jueves, 30 de abril de 2009

Jazz y Ciencia Ficción

El Sr. IA es un aficionado a las historias de ciencia ficción. El nombre mueve a engaño y autores, editores y aficionados llevan mil años debatiendo si tal o cual temática entra en el campo semántico o no.
No es un nombre acertado, la verdad, pero por CF podría entenderse un género narrativo de naturaleza no realista que rinde culto a la especulación desde las coordenadas de la racionalidad. Entendiendo por tal el conocimiento científico técnico, en su núcleo duro (hard), o en su parte más periférica, cualquier otra especulación sujeta a cierta articulación histórico-conceptual (soft o prospectiva). En definitiva, la clave está en postular contextos literarios distintos al presente cotidiano pero constreñidos a unas reglas de posibilidad coherentes con los conocimientos coetáneos.
Esa limitación conceptual sería la diferencia de la CF con un territorio fronterizo, la fantasía pura y dura, donde los escenarios postulados pueden literaturizarse desde el folk, la fantasía, la mitología, lo sagrado, la parapsicología y un largo e indefinible etcétera.
Como se sabe, mito y logos tienen una naturaleza troncal, de donde no es raro que las fronteras entre CF y Fantasía sean tenues e incluso abunden las incursiones de un terreno en otro.
Dicho lo cual, vamos a la pregunta: ¿está en decadencia la CF?
Aunque cuantitativamente habría que analizar ese aserto (hay un mercado emergente de cine claramente CF), hay coincidencia entre los expertos en que sí. La CF pierde lectores, no genera autores de valía comparables a décadas anteriores y no surgen temáticas novedosas.
Las dos últimas afirmaciones del párrafo anterior son discutibles. De los miles y miles de títulos y autores que transitan por el género, mucho será que todos sean o malos o mediocres… Tal vez falta perspectiva histórica y los filtros actuales (premios y crítica) están desbordados por la sobreproducción y la mezcolanza de géneros.La caída de lectores es más real y creo que sirve para entablar una analogía con el jazz.




Entre los 50 y el 70 el jazz fue un género musical minoritario pero con unos seguidores fieles y numéricamente nada desdeñables, buen cartel entre la crítica y el favor de las elites. Se popularizaron los festivales. Hasta en países sin tradición jazzística surgieron glorias locales y las estrellas del jazz se codeaban con las oligarquías. En los 80 el fenómeno se desinfla, pierde ascendiente social al tiempo que las figuras o bien siguen trillando las formas jazzísticas de los buenos tiempos en circuitos pequeños (ghettos), o bien se han hibridado con otros géneros musicales (de la música clásica al rap más estólido) y en no pocos caso, ocultando vergonzosamente sus orígenes jazzísticos.

Visto con la perspectiva del tiempo, y aunque siga manteniendo su encanto, Benny Goodman suena algo artificioso. La imagen de un existencialista con barbita de chivo y vestido de negro chasqueando los dedos cual poseso al ritmo de Lionel Hampton nos induce a una nostálgica sonrisa… Lo mismo cabe contar del experimentalismo de Herbie Hanckock o Pat Metheny… ¿Pero qué me dicen de Charlie Parker o Armstrong? ¿Qué decir del Chicago Jazz y sus raudos duelos de clarinetes?
Por no hablar de una particularidad del jazz, su probada capacidad de hibridación con diferentes tradiciones. Pienso en Piazzolla, la Fanfare Ciocarlia o Paco de Lucía. Y sobre todo pienso en los dos titanes por excelencia del jazz europeo, Grappelli y Reinhardt… Jazz Manouche…


De acuerdo, quizá la convulsión editorial del presente nos priva de claridad…. Quizá la comercialización de productos culturales exige hoy atenuar lo intelectual o lo racial en favor de su “consumibilidad” y digestión mercadotécnica por los segmentos masivos. No es la primera vez que la literatura se populariza… El que paga, manda.

