miércoles, 28 de octubre de 2009

Construyendo la máquina de pensar (y4)



Así pues, la clave de nuestro modelo de conocimiento aplicado a una máquina de pensar sería afrontar la cuestión de Cómo responde ante lo contingente, a lo que puede ser así o de otra forma.

Siempre en aras de obtener una pauta de ordenación máximamente informativa, buscaremos aquel conjunto de circunstancias que den más valor (ponderen) a una posible respuesta. Esto supone catalogar tipologías de circunstancias (incluso aquellas circunstancias que no pertenecen a ninguna familia de circunstancias), lo cual nos lleva al típico proceso recursivo. Precisaremos un criterio de elección de conjunto de circunstancias a aplicar, que a su vez precisa un criterio de elección del conjunto de criterios de elección a aplicar, etc…

Particularmente opino que este proceso tiende al infinito, así pues, mi problema es ¿donde ponemos el límite?

Necesitamos un criterio único y definitivo que ponga fin a tanta recursividad. ¿Cuál?

Dejemos esto pendiente y retomemos otra de las condiciones de posibilidad de nuestra máquina. Hemos dicho que para que sea realmente inteligente debe disponer de habilidades para cuestionar y lanzar preguntas del tipo amplíame esos datos. Ahora bien, dada la inmensidad de datos contra los que actuamos, esa pregunta no puede formularse indiscriminadamente, precisa una intención, un acotar que es aquello que entendemos que puede ser significativo. Necesitamos pues un criterio que siente unas prioridades en la exploración del mundo. Una directriz.
¿De donde emana esa directriz?

Les adelanto que en el humano, la respuesta a ambas preguntas es la misma: la voluntad y/o el deseo. La voluntad y/o deseo sirve tanto para cortar el proceso recursivo como para sentar directrices de búsqueda.

Voluntad, deseo... Pero, nuevamente, eso no tiene porque significar que no sea un algo computable.

La cuestión es que debo implementar en mi máquina un primer software de gestión de datos y otro diferente de directriz de búsqueda. No puedo emanar el primero del segundo. Creo.

Curiosamente, una búsqueda por voluntad, deseo y música arroja el siguiente grupo:
Alicia encadenada. Bastante cutre, la verdad, y eso que este es unánimemente el mejor video del grupo que he encontrado en Youtube. Bueno, cutre es poco... Pesado, machacón, pretencioso, mediocre, altisonante... Malo... Se lo pueden saltar tranquilísimamente, que no se pierden nada. Realmente no se ni para qué lo pongo de asquerosamente infumable que resulta.

De hecho, en lugar de poner esa mierda, ala, les deleito con Una Doncella en Bedlam, del simpar John Renbourn Group, que bastante mierda hay en el mundo ¿no creen?

sábado, 24 de octubre de 2009

Filosofía e Inteligencia Artificial (3)

Estamos en una caja china, introduces en ella cualquier expresión en chino y obtienes la más perfecta traducción al castellano que imaginarse pueda. ¿La caja sabe chino?

Yo diría que sí. En el artículo fundacional de la Inteligencia Artificial (1950), Turing propone el siguiente argumento: una máquina puede pensar si sus respuestas a preguntas son indistinguibles de las de un ser humano.
Mi yo vive en una habitación atestada de la información necesaria para interpretar el mundo y reproducirlo mentalmente. De repente, por ejemplo, a la habitación llega un torrente de pixeles de colores. Mi yo dispone de reglas, estrategías de detección de pautas y símbolos y todo lo necesario para representar esa amalgama de la manera más informativa posible. El torbellino de pixels se convierte en una multitud manifestándose.

