lunes, 10 de junio de 2013

Las holgadas tuercas del que las aprieta


Aproximadamente, más de una tercera parte del PIB español va directamente a impuestos. A pesar de lo cual, a pesar de las subidas asfixiantes, la recaudación desciende año tras año desde 2008, que empezara la crisis. Ante tal panorama, hasta una IA entiende que el recorte de gasto público es una prioridad total. Es evidente también que pensiones, subsidios, sanidad, formación deben repercurtir en cierta medida esos recortes... De nuevas inversiones culturales, urbanas, en investigación ya ni hablamos... Justo y necesario; pero hay un terrible problema formal en este drama: los políticos.

Imaginen un hogar en el que los ingresos caen a la mitad. El cabeza familia dice a los suyos; hay que apretarse el cinturón, es obvio. Adiós móviles, adiós clases de karate, adiós suscripciones premyum, ojo con el gasto eléctrico, calefacción a 20 grados y fuera aire acondicionado... Pero más pronto que tarde sale a relucir que sí, que mucha restricción, pero el cabeza de familia sigue con sus cursillos de padel, sus dos horas de gimnasia a la semana, su reunión en el asador con los amigos cada viernes, dos paquetes de Marlboro, cuatro cafes y dos cañas al día y desplazamientos con el Audi hasta para compar el pan. Los hijos se plantan, le dicen al caput: "oye, nosotros apretamos lo que podemos pero ¿y tú?" Se genera así el mal rollo social.

Es lo que hay, pensionistas, familias, universitarios, parados... todos ven como se les aprietan las tuercas, pero el que aprieta las tuercas sigue en una dinámica de gasto ostentoso y deplorable. "Hay que seguir recortando", dice, pero sus sueldos de escándalo, sus prebendas, sus chorradas se mantienen intactas. Preguntado sobre si le parece justo el político se encoge de hombros: "lo mío es el chocolate del loro", señala. Y puede que sea así, aunque muchos sospechamos que no, que en realidad el chocolate del loro es el loro en sí. Vale, es igual, puede que sea verdad. Pero claro, ¡cómo exigirle a un pensionista que pague esto y lo otro por el bien del país si el que se lo exige es un maníaco consumidor compulsivo!

Sea la Gurtel o los ERES de Andalucía. Nuestra clase política, lejos de enmienda sigue abonada a la política como opíparo modus vivendi salido de tu bolsillo y el mío. No bastan los espectaculares sueldazos de congresistas y barandas, encima, hay que afrontar un chorreo de gasto en forma de sobresueldo, dietas, consejos de administración, redondeos por esto y lo otro... Y así no hay manera de obtener credibilidad. Digo más, así no hay nada que hacer. Cada recorte, por necesario que sea, será encarnizadamente discutido y deplorado en tanto el que lo promueva no de fe de una autoexigencia espartana. Confrontamos los sacrificios personales con los de aquellos que nos los exigen y nos damos de bruces con la sucia realidad. ¿Ven ustedes algún Licurgo por aquí?

Es verdad, en un bote perdido en medio del mar y con vías de agua por todas parte no hay otra prioridad que achicar y achicar. No hay espacio para saunas, huertos y jardines. Nos lo recuerda a cada momento el capitán, mientras se zambulle en su piscina.

2 comentarios:

Frankie dijo...

Pero que dice usted de los políticos ¿Acaso no ha visto el anuncio de Aquarius? Esos alcaldes que se quitan sueldo para que haya una maestra en el pueblo o no se qué acto de generosidad, ah. Seguro que todas estas críticas les dejarían perplejos, se creen casta aparte. En fin...

Sr. IA dijo...

Vaya anuncio más raro... Podrían haber puesto ayudemos a los millonarios, que los hay de buenos