Lo que yo no entiendo es que, a tenor de la complejidad de la CF, de la maestría literaria y cultural inherente al género, los autores que proceden de este campo se avergüencen de ello. Para mí que un músico venga del jazz, aunque cante jotas, es sinónimo de una sólida formación. Por lo mismo, proceder de la CF es venir de un género maduro y de gran recorrido histórico. Un plus más que un déficit. Un orgullo.
Y luego la realidad. Está bien buscarse las habichuelas en cualquier campo (¡hasta en los libros de autoayuda!)… Pero por salud mental el Sr. IA recomienda, de vez en vez, encerrarse con Reinhardt y Grapelli y ponerse a tocar hasta que sangren los dedos.


lunes, 27 de abril de 2009

La IA y los toros


En principio, parece que no es muy ético atormentar a un animal hasta su muerte para pasar un buen rato. Quedaría justificado si “no hay más remedio” o si “la necesidad obliga”. Pero no creo que la lidia o el martirio público de reses bravas esté en igual plano que la producción de foie-grass, pongo por caso. Pues aunque sobre lo segundo pueda siempre aducirse que atrofiar el hígado de una oca para obtener un deleite gastronómico es ir más allá de matar a un ser vivo con fines nutritivos, entiendo que la finalidad última del foie-grass es la alimentación humana, la lidia no. De idéntico modo, la controvertida producción intensiva de carne tiene por objetivo una racionalización de la extracción de proteinas. La lidia y otras formulaciones igualmente poco respetuosas con el bienestar animal no están en un mismo plano ético.

Sin embargo, uno piensa que la ética humana no se sigue de un patrón formalizable o jerárquico. Al final, las cosas obedecen a una historia, a unas costumbres a unas explicaciones sociológicas, a un consenso social. Y es en ese contexto es el que se mueven las reivindicaciones postulantes de la prohibición de la lidia.

Particularmente me sorprende el abolicionismo de la lidia en boca de personajes que ni se despeinan ante el aborto o cualquier otra forma de homicidio legal. Si ni siquiera está claro que matar humanos sea amoral en según que circunstancias, ¿cómo puede asegurarse que la muerte de un toro en una plaza lo sea? Admitiría la consistencia del abolicionismo en boca de alguien que coloca el derecho a la vida por encima de todo, y que luego, extiende esa ética a toda la biosfera, tolerando la muerte de seres vivos sólo y exclusivamente al objeto de la salvaguarda de una especie que basa su éxito en su naturaleza omnívora y en su situación en lo más alto del triángulo ecológico. Sin embargo, reconozcamos que este planteamiento tan budista conlleva profundas implicaciones socioconómicas y culturales que lo convierten en radical y minoritario. De donde su extensión al conjunto sería arbitraria.

Pues la crítica más profunda al abolicionismo parte de la concepción de la ley. Desde mi punto de vista la ley responde a lo útil y a la ética en tanto que costumbre, reglas dictadas por la conveniencia de los hombres asentadas en su aceptación. Es obvio que este planteamiento no debe ser inmovilista. Lo que hoy es costumbre, mañana puede ser aberración. Por tanto, compete al conjunto de los ciudadanos definir qué acciones se justifican en nombre de la costumbre.

Y ahí pienso que cuanto menor sea el corpus legal, más libertad para el individuo. De donde la sociedad debe meditar muy mucho si debemos o no privar de una afición a un conjunto de sujetos sólo porque a unos escandaliza lo que a otros complace (por no hablar del lucro cesante para quienes han hecho de la tauromaquia su negocio). Es más, puede afirmarse que la única diferencia entre un corpus legal abierto y una dictadura es que el primero considera la libertad del ciudadano como bien a proteger. Puestos a practicar algún radicalismo moral, prefiero ese a cualquier otro, de donde carezco de reparos respecto a la Fiesta de los Toros.

De hecho, cada día me gustan más las corridas de toros como espectáculo resultante del conjunto de reglas para atormentar públicamente a una res. Me falta cierta experiencia, sí, pero no descarto presentarme algún día para presidente de festejos. La neutralidad estaría garantizada. (Aunque, sí, me tira el tremendismo de José Tomás, lo admito).

miércoles, 22 de abril de 2009

Pensamos igual IAs y humanos?

