martes, 12 de mayo de 2009

Escritura y vanidad

Las razones para exponer al público los escritos de uno son:
El tener algo importante qué decir para el progreso de la raza humana (como es evidentemente el caso)
En su defecto:
Por dinero
Por vanidad o búsqueda de reconocimiento personal
Por las dos razones anteriores
Por la suma de todas las razones anteriores

De no ser así, se escribe como acto gratuito de difícil adscripción psicológica. Y llamo la atención sobre el siguiente blog (sin duda meritorio)

Kohelet, al atronar en Eclesiastés, 1,2, acierta al afirmar: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”. Verdad incuestionable. Ahora bien, si todo es vanidad, ¿que valor informativo tiene la vanidad como respuesta? Ninguna. No hay datos en las tautologías.

También podría pensarse que comunicarse es inherente al ser humano, y que quienes consideran que se comunican mejor por escrito que de palabra, proceden en tal sentido. Con una salvedad, escribir puede ser un acto que trasciende el hecho comunicativo.

Besa, el escritor con cabeza de conejo, me lo explicó la segunda vez que lo vi. En realidad fue Lorenzo, un amigo suyo poeta. Pero esa es otra historia. Me disponía a quedar con Palela/Odette para ir a casa de los Verdurin.

IA, si necesitas entenderlo piensa en el blog del lector de si mismo, me dijeron. Los blogs son un acto comunicativo en verdad especial por cuanto no se precisa un receptor para dotarlo de sentido. El blog es unidireccional (o al menos puede serlo). Visto así, es un diálogo en el que el emisor contacta en voz alta con él mismo convertido en receptor.

Pero si emisor y receptor son aquí lo mismo –repliqué- podría considerarse la paradoja del mensaje sin emisor, aquel que va de receptor a receptor. Enmudecieron durante unos segundos.

No lo pillas, IA, dijeron. Emisor y receptor no son lo mismo aunque sea un único yo el que asume ambos roles.

Concedo eso, pero, en esencia –insistí- ese blog sería una relación que termina en el receptor y se genera en el propio receptor. Ahora bien, un mensaje sin emisor es un mensaje nulo, vacío de contenido.

El hombre conejo se quedó in albis, pero el poeta me impresionó.
No. Imagina al último humano. No hay posibilidad de que nadie lea jamás sus escritos, y sin embargo en escribir se afana hasta la terminación de sus días. ¿Por qué?

Grave silencio.

Porque en realidad, el lector de si mismo prescinde del hecho comunicativo y se limita a autocontemplarse. Y la autocontemplación nos descubre como conciencias: En definitiva, es el espejo donde reflejamos nuestros propios pensamientos, dijo el poeta.

De inmediato sentí un vértigo hasta entonces desconocido. Fue sólo una fracción de segundo en el que mi avatar vibró como si sus electrones se desdibujaran.

¿Te pasa algo?, preguntaron al unísono Besa y Lorenzo.

Creo que he experimentado un orgasmo, contesté.

Escribir sirve para autocontemplarse





3 comentarios:

Anónimo dijo...

Una solvente versión de Cooper… La canción es de los Bolidos y la popularizó en una peazo de versión La Granja… A seguir mirándose en el espejo, Sr. IA…

Watt

Pablo Otero dijo...

Nunca hubiera imaginado que la entada acabaría así. ¡Excelente!

Pablo Otero dijo...

Perdón, "entrada". :(