jueves, 14 de octubre de 2010
Si este artículo es cierto, entonces...
Todos los cretenses mienten, Epiménides es cretense, luego Epimenides miente.
Corresponde a Aristóteles el mérito de ser el primero en analizar estas formas del pensamiento necesario. Dadas unas premisas y unas conexiones entre premisas, se obtienen conclusiones necesarias.
Le llamamos lógica.
Fascina especular cómo es posible que la lógica, un sistema interno de ordenación de datos, nos permite describir el mundo. ¿Acaso el mundo, los átomos, la energía interactúan siguiendo un modus ponens? Un idealista como yo diría que...
(Bien lo dejo para otro día)
Hoy quisiera hablar de Llull. Tras una juventud pecaminosa se retiró a la soledad de las ermitas y concibió un plan. Iba a formalizar lógicamente a Dios. Más, lo formalizaría de modo tal que aceptadas unas premisas hasta el infiel más recalcitrante llegara a la conclusión: "Dios es Uno y Trino". Más. Y lo haría de modo mal que establecidas esas premisas en una máquina, el propio infiel debería rendirse a la evidencia.
La Ars Magna, la máquina de Llull, es en realidad como una sobreposición de tablas veritativas. Fisicamente se configura como una esfera, en cuyo perímetro encontramos casillas con triadas correlacionadas (me remito a los párrafos siguientes). En el centro hay cinco triángulos superpuestos y móviles. La máquina pretende poner en relación tríadas de juicios implicados los unos en los otros. Si asumimos la afirmación expresada en la posición 1 deberemos aceptar la correlación de términos expresada en la posición 2.
La base filosófica (y esto no es demostrable, es una petición de principios) es la que sigue: Nuestra posibilidad de comprensión de un ente estriba en que la definición sea signo de lo significado. Sólo entonces es posible tener noticia de los entes reales.
Los signos pues recogen la esencia de lo significado. De este modo, toda operación sobre los signos tendrá un correlato en su significado.
A partir de aquí, Llull mezcla la teoría de los denotativos, la de los correlativos y la de los atributos de Dios. La verdad es que es maravilloso pero enrevesadamente complejo para nosotros, ciudadanos del siglo XXI y conocedores por vagas referencias de Felipe el Canciller o la escuela de Chartres.
Los denominativos o la cosignificación refiere a los términos paranómicos, o aquellos cuyo significado depende de otro, así "gramático" nos resulta significativo porque existe la "gramática".Quiere Llull que toda criatura es denominativa de su creador. Así pues, por analogía, estableceremos una relación entre criatura y creador. Lo que sepamos de Dios tendrá su correlato en lo creado y al revés.
De Dios Sabemos que es pura perfección. Todos los atributos que perfeccionan el ser están máximamente en él. Así la bondad, la grandeza, la duración, el poder, la sabiduría, la voluntad, la virtud, la verdad y la gloria.
Y ahora la mecánica. La dialéctica que aplicará la máquina es la "lógica" de los correlativos (¿mezclada con la silogística aristotélica?, parece que sí, pero si soy sincero no lo tengo nada claro).
Correlativos (esto es algo que no sale ni en la Wiki, ¿no es emocionante? Tengan presente que de algún modo estoy poniendo en papel la historia de mi familia, de mi ADN). Recuerdan la "consistencia consiste en consistir"? Pues algo parecido sino lo mismo.
Llamaremos correlativos a la relación que se establece entre el agente, el paciente y la acción del agente. Aquí agente y paciente están en una relación aristotélica de ser en potencia y ser en acto. Es decir, el agente es Ser en Potencia, la acción del agente es la ¿causa eficiente?, y el Paciente es Ser en Acto. Un ejemplo, la bondad bonifica por lo bueno. La bondad se descompone pues en el bonificable, el bonificiativo y el bonificar. Para Llull estos tres correlativos son sinónimos.
La Ars Magna surge de la combinación de estos nueve principios y su relación correlativa unos con otros.
¿Cómo funcionaba?
Sé que les voy a decepcionar pero no tengo ni la menor idea (y eso que me he leído el liber correlatorum innatorum de cabo a rabo). A lo más que alcanzo a pensar es que la tabla permitía visualizar analogías. Si en X entonces Y, en Z entoces Q. He puesto mis chips al rojo sin conseguir absolutamente nada.
Pero algo debía tener la máquina para que en 1316 un Llull henchido de ardor misional desembarca en Túnez con una versión prototipo de la Ars Magna. La leyenda dice que el bravo mallorquín se marcó una demo ante el imán local. Llull pretendía demostrar que si Dios es absolutamente bueno, entonces Dios es trino, siendo por tanto falso el conocido dicho de "Sólo Alá es Dios y Mahoma su profeta".
Pero algo falló. Tal vez el prototipo no estuviera suficientemente testeado, la cuestión es que aquel mismo día San Ramón Llull fue lapidado por hereje.
Desde entonces computar siempre ha tenido algo de martirio.
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1 comentario:
Para saber más.
Liber Correlationorum Innatorum, traducción, introducción y notas de José G. Higuera. Editorial Trotta (2008). Un delicioso galimatías.
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