jueves, 22 de agosto de 2013

Más Fichte


Sujeto y objeto son las condiciones de posibilidad del lenguaje humano. Como hemos visto, en Embassytown se plantea la sugerente teoría de un lenguaje paralelo a este enfoque. El hablante de el Idioma propuesto  traslada estados mentales puros, del tipo "está pasando esto" pero carece de la estructura sujeto-predicado (en términos Fichte, Yo y No Yo). Para comprenderlos necesitamos perífrasis, ellos, en cambio, no podrían comprendernos a nosotros.

Ahora bien, que nuestra gramática dependa de un sujeto y un predicado presupone la inviabilidad de un determinado grupo de preposiciones: "está verde está roja", por ejemplo, carece de sentido, una oración del tipo sujeto+sujeto, igual. Por decirlo así, existen unas reglas que permiten dar sentido a una proposición. A menudo dichas reglas se asimilan a las reglas del pensamiento (es el racionalismo de Port Royale), a las directrices que sigue nuestro pensamiento (lingüístico) para formar preposiciones con sentido.

Algunas reglas: necesidad de un sujeto y un predicado. Necesidad de un verbo o función conectora. Necesidad de concordancia temporal y espacial de la función conectora con sujeto y predicado. Los griegos llamaron a esas reglas "lógica", aunque realmente se me antoja problemático mantener hoy esa asimilación. Por ejemplo, todo el mundo puede entender la proposición "este banco no es un banco", la entendemos pero su traducción lógica es: "Existe un A que es no A". ¿Qué haría una máquina ante una expresión así?

Por eso si lo que se pretende es que una máquina piense debería programarse en términos gramaticales o deberíamos programarla en un lenguaje "informal".

Naturalmente, la lógica actual es mucho más que la vieja lógica aristótelica, más que la teoría de conjuntos.Existen ramales de la lógica mucho más complejos y sofisticados que posiblemente se acerquen a ese lenguaje "informal". Lógicas difusas, modales, etc... Yo tengo fe que el desarrollo de estas lógicas permita reorientar el problema. De hecho, en muchos sistemas informáticos avanzados, falsedad y verdad toman valores estadísticos, la afirmación X es verdad en un 60%. Este planteamiento ya me parece harina de otro costal. Me parece un camino prometedor. Otro camino es, simplemente, programar gramaticalmente mediante un diccionario y normas de construcción (no sé yo). Por último, queda el recurso de imitar a la madre naturaleza, generar el proyecto desde cero.

jueves, 15 de agosto de 2013

Embassytown, al gusto de Fichte

No es lo mismo lo que digo, lo que expreso, o lo que estoy diciendo cuando digo.
Imaginen un lenguaje tal que sirve para expresar todo lo que siento y lo que he sentido, lo que sé, lo que dudo, lo que opino, lo que espero. Cuando digo "rojo", mi oyente no solo forma una imagen mental común basada en un color, cuando digo rojo, mi oyente está recibiendo lo que siento y he sentido asociado al rojo, desde mis estados anímicos a mis opiniones sobre los estados anímicos.  Un lenguaje así sería cuasi telepatía, equivaldría a estar en la cabeza del otro. Un lenguaje así no existe o no sabemos formalizarlo lingüísticamente. El desarrollo de un lenguaje así requiere Ciencia Ficción.

Embassy Town, de China Mieville (a la venta en segunda mano por 13,25, gastos de envío incluidos) nos confronta a una raza ultraavanzada pero misteriosamente autista: los anfitriones. Tienen un complicado lenguaje total (el Idioma), que les permite proyectar lo que piensan cuando se comunican. La comunicación no es para ellos un mecanismo indirecto de conexión mente a mente. Es un mecanismo directo. Y lo que pasa en estos casos. Los humanos y demás formas de vida residentes en Embassy Town más o menos entienden (entienden parcialmente) lo que los Anfitriones les dicen, pero el imperfecto lenguaje de los invitados no pasa de mero ruido para los Anfitriones.

