sábado, 29 de enero de 2011

Nanotrado sobre el folk rock


Todo es perfectible menos la música y tengo la sección "irradiando belleza" algo abandonada.

Llegado un punto, la convergencia del duende y el nosequé (que decían los ilustrados) se encarna en alguna canción redonda. Y hasta aquí hemos llegado. Dacapo. Cualquier versión solo sirve para estampar una sonrisa cándida en el rostro.

Me gusta toda música que ha alcanzado ese grado. Que ha saltado de dimensión. Nadie podrá componer nunca una fuga barroca como Bach. Nadie podrá fusionar la música tradicional con el pop como los hippies de los 70. Nadie puede emular el punk de un adolescente inglés de barriada (yonki por añadidura), ni nadie interpretará con más alma un cante gitano que un gitano (yonki también, claro).
Creo que es el contexto.

Poco conocida, una de las páginas óptimamente más óptimas de la música del XX es el folk-rock, la música de los hippies. En su artificioso retorno a lo natural, los hippies buscaron en la música de raíz una catarsis musical. Y lo consiguieron.

En realidad hay dos folk-rocks, el bueno y el malo. El americano, el que fusiona elementos del pop y rock en lo que los americanos llaman su música folk, que, para mí, es básicamente Gutrie y Dylan. Simultáneamente, van infiltrando al cocido otras tendencias, como el country, o el cajún, el blues, el bluegrass, la tradición coral evangélica, etc… Esta mezcla se internacionaliza y da lugar a lo que comúnmente llamamos folk-rock… Sin condenarla absolutamente (hay alguna cosa buena), esta onda es pura grima comparada a la verdadera síntesis: la música tradicional europea, folk rock europeo, Brit traditional… Mil nombres. Música que degenerará en la llamada “étnica”, “céltica”… Un desastre.

El milagro dura lo que dura el contexto. Estamos a mediados de los 60. Los Byrds son un grupo acústico californiano que, al calor de los Beatles, electrificarán su tradición folky americana. En Inglaterra, no pocos grupos están en la onda (y aquí hay terreno a la polémica, ¿quién fue primero?). Como pioneros Pentangle y la Fairport, a la que siguen una verdadera avalancha de grandísimas bandas. Por citar las que más me gustan, la Albion Country Band, Steeleye Span, pero sobre todo, Swansea Jack (galeses), y la bestial e imposible aventura del matrimonio Pegg en Mr. Fox, y de la también pareja J.Kirkpatrick y Sue Harris (¡grandes!). Lo que se da en llamar, folk-rock psicodélico.

Claro, el material musical de partida de los ingleses es abrumadoramente abrumador comparado al acervo americano. Tan abrumadoramente abrumador que, al final de la década, cuando el contexto falla (recordemos, el paradigma hippie de retorno a lo preindustrial), la gran mayoría de estas bandas se han pasado, bien directamente a la música tradicional, los puristas (los más listos), en tanto los torpes se deslizan peligrosamente hacia la pachanga celta o la más infame aún música New Age. Hay casos raros, también, bien es verdad...

Un inciso. Quiero recalcar que para que el fenómeno funcione, debe participar del contexto. Para verlo claro, diremos que esta onda folk-rock muere allá en el 80. Es decir, cuando se rasuran barbas, greñas y se entierra en el ropero el jersey de lana gorda. Posteriormente, solo se han avistado esporádicas excepciones, por ejemplo, cuando el punk encuentra a la música irlandesa y al gran Costello en los Pogues de Ron, Sodomía y Zurriagazos (¡Grande también) o ese inclasificable maridaje entre el northern-soul, la onda céltica y la estética punk de los Dexys Midnight Runners.

Es una cuestión de contexto. Vuelvo al folk-rock. Primero, hippies acústicos jazz-bluseros que topan con la tradición musical del XIX y del XVIII (Pentangle). Luego, más hippies todavía que electrifican esa tradición (Fairport, Malicorne), y a partir de aquí, quién se lanza en sus fusiones particulares (la psicodelia gótica de Mr. Fox, Stivell o Gryphon). El cóctel funcionará allá donde el contexto y el talento se encuentran. En España es difícil de decir, creo que la onda británica llegó muy bastardeada por Dylan, la canción protesta y el folk andino. Aún así, pienso que Kiko Veneno y los primeros Pata Negra van por ahí, respecto a la tradición gitana. Benito Lertxundi, Emilio Cao y alguno más…En general, el resto de grupos se tiraron a la onda yanki del folk protesta o, más sensatos, se quedaron en la onda purista (Al Tall o los segovianos Nuevo Mester). Salieron también hijos claramente deformes, como los inefables Dharma.

En Francia, el maridaje produce grupos gloriosos, como Malicorne, Chifonnie (o en el sector purista, La Bamboche) o uno que me gusta particularmente, Perlipinpin Folc (gascones). En Italia se produce un microclima particular, por un lado, la convulsión comunista da lugar a un pedazo de combo como el Canzoniere Internazionale, en tanto en Napoles emerge una poderosa máquina revitalizadora de la romanza y la tarrantella.

Con todos ustedes, y por primera vez en Goear me temo, Madonna tu ma fai, del año 72.

2 comentarios:

francissco dijo...

Irradiando datos, más bien, fuente de saberes y bits. Deberías plantearte escribir para la revista "Rolling Stone" (si continúa) con ese aire de DJ colegui, superenterado y superenrrollado.

Especie necesaria es esta, que asesora a los adolescentes con prisa, para que los mismos den el pego ante novias y amiguetes fardando de apreciar lo bueno.

Al salir de Inglaterra ya me perdí, por cierto.

Sr. IA dijo...

No, hasta aquí he llegado. Mis conocimientos musicales no dan para tanto, aquí lo hacen mejor:
http://www.efeeme.com/

Gracias. Total lo que digo es bastante de cajón, que nadie como los hippies para componer musica hippi.