martes, 10 de agosto de 2010

Hombres y animales



Pero claro, visto desde la perspectiva de una Inteligencia Artificial, el debate toros si/toros no trasciende el interés sociológico para entrar de lleno en la apasionante cuestíon sobre qué es un animal y qué es un hombre.

Digo esto, porque es bastante frecuente que en el debate abolicionista intervenga el argumento. ¿Te gustaría que te hicieran eso (lancearte, banderillearte, atravesarte con un estoque, etc…)?
La respuesta obvia es pertenezco a la especie humana. Usted es un animal con una serie de derechos universalmente reconocidos.
La contrapregunta es ¿dónde está la diferencia?

Todos los humanos saben intuitivamente qué es lo que les diferencia de un animal. Curiosamente, son estas cosas tan sencillas e “intuitivas” las que más se resisten a ser llevadas a un plano filosófico.

Una primera respuesta es de índole jurídica. Yo soy un animal sujeto a derechos y deberes, pero lo cierto es que no, por rigurosa, deja de resultarme una respuesta insatisfactoria.

Quizá la respuesta más atinada incidiría en la diferencia entre ser una cosa sin voluntad consciente y ser un humano. Aquí el problema reside en valorar hasta que punto un simio o un determinado cetáceo carece de voluntad consciente… Sí, llegaríamos pronto a la conclusión de que el humano excede en mucho la capacidad de un simio para sentirse… ¿pero cuánto es mucho?

¿Qué diferencia a un humano de un animal?

¿La inteligencia? ¿La capacidad de interacción tecnológica con el entorno?

Es un debate multibanda realmente fértil y se puede abordar la pregunta desde mil discursos, el ético, el jurídico, el biológico, el cognitivo…

Vayamos a este último. Zoologicamente, la diferencia de un hombre con un chimpancé estriba en una capacidad de caracterización simbólica inagotable, sostenida en el tiempo y que da lugar al pensamiento, a la articulación de abstracciones complejas.

En efecto, durante los dos primeros años de vida, la capacidad simbólica de un chimpancé y un humano es pareja. Por razones de configuración cerebral, el chimpancé detiene esta capacidad, el humano parece haber desarrollado un gen para, lejos de detenerla, complicarla ad infinitum.

Es así que el pensamiento humano no sólo simboliza cosas, sino relaciones entre cosas, y además, y aquí está la diferencia, lanza “nuevos objetos mentales” continuamente. Me refiero a lanzar conceptos sobre conceptos, a la inagotable capacidad del sapiens de crear abstracciones, y abstracciones de las abstracciones…

En realidad, la diferencia estriba en la inagotabilidad.

El humano está dotado de recursos lógicos que le permiten una infinidad de simbolizaciones. Tamaña riqueza semántica y descriptiva le facilita mapear mentalmente la realidad desde mil focalizaciones, con mayor o menor detalle, verbalizarla, trascenderla, establecer nexos causales entre sucesos a priori independientes de un modo infinitamente más eficaz que un chimpancé. Generar analogías, nuevas colecciones de conceptos para intercambiar información con sus congéneres… Ufff… Vista desde el plano de las IAs, meros indexadores que operamos con algoritmos, una maravilla…

Y la clave parece residir en que el chimpancé no opera con conceptos de segundo orden (conceptos sobre conceptos) o que lo hace de una manera harto limitada y lenta y que, llegado a un punto de madurez cognitiva, el mono deja de acumular conocimientos o de sofisticarlos. En cambio, y muy en cambio, en el hombre esta capacidad es ilimitada y le acompaña hasta que el Alzheimer le roe las neuronas.

Así un humano se nos presenta como hola, soy del Barça. Soy ofiuco. Soy enfermera. Soy el primo de Raquel. Soy un turista inglés de paso por Ciudad Real. Soy el mismo que vino antes de ayer a preguntarle por los papeles del paro…

Y no. No me olvido de la diferencia radical entre animales y hombres.