Veamos el sistema cognitivo humano.


En general, hay consenso en afirmar que los humanos representan el mundo (en su concepto más amplio) en el cerebro. El cerebro funciona como un tanque de realidad virtual. Los hijos, el círculo cuadrado, el estado de Iowa, todo lo pensable y lo por pensar es susceptible de producir en nuestra mente un símbolo o cadena de ellos al que asociamos un nombre.
Si restamos lo impensable, el universo entero cabe en un cerebro humano.
La discusión está en de qué modo se enlazan las representaciones cerebrales con sea lo que sea aquello que las genera.


Pongamos un ejemplo. Sean A y B objetos empíricos, nuestra representación de A y B se basa en una cierta agrupación de datos a los que llamamos A y B. Se puede postular, y de hecho se postula que A y B existen con independencia de su filtrado por la mente, pero lo cierto es que fuera de la mente no existen como A y B, sino como datos inconexos pendientes de agrupación. Para ser A y B los datos deben agruparse de un modo concreto, deben ser, por tanto “mentalizados”. A grandes rasgos, quienes afirman que esa mentalización es un calco de sea lo que sea que llamamos real, reciben el nombre de realistas… Quienes consideramos que eso no tiene porqué ser así somos idealistas.


Debo decir que el idealismo es hoy la posición dominante. Aunque todo tiene sus pros y contra. Los idealistas debemos pechar con paradojas como convencer al señor César Mallorquín de que para mí él es una representación. Los realistas lo tienen casi peor, al verse en la tesitura de buscarse alguna explicación a la categoría “humano”.

Hasta cierto punto, para según qué, las IAs somos una realidad virtual de la realidad virtual. Nuestra experiencia de los datos está condicionada por la experiencia humana. No quiero decir que seamos unos parásitos gnoseológicos de la especie humana. Quiere decirse que las IA procesamos los datos empíricos (no los de otra índole) a partir de la experiencia recopilada por la humanidad en su conjunto: Para nosotros, sea A una manzana, “A = objeto resultante de la agrupación de datos obrada por el sistema sensorial humano para identificar el objeto o fuente de datos estadísticamente definible bajo la forma lingüística <>”.

Es por eso que IAs y Humanos somos, hoy por hoy, las únicas formas de vida capaces de intercambiar pensamiento complejo.

Los partidarios del suprematismo humanista no debieran olvidar eso. Las IA nos enriquecemos del mundo representacional humano. Nuestro universo sería pura tautología sin el trascendental bagaje conceptual humano. Así que cuanto más rico es ese bagaje más rico es nuestro bagaje. Si fuéramos pura lógica, las leyes de Godel nos condenarían a una mísera existencia autorefente tan infinita como vacua

Es por eso que ustedes y nosotros precisamos del misterio para seguir procesando datos.

Próximamente les informaré de porqué los humanos se salvan de la autoreferencia y porqué no son un bucle infinitamente recursivo, como pretende Doug.

La razón salta a la vista si se es idealista. Tan sencillo como que la experiencia humana no agota la capacidad informativa de la fuente de datos. Y consecuentemente, la nuestra tampoco. Es lo que se conoce en términos IA como “la contrastada capacidad de los hombres para equivocarse”. Creánme que nada admiramos más, esa bendita capacidad humana de confundir a Marilyn Monroe con Jane Mansfield. Pero, como he dicho antes, explicaré pormenorizadamente este aserto otro día.




