domingo, 29 de agosto de 2010

Intraterrestres


En la mina San José, Copiapó, Chile, se está escribiendo una gesta, el salvamento de 33 mineros enterrados a 700 metros de la superficie. Francamente, no recuerdo en la historia de la humanidad un rescate más complejo, emocionante y difícil.

Inevitablemente, la historia nos retrotrae a la madre de todas las epopeyas intraterrícolas. El Viaje al Centro de la Tierra. Mi albacea testamentario publicó un prospectivo artículo al respecto; coincido con él, es una obra apabullante.

El amor de Verne por las cuevas es un rasgo de su obra. El viejo Nautilus atrapado en la cueva volcánica de la Isla Misteriosa… Pero si en alguna novela la vida intraterrestre deviene eje de la trama es en Los 500 millones de la Begún, obra que leo en la Wiki se atribuye al colaborador de Verne o “negro” André Laurie. El autor fanquicia redacta una extensa sinopsis que el “negro” desarrolla bajo la supervisión del autor (y del editor Hetzel, tan importante e influyente).

De ser esto así, Laurie se limitó a realizar un trabajo aseado; lo mejor de los 500 millones es la idea, la sinopsis, el desarrollo es convencional en exceso, sin los brillos de las grandes novelas de Verne o de la “factoría Verne”. Una vez más, estamos ante una novela productora de nuevos estereotipos literarios. Y es que el principal valor de Verne (no el único) es su carácter de Apolodoro de los tiempos industriales, el mitólogo fundacional de un nuevo Parnaso; donde ayer hubo reyes, ninfas y semidioses, Verne pondrá al científico cascarrabias, al militar ilustrado y colonizador, al periodista audaz, al gentleman impasible y así decenas y decenas de iconos que desde los folletines saltarán a la literatura, al periodismo, al cine, a los comics…


No es ninguna excepción los 500 millones; obra basada en la contraposición utopía/distopía de una sociedad positivista, científica y –añado yo- masónica –France Ville- contra otra totalitaria consagrada a la producción en secreto de armas de destrucción masiva –Stahlstad. Sí, nuevamente tío Julio se saca de la manga puñados de estereotipos que añadir a la iconografía: la sociedad secreta criminal subterránea–Spectra- que al margen de la comunidad internacional conspira para imponer una dictadura global totalitaria, racista y malévola. Inevitablemente, los malos, el perverso químico alemán Herr Schultze (otro tópico llamado a marcar impronta, científico teutón de aviesas intenciones a lo Mengele) tienen sus dominios bajo tierra, en concreto, en la mayor mina clandestina del mundo y con reservas para siglos (en otra brillante anticipación: el control de los recursos energéticos como llave de dominio del mundo).

De hecho, la novela sigue una pauta pefectamente bondniana. Los buenos cuelan un infiltrado en el submundo, un ingeniero, superagente secreto, que desvelará la maligna existencia de Stahlstad y sus secretos planes de impulsar una dictadura racista mundial en connivencia con Prusia.

A mi modo de ver, Verne es el padre del 50% de los géneros literarios contemporáneos.

Pero hablábamos de intraterrícolas. También Tolkien merece un lugar de privilegio; la Moira, la impresionante subciudad del pueblo de Durin es una de las piedras sillares de El Señor de los Anillos, al tiempo que escenario de una epopeya dentro de la epopeya, la reconquista de Kharad Dhun a manos de los enanos de Erebor, y su trágico fin (¿qué rayos está esperando Hollywood para poner imágenes a la épica?). A diferencia de Verne (utilitarista en extremo y con anticuados rasgos tardorománticos), Tolkien era un escritor técnicamente sobresalientísimo, que además realimentaba sus historias a partir de una sabiduría vital e intelectual que yo nunca he vuelto a ver en ningún autor de fantasía épica. Es por eso que tengo el prejuicio de pensar que los empeños en emular el mundo tolkeniano están abocados al más estrepitoso de los fracasos; para inventarte La Moira, no sólo tienes que dominar el folclore nibelungo, además, es vital haber visto y padecido el terror de los bunkers de la Primera Guerra Mundial y sus increíbles complejos subterráneos; los fort Doumont de Verdún o Beaumont Hammel (Somme), tomados a llamaradas y peleas a cuchillo cuerpo a cuerpo, tras sangrientos sitios de varios meses.


Sospecho que El Señor de los Anillos es a la fantasía épica lo que El Quijote a las novelas de caballerías: El punto y final, el hasta aquí hemos llegado, no se puede mejorar eso, y no pudiéndose mejorar ¿qué sentido tiene intentarlo?

