martes, 5 de abril de 2011

Marinos vascos en Terranova

La presencia de los pescadores vascos en las costas de Terranova fue prácticamente paralela al “redescubrimiento” de la zona por Cabot (Caboto, por mejor decir), en 1498. El Padre René Belanger (“Los Vascos en el Estuario del San Lorenzo” 1971) ha documentado referencias al “bacalao de las tierras nuevas” en fechas tan tempranas como 1506. Entre 1520 y 1525, un hecho curioso: Un manuscrito de la universidad de Coimbra habla de una colonia portuguesa –posiblemente en el Cabo Bretón- que a través de marinos vascos que pescan por la zona piden socorros por haberse quedado sin embarcaciones. En cualquier caso, la cartografía ya incluye “Tierra Nueva” de manera sistemática partir de 1520, entremezclada, eso sí, con sugerentes leyendas como el País de Sagueney, la Isla Brasil, o las islas de los Demonios (Saint Pierre y Michelon, enclave fracés en Terranova).

En 1535, cuando Cartier a cuenta de la corona francesa penetra en el estuario de San Lorenzo y funda Quebec, las pesquerías vascas a la zona ya están harto estructuradas. Hasta el punto que los micmacs, los indios locales, utilizaban de forma común palabras vascas… ¿Qué pintaban allí los vascos?

La principal razón fue satisfacer la demanda peninsular de bacalao, muy apreciado en cuaresma por soportar la salazón y ser de los pocos pescados comercializables en Castilla. Ciertamente, la presencia vasca faenando en el Gran Sol es anterior, pero los vascos encontraron en las “tierras nuevas” posibilidad de puertos y materia prima para montar factorías de salazón y además… ballenas. La ballena (la ballena boreal, ballena de Vizcaya, entre otras) ya era pieza codiciada desde tiempos antiguos. Su grasa era especialmente demandada como sebo para vela, aceite de precisión y medicinal de los hígados, en tanto las barbas tenían mil aplicaciones. Las primeras capturas documentadas en el Cantábrico se retrotraen al 760. A lo largo del XV se produce una sobrepesca en el Cantábrico de la mano de vascos, gallegos, ingleses y franceses. Esto llevará a los vascos a protagonizar toda una epopeya siguiendo las concentraciones de reproducción que les lleva a señorear el San Lorenzo, Groenlandia, Islandia, así hasta el XVIII, en que Inglaterra impondrá sus flotas. Puede decirse sin exagerar que los vascos fueron los grandes especialistas en pescar ballenas hasta el siglo XVIII.

Los vascos dispusieron de diversas ventajas que explican su temprana presencia en Terranova. En primer lugar los barcos, mientras ingleses y rocheleses construían naves de 100 toneladas a lo más, los astilleros vascos, adoptando los avances introducidos por los portugueses, producían ya en el siglo XV naos de entre 200 y 500, cuasi galeones, más maniobrables que sus primas las altas carracas bálticas, más rápidos y menos volubles a las tormentas. Eso supone rentabilizar travesías de altura y embarcar grandes contingentes de pescadores; en el siglo XVII, se contaran campañas a Terranova que movilizaban a 3.000 vascos cada año. La lista de arribada del Saint Esprit (200 toneladas), de San Juan, datada en 1743 (ya en declive de la pesquería) refiere un oficial, tres oficiales marineros, 47 marinos y 6 grumetes, 59 almas en total, que se anotaron 200 barricas de aceite –“tres ballenas y media (sic) de bahía grande, 1 cachalote y 2 ballenas sardas-, así como 80 quintales de barbas.