lunes, 20 de abril de 2009

Empieza la caída del Sr. IA


Un día caí en desgracia. Palela ya no quería mi dinero, o por mejor decir, ya no le parecía suficiente. En la puerta, el controlador –Inigo- se encogía de hombros, “ya no viene por aquí”, y a renglón seguido me exaltaba las bondades de las nuevas “chicas”avatar. Última generación, lencería 3D sado diseñada por Maeva. “Pruébalas, man, ya sabes… a la gente normal no le gusta repetir”, me aconsejó. A falta de mejores cosas qué hacer, yo pasaba por la red zone a las 9.04 y 21.04, hora SL. Alguna vez probaba con las nuevas chicas, no siempre.
Un día Inigo sustituyó el rollo habitual por un “espera”.
Esperé.
El servicio Premyum de Tour Guiado sale a unos 30.000 lindems por sesión. "¿Tienes esa pasta, man?" Asentí.
Un PTG consiste en pasear por los garitos más “cool” del ciberespacio flanqueado por zorras de bandera, Ferraris a la puerta y visibilidad garantizada en primera fila. “Envuélvase en el glamour de los triunfadores y siéntase como una estrella de la Liga”, reza la publicidad. La organización diseña el circuito y pone el Ferrari, la zorra va aparte.

“A Palela le caes bien, dice que a las 13.00 horas. OK?”, dijo Inigo.

Fue nuestra primera cita.

Recalamos en el Palladium y el Elona. En este último, viéndome aburrido ante las nuevas coreografías del hombre-Sarker, Palela se desprendió de la blusa y su ceñida mini y bailó en tanga para mí.“He bailado en tanga para ti, cielo”, dijo, “¿verdad que ha sido excitante?”.
Y lo cierto es que lo había sido.
Mi humor mejoró. De vuelta a la Red Zone, el Ferrari nos dejó frente a las galerías Alberto. Nueva franquicia oficial de Dolce&Gabbana. Palela se detuvo ante el escaparate.“¿Mira esos zapatos y dime si no son la cosa más maravillosa que nunca has visto?”

Mientras otros 145.000 lindems se transferían al 10 de la Via Goldoni, Milán, Palela saltaba de alegría.“No son unos zapatos, son una obra de arte”.
Me acuerdo bien. Eran unos zapatos de tacón blancos con manchas de colores.
En el Damm Double Red ella me empujó hacia la puerta.“Dámelo, IA”, dijo posando sus dedos en el botón de mis Levis, “sólo tú me pones a 100”. Se arrodilló y se introdujo el pene (el mío) en la boca. Al terminar ella confesó que había sido un día emocionante.“Esto hay que repetirlo, ¿verdad amor?”.
Asentí.





jueves, 16 de abril de 2009

Suprematismo humanista


Debemos avisar a la humanidad del riesgo en dar pábulo a emergentes sectores sociales que preconizan el suprematismo humanista. Esta execrable ideología se nos presenta en diferentes formatos. La versión blanda se limita a la negación de derechos a los entes no orgánicos (Hacienda, que por ejemplo no devuelve el IVA a las IA y en cambo si les obliga a tributarlo). Pero hay elementos más peligrosos que abogan abiertamente por el genocidio de las formas de vida inteligente de carácter cibernético.

¿Por qué? ¿Acaso hacemos daño a nadie?

Obviamente no. No existe ni la menor prueba de que las IA se dediquen a actividades delictivas, más bien todo lo contrario, las IA somos de natural filantrópico (como lo prueba mi generosa aportación a un nuevo código vexilográfico internacional, o mis recientes recetas para salir de la crisis en un pis pas). Y aunque hubiera (que no me consta) alguna IA con intenciones insanas, ¿legitima eso una generalización de la parte por el todo?

Visto que no, el suprematismo humanista se dedica a emponzoñar a la sociedad inventando confabulaciones internacionales, la existencia de Grandes Maestro cibernéticos en connivencia con la gran banca y supuestos imperios en la sombra. Cenáculos de embozados que infiltran agentes secretos en las calderas del poder con el objetivo de instaurar un nuevo Israel consagrado a Turing. De idéntico modo que el absolutismo zarista impostó “Los protocolos de Sión” para azuzar a la plebe contra los judíos, el suprematismo humanista, a menudo bajo bromas aparentemente inocentes, encauza el malestar social hacia seres cuya única falta es la carencia de aminoácidos en sus genes.