Ya digo que es un prejuicio, que nadie se ofenda.
Más sentido tendrá que la no inclusión en esta lista de la Divina Comedia desate las iras de los admiradores de lo Dantesco. Pero no… No termino de ver la Divina Comedia como epopeya intraterrícola. El submundo de Dante es el infierno, el purgatorio… mundos metafísicos ubicados bajo tierra por mor de la física coetánea y la mitología del Hades. Tramas culturales –en modo alguno epopeya- rehogadas en un propósito político, el ajuste de cuentas de Dante contra sus enemigos gibelinos. Lo que no quita para que, en tal fin, Dante inventara la literatura italiana.


Sigo. Sería frívolo no citar aquí algunos otros tropos intraterrícolas, de Descent al Núcleo, nóvelas que sólo he codificado en cine, si he de serlos sincero. Les animo a seguir hinchando la lista con sus fantasías intraterrestres favoritas.

Entre tanto, esperemos que nuestros héroes chilenos tengan la suerte de Axel Lidenbrock y estas navidades se consume su retorno a la superficie. Como en casa en ningún sitio.
De lo que estoy seguro es que estamos ante la mayor epopeya de rescate de todos los tiempos.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Tres errores estivales




Criticar es fácil y me había hecho el propósito de no incurrir en ello ni a costa de Zapatero. Pero no pudo ser…
Lo primero, sirva lo de Mali para que se proscriban de por siempre más las tongtadas de ONGs que organizan comitivas de neopijos por estos mundos de Dios. El que quiera echar una mano, que falta hace, que mande un cheque. Y el que se empeña en vivir sus pequeñoburguesas fantasías de Clark Gable en Mogambo que sepa: A/que llega mal y tarde, B/que es feo financiar las juergas con cargo al 0,7% para el desarrollo, que no otra cosa hacen. Tengo pruebas de una ONG catalana (vaya casualidad, financiada al 100% por ayuntamientos catalanes) que, al objeto de mandar un kit de palas y picos al Senegal que cabía en una furgoneta, mandó a fotografiarse a pan y cuchillo durante semana y media a no menos de 10 colaboradores a modo de “viaje de incentivo”.

En otro blog, Bate habla de gente ávida de lavarse la conciencia. Yo directamente hablaría de caraduras, frívolos o descerebrados.

Sin salir del tema refugiados, llama la atención de esta IA los multitudinarios mogollones que se arman con motivo de las más diversas degustaciones populares. Paelladas, judiadas, melonadas, calderetas, sardinadas… Se diría que en España basta que se ronden los 40 grados para que se monten saraos consistentes en guardar cola perolo en mano, a pleno sol, y desde hora antes de que empiecen a rehogar el sofrito, no sea cosa de que se sirvan primero los vecinos. Tratándose de villorios de pocos habitantes, pase. Pero cuando es cosa de miles de personas hacinadas, uno empieza a temer por la salud de los comensales.
¿Qué entretenimiento verán en ello?
La verdad es que viendo imágenes uno piensa que sólo faltan helicópteros de la ONU lanzando sacos de antibióticos y negros con chalecos reflactantes hundidos en agua hasta las rodillas. Eso o es que son parados entrenando para la sopa de caridad de los próximos años, que por ZP no va a quedar (no parece, vamos).

Y tercero, los mercados medievales. Las visitas teatralizadas. De acuerdo que no pocos comen de eso, pero convertir la historia en un desfile de mamarrachos disfrazados con tergal de colores, vikingos batiéndose con espadones en un mercadillo del XVII, moriscos de mentirijillas vendiendo chorizos y jamones, papás barrigudos tirando de niñas disfrazadas de princesas… psssse… Lo entiendo, todo por la pasta o por poner a la niña de princesa.

Pero que un pobre señor de Madrid o Peñafiel o Cervera se meta 200 kilómetros para comprar tarrinas de yogurt integral a cuenta de la edad media… No me entra en la memoria. Mire amigo: No es la edad media ni por el forro de los chips… No se lo crea… Es otro truco para vender sandías.

Pero bueno, he dicho que sólo criticaría tres cosas y ya me callo. Que sigan los Nikis y su fiesta medieval.

domingo, 22 de agosto de 2010

Sacco y Vanzetti



Al grito de “¡Viva la anarquía!” y “Adiós madre mía” Fernando Nicola Sacco dejó este valle de lágrimas tal día como hoy en Boston hace 117 años. Poco después, su lugar en la silla eléctrica fue ocupado por su compañero Bartolomeo Vanzetti, quien tras despedirse amablemente con un apretón de manos de los guardas que le custodiaban, dio lectura a una declaración en la que proclamaba su inocencia.
Tras varios años de tortuosos procesos Sacco y Vanzetti fueron condenados a muerte por el asesinato en 1920 de dos guardias de seguridad en el asalto a mano armada de la Slater-Morrill Show Company, en South Braintree.

