Les presento Chungbook, la Red Asocial, una plataforma 2.0 al servicio de la detección de enemistades.
Acotar un grupo de perfiles “amigos” puede tener su utilidad como revulsivo social para sociópatas, agorafóbicos, tímidos o personal, que por razones o devociones, se pasa unas cuantas horas al día pegado a una pantalla. Pero eso no es nada comparado a las ventajas de tener tus trescientos o cuatrocientos enemigos bien localizados en el Chungbook.
Imagínense que uno de ustedes es Cebrián, y que dispuesto a pasar un fin de año memorable con la mujer y los críos, se encierra en un solitario, carísimo y selecto hotel spa. Llegados allí, se encuentra con que el único huésped del hotel es Pedro J. y su señora y sus retoños, que por avatares de la vida han tenido la misma idea.
“No es posible”, me dirán. Pues sí. De creerse a Pedro J., y tal como lo cuenta en “Amarga Victoria”, no otra cosa le pasó una Noche Vieja de los 90. El hombre lo explica con gracia. Cómo Agatha y él ocupaban un extremo de la piscina y Cebrián y señora el otro mientras los respectivos hijos jugaban (¿a robarse exclusivas?) y las volutas de agua termal empañaban un único pensamiento: Hay que joderse…
Todo eso no pasará en la Red Asocial. No coincidirá con el cabrón X en un viaje organizado a Lourdes. Ni mesa con mesa celebrando la primera comunión del niño con el abogado que le estafó, ni por supuesto, con Ditomasso, el capullo más grande de la galaxia, el hombre que ve negro donde tus ves blanco.
Pero hay más. En realidad, aceptar la invitación a compartir contenidos digitales con un vago conocido o desconocido resulta irrelevante. Es así que, en la vida real, la gente tiene 10 amigos o 20, eso siendo un tipo social y extravertido; en cambio en la vida metarreal que es Facebook nos jactamos de sumar 200, 400, mil… En realidad, nos limitamos a espiar a los 20 o 50 que más nos divierten, el resto, psss, gestos amistosos para con una masa informe. Ser amable con la gente no cuesta nada, te dices.
Y te equivocas. Ser amable termina desvirtuando la palabra para convertirla en algo así como el conjunto de personas que “no resultan insoportablemente desagradables o que si lo resultan existen una razonable serie de razones para no manisfestarlo en público”. Un conjunto inmanejable, en el que termina entrando el 90% de la humanidad, sí, varios centenares de millones de tipos, algunos de los cuáles no hablan ni inglés.
En cambio, el conjunto de los 80 tíos “a los que caigo rematadamente mal” sí que es útil. Sirve para un montón de cosas. Para poner las cosas claras, de entrada: no será usted el primero que se cree muy gracioso en el club de tenis y un día comprende que cuando hablan del Supercapullo se refieren a usted. Saberlo de repente puede resultar traumático, en cambio, verlo venir mediante una aplicación informática en la que lista de “enemistades” sube diariamente, es mucho más llevadero.
También sirve para saber si entramos en la categoría “Archienemigo”, aquella en la cual la animadversión es mutua. Suponga que lleva años pensando que cae usted tan mal a X como X le cae a usted. Y luego resulta ser que no, que en realidad, X le tiene a usted en cierta estima. ¿Para eso hemos estado tantos años odiando a ese pedazo de gilipollas?
Son algunas de las bondades del Chungbook, el libro del mal rollo, la lista de los 100 cabrones más cabrones. Interesa saber qué hacen y qué planean. Interesa que los amigos más o menos de verdad lo sepan, y que no te pongan en el compromiso de invitarte a un evento en el que puedas coincidir con “el otro”. Además, a ti también te interesará saber qué “supuestos amigos” invitan al “otro” y a ti no. Es decir, que traidores puestos a optar, eligen al cabrón. (Señores: ¡si la gente paga dinero por saber con quién puede contar en esta vida, imaginen cuánto pagarían por saber con quién cuenta su archienemigo!).
Pero, más allá de las aplicaciones sociales, el Chungbook, a diferencia del Facebook, sí tiene un inmenso porvenir empresarial. ¿Cuánto pagaría la empresa E por saber que coincide con la empresa P en considerar a la empresa H como la más absolutamente despreciable e inmunda de todo el sector? En consonancia con eso, en el Chungbook habrá todo un despliegue de aplicaciones para el puteo empresarial máximo. Desde “descubre en qué páginas se anuncia tu archienemigo y agótale el saldo pinchando en sus anuncios con la colaboración de todos los que le odian” a “Deséale un jodido y asqueroso día de puta pena a tu archienemigo”.
Al objeto de financiar esta propuesta, he abierto un grupo en Facebook, a través de mi manager LB. Les invito a sumarse de momento gratis.
Les iré informando. Por lo pronto, y ante la profusión de insultos y despropósitos, estoy ultimando un protocolo de buenas formas. U será el signo del cabrón; Ü, me descojono de ti; “0”, gilipollas; “0x0”, supergilipollas… Todo un despliegue de tipogramas para expresar nuestro desprecio y empezar el día con un buen sabor de boca…
No se lo piensen más: ¡Chungbook…! Las cosas claras y el chocolate, espeso…
1 comentario:
Sí, sí, fenomenal guasa, guasabi del bueno, brindemos bien alto por el Chungbuk ése.
Saludos blogueros
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