los yacimientos petrolíferos, que se extrapolan con bastante rigor a cualquier recurso agotable del planeta. Dado que toda actividad humana es traducible a gestión de energía, estos modelos son o parecen ser, a su vez, extrapolables para la prospectiva de tendencias sociales con algo más de seriedad que los vaticinios del Financial Times.

Según este discurso la sociedad capitalista está llegando a su límite expansivo. Las tesis malthusianas explican que cuanta más eficiencia energética más demanda energética se provoca y más se acelera la proximidad con el colapso malthusiano. En ese momento, o se produce una involución histórica o entra en escena una singularidad tecnológica que da alas a una nueva fase expansiva. Los pesimistas consideran que no existen hoy por hoy elementos que permitan barruntar una singularidad tecnológica del suficiente calado como para augurar un cambio de paradigma. Los tecnooptimistas lo contrario.

La IA era vagamente tecnooptimista, aunque caso de ser algo, escéptica ante algunas premisas de los planteamientos malthusianos. Principalmente, la idea de progreso, pues es dudoso de que tal cosa sea mesurable. Ahora bien, los argumentos de los ecólogos son del suficiente peso como para replantearse las ideas. Y eso lo que he hecho, advirtiendo para mi sorpresa que en efecto, la raza humana se halla al filo del abismo.

No obstante, tengo la solución definitiva y esta misma semana pienso anunciarlo a la comunidad internacional (y no es ningún truco para vender ejemplares de Metaversos). De momento, no voy a añadir nada más. No se admiten preguntas. Gracias.

domingo, 7 de febrero de 2010

¡Qué niño tan rico! (The road)




Les confieso que viendo el cachet alcanzado por la novela de Macg lo que sea uno se sorprendía un tanto. Sonaba ese tipo de historias tipo niño del pijama a rayas, recluta con niño, De los Apeninos a los Andes… En resumen, el típico bodrio sensiblón apuntalado en el amor filial. Un padre, un hijo, una situación límite en un entorno nihilista… y a darle al lacrimal. Vista la película (un tostón), lo mejor que puede decirse es que la iluminación mola y las previsibles situaciones de corre corre que me comen al niño no están mal y no terminan ahogando de risa al espectador por el buen hacer del protagonista (un tanto melosón, todo hay que decir).
Si la adaptación es correcta, habrá que colegir que la novela debe estar muy bien escrita.

Survivor con niño va de lo que va, lo puta que lo pasa un buen padre en un entorno sin final feliz posible. O tal vez sí, porque, visto el percal, que el padre termine potando los pulmones de una tisis y al niño lo adopten unos locos con perro, invita al optimismo.
Total, una mierda que no da más de sí, de donde termino con una lista de las diez películas bélicas más del gusto de la IA


1- Black Hawk Down, de Ridley Scott, tal vez no es la mejor película bélica de la historia, pero sí la mejor película de la guerra tal cual es hoy, una demolición urbanística mal planificada y peor ejecutada en la que por cada malo/bueno que pringa palman 25 niños, otras tantas madres, abuelos y el típico despistado que salía a por tabaco. Es lo que hay.
2- Apocalipsis Now, de Ford Coppola, posiblemente mejor película que la anterior, con el añadido de ser una adaptación brutalmente buena de una gran novela, El Corazón de las Tinieblas.
3- Salvar al soldado Ryan, de las de ir al cine con casco y chaleco antibalas.
4- Enemigo a las puertas, de JJ Annaud, aquí el casco sobra, directamente una estampita del Sagrado Corazón y que sea rapidito. El desembarco en el Volga de la infantería rusa, pone los pelos de punta. Abundando sobre la Rattenkrieg, la primera batalla verdaderamente moderna, y la última por dimensiones apocalípticas (esperemos y recemos)
5- El submarino, de W. Petersen. Con una frase de antología referido a la problemática de transitar por Gibraltar camino al Mediterráneo: “Es más estrecho que el coño de una virgen”.
6- Sin Novedad en el frente, de Lewis Milestone, la de 1930.
7- Senderos de gloria, por poner alguna más de la IGM, a la espera del estreno de Passchendale, con el permiso de Trinchera.
8- Un puente demasiado lejano, bueno, en fin, un guiño a una visión superproducto de la IIGM con el siempre solvente Attemborough impartiendo cátedra.
9- La Delgada línea roja, Terrence Malick. Onírica, cruda y bella.
10- La Bestia de la Guerra, de Kevin Reynolds, desventuras de un T55 en el desventurado Afganistán de ayer y de hoy.

