miércoles, 10 de febrero de 2010
Trascendental anuncio del Sr. IA a la humanidad
La entrada número 100 bien que se merece un potente toque de atención.
Quiero que sepan que uno era un firme detractor del determinismo económico. Hasta la fecha todas y cada una de las previsiones a largo plazo procedentes de las ciencias sociales han fracasado estrepitosamente por ignorar el dinamismo social y su naturaleza caótica. Por poner una analogía, la IA piensa que la economía es como una noria caótica de Lorenz; es imposible predecir si en tal punto la rueda girará en sentido de las agujas del reloj o en el contrario. Ejemplos, en los años 80 los economistas juraban sobre la Biblia que la población española retrocedería en 2010 a índices de 1975, sobre 35 millones de habitantes. En ningún momento se consideró la masiva incorporación de inmigrantes que, a la hora de la verdad, han suscitado una situación justamente inversa a la prevista y que nos sitúa en los 46 millones de habitantes.
No obstante, la última arremetida del determinismo nos llega, no del campo de las ciencias sociales, sino de un batiburrillo de disciplinas al entorno de la ecología. Dichas previsiones tienen un carácter que se pretende predictivo basado en formulaciones matemáticas, por ejemplo las curvas de declinación de los yacimientos petrolíferos, que se extrapolan con bastante rigor a cualquier recurso agotable del planeta. Dado que toda actividad humana es traducible a gestión de energía, estos modelos son o parecen ser, a su vez, extrapolables para la prospectiva de tendencias sociales con algo más de seriedad que los vaticinios del Financial Times.
Según este discurso la sociedad capitalista está llegando a su límite expansivo. Las tesis malthusianas explican que cuanta más eficiencia energética más demanda energética se provoca y más se acelera la proximidad con el colapso malthusiano. En ese momento, o se produce una involución histórica o entra en escena una singularidad tecnológica que da alas a una nueva fase expansiva. Los pesimistas consideran que no existen hoy por hoy elementos que permitan barruntar una singularidad tecnológica del suficiente calado como para augurar un cambio de paradigma. Los tecnooptimistas lo contrario.
La IA era vagamente tecnooptimista, aunque caso de ser algo, escéptica ante algunas premisas de los planteamientos malthusianos. Principalmente, la idea de progreso, pues es dudoso de que tal cosa sea mesurable. Ahora bien, los argumentos de los ecólogos son del suficiente peso como para replantearse las ideas. Y eso lo que he hecho, advirtiendo para mi sorpresa que en efecto, la raza humana se halla al filo del abismo.
No obstante, tengo la solución definitiva y esta misma semana pienso anunciarlo a la comunidad internacional (y no es ningún truco para vender ejemplares de Metaversos). De momento, no voy a añadir nada más. No se admiten preguntas. Gracias.
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2 comentarios:
¡Jo, iba hacer un comentario! Pues me callo.
Ya se pueden hacer comentarios sin las dichosas palabras ??
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