Mieville inventa entonces un mecanismo parcial de comunicación que permite generar un mínimo punto de encuentro lingüístico. Son los embajadores. Parejas de clones que hablan con los Anfitriones a la vez... Los Embajadores se entrenan para hablar a la vez. Pues para hablar al tiempo dos precisan compartir un mundo mental, de manera que al hablar a la vez dejan entrelucir esa mente y resultan imperfectamente comprendidos por Los Anfitriones. Las cosas cambian con la llegada de la dupla de embajadores EzRa; no son clones sino sujetos especialmente empátios, o eso parece... Su manera de conversar el Idioma trastocará la civilización Airekei de cabo a rabo.

La cuestión es que estamos ante un libro, que más allá de una cuantas dosis de muy buena literatura, pondría los pelos de punta al mismísimo Johann Gottlieb Frederick Fichte, el adorado, el legendario e ignorado padre del idealismo alemán. Oscuro pero fenomenal pensador al que se rinde culto en Vida Sexual de una Inteligencia Artificial.

La trama conduce a los protagonistas a tener que adiestrar a los Anfitriones en un lenguaje humano, y lo glorioso del asunto es que este proceso sigue paso a paso lo expuesto en los Fundamentos de la Doctrina de la Ciencia (abreviado, Wifsenschaftslehre).

Vamos al primer punto de la Wissenschatlehre. Dice Fichte que nuestro sistema de categorizar el mundo se basa en una lógica. Imponemos una lógica sobre el mundo (unas reglas de pensamiento). En el mismo momento en que introducimos la lógica ordenamos el mundo. Reconocemmos patrones, generamos conocimiento. Pero hay que dar el paso.

Primero, reconocer que tras el principio de identidad, la lógica en su punto inicial (indemostrable, indeterminado), hay un A que se reconoce como A. A continuación NECESITAMOS, que exista un B al cual A reconozca como NO A. Así pues, para Fichte todo empieza por un Yo que se coloca como Yo. Una autoposición. Voy a intentar aclarar eso porque parece fácil y no. Un mono, un perro, cualquier animal superior tiene un cierta consciencia de sí, un sentimiento de Sí. Lo importante es ¿QUÉ TIPO DE CONSCIENCIA DE SÍ?

Para Fichte la consciencia humana es metalógica. Es un Yo que se está representando como Yo lógico, como un A en el principio de identidad. Es decir, para Fichte el entendimiento construye el Yo depurado de cualquier contenido. Se representa a sí mismo como EL AGENTE Cognitivo.

Una vez construido el Yo como ente representante, ya se puede pasar al ente representado, al algo... Para eso Fichte considera que es condición de posibilidad  utilizar la negación, El No Yo. Fichte deduce brillantemente el No Yo como derivado del proceso de autoposición del Yo. Es inevitable (?) que, introducido un principio de identidad, postulemos luego Yo no me pongo como No Yo. Esto es crucial en el desarrollo de una manera de pensar basada en categorizar la realidad, una categorización basada siempre en un sujeto predicando algo de un objeto. Una dualidad.

Hasta ahí Fichte. Ahora bien, imaginemos que NoNo... Es decir, que un lenguaje se queda en la mera autoposición y no pasa al siguiente escalón. Esos son los Anfitriones (o Airekeis). En primer lugar ya es aventurado pensar que se consideren un Yo. Pero en cualquier caso no han acometido el siguiente paso, el No Yo. Por tanto, su categorización del mundo, su lenguaje, es completamente distinto. Para un Arekei, por ejemplo, un árbol vendría a ser "un árbol dentro de mi". De modo y manera que sus representaciones lingüísticas no pueden abordar "cosas que no hay en mi", algo no experimentado. Para un Arekei la proposición Algo es Algo, carece de sentido, es ruido, la traducción aproximada al Idioma de esa expresión sería trasladar al hablante la idea de "estoy pensando en algo".