La pesca de la ballena fue determinante en establecimiento, durante la primera mitad del XVI, de estaciones temporales vascas a lo largo del golfo de San Lorenzo. Aún hoy la toponimia nos traslada a aquellos remotos tiempos con asentamientos tal que Isla Mingan, Isla de los Vascos, Portuchoa, Plasencia, Bahía de los Españoles…. En su estudio, el padre Belanger recoge más de 30 puntos con presencia vasca, que en un primer momento motivaba la instalación de factorías para licuar la grasa y embarrilarla. Posteriormente, allá por el 1630, los vascos atinan con un método para fundir la grasa en alta mar, lo que a su vez amplia el rango de actuación de las pesquerías. El nacionalismo vasco, por otra parte, ha invertido grandes sumas de dinero en demostrar la penetración del euskera entre las comunidades aborígenes locales (así como en Islandia), sin resultados excesivamente desalentadores. Las campañas empezaban con la llegada de las golondrinas, en marzo, y terminaban en septiembre. No siempre de la mejor manera, tempestades, arrecifes y sobre todo, guerras y corsarios, convertían la pesca de la ballena en oficio de alto riesgo, muy reputado por los vascos (a diferencia de otras marinerías, que lo tenían por desempeño de desesperados), y pilar de verdaderas sagas, como los Araneder de San Juan de Luz o los Soppite. Inicialmente los vascos (franceses y españoles, mezclados, resulta muy difícil diferenciarlos), compartían aguas con rocheleses, bretones y eventualmente, ingleses. Cabe decir que durante el XVI el San Lorenzo fue una zona de libre pesca, aunque la hegemonía francesa terminó imponiendo monopolios y venta de derechos de explotación que, progresivamente, motivaron la desaparición de la presencia española de iure, que no de facto, los barcos eran de San Juan o Hendaya y la marinería de Lekeitio o San Sebastián. La pesca de ballenas tuvo por epicentro la desembocadura del Seguiney, en Tadussac, aguas ricas en kril norteño. La sobreexplotación y la inestabilidad política en la zona (pasó de ser un mar libre a ser monopolio de Francia, de ahí a Inglaterra y vuelta a Francia, y de ahí a Inglaterra) fue desincentivando la presencia vasca, que sin embargo, siguió cazando en Islandia, Gran Sol, Groenlandia... En líneas generales, cabe caracterizar el estuario como un inmenso frente de batalla en la expansión americana de Francia e Inglaterra, con guerras cada poco, deportaciones demográficas (la epopeya de los Acadianos) y una inestabilidad general que no concluirá hasta el fin de la presencia inglesa en Norteamérica.

*Otra colaboración alimentaria del Sr. IA. Breve contexto de la pesca del bacalao y la ballena en Terranova entre los siglos XVI y XVIII. La pongo en "estudios groenlandeses", abandonadísima sección.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Curioso que este aporte cultural no haya tenido ningún comentario.
Lo siento IA pero eres una incomprendida.
Fdo. Sr. Smith

Sr. IA dijo...

Pues sí, amigo Sr. Smith... Qué se puede esperar de un país que ignora la historia de Groenlandia... Pienos yo que un poco de norse en secundaria, una mínima aproximación a la cultura inuit... Qué menos... Pero así van las cosas en España y en Latinoamérica (que todavía es más triste)...

Anónimo dijo...

El nacionalismo vasco también ha invertido grandes sumas de dinero en este blog y es en este contexto en el que adquieren sentido afirmaciones como "Inicialmente los vascos (franceses y españoles, mezclados, resulta muy difícil diferenciarlos)".

Pobrecitos vascos, llegaron ingleses y franceses y los mandaron a tomar por el culo, si es que hay que tener un estado que te respalde, que si no se te mean encima.

Sr. IA dijo...

Para saber más, recomiendo Insula Avataria... ¡Ya a la venta!
http://www.luisbesa.com/insula.html

Sr. IA dijo...

Sensacional la exposición al respecto en el Museo Naval de San Sebastián. Aconsejo vivamente el catálogo, una joya. la muestra se ha prologado hasta finales de año (tengo entendido). Magnífica excusa para viajar a Donosti,y a la salida, patata bravas en La Mejillonería.