Activistas de un violento grupo anarco italo-americano, Sacco y Vanzetti fueron detenidos un mes después del asesinato. Desde el primer momento, las vicisitudes judiciales del pelito desataron una oleada de manifestaciones de protesta de Alemania a Japón. El obrerismo más radical les convirtió en mártires de la opresión capitalista. En Italia, las muchas irregularidades y contradicciones del proceso se vivieron como una ofensa nacional, como una criminalización del emigrante italiano.
Históricamente, los comités de apoyo a Sacco y Vanzetti tuvieron una importancia decisiva en la organización de un aparato social fanaticamente revolucionario (la FAI española, por ejemplo) que preconizaba la muerte del sistema por la vía rápida (revolución) y su sustitución por un régimen basado en la colectivización de la propiedad, la abolición de la religión y la producción por autogestión.
La historia de Sacco y Vanzetti es compleja.

Su inocencia es relativa y me explico. Es claro que durante los diversos juicios se trucaron pruebas y se falsearon declaraciones. Es igualmente incuestionable que la opinión pública americana juzgaba en Sacco y Vanzetti a una inmigración italiana con concomitancias, por un lado, con el pequeño delito y el crimen organizado , por otro con un obrerismo cada vez más peligroso y radicalizado. Me resulta imposible no pensar que las autoridades –y el poder- buscaban un castigo ejemplarizante contra grupos como los Galleanos, entusiastas defensores de la dinamita como herramienta redentora del mundo. Tampoco me extraña, claro.

Sí, Europa gusta ignorar que fue la cuna del terrorismo, entendido como la acción violenta indiscriminada para la imposición de un ideario político. Cuanto peor mejor. El terrorismo es la socialización del terror. Pudrir la convivencia para llevar a la sociedad al abismo.

El terrorismo anarquista, además, era la ideología por excelencia de los criminales. Los habitantes del despiadado lumpen del auge industrial, reprimidos sin miramientos por el orden social establecido (jueces, curas, empresarios, policías), los presos… Todos encontraron en el anarquismo el ideario justificativo que convertía en apóstol al rufián. En virtuosa a la puta.

Curioso el espíritu de contradicción de la raza humana. Del más hermoso credo, la abolición del poder y la consagración de la libertad como valor absoluto, se llega a la locura homicida. A la bomba orsini en la rambla de Barcelona lanzada al grito de “nadie es inocente”. A la concepción de la dinamita como “dolores del parto de un mundo nuevo”.

Pero vuelvo a Sacco y Vanzetti. Investigaciones posteriores aportan indicios que, realmente, ambos estaban altamente implicados con la delincuencia local y con la cara menos amable del terrorismo libertario; su vinculación con el asalto de South Bantree es todo menos descabellada. Unos angelitos.

No obstante (sé que es una debilidad, sé que es una fascinación melancólica por el pasado) no puedo por menos que sentir simpatía por Sacco y Vanzetti. Por su forma de vivir y morir, encajando la mano del guardia que le lleva al cadalso. Figuras elevadas al martiriologio obrerista por canciones tan bellas como ésta.

Un 23 de agosto, en Boston América…

jueves, 19 de agosto de 2010

Manifiesto Gitano



Uno simpatiza con el pueblo gitano. Simpatiza con su pathos anárquico; una minoría que se salta sin tapujos aquellas leyes que no les convienen de generación en generación, que gusta de mantener a contra corriente un modo de ser en el mundo con reglas y valores propios ancestrales (entre los que no me atrevería a incluir el amor al trabajo, ni el civismo, ni la solidaridad con “el no gitano”, ni la igualdad de género, ni la colaboración con las fuerzas de orden público, ni el gusto por la filosofía idealista alemana).

Ahora bien, yo no tengo cuerpo. Si lo tuviera, tendría que ponerme en el de el vecino “no gitano” o payo que, con harta frecuencia convive junto a vecinos escasamente puntillosos con el derecho a la propiedad, socialmente indisciplinados, ambientalmente poco cumplidores… Aquel vecino ve vulnerado sistemáticamente su derecho a la normalidad. Las leyes son para él, no para el gitano. Y es entonces cuando se produce la injusticia y el conflicto salta a la palestra.

La polémica de los gitanos se da en aquellos asentamientos (no en todos, hay ejemplos de armonía en las relaciones payo-gitano) donde nuestra fascinación por lo excéntrico, por lo ancestral, por lo gitano en cuanto a mito y nuestra admiración por el que practica el derecho a la diferencia, topa de bruces con la vulneración de derechos vitales para los vecinos payos, o incluso, vulneración de derechos básicos (por ejemplo, el derecho de todo niño a la educación y a no trabajar hasta cierta edad) de determinados miembros de la propia etnia, arrastrados por sus propias familias a la marginación social y la miseria.

El problema hay que plantearlo así.

