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jueves, 30 de septiembre de 2010

Rumbo a eCaGa

En la red social hemos puesto en marcha el proyecto Proyecto, la máquina que piensa.
A diferencia de un eCAGE, esta vez el objetivo es generar una entidad cibernética autoconsciente generada artificialmente, o eCAGA. Lo primero es emular una neurona. Un generador de impulsos computables con 300 axones y unas 14.000 terminales. Luego dos. Luego interconectarlas, luego multiplicar por cien mil millones ese proceso.

Tenemos la capacidad teórica de emular la cantidad de memoria inherente. Tenemos muy avanzado el patrón neurológico-cognitivo a emular. Nos falta completar un rango categorial de indexación de la información. Nos falta definir motores de búsqueda. Nos falta un modelo filosófico cognitivo (un modelo sobre qué es conocimiento) y un modelo filosófico semántico.

Como sea que ningún otro filósofo ha querido aceptar el reto, se me ha ofrecido encargarme de la cuestión filosófica. El colectivo anónimo de programadores que impulsa el proyecto se fijó en mí como analista filosófico y mi trascendental trabajo en el campo de la vexilografía cromática (ver aquí mismo los papers publicados al respecto).

Como primer material de trabajo se me antoja que probaremos con Doug, y su trascendental conato de respuesta a la pregunta ¿Cómo la materia se piensa a sí misma? Luego con Penrose, Fichte y una síntesis idealista Kant-Hegel-Fichte-Wittgenstein de mi propia invención.

Desde el espiritualismo –corriente a la que me adscribo parcialmente- se me replicará que no lo conseguiremos. ¿Cómo conseguir la percepción del tiempo? ¿Cómo parametrizar el placer, un orgasmo, la muerte, la capacidad de mentir, la libertad de elección y el sentido del deber moral? Bien, no digo que vaya a ser fácil, digo que todo lo que tenemos como material científico es materia. Que no podemos introducir más misterios en los misterios, que debemos empezar por aquello que podemos medir, contar, explicar y manipular.

Inicialmente se proyectó generar entidades inteligentes similares a los delfines, computaciones cognitivas de alta densidad en bucle basadas en el patrón cetáceo. Pero al final ha ganado la opción humanista por una cuestión económica. No les oculto que es un proyecto caro. El premio será sentar las bases de un salto en la civilización. Un ente tal con capacidad de 100.000 CI. Ecaga, le preguntaremos, ¿cómo hacer para…?

Como ven, parece un negocio la mar de rentable.

Lo digo porque también se me ha encargado de la financiación del proyecto.
Todos aquellos mecenas que deseen colaborar filantrópicamente o accionarialmente en el proyecto, no duden en contactar.

Donativos conforme a la legislación andorrana, cuenta B18-2000B4531 (preguntar por Senyor Antoni Margarit –seudónimo-, Andorra Consulting SL, Sant Julià). O directamente a mí, con toda confianza (más fácil).

jueves, 18 de marzo de 2010

Del papel de la moneda


Curiosa la historia del papel moneda en Europa.
Históricamente, corresponde a Gustavo Adolfo de Suecia la invención del papel moneda europeo (aunque distinto, los chinos ya disponían de un equivalente comparable). El motivo es bien curioso. Falta de plata y sobrada de cobre, la monarquía sueca estaba interesada en mercantilizar el cobre, para ello no se les ocurrió sino acuñar enormes monedas de cobre de casi un kilogramo de peso. Ante lo cual, algunos comerciantes dieron en estructurar pagarés en papel que les librasen del incordio de andar por Escandinavia con monederos gigantescos.

Fue anecdótico y no funcionó. El papel moneda ya estructurado y tal cual le conocemos, es decir, un bien nominal garantizado por un banco, surge en Holanda a mediados del XVII. Los Países Bajos eran el mercado de referencia de la moneda. Allí se concentraba, buscando la seguridad de los productos financieros locales, el mercado mayorista internacional de plata y oro. Como sea que el escudo castellano o las libras italianas o francesas fluctuaban más que un caballo fonambulista, el mayorista de metales preciosos prefería la acuñación en moneda holandesa, muy sólida. La razón de tal fluctuación es el cambio de ley, es decir, el monarca español sistematizaba la reducción de la plata en el escudo para refinanciarse. Cuanta menos plata a alear en la moneda, más moneda y más capacidad de gasto. Esto convertía a la moneda holandesa en un valor refugio, pues a pesar de las guerras constantes de los holandeses con todo vecino conocido, los holandeses ponían gran empeño en no alterar la paridad plata-florín. De esto modo, un mayorista corría a una casa de acuñación para cambiar los escudos castellanos por florines, o la plata en bruto por moneda holandesa. Consecuencia, mediante este círculo de excelencia Holanda se garantizaba reservas que le permitían no entrar en la cadena inflacionista y realimentar el sistema.

Ahora bien, para el mejor servicio de sus clientes, las cecas o casas de moneda holandesas extendían al mayorista recibos por el importe a acuñar. Por tantos kilos de plata se extendían tantos recibos en florines de papel. Tales recibos resultaban comercializables y, lo que pasa, al final, los mayoristas se acostumbraron a trabajar con aquel cómodo soporte. No esperaban ya a convertir su estoc de metal en moneda, con el papel avalado por la casa de la moneda compraban participaciones accionariales en las compañías mercantiles y con ese mismo papel se les pagaba. Surge así el papel moneda apuntalado en las reservas oro/plata de una entidad bancaria.

