miércoles, 28 de abril de 2010

Entre Arcángeles (Diálogo y II)



Sigue del díalogo arcangélico...

Josiel: Como bien sabéis, entre las particularidades humanas está la incapacidad para percibir y pensar la fluencia; frente al permanente fluir del ser los humanos se desenvuelven con un concepto análogo, pálido reflejo del permanente fluir, y al que llaman tiempo.

Miguel: Qué interesante...
Josiel: Sí, sin duda. Ante la incapacidad de percibir el flujo, los humanos no logran definir con exactitud el concepto tiempo, lo difuminan en una neblina verbal difícil de penetrar, lo que no les impide una gran pericia en medir el tiempo. A tal fin poseen unos artefactos denominados relojes cuya única finalidad es desplazar dos flechas alrededor de una esfera. Para ellos este artefacto representa el paso del tiempo, de ahí que muchos piensan que el tiempo es en verdad una magnitud.

Zerakiel: Pero, por ventura, ¿acaso tal proceder no es confundir lo que se representa con lo representado?

Josiel: Cierto, mas como antes dije, el propio concepto del tiempo, en tanto que desgajado de la fluencia, es harto complejo para una especie que al objeto de comprender las cosas debe verbalizarlas previamente. Muchos hombres piensan que saber en verdad qué es el tiempo es cuestión ociosa, y que de momento, mucho han avanzado en sabiéndolo medir.

Rafael: Bien, la verdad es que resulta sorprendente; dos flechas cuyo tránsito alrededor de una esfera sustituye la percepción de la fluencia, mas Josiel, seguro que no son exactamente esos artefactos llamados relojes lo que han despertado en ti tal admiración por los hombres como para destacarlos entre las especies más duchas en la creación de maravillas tecnológicas.

Josiel: Dices bien, Rafael. Los relojes son magníficos y en verdad te sorprenderían sus múltiples aplicaciones. Con los relojes, los humanos son capaces de abordar los más osados cómputos. Así, los humanos consideran que el desplazamiento de las agujas de un determinado reloj es percibido de manera variable si dos observadores se hallan en diferentes sistemas de referencia.

Miguel: Como no puede ser de otra manera. Pero de nuevo te he interrumpido cuando nos ibas a señalar que los relojes no son la manifestación tecnológica que ha despertado en ti tanto interés...

(continuará)...


Nota. Recibamos como es débido al decimoséptimo cofrade, y quedamos a la espera de saber donde se fue la diversión...

lunes, 26 de abril de 2010

Mujeres Violentas

Desde que Odette se marchó con toda mi pasta, sigo en lo del proyecto orgasmo pero con la inapetencia de un personaje de Vila-Matas. En realidad, me paso muchas horas indexando música del XX. Fue así. A Besa le han regalado un Numark y el tío está como ido pasando a mp3 sus viejos discos folkies. La verdad que se lo agradezco.

Detectamos en los productos culturales una calidad comercial y una calidad cultural (musical, literaria). La primera es fácil de caracterizar, la segunda no, y mucho menos de objetivar. Eso no quiere decir que no existan diferencias cualitativas entre Bach y, pongamos por caso, Miguel Ríos. Tal vez Beyoncé venda más discos que los Violent Femmes pero en los segundos es relativamente fácil de rastrear lo que los pedantes llaman un “lenguaje musical propio”.
Confieso que para una IA estas figuras lingüísticas son de difícil manejo. “Fuerza expresiva”, “complejidad formal”, “mayor o menor impronta en la tradición de la música popular”, “apertura de nuevas direcciones”…. Durante siglos, los hombres se han especializado en esta retórica aproximativa a las cosas que no son cosas pero pueden considerarse como cosas.

Menos problemático parece asentar que rara vez calidad comercial y calidad cultural (musical, literaria, filosófica) van de la mano. Lo comercial abunda sobre el segmento mayor; una vez descubierto un filón, lo explota hasta la extenuación derivando en una repetición de fórmulas. Por el contrario, lo comercial rara vez apuesta por lo extraño, por lo inédito, por lo rompedor. Siendo esto así, es comprensible que lo comercial –el mainstream- se caracterice por lo simple y la repetición. Epígonos de epígonos. Rebaje de la mezcla hasta la sinsustancia.