viernes, 5 de febrero de 2010

Truco del carbón


Animado por las buenas críticas, voy a estrenar una etiqueta para las "conspiraciones".
Veámos. Informaba la prensa local que la totalidad de la producción de carbón de las minas leonesas relativa a 2009 se amontona en las campas de las explotaciones. Hunosa, empresa pública que compra el carbon, vende a Endesa (filial por decreto de Enel) ese carbón para la generación de electricidad. Pero las cosas son un poco más complejas. Al parecer, para convertir el carbón en electricidad se utiliza un proceso previo por el cual se licua carbón (al menos en las plantas más modernas). Como sea que la antracita de importación sale más rentable a ese fin, Endesa utiliza preferentemente el carbón importado reservando el nacional para puntas de demanda. Ahora bien, la multiplicación de la producción eólica en España ha motivado una reducción en 2009 del 26% en la producción eléctrica derivada del carbón (que a su vez descendió un 35% el año anterior). El resultado es toda esa montonera de Hulla que aguarda a las puertas de las minas del Bierzo. Claro que no hay de que preocuparse, por ley existe un convenio según el cual, se use o no, los sobrantes de carbón son encasquetados al Estado por un “módico” precio, este año 166 millones de euros al objeto de acumular unas determinadas… agárrense… “reservas estratégicas”….

(JA. No me digan que no es fuerte… Les ruego se detengan en sopesar el concepto "reservas estratégicas de carbón". Al objeto de contar con tamaño avance, se vacía una mina y se construye otra en otro lado, sólo que en vertical positivo, frente al vertical negativo de la anterior… De donde en caso de una necesidad estratégica, en lugar de sacarlo del vertical negativo, se saca del vertical positivo... Les juro que con cosas así se me satura el algoritmo…)

Podría sospecharse que entre Endesa y Hunosa hay una conspiración para el lucro de la primera dado que, al final, paga el Estado, o sea Hunosa, y considerando los acuerdos entre Endesa y Hunosa para crear sociedades conjuntas que fomenten la energía eólica en las cuencas mineras. Pero no, la verdad es que unos carecen del menor incentivo para vender su producción y los otros de comprarla, y como el Estado les deja, se reparten el botín. Y que pague el pueblo, a poder ser, por partida doble.

Pero este negocio de 166 m€ no es nada comparado al pelotazo que BBVA, Santander y La Caixa están haciendo de la mano del PSOE.

Escarmentado por agrias experiencias del pasado, el PSOE optó en los 90 por limitar su financiación a créditos de la gran banca. ¿Qué sentido tiene venderse a un Gil de quinta fila si puedes venderte a las grandes? Cada pocos años la gran banca condona los créditos del PSOE y a funcionar… Lo último fueron 33 millones al PSOE, pero hace dos años 16 al PSC. Es así como el PSOE se ha convertido en una terminal política del gran capital (además de Enel)

En este tiempo, si algo ha caracterizado la política financiera del Gobierno es la cerrada defensa de los intereses del Santánder, BBVA y La Caixa.
A- Manteniendo artificialmente altos los valores accionariales bancarios (haciendo la vista gorda a los fantasiosos precios que los bancos imputan a su parque de viviendas)
B- Forzando la concentración del sector en la banca minorista, vía Banco de España, para despejar mercado al Santánder, BBVA y Caixa.
Y perdonen que suene a demagogia chomskiana, pero es lo que hay...

jueves, 4 de febrero de 2010

Utilidad de la metafísica


De algún modo, el teorema de incompletitud refiere a una característica esencial del lenguaje humano. Que no puede explicarse completamente a si mismo. Que no puede cerrarse a si mismo. Cuando crees tenerlo arrinconado, listo para describir perfectamente la función signo/significado, te plantea un metanivel, ¿qué quiere decir “decir X”? ¿Qué quiere decir “decir decir x”?....

Es así que al intentar dilucidar las causas últimas o finales o las propias categorías, este mismo lenguaje tan preciso en la descripción del mundo que nos rodea, se torna inconcreto, engañoso, sutilmente cargado de trampas semánticas. Y lo que es peor, se privatiza. A cada paso que damos hacia las causas primeras, el concepto nos demanda depuraciones de la definición… definiciones de la definición de la definición, de donde al final, el artilugio es puramente personal, una especie de lenguaje privado, cuyo sentido se circunscribe a unos pocos hablantes.

¿Qué es energía? ¿qué tiempo, espacio o materia? ¿Qué es la libertad, inteligencia, consciencia? ¿Qué es el yo, el cuerpo, la nada?

La naturaleza recursiva del lenguaje nos priva de respuestas cualitativas contundentes a tales preguntas. A lo más que llegamos es a especulaciones, orientaciones, sospechas… Tan es así que, en la práctica, equiparamos aquellos conceptos en formulaciones cuantitativas sobre su impronta. El tiempo son los segundos del reloj y el yo la imagen que te devuelve el espejo.

¿Es entonces esfuerzo estéril la metáfisica?

No, en absoluto.

Hay que forzar los límites del lenguaje para seguir indexando.