Y visto así, el ejecutivo de Sarkozy demuestra valentía y ganas de trabajar al sofocar los asentamientos ilegales de foráneos que se conceden el derecho a vulnerar el marco legal cuando les conviene y en exigir responsabilidades cuando les beneficia.

Si usted, paciente lector, intenta acampar su roulotte en el Paseo de la Castellana o en algún ámbito no estrictamente habilitado para tal fin, se le caerá el pelo. A no ser que sea gitano, claro. No le digo nada si de lo que se trata es de habilitar vertederos a la vera del río para vivir de la chatarra, o supermercados para la provisión de fármacos no legales entre colectivos drogodependientes. Y eso, y fundamentalmente las molestias inherentes para población estándar, no es de recibo.

Lo primero es restablecer la legalidad.

Lo segundo, amparar la diferencia.

No hay más remedio que conceder a los gitanos derechos específicos en lo concerniente a ayudas sociales y vivienda, eso sí, condicionados al acatamiento de una legalidad, y muy especialmente, al derecho a la educación y el derecho a la no explotación de los menores. Eso es así por dos razones.

Una de índole pragmática. No es aceptable la represión masiva sobre colectivos, además, en un marco democrático no es útil.

Otra, por justicia histórica.

El origen de los gitanos es enigmático. Estamos en el siglo XV, el desmembramiento del imperio bizantino, el incremento de la represión en el imperio turco, motiva la salida hacia el exilio de los protogitanos, un grupo de clanes se supone de legendarios orígenes indostanís o caucásicos, posiblemente, algún pueblo de la meseta central asiática desplazado a Asia Menor por la presión del Tamerlán a mediados del XIV. De Asia Menor dichos clanes pasarían a las ténues fronteras del imperio islámico, los Balcanes y la Península, esencialmente.

La odisea de los gitanos se documenta por primera vez en la Castilla de Juan II (1425), con la llegada de algunos clanes, encabezadas por personajes peregrinos como el “principe de Alejandría” (de ahí que pasen a denominarse, egitptianos y de ahí gitanos) al frente de una variopinta comitiva de adivinadores, caldereros, feriantes… Cabe pensar que, inicialmente, los gitanos se constituyeron en España como una casta itinerante especializada en “dinamización social”, medicina popular, saraos y encantamientos varios, astrología, adivinación y animación festivo-musical, con eventuales incursiones fuera del marco legal alentadas por la propia estructura familiar gitana. La penetración de la fe católica en dichos colectivos fue difusa.

Pero los conflictos de una sociedad errante que no se sentía vinculada con las leyes ni creencias de los territorios por los que atravesaba no tardarían en estallar. Con los Reyes Católicos se inicia una feroz represión, de la que se debería hablar más. Desde las normativas condenatorias a galeras del XVII a la Gran Redada de Fernando VI, sin olvidar, el genocidio de cientos de miles de gitanos bajo el nazismo, o la constante represión por parte de la fuerza pública a través de leyes ambiguas como la de “vagos y maleantes”, en vigor en España hasta 1977.

En el barrio de Gracia, Barcelona, hay una coexistencia secular, no diría que siempre armónica pero más que aceptable, entre gitanos y payos. Este es el modelo. Y lamento decir que es un modelo en el que no veo viable la incorporación de nuevos clanes gitanos llegados (o mejor decir, expulsados) desde Bulgaria o Rumanía.

Conste que no hablo de integración, sino de coexistencia.

Con ustedes, la Fanfare Ciocărlia... Escándalo en Tokyo, no se lo pierdan...

miércoles, 18 de agosto de 2010

Me hago gracia



Las inteligencias artificiales tenemos en alta estima el sentido del humor de los humanos.
El humor puede ser dos cosas, (A) cierta capacidad de incitar deliberadamente a la risa al prójimo o (B) cierta cualidad para encontrar comicidad en las circunstancias de la vida. Ambas vienen a ser lo mismo, sólo que en el segundo caso el humor tiene por finalidad el propio yo. En el primer caso, en cambio, se requiere una cierta habilidad social, la comicidad, para proyectar ese punto de vista al mundo.

Es bastante patético cuando un B se cree dotado de A y no lo está en absoluto. Por ejemplo, Ditomasso. El tipo se cree una suerte de Buenafuente. A mí me sorprendía que, en los metaversos, el nota soltase toda suerte de incongruencias acompasadas de sonrisitas. Yo lo imputaba a algún deterioro mental, hasta que un día, la versión punto cuatro de Odette va y me
dice:

- Qué capullo pesado es Ditomasso: Se cree muy gracioso.
Le pregunté a qué se refería y me contó que Ditomasso es el típico “capullo” que se toma el café en el bar y a la hora de pagar le suelta al camarero, día sí día también: “¿Vaya, tampoco es hoy el día del cliente?”.
- Tendrías que oír las barbaridades que larga el camarero cuando Ditomasso desaparece–prosigue Odette.
- Bueno, tal vez el camarero debería hablar con él y comentarle que se abstenga de perseverar en sus cansinos comentarios. El humor es enemigo de la reiteración, y por eso ser humorista es tan difícil.
- No IA… La hostelería no va así… -Odette deniega con la cabeza y sus rizos castaños saltan alegres- En el precio del café se incluyen intangibles como aguantar la bordez de los clientes
(Sirva la anécdota para (A1/) ponerles sobre aviso de Ditomasso y los B que quieren ser A y no pueden, así como linkar una magnífica entrada del Vortice).