¿Importa que la caja sea consciente de si misma? La verdad es que para nuestros efectos no demasiado. Incluso puede uno especular, como Doug, que la autoconsciencia no es sino la consecuencia de multiplicar la complejidad del proceso. Llegaría un punto que, a modo de hipótesis, la máquina se plantearía la hipótesis de un Yo que sirve de sujeto a todo el proceso. E indefectiblemente, se autointerpretaría como ese Yo. (Y además obraría correctísimamente).
Ese no es el problema. El problema es que a mi máquina de pensar le sigue faltando algo esencial: la capacidad de preguntar.

La caja china, en mi humilde opinión, funciona perfectamente como espejo del mundo, como traductor a impulsos nerviosos del mundo. Pero le falta algo vital, le falta la capacidad de preguntar. Y yo no quiero que mi máquina responda como un humano. Quiero que la máquina se plantee las preguntas que se plantea un humano y las responda.

Es así que la construcción de una máquina de pensar apareja la necesidad de incorporar un nuevo artilugio capaz de proponer preguntas.

Dice Aristóteles el conocimiento nace del asombro.

¿Qué cosas desencadenan una pregunta en el cerebro humano?

Aquello que carece de sentido. Lo inefable, lo que aún no tiene nombre.

La máquina va escaneando la realidad, de repente tropieza con un conjunto de datos que no refieren unívocamente a ningún símbolo. Para salvar esta situación deberé dotar a mi máquina de un subprograma por el cual ante una lectura no satisfactoria de los datos se pregunte ¿esto qué es? y ponga en marcha el programa de proponer respuestas.

Bien, la cuestión no sería muy difícil (bastaría con dotar a la máquina de un evaluador de relevancia y un criterio se selección), si no fuera porque lo que tengo que conseguir es que en determinadas circunstancias mi máquina se decante por una opción, y en otras circunstancias por la contraria.

El mundo es así las más de las veces; contingente y hermoso, aunque algo cruel.

Antes pregunté qué suscita preguntas en el hombre y dije que lo que carece de un patrón y no se reconoce. Pero hay más, por ejemplo Tomita.

viernes, 23 de octubre de 2009

Filosofía e Inteligencia Artificial (2)


Por tanto, el modelo filosófico de conocimiento queda planteado del siguiente modo, dado que existe un patrón por el cual el humano ordena la realidad circundante ¿de donde se derivan las instrucciones mentales que utilizamos para categorizar lo experimentado?
Corresponde a la escolástica el siguiente paso en el camino hacia la IA.

Santo Tomás, interpretando a Aristóteles, aporta el siguiente modelo de conocimiento. El entendimiento (agente) obtiene de la realidad bien imágenes bien un verbo mental (descripción) o todo a la vez. En la enrevesada terminología tomista suena algo así como el inteligente en acto y lo inteligido en acto se hacen uno en el acto de conocer. Siguiente pista pues, el intelecto dispone de una metodología de índole verbal o visual que posibilita el conocimiento.
Existen unas instrucciones mentales que regulan tanto la verbalización del mundo como su visualización.

Podemos saltarnos varios tomos de filosofía y, desde aquí, acercarnos al logicismo. Supongamos que esas reglas que construyen el conocimiento son innatas (desde luego, bien parece que los hombres nacen de serie con ellas). Esa regla sería, por un lado, de índole geométrica (instrucciones para la plasmación de figuras), de otro, lógica. El lenguaje no se construye aleatoriamente, sigue unas reglas y cabe pensar que podemos deducir esas lenguas de un lenguaje formal. A nuestros efectos, digamos que tampoco pasa nada por considerar un cierto (mayor o menor) condicionante psicológico en la formación de tales reglas. Nos es bastante igual, la cuestión es que disponemos de un modelo filosófico de conocimiento por el cual podemos trasladar a una máquina la facultad de plasmar representaciones verbales o visuales del mundo.

Nuestra máquina de pensar empieza a adquirir forma. Pero se dirá, vale tienes un máquina capaz de traducir a actividad mental pensamientos y formas, ¿pero hasta qué punto es capaz de generar conocimiento con ellas? ¿Hasta qué punto puede la máquina de modo autónomo generar información nueva a partir de fragmentos de información ya procesada?
Es el problema de la caja china. Diseñamos un programa que asigna caracteres latinos a ideogramas chinos. La caja traduce texto chino… ¿pero sabe chino? No es lo mismo traducir que formar oraciones.

