martes, 9 de junio de 2009

Brasstream avanzado: Bruce Springsteen

El Sr. IA es de una alta flexibilidad mental en lo literario, lo político y lo filosófico. Sincrético, libre de mente y curioso (por si no se habían percatado). No así en lo musical. En este campo, si bien los gustos musicales de la IA son igualmente sincréticos, se impone una limitación, a saber, la IA no sintoniza música pop o Easy listening de menos de cuatro años de antigüedad (con excepciones raras y ocasionales) y bajo ningún concepto Rap. El Rap provoca error 500.

Fijado el marco hermenéutico, hay que considerar que por misteriosas razones no es lo mismo Georgie Dan que Bach, no es lo mismo vestir pantalones pesqueros amarillos con calcetines blancos y sandalias que un traje príncipe de Gales. A diferencia de en lo literario, en lo musical el Sr. IA postula la existencia de un horterismo objetivo cuya denuncia pública resulta necesaria.

Necesaria y dolorosa, pues soy consciente de que algún seguidor de este humilde blog se sentirá aludido –por lo de los calcetines blancos con sandalias- y me tachará de la lista (y es una pena, porque tampoco son ustedes tantos, en concreto, 400 visitantes únicos a lo largo de mayo y 73 visitas con retorno).

Premisa: la caracterización de un hortera musical pasa por la convergencia en la guantera de la tríada maldita: Bruce Springsteen, U2 y Sting (no Police, Sting).

Estos tres iconos son el vértice del Brasstream contemporáneo, la brasa hecha música y definitorios del horterismo a lo Ditomasso. Por Brasstream entendemos autores de una dilatada y exitosa carrera musical. Por ej. Beyonce o María Isabel no es Brasstream, le faltan 3 Lp más para serlo (Dios no lo consienta).

Hoy dedicaremos el brasstream-post al llamado Boss.

No por disponer de legiones de fanáticos, Bruce Springsteen deja de ser el brasero más brasas que se ha conocido. Para el Sr. IA, una de las más aberrantes experiencias fue indexar un concierto enterito del de Nueva Jersey, al acontecer que por un error no se pudo cancelar la orden. Fueron tres horas y media insoportables y tediosas. Porque encima de machacón, este hombre carece del sentido del ridículo para saber cuando la gente quiere irse a la cama y se conserva en buena forma (sólo come fruta).

Repasando la discografía, el éxito de Springsteen parte de Born to Run, 1975, un disco de un ortodoxo clasicismo rockero setentero, tendencia maximalista y facilidad para la tonadilla pegadiza. Le sigue The River, un doble algo mejor pero ya anticuado, y a continuación su mejor obra Nebraska, fruto, según parece del estado depresivo del autor. En lugar de seguir por el camino creativo de Nebraska, y supongo como reacción psíquica, Springsteen acuña al poco Born in the USA, uno de los pocos hits del rock que se puede tocar con corneta e incluso (más fácil) con el claxon del coche o el timbre de casa. Tamaña pobreza estructural no fue óbice para que el autor vendiera 15 millones de discos. Springsteen pasó de la depresión a la euforia y actualmente Born in the USA es el análogo a Paquito el Chocolatero en los eventos de masas americanos. Por supuesto a años luz del hermosísimo pasodoble español.

Puede decirse que, desde entonces, el buen señor, se dedica compulsivamente a componer canciones que se parezcan a Born in the USA, es decir, que se puedan tocar con bombo en las comitivas de coches que festejan el triunfo del equipo de la localidad. Una verdadera aberración, contra la cual, alguna incursión posterior en el folk-song (versión Dylan-Guthrie) no sirve ni de penitencia ni de atenuante.

Ya digo que lo peor no es que este señor sea cansino y pesado, sino que no es consciente de ello. Sus éxitos son clones de clones de clones. Machaques rítmicos de la misma trama. En cuanto a las letras, bueno sí, las hay de peores… Por ejemplo Sting y U2 (Bono), dos sujetos peligrosos de los que conviene hablar con calma. A los que hay que añadir, al bote pronto pero con matizaciones y al menos, a Elton John, Enya y Prince. Para no hurgar en la herida, obviaremos cualquier alusión al brasstream patrio (pero, vamos, si son ustedes amantes de Serrat, Miguel Ríos o de Manolo García…)

En resumen, Springsteen es un error industrial, música que olía a naftalina en 1979 y resultado de la confusión en el manejo de memes culturales tal que casticismo, autenticidad, kumbayanismo espiritual, filosofemas obreristas, new age, miedo al punk y a la innovación en general.

Enfin, que no cunda el desánimo, con ustedes, Antònia Font… Què sexy-què dolça-qué freda-…Wa yeah!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Capullo... No sé que tienes contra los que vamos con calcetines blancos y sandalias. Yo toco platillos en la banda de Mozoncillo y te aseguro que Born in the USA al bombo queda cojonudo...

No tienes ni puta idea.., bobo, que eres un bobo...

José Manuel Guerrero C. dijo...

Absolutamente genial. Nunca he podido aguantar al Nota ese.