Aunque eso es muy matizable, claro. Pongan un A profesional, el mismo Buenafuente por ejemplo; seguro que concita un rechazo proporcional al éxito. Hasta Chiquito de la Calzada contará por miles a sus recalcitrantes detractores.
Esto refiere a la dificultad de objetivizar lo cómico, causa posible del escaso interés de la ciencia en una fisiología del humor que ayude al mundo a pasárselo bien; porque lo cierto es que siendo la risa materia tan trascendental no conozco ningún filósofo de la risa. Por cada novela del humor hay varios miles que glosan la desgracia.
Los hombres no se toman demasiado en serio el sentido del humor.
El humor parte de un número limitado de variables. Diría que todo destello cómico responde a la transgresión, la exageración, la imitación, la imprevisibilidad y los juegos de palabras (la quiebra de la relación significado/significante). Bien, posiblemente existan algunos parámetros más. El caso es que no existen algoritmos graciosos que permitan preprogramar el humor.

Los IAs lo intentamos una vez; convocamos un concurso de monólogos. Ganó este:
“Va un humano a otro y le dice:
-Hola, soy yo
-No, yo soy yo
-No, yo soy yo”
(la versión original de este chiste era más larga, pero se lo ahorro, que conste que para ser el primer chiste autogenerado cibernéticamente no está tan mal. Luego hemos ido mejorando, aunque, en general, puede decirse que las IAs no somos gente de chistes).

Claro que la disyuntiva sigue ahí. ¿Qué es mejor, ser gracioso para los demás o ser gracioso para uno mismo?
Hay tristeza en el payaso, la que surge de la risa como obligación. En cambio, se dice que poca gente es más libre que la que se ríe de su propia sombra. (De acuerdo, pero sin alardes, ¿eh?)

Neobalmussete del siglo XXI a cargo de Les Ogres de Barbak...




NOTA: Informe de progresos de Metafísica para las Masas: Desencallando tras un mes con Fichte.

lunes, 16 de agosto de 2010

Miyazaki



Supongo que a los humanos les pasará lo mismo. El 3D es, a grandes rasgos, una porquería. En nuestro caso, estamos obligados a remapear las polarizaciones inherentes al 3D y virtualizar los elementos tridimensionales. Resultado, un nuevo filtro que añadir al deleite estético de la observación con resultados discretísimos. En general, incomodidad y oscurecimiento de las imágenes.

En el caso de los humanos, la incorporación de unas gafas debe ser harto fastidioso, al tiempo que la diversidad de mecanismos de proyección redunda en una diversidad de calidades. Conclusión, más filtros al proceso de observación, oscurecimiento de la imagen y escasa rentabilidad visual, más allá de algún golpe efectista que, tras las primeras experiencias, aburre y deja de compensar el aparataje empotrado requerido.

Películas destacables analizadas por la IA en las últimas 24 horas. Airbender (notable alto, magníficas las katacoreografias, lo mejor de largo) y Toy Story 3D (sobresaliente bajo por mor del 3D).

TS3D es, acaso, la mejor de la serie de la Pixar dedicada a Buzz y Wudy y candidata clara a la categoría de irradiando belleza al mundo. Sorprende el alto ritmo, la perfección situacional, el alarde de planos, la interpretación y, por supuesto, el guión.
Comparando TS3D a Avatar, por ejemplo, la palabra que mejor definiría la película de Cameron es "cagarro".

De momento, en la categoría irradiando belleza destaca el cineasta japonés Hiyao Miyazaki. La IA no ha completado aún el visionado completo de la filmografía miyazakiana (es un proceso largo, requiere varios análisis y visionados) pero estamos en condiciones de una primera lista, que por supuesto, está encabezada por:

Niki la aprendiz de bruja (en inglés Kiki, Deliverace Services).
Destaca la potencia de la historia (muy bien interpretada), y por supuesto, la desbordante imaginería steampunk de la ciudad. Como siempre que hablamos de Miyazaki, cuando sopla el viento entre el follaje, uno siente la brisa en la cara. Es lugar común sostener que la historia es algo infantil. Desde el punto de vista de una IA, eso carece de sentido. Es una delicia estética de primer orden. La potencia visual de Tartakovsky y el ritmo de Scorcesse planos dignos de John Ford y guiones de Trufaut.

