Dicen que, de ronda por el terremoto de L’Aquila, no se le ocurre otra que espetarle a una colaboradora de Cruz Roja: “¿Puedo palpar a la señora?”. Conminado en el Parlamento a dejar la política e irse a casa, replica: "¿A cuál?, tengo 20”.
De familia bienestante ma non troppo, Berlusconi arma su fortuna prácticamente de la nada y al calor de la privatización del espacio televisivo italiano en los 80. Compra el AC Milán, expande Mediaset por Francia, por España, por el mundo. Se convierte en el hombre más rico del país. Su nombre sale en las listas de la logia P2.
En el 92, con la justicia encima y en pleno vacío de poder por el aclarado de Tangentopolis, monta un partido político, Forza Italia. De las risas iniciales al gobierno del país entre el 94 y el 95. En la oposición, y justo cuando Romano Prodi prepara una ley ad-hoc que impida a los empresarios cuyas iniciales empiecen por S y B concurrir a las elecciones, volverá a tomar el poder en 2001, del que es desalojado por l'Olivo en 2006 para retomarlo, esta vez al frente de la coalición Popolo della Libertà, en 2008. Y hasta hoy.
En los ratos libres que le deja dirigir sus grupos empresariales, gobierna italia, y aún le queda fuerza para presidir un equipo de fútbol (bien que en horas bajas). Cuando sale de trabajar, ¿descansa?. No. A sus 74 años, que no son tontería, cuando sale de trabajar aún le quedan energías para regentar un harén de 25 fulanas. Canta canciones a las chicas, organiza concursos de miss camiseta mojada, monta dúos, tríos y cuádrigas. Bunga Bunga. Regala Rolex, billetes de 500 a pares y, si la protegida es menor y se mete en líos, no duda él mismo de ponerse al teléfono. “Me pone con el señor comisario, sí, soy Silvio… Bueno, Fabio, ¿te llamas así? ¿eh? Como mi caballo, ja,ja,ja… Es broma... Bene… Tenemos un problemilla. Esta Ruby Robacuore, verás, es la sobrina de Mubarak… Sí… Hosmi, el de Egipto… Que no, Fabio, que no me quedo contigo. Sí ya sé que su pasaporte es marroquí… ¿Estás tonto?... Por seguridad, Fabio… ¿de verdad eres el comisario?... Bueno…Verás, estamos negociando con los egipcios esto de los inmigrantes. Y he pensado que…”
Si una ley va contra él Berlusconi no duda en mover los líos y generar una metaley que invalide la ley que se le pretendía aplicar. Sabe que contra Godel las leyes no pueden hacer nada.
Nadie sabe en realidad cómo va Italia. Algo mejor que España, en todo caso. En justicia ni me atrevo a especular, me da que los tribunales italianos aún se manejan con máquinas de escribir –por supuesto Olivetti- y papel de calco azul. Bueno, exagero, probablemente ya han implementado el Pentium 3.
Es fácil caricaturizar a Berlusconi. Es fácil, cómo hacen las nenazas políticamente correctas de El País, poner al santo al cielo ante sus salidas horteras, cuarteleras, populacheras, puteras... Lo que no es nada fácil es comprender qué pasa.
¿Por qué un Gil estilizado como Berlusconi impera en un país tal que Italia -que no es Moldavia a un Cagarristán cualquiera-, por qué no lo han echado a patadas? ¿Están ciegos? ¿O es que simplemente una mayoría de italianos van siempre con el miembro tieso y sueñan y anhelan regentar un picadero de 25 bambinas cuando llegan a casa?
Italia es muy parecido a España en idiosincrasia. La única diferencia estriba en que los españoles tienen más mala leche, son más envidiosos y no consentirían que Zapatero tuviera 25 fulanas en un bloque de pisos ni que fuera suyo. Aquí todos calientes o patada a la estufa. La avara povertri dei catalani, de que hablaba Dante. Avara mezquindad... Sí, pero en España son mejores personas: no van todo el día empalmados como los italianos. En eso se nota la vecindad del Papa. Roma, durante años, el Hollywood de las putas. Y es que una cosa es predicar, y la otra... Italia, país de Capones y estetas, de matronas y putanas, pero ante todo, de infranqueables defensas centrales y pajilleros contumaces; Alvaros Vitalis capaces de montar un periscopio para ver a la vecina de arriba en sujetador y bragas.
No desbarremos.
El éxito de Silvio tiene sus causas. Su gobierno ha coincidido con una fase de prosperidad económica; el sistema electoral italiano premia a los feudos de la Lega Nort, de Fini, de la Mafiocracia Social-Cristiana del Sur, lo cual ha redundando en cierta estabilidad institucional (no conocida, a Gobierno por cuatrimestre en los viejos tiempos, cuando cada presidente saliente cobraba a perpetuidad el salario de ministro). La oposición debe ser de risa, jetas tan notorios como los del Gobierno más que capaces de aprobarse, sin sonrojos, los salarios más altos del sector.
El amo de los medios. Capaz de comunicarse con ellos en un lenguaje directo, popular y claro. “Si, vale, le dije a la de Cruz Roja, ¿te puedo palpar?... Pero, coño, ¿no le hubieras dicho tú lo mismo? Estaba como un tren, ¿eh? (dígase apretando/agitando simultáneamente pulgar, anular e índice). Los italianos somos como somos. Un italiano, siempre va cachondo, ¡no somos alemanes!”
Recuerda a Tiberio. No le fue mal a Roma en tiempos del corrupto Tiberio. El hombre que eliminaba Senadores para tirarse a sus mujeres e incautar sus bienes en su retiro de Capri. Tiberio terminó con la inflación del sestercio y preparó a la administración romana para cien años de hegomonía.
Bien. No olviden asistir al avatar Besa en su pre-presentación de Insula Avataria. Domingo, 13.30, librería Fuentetaja... ¡Con la comodidad de no tener que pagar el libro al final del evento!
3 comentarios:
Lo de Berlus tiene mérito a los 70 y con el Vaticano al lado. Fue el caballero de fortuna en tiempos de Craxi y del PSI. Es un cuadro el tío, pero lo enrevesado del caso es que su pan-sexualismo ha hecho realidad la utopía progre-pasoliniana del sexo total y tal y tal.
Saludos bloggeros
Bien tirado. Aunque yo creo que la pulsión orgiástica es políticamente transversal. que los italianos conciben el poder como un paso más hacia la orgía. Cristianos por arriba y democratas por abajo.
Passolinni y Tinto Brass, el de las noches de Cabiria, los culos desaforados y Calígula... Saludos.
Si tienes poder folla todo lo que puedas, que de este mundo no te llevas nada más.
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