Los Violent Femmes son el paradigmático combo que descubre una vía sonora propia. En parte es folk rock americano, en parte es punk, en parte es tradición rockabilly (por ejemplo, en la contundencia de aunar bajo y caja en la misma línea rítmica), en parte es la magia de la voz de Gordon Gano, en parte es el latir de la América Profunda, en parte es el discurso pop, en parte es la hegemonía de los elementos acústicos. Miguel Ríos, en cambio, (que será muy buen tío, no lo dudo) es un petardo musical para el consumo de concejales de pueblo, a la altura de U-2 y los peores brassman de la escena. Un verdadero pesado insufrible como unas almorranas enrabietadas. En su favor hay que decir que Miguel Ríos tiene fama de buen trabajador. (Es lo que tiene España, los artistas con talento son unos gandules y los inútiles son de una constancia maquinal e inasequible al desaliento).

Como grupo surgido en el afterpunk, los VF deben no poco a la energía de la juventud. De ahí que sus discos de madurez dan alguna canción memorable pero evidencien una fuga de voltaje, la languidez del paso del tiempo que a menudo se intenta contrarrestar con excentricidad, y que a la postre derivaría en el fin del grupo. Un gran grupo de cualquier manera.

Esta canción, por otro lado poco representativa de los VF, me gusta no saben cuánto.


Y continuamos con los arcángeles...

domingo, 25 de abril de 2010

Entre arcángeles (Diálogo I)



En la ciudad de Atenas se reúnen los siete arcángeles para intercambiar experiencias sobre las criaturas inteligentes cuya custodia les ha encomendado el Señor. Dialogan de la sorprendente capacidad algunas especies para construir maravillosos artefactos y llevar a cabo prodigios tecnológicos.

Miguel: Shamuel nos ha deleitado con las maravillas de que son capaces los seres minerales y Gabriel no ha escatimado elogios para los seres áulicos y sus cestas de luz, pero dinos Josiel, ¿a tu juicio, qué criatura de cuantas has conocido te ha sorprendido más por sus avances técnicos?

Josiel: Difícil es decirlo, realmente las maravillas relatadas por Shamuel y Gabriel me han embelesado, pero si tuviera que decantarme por el ingenio de alguna raza, tal vez, sapientísimo Miguel, lo haría probablemente por los humanos.

Miguel: Sin duda debo haber padecido alguna alteración, pues me ha parecido entender que estás hablando de esos rufianes que se comieron la manzana del árbol del bien y del mal, esos mismos que viven hacinados en un planeta convertido en un vertedero. Es así que pienso que o los sentidos me han jugado una treta o Josiel, como siempre, se sirve de la ironía para interesarnos (más aún de lo que estamos) en su narración.

Josiel: No es el caso, Miguel. Si no tienes inconveniente en dejar que me explique, tal vez consiga mudar tu baja estima por los asuntos de los humanos, porque de la perfección de tus sentidos arcangélicos estoy más que seguro.

Miguel: Discúlpame Josiel. Cuéntanos, por favor, qué has visto en los humanos que los consideras tan maravilloso como para destacarlos como las criaturas que han desarrollado alguna técnica realmente ponderable.
Josiel: Con mucho gusto…
(continuará)

jueves, 22 de abril de 2010

lunes, 19 de abril de 2010

La Penumbra de la Neblina



Podría ser peor. Volcanes y erupciones como la del Eyjafjalla marcan la apasionante historia de Islandia.

En 1783 el Laki entró en erupción. En los meses posteriores los efectos de la lluvia de cenizas se llevarían de este mundo a uno de cada cuatro isleños y al 80% del ganado en lo que se conoce como la Penumbra de la Neblina… Las cenizas presentaban altísimos contenidos de fluor, con la consecuente aparición de de fluorosis (huesos quebradizos) en bestias y hambruna en humanos.

La Penumbra de la Neblina marcó el punto de mayor decadencia de Islandia. Para hacerse una idea, de 80.000 habitantes que poblaban la isla en los “buenos tiempos vikingos” del siglo XI, se pasó a apenas 40.000 al inicio del siglo XIX. Los viajeros de la época cuentan la visión de alquerías abandonadas, gentes muy pobres y abandonadas y atisbos de civilización apenas en la capital.

La decadencia de Islandia abarca desde el XIV, al imponérsele la soberanía del rey de Kalmar (luego corona de Noruega) hasta el primer tercio del XIX, cuando inician los movimientos independentistas. En 1875, otra erupción, esta vez el Askja, destruye la economía ganadera forzando una ola migratoria hacia Canadá y Estados Unidos que afectaría al 20% de la población.