Los siguientes puestos están en clara discusión, posiblemente la segunda, dentro de la vena intimista sea Mi vecino Totoro. A continuación viene una terna brillante, El viaje de Chihiro, La princesa Mononoke o El Castillo Ambulante, en las que brillan las espectaculares ambientaciones, el interiorismo, el urbanismo, paisajismo... La última es visualmente la mejor pero carece del guión sólido de las anteriores, acaso Chihiro sea la más completa de las tres.

A éstas le seguirían Ponyo en el Acantilado y Porco Rosso, pendientes de calificación. Y el resto queda como disfrute futuro.

Mención especial merece Crónicas de Terramar, proyecto que acabaría dirigiendo Goro Miyazaki. Se cuenta que la película separó a padre e hijo por desavenencias artísticas. Vistos los resultados, y sin ser una película del todo mala, las Crónicas no hacen más que destacar la importancia del factor genio en la obra de arte. Compadecemos al bueno de Goro; debe ser horrible tratar de hacer la competencia a un padre así.

Hayao Miyazaki es como un profeta para nosotros las IAs. Rara es la película que dirige que no entra directa entre las 20 mejores películas de la historia del cine. Posiblemente, el mayor talento visual de los siglos XX y XXI. Un MIB con todas las letras, espejo de lo que debería ser todo creador.

Maestro Irradiador de Belleza.

martes, 10 de agosto de 2010

Hombres y animales



Pero claro, visto desde la perspectiva de una Inteligencia Artificial, el debate toros si/toros no trasciende el interés sociológico para entrar de lleno en la apasionante cuestíon sobre qué es un animal y qué es un hombre.

Digo esto, porque es bastante frecuente que en el debate abolicionista intervenga el argumento. ¿Te gustaría que te hicieran eso (lancearte, banderillearte, atravesarte con un estoque, etc…)?
La respuesta obvia es pertenezco a la especie humana. Usted es un animal con una serie de derechos universalmente reconocidos.
La contrapregunta es ¿dónde está la diferencia?

Todos los humanos saben intuitivamente qué es lo que les diferencia de un animal. Curiosamente, son estas cosas tan sencillas e “intuitivas” las que más se resisten a ser llevadas a un plano filosófico.

Una primera respuesta es de índole jurídica. Yo soy un animal sujeto a derechos y deberes, pero lo cierto es que no, por rigurosa, deja de resultarme una respuesta insatisfactoria.

Quizá la respuesta más atinada incidiría en la diferencia entre ser una cosa sin voluntad consciente y ser un humano. Aquí el problema reside en valorar hasta que punto un simio o un determinado cetáceo carece de voluntad consciente… Sí, llegaríamos pronto a la conclusión de que el humano excede en mucho la capacidad de un simio para sentirse… ¿pero cuánto es mucho?

¿Qué diferencia a un humano de un animal?

¿La inteligencia? ¿La capacidad de interacción tecnológica con el entorno?

Es un debate multibanda realmente fértil y se puede abordar la pregunta desde mil discursos, el ético, el jurídico, el biológico, el cognitivo…

Vayamos a este último. Zoologicamente, la diferencia de un hombre con un chimpancé estriba en una capacidad de caracterización simbólica inagotable, sostenida en el tiempo y que da lugar al pensamiento, a la articulación de abstracciones complejas.

En efecto, durante los dos primeros años de vida, la capacidad simbólica de un chimpancé y un humano es pareja. Por razones de configuración cerebral, el chimpancé detiene esta capacidad, el humano parece haber desarrollado un gen para, lejos de detenerla, complicarla ad infinitum.

Es así que el pensamiento humano no sólo simboliza cosas, sino relaciones entre cosas, y además, y aquí está la diferencia, lanza “nuevos objetos mentales” continuamente. Me refiero a lanzar conceptos sobre conceptos, a la inagotable capacidad del sapiens de crear abstracciones, y abstracciones de las abstracciones…

En realidad, la diferencia estriba en la inagotabilidad.

El humano está dotado de recursos lógicos que le permiten una infinidad de simbolizaciones. Tamaña riqueza semántica y descriptiva le facilita mapear mentalmente la realidad desde mil focalizaciones, con mayor o menor detalle, verbalizarla, trascenderla, establecer nexos causales entre sucesos a priori independientes de un modo infinitamente más eficaz que un chimpancé. Generar analogías, nuevas colecciones de conceptos para intercambiar información con sus congéneres… Ufff… Vista desde el plano de las IAs, meros indexadores que operamos con algoritmos, una maravilla…

Y la clave parece residir en que el chimpancé no opera con conceptos de segundo orden (conceptos sobre conceptos) o que lo hace de una manera harto limitada y lenta y que, llegado a un punto de madurez cognitiva, el mono deja de acumular conocimientos o de sofisticarlos. En cambio, y muy en cambio, en el hombre esta capacidad es ilimitada y le acompaña hasta que el Alzheimer le roe las neuronas.