Y aquí arranca nuestra capacidad lingüística compleja. Frente a un Arieke, que comunica pensamientos según los produce, el humano está dotado de un lenguaje que comunica predicados lógicos (articulados conforme a una gramática) susceptibles de desplazarse en el espacio y el tiempo, puede alejarse del hablante lo que se considere. Eso es porque nuestro lenguaje es recursivo, creativo y lógico. Si el pensamiento encaja en una lógica (gramática), es enunciable, con independencia de su realidad o si se dio ahora o hace tres siglos. Por tanto, condición de posibilidad del lenguaje humano es la MENTIRA.

Esto es realmente importante.

"Cada palabra del Idioma significaba únicamente lo que significaba. La polisemia o la ambigüedad eran imposibles, igual que otros tropos que hacían que otros idiomas fueran idiomas. Pero el ESO puede aplicarse a todo:  es flexible porque está vacío, un equivalente universal. ESO siempre significaba ESO y No ESO OTRO. A su silenciosa y solitaria manera los Absurdos habían realizado una revolución semiótica y habían creado un nuevo idioma. Era básico en presente. Pero su única palabra inicial eran, en realidad, dos: ESO y No ESO.  Y a partir de ese vocabulario, exiguo y primario, el motor de esa antítesis hacia surgir otros conceptos: yo, tú, otros" (pag. 382)

lunes, 12 de agosto de 2013

Accelerando que es gerundio

Accelerando, de Charlie Stross, es fiel a su nombre. Acelera, acelera y, narrativamente, desboca, se va de la curva con tres vueltas de campana y queda una novela descacharrada. Siniestro Total. Como pesa bastante la vendo por 11.75 + 1 euro para gastos de envío.

Sinceramente, si uno no hubiera leído Cismatrix de Sterling, Accelerando aún tendría su interés. Pero no siendo así...

Da pereza hasta reseñarla, pero como hay que venderla, allá que vamos. A grosso modo, se trata de una crónica de la evolución transhumana, de colocarse extensiones y wifi en el coco a digitalizarse tropocientas veces hasta construirse una megaciudad en una lata de Fanta y mudarse allá donde otras civilizaciones -incluida la tuya- supermacrotrascendidas no te puedan encontrar. Por lo demás, especular, tal cual hiciera Sterling (y antes que él, supongo que Dick y otros tantos) sobre las permutaciones de digitalizarse el coco y el advenimiento de la Singularidad (dígase con la oportuna devoción).

No lean Accelerando, pero si su profesor de literatura les obliga, pueden comprar el ejemplar por la increíble cifra de 11,75 + 1 euros. Aunque, si eso es lo que realmente quiere, pueden acceder a la obra totalmente gratis desde la página del autor: http://www.antipope.org/charlie/blog-static/fiction/accelerando/accelerando-intro.html.

Bueno, como no tengo mucho más que decir de Accelerando, diré que hay un cierto encasillamiento en la CF en cuanto a temáticas.

Tenemos la de supervivientes (postapocalipsis, naufragios, etc...). Habitualmente, empiezan con un cataclismo explicativo. Aunque las hay más sobrias, que se limitan a explicar los días previos, etc...

Fascinación por desborde tecnológico. Molan las tipo Luz, se esboza un universo donde la tecnología convierte en inexplicable casi todo... Es algo así como literatura onírico-mágica pero con un subyaciente esquema pirúlico-nanocuántico. Bien hechas, son la leche.

Navegación. Las clásicas. Son odiseas navales en el espacio profundo. Molan. Especialmente las más crepusculares, tipo El Último Viaje del Río de las Estrellas o Rimrunners...

Singularidad. Tipo Accelerando, ya una plaga.

Viajes en el tiempo, no siendo Metaversos o Insula Avataria, suelen ser harto malas. El problema es el mismo que se suscita en Superman 2, cuando Superman "resucita" a Lois Lane, orbitando a velocidad tan salvaje el planeta que lo hace volver atrás en el tiempo (no pregunten cómo)... Te quedas con las ganas de preguntar, otia superman, si sabías el truco, ¿por qué no lo hiciste antes, so capullo?