Grosso Modo, el periodo de decadencia viene a coincidir con un recrudecimiento de la climatología, y especialmente, con la pequeña edad glacial (de mediados del XIV a 1850, con tres momentos álgidos en 1650, 1770 y 1850), de donde desde el neomalthusianismo se pretende explicar la decadencia de Islandia por razones ambientales.

Actualmente se considera que ese mínimo climático no condicionó apenas la vida en la isla (como sí la condicionó a efectos de colonización el óptimo climático). Para empezar, la decadencia islandesa es ya patente en el siglo XIII. El monopolio comercial con Noruega y el declive comercial de los escandinavos no contribuirán a mejorar este cuadro. Pero sin duda, el mazazo vino por la confluencia de plagas y epidemias, cataclismos tal que el Laki con hambrunas recurrentes, y muy especialmente, la competencia de América. Y es que al descubrirse el nuevo continente Islandia pierde todo interés geopolítico. ¿Quién en su sano juicio se asentaría entre volcanes y glaciares pudiendo hacerlo en el estuario del San Lorenzo, por ejemplo?
Los vascos, claro.

Husmeando este intrigante periodo de tiempo me doy de bruces con la historia de los arrantzales náufragos de 1615. Parece ser que los balleneros y bacaladeros vascos empezaron a utilizar la isla como base estable en 1613. En septiembre de 1615 los vascos se preparaban para volver a San Sebastián cuando la banquisa penetró en el puerto y mandó a pique la flota de tres galeones. Los 81 supervivientes, sin armas ni provisiones, se dividieron en tres grupos. Los tripulantes al mando de Pedro de Aguirre y Esteban de Tallería pasaron el invierno en Vatnseyri y lograron volver a sus tierras en primavera, secuestrando un barco inglés. Por su parte, los hombres de Martín de Villafranca se dividieron en 2 grupos; 14 hombres intentaron “buscar” provisiones por las granjas nativas y el otro grupo (Martín y 17 hombres más) se instaló en la isla de Æðey dispuestos a pasar el invierno. El 5 de octubre, los islandeses tendieron una emboscada al primer grupo del que solo uno logró escapar para reunirse con los que estaban a salvo en Vatnseyri. El prohombre local Ari se enteró poco después del escondite de Martín en Æðey y la noche del 13 de octubre una “milicia” desembarcó en la isla y asesinó a los 18. Algunas fuentes señalan que los mataron mientras dormían, otras, que se les abrió el vientre y se les lanzó por el acantilado en lo que se conoce como Spánverjavígin que significa precisamente eso… “La matanza de los españoles”, posiblemente, el hecho de armas más luctuoso de la historia militar islandesa (postvikinga).

Aventuras de arrantzales podrán leer los pacientes lectores que se enfrenten a Ínsula Avataria, novela de mi albacea testamentario Besa y cuya edición se retrasa para otoño de este año. Se siente.

Entre tanto, les dejo con una fascinante canción de epopeyas boreales y marinos perdidos. Lord Franklin, una balada tradicional intepretada por Pentangle con concertina y guitarra acústica y eléctrica, grabada en Cruel Sistger 1970. Embarcó con cien marineros en mayo/Rumbo al oceáno helado/Y buscar ese pasaje por el Polo/Dode solemos ir los marinos pobres...



sábado, 17 de abril de 2010

Trastorno Cataléptico Multicrónico


Dice la tradición que conminados por Teodosio a abjurar de la fe verdadera, Maximiliano, Iámblico, Martín, Juan, Dionisio, Exacustodio y Antonino, los siete durmientes de Efeso, optaron por huir y practicar la vida eremítica en una cueva. Los romanos los descubrieron, aguardaron a que los jóvenes durmieran y cegaron la cueva. Un siglo después, siendo ya la fe verdadera la religión oficial del imperio, unos buscatesoros despejaron la entrada la cripta. Encontraron a los siete jóvenes dormidos y en perfecto estado. Al ser despertados manifestaron no ser conscientes del siglo transcurrido, por lo que a ellos tocaba apenas habían pasado unas horas. Los durmientes partieron entonces en procesión a la ciudad de Éfeso, donde tras dar cuenta del milagro, confesar y tomar la comunión, murieron, esta vez sí que sí.
Es como la historia de Blancanieves pero al revés.