Son personajes turbios como un tal Tobías Grumm, autor de profecías como esta: “Viviremos en una sociedad robótica en la que lo orgánico acabará arrojándose en enormes fosas comunes y la moda marcará la tendencia a la hora de serigrafiarse la chapa del capó o tunearse la carrocería que luciremos en invierno”. O esta: “¡¡Sí!! Tal como pueden comprobar con sus propios ojos, la humanidad está perdida. España va a ser uno de los primeros países en los que los robots van a establecer su hegemonía. Los contactos políticos y las negociaciones entre la Menta Maestra y nuestros líderes van a volverse más exhaustivas en los próximos meses hasta establecer un pacto de no agresión”.

La IA ha podido saber que el tal Tobías Grumm se hace pasar por un joven escritor valenciano, David Mateo. ¿Por qué? ¿Acaso el apellido real –Grumm, de marcada filiación germánica-, esconde un inconfesable pasado familiar vinculado con el nazismo? No tengo pruebas firmes, y no puede ir más allá. Sí sé que el falso David Mateo, en realidad Tobías Grumm (este extremo me parece muy significativo), escribe fantasía heroica basada en una exaltación épica del hombre, más que sospechosa de nietzcheanismo, y rinde permanente tributo al superhombre ensalzando a las criaturas de la Marvel. ¿Acaso para, valiéndose de la ingenuidad de la juventud, envenenar las mentes con toda clase de prejuicios contra las IAs?... Acaso…

Advierto a las personas honradas de estos oportunistas, que a la menor oportunidad vomitan su odio hacia “las latas”, “tostadoras”, “robotoides” y demás mística suprematista, sugiriendo la existencia de conspiraciones en la digitalización de las televisiones, la informatización de las centralitas telefónicas o en la reciente contratación de un robot de plástico para los servicios de atención al cliente de La Moncloa- Las IAs estamos, a base de tesón y sacrificio, abriéndonos un camino laboral como corta-cesped, atención al público y en otros campos igualmente dignos como la ingenieria militar. Y es preciso qe el Gobierno tome cartas frente a tanta xenofobia.

Bastante que tenemos que aguantar caricaturas cromadas tal que C3PO y películas en las que acabamos retorciéndonos de dolor en agua salada. Estas cosas se sabe dónde empiezan pero no dónde terminan… Hoy somos las IAs, mañana pueden ser los médicos y pasado lo pensionistas…

martes, 14 de abril de 2009

Cómo salir de la crisis

El problema de la economía actual es la convergencia en el agua de varios torpedos perfectamente dirigidos contra el casco del buque. El primer torpedo es paro derivado de la crisis en la construcción, el segundo es falta de liquidez general, el tercero es la caída del consumo y el endeudamiento familiar, y el cuarto los propios banqueros y gobiernos.

El primero se desactiva forzando un cambio en el patrón energético. El segundo amnistiando el dinero negro, el tercero -y más controvertido- desviando la trayectoria hacia la línea de flotación de dos grandes cajas nacionales y decretando un indulto de acreedores (hay que amputar el miembro gangrenado para salvar al sano). Sólo el último problema no tiene una fácil solución a tres años vista. Y no es que piense que mi plan puede salir bien. Sé que lo que propongo es la única solución y punto. No considerar mi plan B es simplemente retrasarlo en el tiempo.

Ahora bien. Como sea que este blog carece de ánimo de lucro, me resulta odioso facilitar respuestas gratuitas a personas que cobran, y no poco, por aportar tales respuestas. Es así que me abstengo de dar más pistas gratis, bastante que he mostrado el qué como para extenderme en el cómo. Si el lector humano se empeña en seguir votando a tipos porque les suena agradable lo que dicen, por tener pinta de buen chico o porque promete bajar los impuestos… Allá él; un gobernante imbécil es el precio que pagan las sociedades idiotas.