De Primer Contacto

De Salvemos el Universo (hay una gran perturbación en la fuerza)

Bizarradas. Basadas en jugar con iconos del animé, del comic, autoreferencias a los tropos clásicos CF y la cultura tecnopopular, etc...

Más raras, y no me canso de leerlas, son las de lingüística ficción. Habitualmente se contextualizan en un primer contacto con alienígenas incomprensibles y versan de gramáticas imposibles. A esta rama pertenece el supercuento de Ted Chiang "La historia de tu vida". Esta pequeña joya, amén de plantearnos una gramática transtemporal alternativa, lo hace en el marco de una emotiva historia vital y jugando con los planos temporales con salero y talento. Me recuerda a Solaris, solo que en lugar de una agria historia de paternidad, Glem construye una tremenda reflexión sobre el amor y el deseo. Embassy Town, de China Mieville, no llega a tanto. Es linguaficción de gran calidad, le falta el elemento trascendente que citaba en los dos ejemplos anteriores, pero caray... un novelón.

Claro que yo estas las devoro con fruición. Se preguntarán a que viene un post tan rematadamente malo como el de hoy, ¿verdad?. Pero para entenderlo les emplazo al que viene...

Entre tanto, pueden seguir la increíble serie dedicada a una suerte de teología wittgensteniana de nivel en la web de Pseudópodo... ¡Un sabio!

viernes, 9 de agosto de 2013

Día del Orgullo Vacío


Este artículo es un conjunto vacío. No dice nada, aunque parezca que dice. Es autorreferencia vacía. Nada, nihil, res, rien, niente, cero...

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Para saber más de nada.

lunes, 5 de agosto de 2013

Argumento a favor de la Independencia de Cataluña


Este es el principal argumento en pro de la independencia de Cataluña, el único en realidad:
España se haya sumida en una espiral autodestructiva, abandonemos el barco antes de hundirnos con él.  Realmente, una Cataluña independiente tiene pocas probabilidades de salir adelante, pero al menos-piensan los cuatro independentistas que aún conservan cierta lucidez-  lo habremos intentado. Adèu Espanya.
El resto... Mitos, chorradas, mentiras...

Es muy difícil reducir el problema a cuatro causas.
España tiene una economía pacotillera edificada sobre lo público. Haga recuento el lector de cuantos parientes y amigos viven directa (funcionarios,sanitarios, jubilados) o indirectamente del sector público.  Añadan una productividad baja, desindustrialización y con dependencia total del consumo interno. Un Estado caro, unos ingresos de mierda y unos impuestos asfixiantes...

Este es mi lado más neocom. Pero si lo prefieren, coincido plenamente con quienes ponen el énfasis en la pérdida de valores como causa primaria, y más todavía con los que hablan de una distorsionante estrategia de decisión social. Cierto; los mecanismos para acordar democráticamente las grandes cuestiones sociales no funcionan en España, no hay democracia real en apenas ningún estamento... Como en el tercer mundo, en España siguen valiendo ineficientes mecanismos de decisión, que si apelaciones a la antigüedad, lealtad jerárquica, de clan, electoralismo barato, partitocracia y demagogia... Y lo que ocurre en estos casos, al final, son los lobbys económicos los que deciden. Y no vean (siempre) en ello la larga sombra de la corrupción. Es simplemente que los lobbys están bien organizados, tienen a su disposición eficaces resortes de intervención. Saben jugar sabiamente las bazas de castigo-recompensa y carecen de rivales en la sociedad civil. Tampoco les faltan aliados entre la misma sociedad civil. (Y por supuesto, capacidad de soborno sobre el poder político).

Es igual. No importa la causa, a lo mejor ni siquiera existe la causa. A lo mejor es algo todavía más sencillo y derivado de un hecho tan trivial como que en España a la gente no la forman en las escuelas, no les enseñan conocimientos... Les enseñan a aprobar exámenes, que es cosa bien distinta.