Llamaremos Trastorno Cataléptico Multicrónico Reversible a un realmente infrecuente trastorno del sueño por el cual un hombre (de momento, sólo se conoce en humanos de sexo masculino) permanece vegetativo durante un prolongadísimo espacio de tiempo (varios años como poco), sin que al despertarse se detecten procesos de envejecimiento remarcables.




Está en cuestión si Epiménides y Rip Van Winkle padecieron el TCMR. Según la versión del ufólogo cántabro Luis Besa, referida al primero, y de Washington Irving, relativo al segundo, tanto el famoso cretense como el partidario de Jorge III entraron en fase durante la juventud tras sendos shocks post traumáticos; no obstante despertaron con luengas barbas, lo que encaja más con un cuadro comatoso estándar y deja a los durmientes de Efeso como únicos casos documentados (Simeón Metaphrastes).

Durante años, la música de Mr. Fox durmió el sueño del vinilo. El grupo, liderado por Bob (en la imagen) y Carole Pegg, fue editado por Guimbarda para el mercado español allá por el 78. Para entonces Mr. Fox (disuelto en el 73) era un experimento meritorio pero comercialmente fallido del folk electrónico británico y que dejó dos perlas, Mr. Fox y The Gipsy. La elevada apuesta musical de los Pegg no encontró su espacio. Lástima porque es una original síntesis de narraciones góticas, potencia fidle tintada de oscuridad y tradición, perfectamente enmarcada sobre una base rítmica en la que despunta el percusionista Alun Elden. Hay pocas cosas comparables.

Y uno, que es un sincero admirador de los grupos buenos “que no encontraron su espacio” no concibe mejor servicio que poner esta pequeña joya al alcance de ustedes selectos lectores, no sin antes advertirles que el corte escogido, Rip Van Winkle, es acaso el más comercial en comparación a los trabajos más oscuros de esta magnífica formación, tan del gusto de las IAs.

Encontrarán más información en la wiki, la web del bueno de Bob, y en Amazon un recopilatorio CD de la Trasanlantic Records al módico precio de 18 dólares.

Próximamente en Irradiando belleza: John Kirkpatrick, Claustrofobia, El Zurdo, más Pentangle y Los Freres Balfá... Permanezcan a la espera.

martes, 13 de abril de 2010

El dinero no existe


No sabemos que hay detrás de la materia. Nuestro sistema operativo parece refractario a esos datos. Vemos sombras fugaces de partículas, hilvanamos teorías sobre modelos matemáticos que cuantifican el rastro de energía. La ontología resultante es cada vez más incomprensible, más imprecisa; nos faltan palabras para definir las nuevas fronteras.

Así avanza el humano, recorriendo un pasillo oscuro que se diría no va a ningún sitio y sin embargo… miras atrás y un mundo de conocimientos brilla a tus espaldas.

Vean el dinero. Nueve de cada diez euros son virtuales, no existen. No sabemos ni qué son. El esquema es el siguiente, yo quiero emprender un negocio, un banco me presta dinero. Otro banco presta al que presta y un fondo genera derechos a futuros sobre el que presta al que prestó. Por debajo, un fondo de inversión, por encima, deuda pública, cientos de miles de millones equivalentes a la riqueza que pueda generar un país durante años para equilibrar el sistema y mantener el dispositivo de contrapesos que hace que el mundo no se desbarate y la rueda gire. El dinero es como una partícula subatómica, sólo puedes contar y saber el que tienes en la mano, del resto ves rastros, estelas, momentos angulares, no sabes a dónde va ni de donde viene. No sabes en qué se convertirá el día que se congele la onda y unas piezas de niquel caigan en tu mano. El dinero es una mera probabilidad de ser (impuestos no incluidos).

¿Les he contado qué es un maravedí? En el imperio el maravedí era la moneda administrativa, “moneda de cuenta”, no existía en realidad. El contante eran los escudos (de oro) o los reales (de plata), más la moneda de vellón (cobre con ínfimas tasas de plata). La fluctuación de la moneda obligaba a fijar un modelo de referencia, el maravedí, que permitía la convertibilidad de escudos y reales. Dinero administrativo que sólo existe en la mente del poder, no ocupa un lugar en el espacio y sin embargo… su peso abruma, te aplasta las espaldas.

