jueves, 16 de agosto de 2012

Racionalidad y existencia de Dios (2)

Viene del post anterior.


Antes de responder a eso, insisto en que el materialismo me parece el camino metodológicamente más riguroso. Pero entiendo que el materialismo solo da cuenta de lo fáctico, de lo matematizable,  y de lo cosificable, es decir, de lo falsable, de aquello que podemos considerar verdadero o falso.

Y resulta que mi mente es recursiva. Está diseñada para generar descripciones de las propias descripciones. Es lo que Kant llamaba “dialéctica trascendental de la razón pura”. Este camino nos lleva derechos a una discusión sobre “entes” no falsables.

Por ejemplo por el yo, Dios y el mundo.

Desde un punto de vista materialista riguroso, el Yo no existiría. Menos Dios, y menos el Mundo. Hay gente que puede satisfacer su curiosidad intelectual suponiéndose una ficción generada por un grupo de neuronas. Yo no. Pienso que eso es un reduccionismo tan simplista como el solipsismo. Inaceptable intelectualmente. Soy algo más que una ficción generada por un grupo de neuronas.

Así que no estoy por la labor de aceptar mi propia inexistencia simplemente para que “las cosas cuadren”. Puedo aceptar, por ejemplo, la visión wittgensteniana según la cual “el ojo no puede mirarse a sí mismo”. Pero a diferencia del punto 7 del Tractatus, yo sí estoy dispuesto a seguir adelante. Me basaré en la funcionalidad de las descripciones que pueda aportar sobre Dios, Yo y el Mundo. A sabiendas que todo lo que pueda decir al respecto no es más que una elucubración.

Estoy hablando de postular elucubraciones intelectualmente razonables basadas en su capacidad informativa.

Por ejemplo, al principio de esta reflexión señalaba la existencia de una elucubración del materialismo para explicar a Dios como un elemento antropológico, una creencia generada por el hombre y a la que llamaremos hipótesis A.

Si se admite este tipo de elucubración, deben admitirse también  las variantes.

Ahora bien, a diferencia de otras elucubraciones, la hipótesis A tiene de bueno que la imagen que aporta de Dios es perfectamente congruente con el materialismo. Una hipótesis B que no fuera negadora de la existencia divina debería cumplir, al menos, con ese requisito: ser congruente con el cientificismo, en otras palabras, que B no desmintiera lo que sabemos “científicamente” sobre el mundo.

Así pues, la pregunta sobre la existencia de Dios se retraduce en la pregunta sobre esa hipótesis B. ¿Podemos pensar a Dios sin atacar los fundamentos de nuestro conocimiento científico? Como espero demostrar, esa pregunta es fácil de responder. Rotundamente Sí. Queda, sin embargo, un problema y es que la tal hipótesis B sea “más probable” que la hipótesis A. Dicho de otra forma, si tenemos una hipótesis según la cual “lo más probable” es que Dios sea una invención humana, ¿por qué razón deberíamos inclinarnos por una hipótesis B, que aunque racional, menos probable y en sentido contrario a A?

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