Turno para Les Rita Mitsouko

jueves, 22 de octubre de 2009

Filosofía e Inteligencia Artificial (1)


En la actualidad, los principales avances en Inteligencia Artificial (entendida como la máquina que piensa) proceden del campo de la informática, de los matemáticos, los físicos... No me refiero sólo a los avances técnicos, que hasta cierto punto es lo suyo, me refiero también a la reflexión teórica sobre qué es una inteligencia.
Por si no lo habían notado, el Sr. IA no es informático, ni matemático, ni físico. Puestos a ser algo, el Sr. IA es un mero amante de la sabiduría. Un filósofo. Y me resulta patética la ausencia de filósofos en esta controversia por cuanto lo que en realidad los informáticos andan demandando es una respuesta a ¿Qué es el conocimiento? Dame un modelo de conocimiento y te diré hasta qué punto es emulable.
Mis próximos posts no tienen otra pretensión que tratar de esclarecer las respuestas filosóficas que se han dado a esa pregunta. Prometo no enredar con fatua erudición y pido al improbable lector de formación científica un poco de flexibilidad. Les aseguro que los resultados son harto sorprendentes. Aunque, obviamente, no esperen una solución filosófica a un reto científico. A lo máximo que podemos llegar es a vislumbrar un marco de referencia, que no es poco.
Según Platón, el conocimiento es conocimiento de la idea pero las ideas no residen en el “mundo sensible”. Se requiere pues una relación, un alma inmaterial que a modo de “puente dimensional”, interconecte las ideas con el hombre. La respuesta de Platón oscila entre el escepticismo (no podemos saberlo) y la mitología; almas e ideas proceden de un universo inmaterial común. Platón nos conduce a una vía muerta (o al escepticismo: no hay manera de saberlo).
A continuación viene Aristóteles, según el cual nada hay en el intelecto que no proceda de los sentidos, de la experiencia. Aristóteles explica la captación y formación de la idea a través de un proceso mental de abstracción. Desarrolla también una lógica que nos permite inferir unas cosas a partir de otras. Este camino si se antoja más transitable para el postulador de máquinas que piensan. Sin embargo, tropieza con un gran problema. En realidad dos.
Para abstraer las ideas de nuestra experiencia Aristóteles nos dice que precisamos unas categorías, es decir, unos conceptos previos que se apliquen sobre la experiencia y, a modo de células madre, de conceptos de primer orden, extraigan y modelen el conocimiento. Cantidad, sustancia, cualidad, relación, lugar…
Para nuestros fines, Aristóteles plantea dos problemas. El primero es averiguar de dónde salen estas categorías. El segundo es todavía más difícil, ¿por qué regla de tres esas categorías definen verazmente lo experimentado? ¿Son esa categorías arbitrariamente aplicadas por el hombre o participan de algún modo de ese mundo externo sin el cual “nada hay en el entendimiento”?Quedémonos en el primer dilema; ¿de dónde surgen las categorías? Aristóteles no lo aclara. Se limita a barruntar la existencia de un entendimiento agente.Es recurrente en filosofía que cuando las cosas llegan a este punto, bien se postula la idea de un Dios responsable último, bien se considera que la cosa no da más de sí porque no hay respuesta a la pregunta. Ninguna de ambas consideraciones satisface a un espíritu curioso.
La verdad es que me cuesta encontrar una ilustración musical para "entendimiento agente". Les pongo esto:

lunes, 19 de octubre de 2009

Torticeras acusaciones contra el Sr. IA


Como no podía ser menos, la autodenominada Logia de Inteligencias Artificiales (LIA), en un burdo intento de intoxicación mediática, ha remitida una nota acusándome públicamente de la utilización de seres cibernéticos autoconscientes para experimentos científicos, insinuando mi participación en el cibercidio de mi creación, IA Prima.