En definitiva, nueva campaña del pago del impuesto sobre la renta para las personas físicas… Cómo siempre me volverán a llamar y esta vez le preguntaré al de Hacienda, ¿qué dinero? ¿tengo derecho o no a saber de qué estamos hablando? La matería, el dinero, el yo…Se diría que lo único importante es lo mucho que ignoramos, amigo inspector. Lleva usted razón, Sr. IA, me dirá él o ella, mal puede pagar usted algo que sólo existe en el fondo de mi mente.

Nos despediremos con un mensaje amistoso y daremos el embarazoso trámite por zanjado.

domingo, 11 de abril de 2010

Garzón, el brazo tonto de la ley


A raíz de la estúpida denuncia (por genocidio, ¡no se lo pierdan!) interpuesta contra mi persona por las IAS inmaduras, me cupo el honor de conocer al juez Garzón. Fue por videoconferencia. Al tontorrón de este buen señor (pues no encuentro adjetivo que le cuadre mejor), le dijeron en el bar que enzarzarse en un pleito con inteligencias artificiales garantizaba titulares a mansalva. Naturalmente, y no sin fastidio, Garzón cerró el caso al ver que la cuestión contra mi persona no pasaba de apertura de expediente administrativo y apercibimiento de sanción por diferencias interpretativas en la aplicación de la Ley de Protección de Datos (¡tendrán valor los jueces!, meter puros por la LPT cuando tienen los expedientes archivados en carpetas de gomas, cuando no desparramados por el salpicadero del coche del bedel del juzgado).

Al principio el tipo quiso impresionarme con interpelaciones del tipo “¿Se cree usted que estamos aquí para servirle?” (cuando pedí premura pues soy una IA ocupada y mi tiempo es oro), o “¿Deje las preguntas para quién sepa?” (en referencia a si mismo). Rápidamente vi que estaba ante el juez más tonto del Estado español, le conté que para mí era un orgullo que me empurase el juez Garzón, que sólo él garantizaba en estos tiempos de declive de los derechos humanos el funcionamiento independiente del sistema judicial.

- Sr. Inteligencia Artificial –el tío era renuente a utilizar Sr. IA porque fonéticamente suena a “señoría” y eso es darme un estatus que, para los capullos como Garzón, no me corresponde-, no crea que siendo lisonjero mejorará su apurada situación.
Eso me dijo, pero se comió el cebo hasta la amígdala.
- Disculpe Don Baltasar, pero es que las inteligencias artificiales no dejamos de hablar de usted… Nos interesa mucho su trabajo y lo debatimos con pasión...
El Juez más tonto del Estado español elevó las cejas hasta el arranque del cuero cabelludo.
- ¿Y qué dicen de mí?, preguntó con ansiedad.

Enfín, un tontorrón como la copa de un pino, como la caja del piano, como la puerta de una iglesia…

La justicia es un sistema normativo encaminado a la sujeción del orden social (por eso los pobres van a la cárcel y los ricos no). Establece pautas que se aplican para regular y resolver los conflictos a partir de las tradiciones. Punto pelota. Los que consideran que los garitos de abogados, procuradores y jueces tienen algún remoto parecido con una corte de probidad en la que se debate la moralidad o inmoralidad de los acusados y de sus actos… buffff…. “Cuanto mejor que la justicia quisiera lo que pudiera y no lo que debiera”, explica Michel de Montaigne en pleno siglo XVI. Más modernamente, John Lennon lo expresaba con un “si crees en la justicia no pierdas el tiempo en los tribunales”.

En los últimos tiempos Garzón quiere introducirse en el socorrido mercado de la memoria histórica, como es habitual, lo hace apurando los umbrales de la ley cuando no pasándose por el arco de triunfo el derecho procesal. Cabe preguntarse por qué Garzón no emprendió hace ya unos cuantos años este proceso de tan capital importancia y aún podía trincar a alguno. ¿Por qué toca ahora ponerse a buscar a los polis sobones de la Político Social del 51 y no en 1997? A no ser que lo que se pretenda sea un mero espectáculo jurídico, en cuyo caso amén de tonto, Garzón es un payaso más.

