miércoles, 3 de julio de 2013

Pensad en Flebas, un tostón

Crítica de Pensad en Flebas, de Ian M. Banks

Tostón de 500 páginas, de las que se podrían eliminar unas 400, Pensad en Flebas ha sido uno de los libros que más me han decepcionado.  La buena racha que llevaba, con Luz, ReadyPlayer One, Visión Ciega, Cenital, Terranova…  se ha visto truncada con este tributo postmortem al reputadísimo señor Banks. Puestos a señalar algo positivo, coincidir con el  sensei Rescepto en la importancia histórica de la obra, recuperadora de una space-opera barroca donde se busca lo que se da en llamar “sentido de la maravilla” a golpe de grandilocuencia.

Pero a la hora de la verdad, Pensad en Flebas queda a años luz de la capacidad de asombro de Hyperion o el Akasa-Puspa de Aguilera y Redal. Lejos de la intensidad barriobajera de Hamilton, de la profundidad de  Watts o Stephenson. Y es que en 1987 el mundo de La Cultura pudo suponer una relativa originalidad, pero leerlo a estas alturas es como ponerse unos pantalones de campana y de franela para llevar a una choni a un espectáculo de zarzuela.

Principales errores
El tono. La novela anuncia “humor”, y ciertamente me esperaba diálogos chispeantes a lo Pratchett. A la hora de la verdad, nada de nada, ni un chiste que recordar.

Desmesura. En moviéndote en territorios tan gigantescos se corre el riesgo de reglas poco claras, algo especialmente importante a la hora de plasmar batallas y tortas (que se lo cuenten  a Hamilton, no hay tensión allá donde el protagonista es una navaja suiza de sofisticadas armas y blindajes que le libran de absolutamente todo mal). ¡Una nave de desguace saliendo a piños de un ingenio como Los Fines de la Inventiva! (es como si Skywalker se escapara en un Dacia de la Estrella de la Muerte). Total, que no hay quien se crea nada. El pacto de verosimilitud hace aguas por todas partes. 

Superficialidad. ¿Banks estudió filosofía?¿Cuál?¿PauloCoelho?, Pensad en Flebas es a la filosofía lo que los libros de autoayuda a la investigación farmacéutica.

Falta de arquitectura. Es una chapuza. Personajes que entran, aparecen y se disuelven. Interludios interminables que solo pretenden prolongar la narración como si de una agonía se tratara (es el caso de la estúpida persecución por el suburbano del planeta Sachs). Estructura de Arcade, donde el cambiante Horza se limita a pasar de pantalla, sin subtrama, ni sentido coral, ni nada.

Por señalar dos cosas medio buenas, pues que no está mal escrito y que la tripulación del Turbulencia en cielo etc… está curiosa. Gracias a ellos el libro más o menos se aguanta hasta que llegan al anillo Vavatch o algo así. Luego todo es yesería y rollo patatero (la isla de come-mierdas o esas interminables partidas de Daño, propias de un pulp de quinta) para llegar al más que previsible final, sin escatimar en tontadas como una mente potencialmente “parte planetas” que es reducida a tiro limpio. Llegados aquí te indignas ¿pero esta tontería qué es? La mente tiene un autómata a su servicio capaz de plagar de trampas el suburbano del susodicho planeta prohibido, ¿y no es capaz de reparar un tren de cercanías? ¿De comunicarse con otras máquinas? ¿Pero que no tiene ni Wi-fi la supuesta ultamaravilla de la supertecnología? ¿Será un producto Microsoft? Vale que la mente está acarajotada por el porrazo de estrellarse contra el planeta. ¿Pero hasta el punto que va un fulano, la trinca del pescuezo y se la lleva a su nave cual niño sujetando un globito de helio?
Aquí a Banks le ha fallado el instinto. Tenía que haber tentado un final bestial de todos contra todos, loco y demenciado. Pero me temo que no hay busilis novelístico para montar una trama que no fuera una Arcade, una mera sucesión de aburridos pantallazos.


Lástima porque la Cultura hubiera justificado una incursión por esto tan cursi que se llama “sentido de la maravilla”, y que yo llamo capacidad de asombro de la ficción fantástica, o más claramente, lo que viene siendo belleza. Pero no hay belleza en “Considerer Phlebas”. Lío, barullo, revoco y confusión por arrobas. Una mierda. Pero si lo quieren comprar por 12 euros (+1 de envío)... Aquí...

3 comentarios:

Dubitador dijo...

Vaya, lamento tan acre opinion de la obra que inicia la serie de "La Cultura"

"Lío, barullo, revoco y confusión por arrobas. Una mierda"

Reconozco que en parte hay algo de todo eso, o sea consistir en una coleccion de relatos no muy bien trabados, mas bien aventuras del protagonista "Cambiante", una especie de Odiseo pero trabajando para los malos.

Leí hace mucho "Pensad en Flebas" asi que fui raudo a refrescar un poco, precisamente la primera parte y puesta en escena del Cambiante era lo que peor recordaba.

Leí tres capitulos y me confirmó en la capacidad narrativa del autor.