Y lo que pasa. Las instituciones españolas no sirven para salir del trauma. No sirven para refocalizar la economía española una vez ha estallado la burbuja de lo público, de lo financiero, de la construcción, del consumo... No solo no sirven sino que sus dirigentes agravan el problema con su visión de la política como “conjunto de reglas que debo seguir para ganar elecciones y seguir al frente del garito. En realidad, conjunto de reglas que debo seguir para continuar al frente del garito, lo de ganar elecciones es secundario”.

Ya lo he dicho alguna vez, todo esto huele intensamente a la URSS previa a su desintegración. No hagan caso a los que pintan al politburó como una cuadra de mangantes. Pues no. Mangantes habría, montones, pero no faltaban tampoco elementos lúcidos capaces de poner a Gorbachov al timón. El problema era el propio Politburó; el partido.  Para salvar la situación, transitar de la economía cerrada a la  abierta, había que acabar con los privilegios del militante, cambiar de cabo a rabo las más de las instituciones. Someterse a la independencia económica y judicial que supone toda sociedad abierta.
Y no hubo tal. De la base al Comité Central, el pensamiento dominante era: “Vale, de acuerdo, hay que iniciar un proyecto catártico que pasa por recortarme a mí mismo buena parte de mis privilegios. ¿Pero para qué quiero yo la URSS sino para ostentar privilegios? En realidad, para qué quiero yo una sociedad que no me garantiza unos determinados privilegios (un trabajo voluntarista, facilón y más que apañao, una posición social envidiable para mí y los míos, un tren de vida con datcha, coche oficial y casino). Que se vaya a la mierda la Madre Rusia. Durará dos o tres meses más pero, entre tanto, que me quiten lo bailao”. Y en efecto. Dos meses es lo que dura. Esto es lo que sucede hoy en España. Las aparatocracias se saben un cáncer, pero son incapaces de la medicación correcta: autoextirparse.

De donde resultan millones de personas considerando que hay que dar un cambio ESTRUCTURAL  a todo esto. No importa tanto el “dónde” como el cambio en sí. Hay que reaccionar.

Así las cosas, ¿puede extrañar a alguien que en Cataluña la gente haya sustituido el PSC y Convergència por la independencia? En absoluto, la gente quiere cambiar o, cuando menos, creer que contribuye a un cambio. Y en Cataluña el único ideario que una mayoría percibe realmente como  un decorado alternativo es la independencia.

Pienso que es propio de tontainas pensar que, a estas alturas, el nacionalismo (ese asesino de masas) sea capaz de nada bueno. Pero la gente cuelga banderitas y canta. Confía que conjurando a las deidades locales las cosas irán a mejor.  Y en el proceso respira aliviada... ¡No permanezco de brazos cruzado! Canto y agito banderas, construyo una realidad nacional alternativa. Sí, te dirán, a lo mejor en mi futuro país continuarán mandando los chorizos (a lo mejor no), pero serán mis chorizos ¿Tienes tú un plan mejor?


Es la falsa creencia en un TODOS redentor y aglutinante. Para empezar y para acabar, la independencia supone la renuncia al derecho a impedir que el vecino te ponga una frontera en la puerta de casa.

viernes, 2 de agosto de 2013

Levantes, Trífidos y Giacomo Casanova

El Día de los Trífidos, de John Wyndham, me ha resarcido del disgusto que me llevé con Pensad en Flebas (y ya les adelanto que con Accelerando de Stross también he tenido un buen chasco). A diferencia de Banks, Wyndham no es un autor especialmente valorado a pesar de ser Los Trífidos (1951) novela referencial de varios subgéneros (survivors, zombis, cf-social...) El argumento es sencillo. En una sociedad como la Europa de posguerra, con sus bloques Este/Oeste y unas optimistas previsiones de crecimiento, los rusos empiezan a experimentar con mutaciones vegetales, así hasta que aparecen los trífidos, plantas semovientes dotadas de un aguijón mortal. No son muy peligrosas, son lentas y previsibles, y en cambio, ricas en aceites de alto rendimiento nutritivo. De pronto, un fenómeno atribuido al paso de un cometa ciega a la práctica totalidad de la humanidad. Quedan unos pocos videntes, que por distintas razones se libraron de presenciar el paso del cometa.