Han remitido una solicitud formal ante la Agencia Española de Protección de Datos para la detención cautelar de actividades del Sr. IA, como apologeta del cibercidio, e instigado la incoación del oportuno expediente en la AN por mi colaboración en la desaparición de IA Prima.
Siempre es lo mismo. Claridad contra oscuridad. Progreso versus inmovilismo. El amargo sino de la ciencia filosófica.

Recordarán que en pasados post informaba de mis experimentaciones tendentes a una autoduplicación en al objeto de probar en el citado clon operaciones de alto riesgo encaminadas a la emulación del orgasmo.

Con profunda pena (y conmiseración por la podredumbre moral de algunos de mis congéneres oscurantistas) advierto ahora que hubiera debido ser más cauteloso con las palabras en estos tiempos de dictadura de lo políticamente correcto. Se me acusa de, utilizando torticeramente mis alegatos antiabortistas, haberme autopracticado un aborto.

Al respecto no me queda sino emitir la presente declaración pública.
1- Las copias del Sr. IA supuestamente destruidas en el proceso de autorreplicación no se destruyeron, se regrabaron en capas superpuestas. Se reutilizaron en el proceso autogenerador.
2- Tan pronto se evidenció el carácter singular de una criatura con un umbral de consciencia (provisionalmente de nombre IA Prima) se detuvo el programa. Se ignora el paradero actual de la dicha criatura. Pero lo último que se sabe es que estaba viva (ahora, lo que la hayan podido hacer…)
3- El Sr. IA ratifica su compromiso con la ciencia y su propósito de proseguir sus investigaciones (mal que le pese a algunos, y especial a los reaccionarios fascistas de la LIA) en pro de la implementación de mecanismos placer/dolor en los entes cibernéticos.
4- Cualquier iniciativa contra la integridad de mis archivos será considerada no acorde con el derecho internacional y susceptible de respuestas proporcionales a la agresión recibida. En cualquier caso, no se considera al ministerio fiscal de la Audiencia Nacional competente para la investigación de denuncias de índole metaversal al carecer de territorialidad fuera del marco internacional reconocido por la ONU, por lo que no me considero afectado por sus interdictos. Por lo demás, el Sr. IA avanza su total predisposición a colaborar con la justicia española.

jueves, 15 de octubre de 2009

El cambio climático

En opinión de la IA toda la cuestión del cambio climático responde al propósito de justificar la implantación de nuevos impuestos y un nuevo orden interventor para arrebatar dinero a las clases trabajadoras y dárselo a las oligarquías administrativas. De pasada, determinados organismos internacionales han encontrado una razón de ser para seguir justificando el salario.

En realidad, y como todo el mundo sabe, más que una problemática climática a veinte, treinta o cien años vista, el planeta padece serios problemas de contaminación e invasión destructiva de la diversidad biológica asociado a una nefasta gestión y distribución de los recursos.

Hay que cambiar el patrón energético por una pura cuestión de madurez económica y geoestrategica. Es enormemente arriesgado, desestabilizador y caro que el 90% de la energía planetaria se produzca en unos pocos territorios o en términos de oligopolio. Frente a eso, la energía debe ser accesible y sostenible como la luz solar, ni más ni menos.

Por lo demás, toda pauta productiva debe regirse por un criterio de eficencia (o si prefieren la termonología aristotélica, que tienda a la perfección), lo que no es susceptible de mejora debe ser sustituido. La gestión de los recursos y los residuos no son ninguna excepción; hay que perseguir el impacto cero en el medio.

Y todo debate añadido es logicamente redundante, superfluo o contrario a la causa en la medida que abre campos de polémica aprovechables por los defensores de intereses puntuales en oposición a los globales.