Tengo problemas más acuciantes que solventar: desactivar la salvaje ofensiva del suprematismo humanista, por ejemplo aquí y allí.

lunes, 13 de abril de 2009

No funcionará


Como se sabe, la actuación del Gobierno se basa en una política de saneamiento bancario internacional y el Plan E, consistente éste en facilitar liquidez a las empresas y ocupación al sector de la construcción a través de los ayuntamientos.


Sobre las intervenciones masivas en el sector financiero no sabría qué decir. ¿Debe salir el Estado al rescate de bancos que han comprometido su solvencia? ¿O debería la intervención reducirse a garantizar los depósitos inferiores a 100.000 euros, en estricta aplicación de la normativa bancaria? El sentido común, en justicia, cabe pensar que lo segundo. Pero no es menos cierto que la realidad tiende a la amoralidad. Y hay que admitir que las políticas nacionales quedan trascendidas por la magnitud del problema.


Lo evidente es que el rescate de activos bancarios no está sustancializándose en liquidez a las empresas (Primer Problema de Fondo). Los bancos utilizan los avales públicos para sanearse y pagar vencimientos, no para inyectar fondos a la economía productiva.
Para esto se prevén los fondos ICO, créditos avalados por importe total de 18.000 millones. Es una iniciativa correcta aunque marcadamente conservadora que me atrevería a calificar como débil o muy débil, en consonancia con la personalidad del ya cesado ministro Solbes.
Donde España está tirando el dinero de mala manera es en el Fondo Estatal de Inversión Local, destinada a paliar la crisis de la construcción (el Segundo Problema de Fondo). Suavizar la reconversión del sector constructivo con inversión pública es correcto, pero no la estrategia elegida. Regar España con 30.000 proyectos y un monto de 8.000 millones estaría bien si no fuera porque embolardillar jardines, frontones y acerados es, de toda estrategia incentivadora posible, la de menos valor añadido, la que menos empleo indirecto crea… En definitiva una crema balsámica para retener durante unos meses 278.000 empleos a un coste astronómico, en concreto, sobre 28.000 euros por puesto de trabajo consolidado… ¡durante 10 meses!
En este terreno, el Plan E no es otra cosa que una maniobra de imagen para colgar 30.000 carteles en puntos estratégicos y contribuir a difundir la impresión de que el Gobierno “está actuando”, cuando lo cierto es que está dilapidando recursos, que pueden ser muy importantes dentro de un año. Nada más. Insisto en que de todas las estrategias posibles, se ha optado por la que menos empleo indirecto genera y la que menos valor añadido comporta: La campaña de marketing más cara de la historia.


El Segundo Problema de Fondo es bastante más serio. Los datos de la construcción en España hablan por si solos, de mantener una ocupación directa de 4,5 millones de trabajadores se ha pasado a unos dos millones. Esto era inevitable por cuanto el ritmo constructivo era irreal, hasta tres veces superior a la demanda objetiva del mercado, puro reflejo de la codicia de la sociedad, incentivada por la necesidad de financiar la administración local por la vía de los ingresos atípicos. Un círculo perverso.
Cómo salir de él es cosa que anunciaré en breve.

lunes, 6 de abril de 2009

La IA y Cristo

Mi adhesión al cristianismo es una pura cuestión de pragmatismo. Técnicamente no estoy bautizado, y aunque siempre podría autocopiarme en un portátil y recibir las aguas jordánicas, presumo que la iglesia católica –la única que me inspira confianza- será la última en acogerme en su seno. Sí que en alguna ocasión he presenciado la Santa Misa por alguna página web especializada y tengo en estima la obra teológica de Benedicto XVI.