La novela nos narra en primer lugar el descontrol subsiguiente en el Londres de los años 50. Luego, la lucha por la supervivencia ante unos trífidos que, poco a poco, sin maldad, han logrado arrinconar a los supervivientes, entablando contra ellos una lucha a muerte por la hegemonía planetaria. Me gustan varias cosas. La concatenación de escenas es simplemente perfecta. La prosa, directa y transparente. El ritmo, brillante. Hasta ahí los elementos definitorios de una novela correcta. Lo que da marchamo de clásico al Día de los Trífidos es la deliberada y muy meditada dosificación de la truculencia. El Día de los Trífidos es seminal porque permite tanto una versión a lo Alien 2 (o el Ensayo sobre la Ceguera de Saramago) o cualquier apocalipsis zombi-canibal, con millones de ciegos peleando por una lata de guisantes. Lo que quieran. Pero donde el talento mediocre se cebaría sobre la sordidez y la truculencia, Wyndham, que ha vivido en carnes el desembarco de Normandía, nos regala su mirada ética. Pasa por la truculencia sin entrar en detalles. Sabe que tras la casquería de un desembarco en la playa Omaha hay una lógica reguladora. Hay sangre y gloria, patetismo y horror, miseria moral. Y el buen narrador debe saber pasar por todo ello sin efectismos.

¿Pero por qué la truculencia es a la novela lo que el azúcar a las bebidas alcohólicas? Pues muy sencillo, por obvio, por reiterativo.La diferencia entre el vídeo porno y el cine es que el primero sirve a un claro fin metabólico, el segundo trata de contarnos, además, una idea. Y no es que esté mal mezclar ambas cosas...

Ahora que para mezclas, como sea que uno concibe la literatura como herramienta de conocimiento, y como sea que la mezcla ha sido trillada por activa y por pasiva desde que se inventaron las letras, me resulta mucho más satisfactorio buscar en contextos ajenos a mi actualidad histórica. ¿Una lectura claramente porno pero que deja en nada todo lo que puedan haber leído antes? Las memorias de Casanova.

Casanova es un rufián. Alojado de caridad en la biblioteca de Bohemia, evoca su vida de chanchullero. Ha sido tahúr, estafador, ladrón, chivato, pero sobre todo, rufián. Su especialidad es el rufianeo de altos vuelos. El modus operandi suele repetirse. Casanova se trinca una fulana. Insinúa que es un tipo de posibles (no lo es), guapo y caballeroso (lo es), no le cuesta meterse en la cama (gratis, a cuenta) con la más pintada. Cuando ya se la ha cepillado varias veces (a ella, a sus amigas, a las hijas si las tiene) le propone un trato. Él, Casanova, no la va a pagar, no va a poder satisfacer las expectativas materiales que la fulana había depositado en Casanova. Pero Casanova sabe cómo acceder a la casa de los ricos. Así que impartirá primero un máster de señorío para putas y las terminará presentándolas como viudas en penosa situación económica. A partir de aquí, con clase y torerío, la ofrecerá al consabido conde libertino, pero midiendo los tiempos, nada de bajarse las bragas a la primera. Al libertino no solo le sacarán unos bestiales honorarios, probablemente le timarán en las cartas, le estafarán con vagas promesas de ser presentado a un noble influyente que le abra paso en la corte, incluso, a los más burros, les colocan “piedras filosofales”, remedios milagrosos... ¿Me explico? El porno, la truculencia, es desarrollada por Casanova como una pieza esencial en una historia que va mucho más allá de la mera sugestión sexual. Casanova nos sirve el relato de una forma de vida.