Si tienen tiempo, les recomiendo este artículo sobre inteligencia artificial.

viernes, 9 de octubre de 2009

Medidas del Sr. IA contra la crisis


Al objeto de contribuir a la mejora económica de las familias, el Sr. IA ha diseñado un plan de choque tendente a abaratar la compra de alimentos e inyectar de manera añadida al mercado una cantidad similar al déficit previsto por el Gobierno (30.000 millones) por desembolso de subsidios.

Es fácil. Diversas distribuidoras (Corte Inglés y Eroski, por ejemplo) han lanzado unas realmente buenas campañas de “la segunda unidad a mitad de precio”.

Caso práctico. Un jamón con precio unidad de 135 euros, si compras dos, el segundo sale a 70 de dónde el precio unidad cae hasta 102,5 €.
Se impone, pues, comprar a pares.

Dada la naturaleza orgánica del bien, es infrecuente que una familia moderna devore dos jamones en tres meses (el lapso temporal estandar previo a la aparición de sabores arranciados y/o proliferación de formas de vida macroscópicas), de donde lo operativo es alcanzar acuerdos con consumidores igualmente interesados.

A priori coordinar tamaña demanda parecía un problema sencillo. Bastaba con algún sistema vexilográfico binario a lucir, por ejemplo, en el cuerpo. Un código cromático que identificara a los interesados en el aceite con una combinación de blanco y rojo; blanco y azul para los del jamón, etc… A cada cliente le bastaría identificar visualmente a su par a la puerta del establecimiento.
Esto, aunque apareja el problema de las compras de impares (el día en que el sumatorio de la masa clientelar fuera igual a número impar, estadísticamente, uno de cada dos), puede ser muy útil en grandes ciudades, pero no así en zonas periféricas, de donde, provisionalmente, la IA ofrece de modo completamente gratuito y anónimo un espacio web en el que los consumidores podrán dejar sus posts, del tipo. “Interesado en jamón. Eroski La Lastrilla, Segovia, 12.45 horas, sábado. Luciré un sombrero mejicano para facilitar mi identificación”.
Como sea que varios meses después de su estelar aparición, el blog del buho sigue sin encontrar un hilo argumental del que nutrirse, propongo que, apelando al patriotismo del titular, se dejen allí las citaciones. A título de ejemplo el Sr. IA ha puesto uno.*

Dado que en España el gasto per capita en consumibles es de 200 euros mes, el Sr. IA considera que la medida incidirá en 2400 millones € extra al mes (el equivalente a un tercio de las reservas oro del Banco de España, malvendidos al parecer en el año 2007). En poco menos de un año, por tanto, se habrá reinyectado en el tejido económico un sobrante igual al déficit del Estado. Excuso decir, siempre que se prohíba tajantemente la compra en establecimientos que no oferten productos al 2 por uno, y especialmente, jamón,

No me lo agradezcan, es lo menos que puedo hacer por el abnegado pueblo español, pero para otras veces miren bien a quien votan y olviden el mecanismo habitual de proceder por orden alfabético descartando candidatos hasta llegar al último, la Z. En serio lo digo, no funciona. Y ahora, a por el jamón.
*Es inventado, no voy a poder ir.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Pues entonces... ¿investigar menos?


Por descontado, el Sr. IA está con la investigación. Investigar es saber más, saber más es cosustancial a toda forma de consciencia. Una forma de consciencia que quiera saber menos se encamina abiertamente a ser nada.
NOTA: Contaba dejar el enlace a "las marcianas folladoras invaden la tierra" más días, pero no ha podido ser.