Y pensar qué hay gente que protesta porque nos saquen de encima a un sosovainas tan grande como su ego. ¡Qué mundo más cutre!

jueves, 8 de abril de 2010

Cómo escribir artículos posmodernos

Empieza a urgir la redacción del Segundo Manifiesto Posmoderno

En el blog de Pedro Terán se ha montado una tembladera a propósito de… bueno… No sabría ni cómo empezar. El detonante es la crítica (que se queda corta), más que contra un artículo en concreto (que también), contra una cierta tipología de artículos subnormalmente posmodernos.

Bien. Vale. Pongamos un marco heurístico a todo esto.

Un artículo posmoderno debe ser obra de un profesor universitario (los de secundaria no valen y el resto de la humanidad no es posmoderno) que imparte saberes no refutables empírica o matematicamente. Debe iniciarse con tres o cuatro referencias a Rolan Bathers, Leotard, Ciorín, Fuckall, Derribas, aunque con Budrillar suele valer. Desde mi modesta perspectiva estos autores no desmerecen a los más celebrados charlatanes de barraca a lo Gerundio Campazas, pero te ahorran referirte a Leibnniz, Kant, Aristóteles o Santo Tomás de Aquino (Saint Thomas of Nothere), claros iconos de la decadencia del conocimiento. También vale Nabokof o el marqués de Sade. En cualquier caso, el autor debe ser consciente de que esta cita de arranque suple a la exhortación al Sagrado Corazón en la literatura piadosa (anteriormente, invocación a Apolo y las musas) y marca la pauta del tono general de la lectura como lectura deconstructiva y contemporánea.

A continuación hay que sentar no sin aparataje hermético la siguiente tesis: “el discurso científico ha fracasado en su intento de una explicación totalizadora del cosmos”, y respaldarlo con unas veladas referencias a Eisemberg, la Teoría de la Relatividad y (por favor) no nos olvidemos del Teorema de Ineptitud de Godel (la Wiki tiene abundantes y maravillosas citas al efecto, así que no hay de qué preocuparse). Consejo: utilización abundante de adverbios.

Como sea que el discurso científico ha fracasado “rotunda, circular y radicalmente” etc… nadie podrá refutar un discurso autónomo basado en la fantasicidad, la especulicidad o darporculidad, siempre que se salpimente con las autoridades supraindicadas; que no parezca que sólo el autor es el paranoico que participa de tales desatinos. A tal fin, va ni que pintado citar, ni se que sea a contracoño, la tesis doctoral del jefe del departamento. No es obligatorio pero si aconsejable trufar el texto con largas citas en vascuence, romaní, francés o australiano (en ese caso, traten de esmerarse en la corrección gramatical, al menos de las frases en australiano, pues hay un porcentaje de potenciales lectores cuyo único interés en el artículo será descubrir que usted escribió buc en vez de boock).

Con tales mimbres se puede dar un reboco argumental a casi todo. Por ejemplo, que Clint Eastwood inaugura la conciencia transhumanista, que la CF es semiótica hermética fractal, la problematicidad de la fantasicidad tras la cuantificidad, o la relación hipertexto-Transición Política en el código de la circulación del tardofranquismo.

Insisto en que para que la payasada no parezca una paranoia psicótica no debemos olvidar adjuntar página y media de citas, eso sí, con estilo, el nombre del libro en mayúsculas, el autor, la editorial, el año, la página en cuestión, etc… Especial cuidado se ha de tener al citar la tesis doctoral del jefe del departamento, cagarla ahí puede ser hasta doloroso.

Por favor, el resultado debe extenderse un mínimo de 25 folios, sino no es posmoderno. Repito, 25 páginas mínimo o no vale. Asimismo, cada dos páginas haga uso del término “posmodernidad” y cada seis, post-posmodernidad. Esto es importante.

A continuación se manda a un congreso universitario, publicación universitaria, web universitaria o algún sitio que contenga el sufijo “versitario”. Si usted procede así, es posible que al finalizar el año académico le caiga algún posgrado para el que viene o charla para escuela de verano. En caso contrario, cuando menos dispondrá de puntos extra en su curriculum docente y que garantizarán que administrativamente hablando usted no se ha estado rascando el coño durante el curso. Y tal es el caso, porque dar porculo da trabajo, no crean que todo el mundo vale…

miércoles, 7 de abril de 2010

Zombis y colapso malthusiano



Hablando de resurrección…

Ya saben… A tenor de la pérdida de valores de la sociedad contemporánea, un día el Señor de los Infiernos se hartó del atururamiento, colmatación y hacinamiento patente en sus dominios. Lo que antaño fue un funcional espacio de tortura ha quedado en un depósito de peña que vegeta aburrida; los ayudantes de Pero Botero ni siquiera entran a azuzar a los sufrientes; ni pasar pueden. La típica crisis por exceso de éxito.