La lectura narrativa es mas bien una experiencia, una inmersion, bajo el convenio de suspension de la incredulidad. Para que tal suspension no quiebre es preciso que la obra sea autoconsistente dentro de sus propios terminos. La introduccion de inconsistencias y el recurso al "deux ex machina" romperian el convenio. Tendré que releer todo para ver mas en detalle el asunto de esa supermente que padece un incomprensible deficit; pero ya he detectado otra inconsistencia :-(

En cualquier caso La Cultura me fascina pues presenta "in media res" un posible futuro de la humanidad no "obsoletizada" por la eventual emergencia de una inteligencia "artificial" que iguala/supera al intelecto humano. Lo cierto es que las IAs de La Cultura parecen haber asumido una peculiar variante de las asimovianas 3 leyes de la robotica, resumidas en una: compasion, esto es compadecerse con y de la naturaleza humana. Las IAs de la cultura no concluyen que su superioridad respecto al homo sapies implique someterlo a dominio y desprecio. Sin embargo, algunos humanos, un porcentaje infinitesimal, resultan poseer una capacidad para procesar la informacion que rivaliza con la de las propias IAs, tal es el caso de la alpinista suicida Fal 'Ngeestra. Durante la charla entre Fal 'Ngeestra y su mentor y enamorado robotico Jase he tropezado con otra inconsistencia respecto a la mente esa, pues resulta que es tan densa su sustancia que pesaria unas quince mil toneladas, lo cual es un problema para todo lo que vemos que sucede con ese pedazo de sesos digitales allá en los tuneles.


Tambien es curioso lo de los nombrecitos, tal como el de Fal 'Ngeestra... sospecho que directo influjo del genero de fantasia de ambientacion medieval, con grande inspiracion en esa cosa neoaria "in sub especie" celtica.

En cualquier caso Stanislaw Lem ya tocó casi todo y en lo relativo a las IAs y el transhumanismo su "Golem XIV" es el equivalente del teorema de incompletitud de Gödel, expresado en el axioma de que "lo construido es menos perfecto que el constructor"

http://www.letrasperdidas.galeon.com/consagrados/c_lem05.htm

EL SENTIDO DEL TRANSMISOR ESTA EN LA TRANSMISION.
LAS ESPECIES PROVIENEN DE LOS ERRORES DEL ERROR.
Y he aquí la tercera ley de la Evolución, que no habéis aún adivinado:
LO CONSTRUIDO ES MENOS PERFECTO QUE EL CONSTRUCTOR.

Lo curioso es que de ese ultimo y demoledor axioma se desprenderia que el propio Golem XIV no puede ser superior a sus constructores.









Sr. IA dijo...

Saludos Dubitador. Disculpa la tardanza en publicar tu interesantísimo y trabajado comentario.

Tomo buena nota de Golem XIV. Lo leeré. Respecto a Banks y la Cultura, Frankie deja una cita a propósito de Accelerando que resume bien mi sensación ante Flebas... "En accelerando se usa la fantatech -que no una bien justificada especulación- para construir una ontología mágica hasta las trancas". Sí... Tolero que en CF se den pequeñas licencias en pro de la trama, pero el gigantismo de la Cultura disuelve la incertidumbre situacional. Para mí es ese un error capital en toda narrativa, cuando el poder del prota no esta bien delimitado, qué interés hay en un duelo artillero entre dos naves en el espacio profundo? Es un Barça-Ponferrada... Eso me resulta odioso. Por otro lado, en mi exp. lectora de Banks pesaba la ilusión de estar ante un grande de la CF, y no fue así, me decepcionó.

Dubitador dijo...

Sugiero que el gigantismo de La Cultura no es en realidad tan gran problema, ya que en otros tomos de la serie ésta tropieza con asuntos aun mas grandes que ella.

Tambien es curiosisimo el asunto de la sublimacion, segun el cual IAs y humanos deciden pasar a no se qué que no se muestra en ninguno de los tomos de la serie.

La Cultura, pese a ser tan grande, no es el clasico abuson, pues contra lo que principalmente lucha es contra el atraso y barbarie de aquellas civilizaciones que va descubriendo. Su proceder no es pues el de unos invasores imperialistas y encima cuando toca luchar lo hace de un modo no sujeto a las "leyes" de la guerra, o sea no guerrea a lo bestia. Creo que es este detalle el que determina que los bestiales idiranos logren poner en jaque a la Cultura.

En esta saga Banks describe la violencia y la brutalidad con grandismo detalle, en particular en el tomo "El uso de las armas".

He buscado todos los libros de La Cultura principalmente para atisbar como es la relacion entre IAs y humanos, pero hay poco de eso, pues los unicos humanos de la cultura que asumen protagonismo son los reclutados por Circunstancias Especiales.

Entiendo que cuando se ha decidido que el autor no es consistente y no merece que le sigas el cuento ya no hay remedio. Me sucedio con Caballo de Troya de JJ Benitez en cuanto citó que el baculo superdigital de Moises tenia memorias de ferrita. A partir de ahí ya todo me parecio amontonamiento de palabras de un farsante.