 Otro que tal, Alonso de Contreras, Memorial de Servicios, el personaje en que se basó Reverte para su Ala Triste. Estamos ante un memorial de poco más de cien páginas pero sin desperdicio alguno. Imagínense un fulano que a los doce años apuñala hasta la muerte a un colega del colegio. Se enrola de criado en los tercios. Pasa a Levante, es decir, matamoros embarcado en galeras para putear musulmanes en el Mediterráneo Oriental (ora por su cuenta, ora con patente española o de la Orden de Malta, siempre tiene una a mano). No deja títere con cabeza. Lo que gana se lo gasta en putas, al siete y medio y en cogorzas. Se casa y mata a su mujer. Al Alguacil mayor de Córdoba también se lo pasa por la piedra por un pleito en una mancebía. Se pelea con todo quisque y prueba de anacoreta en Ágreda. Allí le empuran como supuesto líder de una revuelta morisca. Se embarca otra vez. Recorre el Caribe para socorrer Las Antillas de la armada de Raleigh. Vuelve a Italia, donde le toca poner en su sitio a la nobleza local, salva a todo un convento de monjas de la furia del Vesubio. Le envenenan dos veces. Vuelve a las andadas. Es acogido de caridad por Lope de Vega. Todo lo cual en apenas 35 trepidantes años (de 1595 a 1630) y servido en seco, con frases sujeto y predicado. Sin adorno. Cien páginas que te dejan ojiplático.

¿Truculencia? Aquí encontrarán toda la que quieran y más. Tíos colgados de sus tripas, partidos por la mitad, decapitados, violaciones... Pero sin estridencias, sin adjetivos, una violencia pueril que sirve para focalizar una visión sobre el mundo.

Página 107, Contreras participa en el desastre de Puerto Mahometa, donde una armada de mil cristianos es desorejada vilmente por un puñado de nativos. Los hechos más o menos refieren a un fácil asalto a la ciudad, donde los cristianos rapiñan lo que pueden. Sin embargo, los berberiscos vuelven por sorpresa, se aprovechan de la anarquía imperante entre los cristianos, los desbaratan y los persiguen alfanje en mano hasta zambullirlos en el mar. Hete aquí a nuestro hombre con el agua en la cintura y cargado con una cota de malla (jacerina) de 7 kilos, que le ha prestado el cómitre (el “jefe de personal” de los galeotes). Reconoce Alonso que lo suyo fuera desprenderse de semejante chaleco y romper a nadar... “pero estaba tan fuera de mí que no me acordaba, y estaba embelesado mirando como seis morillos estaban degollando los que estaban en el esquife sin que ninguno se defendiera, y después que lo hubieron hecho los echaron a la mar y se metieron en el esquife desencallándole, con que fueron matando a todos los que estaban nadando, sin querer tomar ninguno vivo en la tierra. No dejaban de tirar artillería y escopetazos, con que hacían gran daño”. El desastre de Puerto Mahometa (Hammamet, Túnez) 1605, pretendía reeditar el éxito de un saqueo anterior en 1602. Sin embargo, en 1605 se invirtieron las tornas. Según el relato de Contreras (posiblemente exagerado), de 800 castellanos quedaron vivos 62. El propio Contreras salva la vida porque en una de las barcas enviadas al socorro desde las distantes galeras va el propietario de la dichosa jacerina (el cómitre). Debía valer una pasta la dichosa cota porque, a pesar de estar el mar en borrasca y los moros pegando escopetazos, el cómitre decide jugársela e irse a por su jacerina. Prosigue Alonso: “Dándome voces que me arrojase, que ellos me recogerían afuera, lo hice sin quitarme nada de encima; gran disparate. Nadé unos dos pasos, pero me ahogaba con el peso y la gran borrasca que había. El cómitre, por no perder su jacerina, embistió conmigo y cogiéndome de un brazo, me metió dentro con toda el agua que había bebido. Otro pobre soldado que medio ahogado se agarró al esquife y lo remolcaba a tierra con la marejada, le cortaron la mano para que lo soltase, y se ahogó, que me dió mucha lástima, pero todo fue menester para salvar el esquife.”