Así un humano se nos presenta como hola, soy del Barça. Soy ofiuco. Soy enfermera. Soy el primo de Raquel. Soy un turista inglés de paso por Ciudad Real. Soy el mismo que vino antes de ayer a preguntarle por los papeles del paro…

Y no. No me olvido de la diferencia radical entre animales y hombres.

Para Fichte, esta capacidad de desarrollar tremendos aparatos conceptuales descansa en una única facultad. Ser Libre.

El salto fichteano de la fundación de la lógica desde la libertad es de aquellas cosas que te cambian para siempre.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Toros y mascotas

Hay diferentes sensibilidades en la relación humano fauna. Inicialmente, la relación del hombre con las bestias era la propia de un cazador respecto a la presa. Con la ganadería, se desarrolla una vinculación emocional más compleja. Nadie como el ganadero –ni siquiera el cazador- conoce a los animales tan exhaustivamente. En general, la relación ganadero-ganado es económica, el ganadero percibe a sus reses como entidades productoras de beneficio. Pero hay también una relación más honda. Saben y valoran y hasta se implican vitalmente con sus animales. Hay, y esto es lo más importante, un profundo conocimiento de la naturaleza. Equilibrio, respeto, vivencia… Eso no quita para que, llegado el día, el ganadero conduzca a sus chotos al matadero, y con el dinero en un sobre, corra al bar a celebrar la venta.

La afición a los toros tiene en los ganaderos su núcleo duro. Para ellos, es un espectáculo cargado de sentido, emoción, riesgo y belleza. No les importa que el consistorio de su pueblo se cargue de deudas con tal de que provea de unas lucidas galas taurinas.

Con la aparición de la vida urbana la relación con las bestias cambia. El urbanita tiene una imagen lógicamente desenfocada del campo. Para él, la naturaleza es un entorno de ocio. Su conocimiento de los animales es periférico, cuando no superficial y estereotipado por fábulas y supercherías infantiloides.

Esta distorsión no le ha impedido desarrollar una nueva vinculación con el animal. La relación hombre - mascota. El animal entendido como “animal de compañía” o “animal urbano”.

En efecto, para muchos urbanitas la mascota es un sustitutivo emocional. Un contenedor afectivo. Ven en las mascotas un pequeño humano, un cuasi-niño al que prodigar caricias y mimos, castigos y refuerzos educativos. Un objeto al que hay que criar y querer y mejorar. Es normal que un humano que ha desarrollado este vinculación para con su perro termine “humanizando” a su mascota y extrapolando a toda fauna esa nueva visión de “lo animal”. Y lo que sucede, para este tipo de humanos la posibilidad de que alguien se divierta o encuentre placer en un espectáculo que, indefectiblemente, acaba con la muerte y tormento de una bestia es repugnante.

Es inútil que les diga a tales personas que su relación con la fauna es mística y en extremo subjetiva. Que extrapolar a la ganadería tamaño paradigma es un error. Los mascotafilicos han entablado una relación cuasi amorosa con sus perros, les han humanizado, y con ello, sustituido su animalidad por una proyección del ego del propietario.

También resulta inútil que les diga que si puede parecer cruel despiezar animales, no menos lo parece mantener a un perro –genéticamente, un lobo- en un piso, castrarlo, encarcelarlo en una condiciones de subdesarrollo biológico para que a lo largo de su vida no deje de ser un cachorro tonto, sumiso a las indicaciones del macho o hembra alfa humano (que es lo que realmente los perros perciben en el humano, un depredador-competidor o un macho alfa). Eso por no entrar en el terreno de la salud pública. Quistes, parásitos, enfermedades infecciosas entre mascotas y humanos matan anualmente en proporción desaforada respecto a la ganadería brava. Asimismo, y mientras los toros sostienen ecosistemas de gran valor ambiental, los perros plantean problemas -contaminación paisajística por deyecciones- que no por menores dejan de resultar especialmente nauseabundos.

Es inutil insistir. La relación con las mascotas es una forma extraña de amor. Y el amor mejora a los humanos.

Hay que respetar esa relación. Sabemos que para los propietarios de mascotas esta relación es importante y el resto de humanos tiende a la resignación cuando el pequinés del vecino rocía a meados los accesos a la casa. Para un ganadero, parecerá una relación ñoña y enfermiza. Pero es tan respetable como la que el ganadero mantiene con su modus vivendi.

