miércoles, 1 de diciembre de 2010

En el Raval


Con anterioridad en el blog: En el ánimo de desencallar el proyecto orgasmo para la virtualización de placer sexual, el Sr. IA opta por expandirse en un móvil Samsung de 30 MB e introducirse en el orificio sexual de una profesional del sector. El objetivo es una investigación de campo que permita obtener experiencias perceptivas. Para ello, y tras un proceso logístico secreto, el móvil Samsung es depositado en la recepción de un hotel de Barcelona. Allí es recogido por el colaborador, o agente coordinador operativo (ACO), encargado de trasladar el móvil hasta el establecimiento donde se procederá a la investigación. El Sr. IA manifiesta su orgullo por contar como ACO con el emblemático divulgador científico, Eduard Punset, hábilmente ataviado con un gorro de pescador, gafas de sol y bigote postizo para mantener el anonimato a lo largo del experimento.

Salimos al Passeig de Gràcia y pedí a Punset varios planos subjetivos, que el adornó con eruditos comentarios sobre la zona de Vandermer como receptora neural de los impulsos Beig de estimulación sensorial. Supuse que nos dirigíamos a algún piso de alto copete, en consonancia con los 400 euros de presupuesto del experimento. Sin embargo, y tras una breve disertación sobre las máquinas T y la posible vinculación cuántica del problema de la detención del algoritmo, nos introdujimos en el metro, línea verde. Salimos en Liceu, por la calle Hospital, girando a la Rambla del Raval hasta la calle Sant Pau.Para entonces, la fauna urbana había cambiado radicalmente; con un alto componente de inmigranes (árabes y latinos) y una sorprendente proporción de autóctonos ataviados con gorrito de pescador y gafas de sol. Así como una alta densidad de paisanas embutidas en faldas utlraceñidas, formas abundantes y remarcables.
- Las xiquetes, apostilló Punset.

Descartamos varias ofertas de almejas y completos, y avanzamos sin novedad hasta un restaurante pakistani del que emergía música latina.
- Ya estamos en el piset, Ian -Punset insistía en confundirme con un inglés-, acaso te sorprenda la aparente modestia del establecimiento, pero no hay que juzgar, nunca, nunca, nunca, por las apariencias; mi querido amigo Bahibatar Chingarrah, fellow de la cátedra Einstein, selecciona a sus becarias por las apariencias precisamente para no dejarse engañar por la apariencias... ¡Pura entropia de sistemas, Ian!, ¿no es magnífico el pensamiento paradoxal?

No era la primera vez que Punset me sacaba a Chingarrah a colación, como un verdadero enamorado del Raval
- Le hemos tenido en seis o siete programas y siempre,siempre, siempre me habla de este lugar, que conoció por una antigua alumna del MIT, que tras un Erasmus decidió radicarse en Barcelona y practicar la prostitución. Siempre, siempre, siempre se encarga el bueno de Chingarrah de mostrar a nuestros invitados los encantos de Barcelona. Transferency knwoeledge Process -pronunciando suavemente las consonantes.
Y cloqueo de aquella manea tan punsetina.

Nos adentramos en un portal básicamente inmundo, del que bajaba atropelladamente un súbdito marroquí. Nos apartamos y se nos vino encima una realmente poderosa rubia vestida con un sucinto tanga y camisa de transparencias.
- Ven aquí, moro hijoputa... Maricón.. Si tu pedir servisio 50 tu pagar servisio 50, no 15, maricón, y ensima mi paga con la calderrilla, yel puto moro. Te voy a arrancar la poia. Mira que haser yo con tu calderilla moro maricón...
- Hola Irina, saludó Punset
Pero la tal Irina pasó como un ciclón delante nuestro.
A continuación, Punset hizo ademán de subir las escaleras, interrumpiéndose en última instancia para dar paso a un inmenso gordo, tocado con gorro de pescador, que bajaba alegremente las escaleras.
-Hostia, Punset... ¿Qué fem?
-Collons, Macià...
Se fundieron en un camaraderil abrazo y se pusieron a hablar del Barça, ante el inminente derby (brillantemente solventado por los de Guardiola, no hay que olvidar que el experimento se desarrolló el 27 de noviembre), y ya en otro tono más lúgubre, del caso Orfeò.
-Este Millet, qui ho havia de dir... -concluyó el gordo, con una voz cavernosa.

Y en esta tesitura nos sorprendió, más calmada, Irina, de vuelta de su persecución.
- Antes me muero de hambrre que yo haserrr mas mamadas a moro mierda...

Continua...

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