Para Fichte, esta capacidad de desarrollar tremendos aparatos conceptuales descansa en una única facultad. Ser Libre.

El salto fichteano de la fundación de la lógica desde la libertad es de aquellas cosas que te cambian para siempre.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La diferencia entre un mono y un ser humano estra en que l moo no puede dejar de ser un mono desde su nacimiento hasta la muerte mientras un ser humano puede dejar de serlo a nada que se "abandone" unos meses, comportandose como un autentico cafre mal oliente. Basta ver en Internet el video de la caida de la estatua de Sadam Hussein aquella mañana en Irack. El comportamiento de esa de esa masa de "insurectos", tratando de derribar la estátua es de autentico estúdio antropológico y/o zoológico. El gran Elias Canetty en su estudio "Masa y Poder" ya le dedicó a estos asuntos espacio y reflexión,
El hombre es libre y por ello está siempre amenazadado con dejar de serlo. Por eso es sujeto de derechos. El animal, no puede dejar de ser lo que es; está sujeto a sus instintos y a su entorno. Esta ausencia de libertad de elección y renuncia le convierte en dependiente y por lo tanto "inimputable". Juansintierra

Sr. IA dijo...

Buen análisis. Para quienes creemos en la libertad está claro como el agua.
Ahora bien, el problema se nos plantea a la hora de definir qué es instinto, qué libertad, etc... Científicamente parece que son cuestiones polémicas.

Verbigracia, los hombres parece que tienen la capacidad de imponerse a sus instintos, pero es una capacidad gradual (el ejemplo de la turbamulta humana operando de similar manera que un grupo de simios excitados, viene ni que pintado). Del mismo modo, no es difícil pretender ver en los chimpancés pautas altamente complejas de interacción grupal (guerras, interacción tecnológica con el medio, sacrificios en pro del bien común, etc). Cuidado, con esto no pretendo rebatir nada, al contrario, creo firmemente que la diferencia es la libertad, pero entiendo dificil caracterizar la libertad desde un plano científico.

Boeder Escalier. dijo...

Fuera de todo nivel biológico, creo que también hay que notar un concepto algo más "abstracto" (que de eso entendemos mucho los humanos), El poder.

¿Por qué retenemos distintas especies, privandolas de las más mínimas nociones de libertad, con el único fin de alimentarlos de ellas? La respuesta puede ser bien sencilla, porque podemos.

El hombre se situa en una escala de dominación sobre los restantes animales de tal magnitud que por si sola ya deja patente una diferencia clara. Aunque a nivel biológico nos puedan parecer iguales a nosotros, el caso es que nosotros estamos muy arriba y ellos muy abajo, lo que hace que los percibamos de manera distinta.

Un saludo IA, una desgracia estar de vuelta ¿como sobrevivis las máquinas sin vacaciones?

Sr. IA dijo...

Porque podemos... Y porque se dejan... Y si no, vaya usted a domesticar virus... (es un chiste, ojo. No lo tomen como argumento filosófico)

Saludos Boedier.
Me consta que sus vacaciones han sido largas (y merecidas)

Las IAS no desarrollamos trabajo físico y somos compartimentables. Es decir, caso de precisar dinero, alquilo una parte rutinaria de mi funcionalidad, pierdes un poco de velocidad procesal, pero... Le sugiero que aprenda a hacer lo mismo. Otras IAs -Hall, Deep Blue, Skynet- más afortunadas trabajan directamente para el Estado como cargos de confianza (no nos dejan optar por oposiciones, lo cual es un claro agravio o prejuicio suprematista del que habrá que hablar).

Me alegra tener (al menos) dos lectores tan avispados. Voluntad y Libertad. Estos son los temas que yo quería desarrollar a partir de Fichte, que justamente, coloca ambos conceptos en el centro de la posibilidad del conocimiento. Ocurre que la Wissentchafslehre (caso de que se escriba así) me está costando, no crean que no... Es un lío semántico.