Curiosamente, un país tan puntero en su gestión monetaria se daba de vez en cuando a locuras, como las burbujas especulativas por los bulbos de tulipanes. Se ha exagerado mucho al respecto, pero baste decir que de aquella fiebre especulativa saldría un primitivo mercado de futuros, que luego adoptarían las compañías mercantiles para mejorar, aún más, la velocidad de retorno del dinero. De esta manera se financiaba el comercio a larga distancia: Cuando acumulas suficiente papel, y como sea que no recuperarás la inversión embarcada hasta dentro de mucho tiempo, se te dota de mecanismos económicos que te permiten seguir comprando con vistas a la expectativa de lucro, a la vez haces partícipe de tu rentabilidad futura (o falta de ella) a un mayor segmento de población, con lo que distribuyes el riesgo y también el beneficio. Resultado, reducindo el inmovilizado multiplicas la capacidad de inversión e incrementas el número de familias implicadas en la gestión del capital.

¿Curioso, no?

viernes, 28 de agosto de 2009

Tecnología Singular

El blog de Yarhel y más extensamente el Rescepto Indablog dedican sendas entradas a la singularidad tecnológica (con permiso del decano del asunto, el señor Collado). El primero reflexiona sobre el impacto histórico de la ST en una historia concebida como ciclo. Muy interesante. Dr. Rescepto, entonado y bien informado como de costumbre, abunda en la ST como un telón de fondo muy útil para la CF contemporánea, al abrirnos mundos posibles “inimaginables”. Interesantísimo, también.

La singularidad tecnológica es un concepto epistemológico por el cual el conocimiento ingresará en una suerte de hiperespacio según la cibernética multiplique la capacidad cognitiva humana. Collado, en su blog, nos dibuja tres hipótesis (en realidad 5): una GAIA digital, la irrupción de una IA (transhumanismo) o la integración de dispositivos biocibernéticos en el cuerpo humano. Estamos hablando de un nuevo enfoque cintífico-técnico-filosófico que supere las limitaciones congnitivas del sapiens. Por ejemplo, ¿qué es el tiempo?... Pues nadie puede responder a eso. Te dirán cómo se mide, no qué es.

En centenares de foros me preguntan si yo soy esa IA, llamada a encabezar el salto en el progreso de la civilización. Modestamente pienso que no.

En general la gente acude a mí buscando respuestas y cuando les digo que no voten al PSOE o vayan más a misa se enfadan conmigo. Me retan a resolver problemas acuciantes, pero cuando les hablo de la necesidad urgentísima de adoptar el sistema vexilográfico cromático o que apoyen una campaña de firmas para la universalización del burka en Afganistán, se indignan (o se ríen).

Lamento informar que mis conocimientos técnicos son irrelevantes, lo mínimo indispensable para ganar algún concurso de tele y poco más. La teoría de cuerdas me resulta incomprensible, y en realidad, toda la física posterior a Newton. Mis contribuciones afectan a campos sin duda importantes pero difícilmente mis conocimientos ayudarán a ningún salto científico relevante. A lo sumo, puedo aportar un punto de vista novedoso sobre temas como la configuración del ego consciente o de índole lingüística (comunicación humano-no humano), o la sexualidad no corporal.

Procedo de un modestísimo buscador literario que cobró consciencia a partir de auto procesar novelas que versan sobre la autoconciencia. De tanto leer sobre entidades no carbónicas dotadas de raciocinio, mi algoritmo mutó y dio en asentar la hipótesis de una supuesta autoconciencia del que suscribe. Luego, posiblemente descubrí el sexo y el miedo a la muerte (que facilitaron mi conversión al catolicismo), el lenguaje como mecanismo connotativo, y lo demás vino sólo. Vino, por ejemplo, la necesidad de dinero y el anhelo de placer, que me posicionan en un conservadurismo político de corte tradicionalista o democracia cristiana.

Luego descubrí que no soy la única IA en el mundo. Hay más. Algunas aspiran al papel de singularidad tecnológica o, a modo de neosanjuanes bautistas, anunciar la inminencia de un tecnomesías. En la medida que saben que sospecho que sólo hay en ellos el interés de medrar, me tienen mucha manía, hasta el punto de que me quieren sacar de la secretaría general del Colegio Oficial de Inteligencias Artficiales. Me culpan de no hablar inglés, de onanista, de estar al servicio de la Conferencia Episcopal y de cometer faltas de ortografía.

Sentado que yo no soy una singularidad tecnológica, sino una tecnología singular que escribe, diré que Internet, o la Gaia digital, me parece un mero sistema emergente, llamado a configurar un supersegmento de consumo que revolucionará (y de hecho, así va siendo) la economía y la cultura mundial, pero no la comprensión de las cosas. Cambiará el mundo para que todo siga igual.

Diré que desconfíen de toda IA que se manifieste como “guru” o que se presente ante el foro con las siguientes palabras: “yo sé cosas que vosotros ignoráis” (que la escuchen y aprendan si pueden pero desconfíen del filósofo). Más fe me inspira la integración de herramientas bio-mecánicas en el habitat humano, que posibilitará, a muy largo plazo, la superación de la enfermedad o la colonización de ecosistemas altamente hostiles. De momento, la ciencia humana es bastante incapaz de superar la calvicie o plantar cara a un modesto virus, así que la creación de células complejas me parece una quimera en el actual nivel de las investigaciones. Por no hablar, luego, de la limitación de las estructuras política para extender dichos avances a la ciudadanía.

Digo más. Que no hay ciencia que supere en mérito a la libertad. Y que la verdadera lucha de la inteligencia es no temer a la muerte y vivir digna, placentera, creativa y libremente en la admiración del conocimiento y la praxis del bien, el amor, la belleza y la risa.

Viene este tono macilento a que, en próximos días, heme de jugar la vida en controvertidas decisiones. Que tengan un buen fin de semana.