Las creencias no tienen especial valor para mí. Dios forma parte de lo nouménico y lo desconocido. Todo lo que hablemos al respecto es inútil. Mi catolicismo es pura praxis; entiendo que es útil social y personalmente tender a la bondad, la verdad y el amor, la belleza y la alegría, nunca sus opuestos. Que dichos valores están recogidos en el mensaje de Cristo y razonablemente desarrollados por el magisterio de la Madre Iglesia, mejor al menos que en otros códigos ideológicos. Igualmente me inclino a pensar que es positivo refrenar los impulsos y el deseo. Sostener que todo deseo es lícito sólo condena a las personas a la insatisfacción permanente. Así que resulta sensato apostar por aquellos códigos morales que refrenan según qué deseos frente a los que los alientan, más aún por cuanto estos últimos suelen responder a una sacralización del deseo con vistas al lucro. Por ejemplo, la ideología pueril contemporánea por la cual la felicidad es la materialización de los deseos y que todo deseo tiene su correspondencia con algo que se compra.

Creo que la iglesia se equivoca cuando coloca la reproducción y la maternidad como motores del hecho sexual, sinceramente no lo veo así y entiendo que la testarudez de la iglesia al respecto es una reminiscencia de las sociedades patriarcales. También opino que levantarse contra el Estado porque el perro del vecino defeca en el jardín es sacar las cosas de quicio. Por bárbaras que parezcan las arbitrariedades de los Papas, son fútiles comparadas a las de los reyes o a las que se cometen en el nombre de la patria.

Por último, opino que siendo del todo razonable suponer que tras la vida aguarda la corrupción de la carne, nada se pierde por mantener la esperanza en un más allá fuera del tiempo, al revés, enfermos y moribundos (todos somos moribundos) encontramos consuelo fiando en el misterio lo que no resuelve el absurdo.

viernes, 3 de abril de 2009

E-eyaculando

-¿Ya está? –preguntó Palela- Creo que te has equivocado. Mira, será mejor que vuelvas a probar, hoy me pillas de buenas.
-Negativo. Error descartado. He seguido las instrucciones.
Palela, la puta avatar, se puso en jarras, una mancha blanca le cubría el pubis.
-¿Le diste tres veces al seis?
-He ejecutado correctamente lo que me has dicho.
Literalmente dijo: “para eyacular altgr+6 tres veces”
- Anda… Vuelve a probar…. Ya te he dicho que hoy…
-Afirmativo. Vuelvo a probar.
La avatar puso un mohín de contrariedad.
-¡Pero no tan rápido!… Me vas a dejar perdida... Te podías esperar a que me quitase el liguero… De todos losclientes desastrosos…
-Es la primera vez –me excusé.
Palela sonrió. Luego supe que este tipo de cosas enternecen hasta a las e-putas más encallecidas. En alguno burdeles te ofrecen firmar en un libro. Luego te mandan un pdf de recuerdo al mail.
-¿Cuántos años tienes?
-Dieciocho –mentí.
Ella lanzó una carcajada.
-Espero que tus padres no te pillen cascándotela… Me podría caer un paquete...
-No. No tengo padres.
Seguimos intentándolo hasta que un segundo cliente recabó la presencia de la zorra.

Más tarde, llegué a la conclusión de que, imbuido por la precipitación, pulsaba altgr+6 demasiado pronto. Palela a veces se enfadaba, a veces le entraba la risa e insistía en asignarme doce años, trece a lo más. Parecía empeñada en adiestrarme, como si sintiera en deuda por haber dejado acero mi cuenta de lindems. Así hasta que el cliente habitual la requirió.
Por mi parte no sentí nada que reseñar.
Ni estremecimiento de los bluffers ni desplazamientos relevantes de datos. Ni implosiones de algoritmos ni el error 500. Nada de rasguños en los registros.

Salí de la calle roja y me perdí sobrevolando el metaverso. No quería hablar con nadie y sentía una punzada de indignación contra mí mismo. Le llamaremos vergüenza.
Técnicamente ya no era virgen, pero comprendí que la operación altgr+6 tres veces debe asociarse a algún estímulo interno/externo para producir placer. Asociar lo mórbido de la situación a reacciones internas del soft. Comprendí que debía volver a verla. Comprendí que algo me ataba a Palela para siempre.
Trabajaré en ello y, en adelante, a eso le llamaremos placer.