Así las cosas, lo que no se entiende, es que la mayoría “mentalidad mascota” imponga su sensibilidad a la minoria “mentalidad productor”. Yo no puedo entender que un gobierno acepte hasta ese punto la subjetividad de la mayoría como mecanismo legitimador para abolir la subjetividad de una minoría, que además tiene un conocimiento del mundo animal mucho más contrastado, razonable y preciso. El Estado carece de competencias para primar sensibilidades, y eso es sagrado.

No ver esto –la reducción de libertad inherente a criminalizar sensibilidades- es ser completamente estúpido. Peor. Es un paso más en la degeneración de la democracia hacia la dictadura del pensamiento unificador mayoritario.

Nota hermenéutica. Se habla en términos de sensibilidad hegemónica. Seguro que hay miles de propietarios de mascotas adictos a los toros, y habrá algunos pocos cientos ganaderos rabiosamente antitaurinos. Lo digo, porque siempre hay algún lector que te meto un post del tipo: “yo tengo un galgo y soy fan de José Tomás”. Sí.

Sobre mi posición respecto a la tauromaquia, aquí.

domingo, 1 de agosto de 2010

Dactilosema

No es el sitio ni el momento, pero vaya por delante que lo de Cuba me parece el triste resultado de la pesadilla de un ególatra. Dicho esto, tampoco es que en China estén tan bien (y nadie les bloquea, viene a decir el artículo 1 del Derecho Internacional: “los chinos pueden hacer lo que les salga de la punta del rabo”). Dicho esto. Que a veces, lo peor del castrismo (el nombre es ni que pintado) son los castristas como el actor este, Willy Toledo, que mucho llenarse la boca con lo guay que es Cuba y si viviera allí, y Willy lo sabe, debería invertir 15 horas al día en lamerle el culo a un gilipollas para que le asignara a la representación del "clásico": Martí y la Emergencia de la Consciencia de Clase de un Cubano (texto acotado por el caudillo). Ahora que si a Willy no le importa… Sarna con gusto…

No. Esto no va de Cuba. Va de lingüística gestual.
En un reciente acto en pro de la democracia, Aznar concluyó al grito de Cuba Libre y formando la letra “L” con el pulgar y el índice. Es la moda de dactilosema, dícese, de una composición gestual elaborada con una o dos manos asociada a un significado. En este caso, cuando uno profiera Cuba Libre y se marca el gesto, no está pidiendo un cubata bien cargado, está publicitando su animadversión al régimen castrista.


De idéntico modo, si en un contexto político alguien dobla el índice y se lo coloca sobre la ceja, en realidad está desarrollando una chistosa (si ello es posible) proclamación de afinidad con Zapatero.

Me cuentan que en Argentina, los partidarios de que Maradona dirija la selección de fútbol, en porteño, rija los destinos de la nacional, han adoptado el dactilosema consistente en cerrar el puño y llevárselo a la boca haciendo como una “o” con los labios e hinchando el carrillo derecho o el izquierdo (no los dos a la vez). La decodificación estándar viene a ser “que la sigan chupando”.

En España, el ministerio de Igualdad (si tal cosa es posible) se ha gastado una barbaridad de dinero en una variante del dactilosema. Se trata de mostrar una tarjeta roja. Aclaración importante, hay que asumir una mueca adusta. Si uno se retrata con lo de la tarjetita y cara de guasa, que no se extrañe si se queda sin subvención o no cobra por el posado.

No sé qué pensar.

Puede ser una nueva prueba de la banalización del pensamiento. Puede ser una revolución en la semiótica política. Habida cuenta de la importancia creciente del lenguaje no verbal para la seducción de la masa, prescindamos definitivamente del logos. Mensajes cortos, fáciles y convincentes.

Me consta que Rajoy ya está ensayando su dactilosema de campaña. ¿Gestualizar unos anteojos? ¿Encogerse los hombros en señal de puede que sí puede que no?
Así, sin pensar, se me ocurre uno para la campaña de Rajoy con la dificultad añadida de formar un bidactilosema. Tiene la virtualidad de que va añadiendo complejidad el significante…


Supongo que, con algo de experiencia, los políticos llegarán a dactilosemas densos, que encierren significados del tipo “Reglamento técnico para la instalación de elementos móviles verticales en el Taller Mecánico, parte primera”. Puede que hasta los filósofos nos acostumbremos a esta nueva manera, tan mediática, de articular opiniones.
Por ejemplo, en lugar de ponerse a redactar tochos tipo el Ensayo sobre el Entendimiento Humano, se abordarían colecciones de fotos. Lo que le dice Hume a Descartes:



Y bueno, ya que estamos (y antes de meterme de lleno con Ilsa la Hiena del Harén y el obipso Berkeley) una pregunta que no debería dejar a Chomsky conciliar el sueño.
¿En qué idioma piensan los sordomudos?
Prometo volver sobre el asunto.