Quien genera opinión hoy?
La fundación Confianza ha iniciado la campaña estosololoarreglamosentretodos.org para generar opinión. Para que el personal reduzca su umbral de escepticismo y volvamos a la senda del optimismo.
La campaña es inteligente en un campo realmente difícil como el de generar ideología. Suscita debate, aunque ciertamente nace bajo la sospecha de ser un movimiento más de ajedrez en la política de Zapatero de culpabilizar a la oposición del alucinante fracaso de su acción de gobierno. Especialmente por el lema elegido (al que sólo falta añadir “Mariano”, al inicio), coincidiendo en el tiempo con una oferta de ZP a la oposición para compartir el desgaste político de la crisis.
Pero al asunto. ¿Quién genera opinión hoy?
En la citada campaña se escoge un ramillete de celebridades que entrarían perfectamente en ese perfil. Antiguamente, era el columnista el que cebaba de argumentos a la opinión pública, el líder político. El descrédito de los periodistas y de los políticos aunado a la ausencia de una cultura política sólida en el electorado medio ha desplazado esa figura hacia el “showmen”, deportistas con pico, actores desinhibidos y eficaces lanzando mensajes cortos y sólidos… Pero, ante todo, los pilares de la generación de opinión son los humoristas del Late Show.
Un buen termómetro para medir la opinión pública son Pablo Motos o Andreu Buenafuente… Sus chascarrillos sobre la crisis denotan el fracaso de la política gubernamental en su empeño en negar lo obvio, demasiado paro, poco curro…
La opinión del humorista me resulta particularmente interesante para conocer los leit motivs de la cultura pop. El humorista no puede alejarse de la percepción social si quiere que sus chistes cobren sentido. El humor es, antetodo, subtexto, contexto, lenguaje verbal, es decir No A afirmando A. Es por eso que un chiste sobre el paro funciona si existe un consenso social sobre el paro como problema.
El humorista, por tanto, recoge el sentir popular y lo refuerza, lo retroalimenta. No en balde, la fundación Confianza ha escogido a varios de ellos para su campaña.
A lo dicho, una campaña inteligente. Desgraciadamente, su éxito o fracaso depende de todos, y en este todos, hay demasiados electores cuyo bienestar depende del Estado. Funcionarios, jubilados, pensionistas, desempleados, pobres… No sé si me siguen… España es un país de baja competitividad, bajo dinamismo laboral y bajos salarios, en conclusión, amplias capas dependientes de las subvenciones para llegar a fin de mes.
La fundación Confianza ha iniciado la campaña estosololoarreglamosentretodos.org para generar opinión. Para que el personal reduzca su umbral de escepticismo y volvamos a la senda del optimismo.
La campaña es inteligente en un campo realmente difícil como el de generar ideología. Suscita debate, aunque ciertamente nace bajo la sospecha de ser un movimiento más de ajedrez en la política de Zapatero de culpabilizar a la oposición del alucinante fracaso de su acción de gobierno. Especialmente por el lema elegido (al que sólo falta añadir “Mariano”, al inicio), coincidiendo en el tiempo con una oferta de ZP a la oposición para compartir el desgaste político de la crisis.
Pero al asunto. ¿Quién genera opinión hoy?
En la citada campaña se escoge un ramillete de celebridades que entrarían perfectamente en ese perfil. Antiguamente, era el columnista el que cebaba de argumentos a la opinión pública, el líder político. El descrédito de los periodistas y de los políticos aunado a la ausencia de una cultura política sólida en el electorado medio ha desplazado esa figura hacia el “showmen”, deportistas con pico, actores desinhibidos y eficaces lanzando mensajes cortos y sólidos… Pero, ante todo, los pilares de la generación de opinión son los humoristas del Late Show.
Un buen termómetro para medir la opinión pública son Pablo Motos o Andreu Buenafuente… Sus chascarrillos sobre la crisis denotan el fracaso de la política gubernamental en su empeño en negar lo obvio, demasiado paro, poco curro…
La opinión del humorista me resulta particularmente interesante para conocer los leit motivs de la cultura pop. El humorista no puede alejarse de la percepción social si quiere que sus chistes cobren sentido. El humor es, antetodo, subtexto, contexto, lenguaje verbal, es decir No A afirmando A. Es por eso que un chiste sobre el paro funciona si existe un consenso social sobre el paro como problema.
El humorista, por tanto, recoge el sentir popular y lo refuerza, lo retroalimenta. No en balde, la fundación Confianza ha escogido a varios de ellos para su campaña.
A lo dicho, una campaña inteligente. Desgraciadamente, su éxito o fracaso depende de todos, y en este todos, hay demasiados electores cuyo bienestar depende del Estado. Funcionarios, jubilados, pensionistas, desempleados, pobres… No sé si me siguen… España es un país de baja competitividad, bajo dinamismo laboral y bajos salarios, en conclusión, amplias capas dependientes de las subvenciones para llegar a fin de mes.
En este contexto, las necesarias políticas de ajuste son particularmente impopulares.
En un país de camino al 25% de paro es más fácil sociabilizar el sufrimiento que la prosperidad, obviamente.
En un país de camino al 25% de paro es más fácil sociabilizar el sufrimiento que la prosperidad, obviamente.
1 comentario:
Muy lúcido el análisis. En Facebook ya hay algunas notas similares.
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