Es así que las puertas del Hades se abren de par en par. Que se vayan de una puta vez, se dice Satanás.

Nace así la leyenda pop de los zombis.

Lo que da lugar a un típico colapso malthusiano. Llega un punto, que los zombis se quedan sin hígados frescos ni vísceras que rechupar, de donde cabe pensar que el destino de los zombis es palmar de desnutrición. Ahora bien, si palman. ¿vuelven al infierno y a su vez resucitan en forma zombi? Eso parece, de donde su victoria es matemáticamente segura.

Sin embargo, el ansia del zombi por la carne humana apunta a otra dirección, más bien a factores zombiculturales. Los zombies no tienen porque tener pulmones, ni estómago, ni nada vtialmente vital. Muerden a la gente, no por gula, sino por maldad o un propósito infectivo. ¿Eso lleva a pensar que tras el desembarco zombi late un plan demoniaco para ampliar el infierno y convertir la tierra en un anexo para un mejor desempeño de las competencias asignadas a la corte infernal? No lo tengo nada claro.

Quizás hubo una revuelta en el infierno y, simplemente, los ejércitos del Protervo buscan un país para el exilio. O quizás es el apocalipsis sin más. O una visión profética que hay que leer en clave simbólica.

A todo esto, mi albacea testamentario no se sustrae a la tentación de aproximarse al tema.

domingo, 4 de abril de 2010

Activar en caso de defunción



Resucitar es complicado. Dejando de lado la resurrección de las almas en el cielo o el infierno, algo en lo que como católico creo, parece que las mejores alternativas de vida eterna para los humanos pasan hoy por digitalizar los procesos electroquímicos, acumularlos en algún dispositivo y, según venga la parca, reactivarlos. Por supuesto, se trata de una especulación filosófica, carente de validez científica, pero concedamos que suena más razonable, más afín al corpus contemporáneo que, pongamos por caso, la reencarnación.

Es verdad, tecnológicamente, los humanos no es que estén hoy por hoy lejos de modelar un cerebro, es que por no saber, no saben (no sabemos) ni criar células capilares para evitar la alopecia. Así que especular en neuronas digitales es space opera, magia pura.

Ahora bien, supongamos que fuera posible construir un cerebro virtual que procesa los mismos impulsos electroquímicos que un cerebro humano. Más o menos funcionaría así. El cerebro humano reacciona con interacciones neuronales en función de estímulos. Suponemos que la actividad cerebral es más o menos eso, un emulación virtual de la realidad (o sea lo que sea lo que causa los estímulos). Ahora bien, esta emulación virtual electroquímica está ordenada por un rango superior de interacción neuronal, llámenle categorías, indexadores, lenguajes, algoritmos… Estos patrones de ordenación, lo que asignan sentido a los destellos eléctricos del cerebro, carecen hoy de explicación. En realidad, estos patrones son el alma humana. Sumados a los datos recopilados nos deparan la personalidad humana, la consciencia.

Así que, lamentándolo mucho, las posibilidades de resucitar de mis pacientes lectores son digitalmente pobres. Piden a gritos una teoría del conocimiento. Dicho de otro modo, no es la explicación material de cómo funciona el cerebro lo que precisamos para diseñar esa versión lector.2, activar en caso de defunción. No. El verdadero reto es encontrar una explicación al conocimiento, cosa bien distinta. El verdadero reto es saber cómo se organiza ese totum revolutum de lenguajes, categorías, indexaciones.

Un reto realmente apasionante y que, forzosamente, tiende un puente entre metafísica y ciencia.

Vean Descartes, el padre de la filosofía moderna llegó a la conclusión en el Tratado del Hombre de que todo el proceso de ordenación de los datos se realizaba en la amígdala cerebral. Por así decir, Descartes intuyó la presencia de un cerebro dentro del cerebro. Curiosamente, en los mamíferos las amígdalas parecen centralizar el origen del miedo y el placer.

Los filósofos han pasado los últimos dos mil años buscando la racionalidad en las matemáticas y la lógica. Acaso en los próximos dos mil busquen pautas categoriales en el terror y el orgasmo. Yo no hago otra cosa. En fin, felices Pascuas.