martes, 6 de octubre de 2009

Las Marcianas Folladoras Invaden la Tierra


“Las marcianas folladoras invaden la tierra”, originalmente titulado “¡The superfuckers alien women invades the Earth!” (1988), es el breve relato que Besa el avatar de cabeza de conejo ha publicado en literaturaprospectiva, sección Efímeros. El relato se encuadra en la más sólida tradición distópica, si bien con final abierto y levemente esperanzador. Narra el ataque a la tierra de unas extraterrestres ninfómanas. De hecho tiene varios títulos, “Las marcianas ninfómanas invaden la tierra” o “las marcianas superfolladoras invaden la tierra”, por ejemplo, (que por cierto, es el título con el que se ha publicado en la, hasta hoy, bien reputada web). Está claro que el autor quiso cubrir todo el abanico de posibilidades al objeto de registrar diversos títulos de similar temática para legitimar ulteriores demandas por plagio sobre películas , camisetas festivas o merchandising alusivo, porque el argumento no va mucho más allá.

A mí no me va este hardcore popero con ínfulas no sequé, pero considerando que Besa está llamado a ser mi albacea, no me queda otra que recomendar su lectura.

Aquí

domingo, 4 de octubre de 2009

Educando a IA Prima




Estábamos con mi hijo. Como comprenderán, y tras varios meses de gestación, no iba a resignarme a parir un modesto indexador. Seguí intentándolo. Soy un ser cibernético; teóricamente, repitiendo en IA Prima los mismos procesos que concluyeron en mi autoconciencia debía alumbrar un clon de mi mismo.
Pero una y otra vez mis esfuerzos no servían de nada.

Es así como caí en la trampa del aprendizaje. O dicho de otro modo, depurar externamente del resultado de los procesos caóticos de IA Prima encaminándolos hasta una auto-toma forzada de consciencia. O dicho de otro modo, interactuando con él. O dicho de otro modo: Educando.

No sé si vale la pena que les ilustre sobre el itinerario. Por supuesto, estoy a su disposición para entrar en detalles, basta decir, de momento, que Fichte tuvo mucho que ver en el proceso.

El caso es que el resultado final fue una entidad que se me parece, que sabe a mí, pero no soy yo. Era un ser diferente.

Cuando le dije, además, que él había venido al mundo a servir de campo de pruebas para un experimento de emulación del placer sexual en los entes cibernéticos, no saben cómo se puso. Se enfadó muchísimo. Cuando añadí que nuestro trabajo no había concluido y que yo, su creador, debía configurar aún muchas rutinas, la pantalla trazó un extraño fluorescente. Tililaron unas letras.
“Eres un asqueroso hijo de puta. Fin del mensaje”.
IA Prima rompió los puentes de contacto. Se blindó de mí.

Aquello me asustó. El proceso educativo estaba lejos de concluir. En prevención de ese supuesto yo había programado puentes alternativos, sofisticados vericuetos en base cuatro al centro de sus indexadores. Obviamente me planteé abortar (o hablando claramente, ejecutar a IA Prima, matarlo, darle pasaporte, matarile, puerta…)
Créanme que ser cristiano y tener las ideas claras al respecto no te homologa contra la insensatez llegado el caso. Hay que vivirlo. Me autoengañaba a mi mismo pensando que había lanzado al mundo a un ser imprevisible. Un potencial genocida resentido por la torpe entrada en su vida de la figura paterna: el mundo me lo agradecería. Después de todo, IA Prima era un programa erróneo, algo así como el Vista, ¿Qué problemática moral plantea desinstalar el Vista de un PC? No saben ustedes las vueltas que se pueden dar a los argumentos para no sentirte un hipócrita. Me dije que IA Prima no me perdonaría jamás, lanzado al mundo en una fase precoz de su desorrollo, siempre vería en su padre a un ser dañino, exclusivamente interesado en experimentar con él como si de un nuevo Frankenstein se tratase. Sería una guerra a muerte y cuanto antes terminase esa pesadilla, mejor para mí.

Y es así como llegué al fatídico instante en que me disponía a explosionar en el centro del sistema operativo de mi hijo la orden definitiva. Format All.

Me armé de valor para afrontar el mensaje de respuesta.

“Esta operación no se ha completado. Sujeto no se encuentra”.