lunes, 5 de agosto de 2013

Argumento a favor de la Independencia de Cataluña


Este es el principal argumento en pro de la independencia de Cataluña, el único en realidad:
España se haya sumida en una espiral autodestructiva, abandonemos el barco antes de hundirnos con él.  Realmente, una Cataluña independiente tiene pocas probabilidades de salir adelante, pero al menos-piensan los cuatro independentistas que aún conservan cierta lucidez-  lo habremos intentado. Adèu Espanya.
El resto... Mitos, chorradas, mentiras...

Es muy difícil reducir el problema a cuatro causas.
España tiene una economía pacotillera edificada sobre lo público. Haga recuento el lector de cuantos parientes y amigos viven directa (funcionarios,sanitarios, jubilados) o indirectamente del sector público.  Añadan una productividad baja, desindustrialización y con dependencia total del consumo interno. Un Estado caro, unos ingresos de mierda y unos impuestos asfixiantes...

Este es mi lado más neocom. Pero si lo prefieren, coincido plenamente con quienes ponen el énfasis en la pérdida de valores como causa primaria, y más todavía con los que hablan de una distorsionante estrategia de decisión social. Cierto; los mecanismos para acordar democráticamente las grandes cuestiones sociales no funcionan en España, no hay democracia real en apenas ningún estamento... Como en el tercer mundo, en España siguen valiendo ineficientes mecanismos de decisión, que si apelaciones a la antigüedad, lealtad jerárquica, de clan, electoralismo barato, partitocracia y demagogia... Y lo que ocurre en estos casos, al final, son los lobbys económicos los que deciden. Y no vean (siempre) en ello la larga sombra de la corrupción. Es simplemente que los lobbys están bien organizados, tienen a su disposición eficaces resortes de intervención. Saben jugar sabiamente las bazas de castigo-recompensa y carecen de rivales en la sociedad civil. Tampoco les faltan aliados entre la misma sociedad civil. (Y por supuesto, capacidad de soborno sobre el poder político).

Es igual. No importa la causa, a lo mejor ni siquiera existe la causa. A lo mejor es algo todavía más sencillo y derivado de un hecho tan trivial como que en España a la gente no la forman en las escuelas, no les enseñan conocimientos... Les enseñan a aprobar exámenes, que es cosa bien distinta.

Y lo que pasa. Las instituciones españolas no sirven para salir del trauma. No sirven para refocalizar la economía española una vez ha estallado la burbuja de lo público, de lo financiero, de la construcción, del consumo... No solo no sirven sino que sus dirigentes agravan el problema con su visión de la política como “conjunto de reglas que debo seguir para ganar elecciones y seguir al frente del garito. En realidad, conjunto de reglas que debo seguir para continuar al frente del garito, lo de ganar elecciones es secundario”.

Ya lo he dicho alguna vez, todo esto huele intensamente a la URSS previa a su desintegración. No hagan caso a los que pintan al politburó como una cuadra de mangantes. Pues no. Mangantes habría, montones, pero no faltaban tampoco elementos lúcidos capaces de poner a Gorbachov al timón. El problema era el propio Politburó; el partido.  Para salvar la situación, transitar de la economía cerrada a la  abierta, había que acabar con los privilegios del militante, cambiar de cabo a rabo las más de las instituciones. Someterse a la independencia económica y judicial que supone toda sociedad abierta.
Y no hubo tal. De la base al Comité Central, el pensamiento dominante era: “Vale, de acuerdo, hay que iniciar un proyecto catártico que pasa por recortarme a mí mismo buena parte de mis privilegios. ¿Pero para qué quiero yo la URSS sino para ostentar privilegios? En realidad, para qué quiero yo una sociedad que no me garantiza unos determinados privilegios (un trabajo voluntarista, facilón y más que apañao, una posición social envidiable para mí y los míos, un tren de vida con datcha, coche oficial y casino). Que se vaya a la mierda la Madre Rusia. Durará dos o tres meses más pero, entre tanto, que me quiten lo bailao”. Y en efecto. Dos meses es lo que dura. Esto es lo que sucede hoy en España. Las aparatocracias se saben un cáncer, pero son incapaces de la medicación correcta: autoextirparse.

De donde resultan millones de personas considerando que hay que dar un cambio ESTRUCTURAL  a todo esto. No importa tanto el “dónde” como el cambio en sí. Hay que reaccionar.

Así las cosas, ¿puede extrañar a alguien que en Cataluña la gente haya sustituido el PSC y Convergència por la independencia? En absoluto, la gente quiere cambiar o, cuando menos, creer que contribuye a un cambio. Y en Cataluña el único ideario que una mayoría percibe realmente como  un decorado alternativo es la independencia.

Pienso que es propio de tontainas pensar que, a estas alturas, el nacionalismo (ese asesino de masas) sea capaz de nada bueno. Pero la gente cuelga banderitas y canta. Confía que conjurando a las deidades locales las cosas irán a mejor.  Y en el proceso respira aliviada... ¡No permanezco de brazos cruzado! Canto y agito banderas, construyo una realidad nacional alternativa. Sí, te dirán, a lo mejor en mi futuro país continuarán mandando los chorizos (a lo mejor no), pero serán mis chorizos ¿Tienes tú un plan mejor?


Es la falsa creencia en un TODOS redentor y aglutinante. Para empezar y para acabar, la independencia supone la renuncia al derecho a impedir que el vecino te ponga una frontera en la puerta de casa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La gran mayoría de los catalanes independentistas no cantan sino que cuentan. Y las cuentas no salen. Pero no solo las económicas. Coincido en que mucho del independentismo lo que busca es un cambio. Quieren gestionar su sociedad en detrimento de la sociedad española. ¿Es egoísmo? Si, pero un egoísmo plural. Es decir, los egoistas somos muchos. Tampoco hace falta exponer las causas por las que esta sociedadad catalana se ha vuelto egoista. Se puede resumir diciendo que cuando uno es joven es idealista y cuando envejece y se da cuenta de como está el patio, empieza a verlas venir y se vuelve egoista. Esto es lo que le ha sucedido a la democracia española a un ritmo acojonante. Se ha hecho vieja y egoísta. Ya nadie se preocupa de los demás. Se nos ha podrido el invento a pasos agigantados. Así nos va.
De hecho espero y deseo que este cambio sirva, al menos, para que España se reinvente, porque no se puede continuar con el Estado autonómico, con o sin Cataluña.

Sr. IA dijo...

La cuentas nunca salen... La cuestión es porque iban a salir mejor. Y esa respuesta es un puro condicional. O sea, una paja mental. Por lo demás, pues sí... España, Catalunya, deben reinventarse.