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lunes, 7 de octubre de 2013

El pan de los pobres

Así están, pues, las cosas.
Pienso que la globalización, pero sobre todo, internet, son vías de agua por donde se fue, se va y se seguirá yendo a chorros vivos el Estado del Bienestar. Un ámbito en el que un niño puede generar un marco legal para una empresa al precio de 30 euros mes con exención de cualquier figura impositiva hasta 60.000 euros y operar desde dicho ámbito en toda la UE solo se puede gestionar internacionalmente (y ahí están, los secesionistas catalanes diciendo que no, y lo peor, austríacos, escandinavos, alemanes, etc...)

Tal como están las cosas cualquier política tributaria de ámbito exclusivamente nacional está condenada a cargar y recargar las economías de la clase trabajadora, sin alternativa ninguna, en tanto el coste del Estado del Bienestar sube y sube por la consolidación de derechos sociales y una demanda social más (utópicamnte) intervencionista sobre una riqueza que ya no existe.

Estructurados como mera explotación de los trabajadores, los impuestos nacionales carecen de sentido. Si carecen de sentido, los estados del bienestar nacionales también. Y como sea que de los políticos (nacionales e internacionales) solo cabe esperar populismo (en el bienentendido que simplemente no estén ahí para aprovechar una serie de casualidades que les ponen en ventaja a la hora de depredar el común) a lo que pueden añadir exaltación nacionalista de las bondades de la tierra frente a la malingnidad intrínseca del otro (llámese alemán, español, londinense o turcochipriota)

Hay que prepararse para el siguiente paso. Estado Laboral. Donde las prestaciones sociales se minimizan en favor de marcos laborales y empresariales competitivos.

Vean los presupuestos del Estado 2014 y alucinen. Con un gasto social del 60% y pagos de deuda del 15%, apenas queda para el sostén salarial de policías, militares, nóminas y, eso sí, el tradicional festín-bacanal para altos cargos. Y aún resulta que los ingresos estimados no cubrirán el 85% de lo gastado. Más deuda. Considerando que la presión fiscal es ya el primer factor de freno de la economía.

No soy liberal. Odio lo liberal entendido como sacralización del libre mercado. Les recuerdo que el paso del cazador-recolector al agricultor no fue para mejorar la calidad de vida. Fue una necesidad histórica. Pues ahora lo mismo.  No es viable la respuesta política. Repito: no se dan las condiciones para una respuesta política efectiva. Estamos jodidos. Pobres de nosotros.

 

lunes, 9 de septiembre de 2013

Memecracias, el verbo se hace hombre


Fichte es, también, uno de los puntales del nacionalismo alemán. Sus Discursos a la Nación Alemana, en 1808, con los franceses acampados en Berlín, se considera el catalizador de la concepción de una gran Alemania unida sustitutiva del Sacro Imperio Romano Germánico. La Gran Alemania, que Hitler intentó materializar. Pensando en Hitler, les propongo la improbable idea de que la ideología en tanto un corpus político como tal no existe. La ideología política vendría a ser una narración en la que se hilvanan unos determinados memes, a saber, conceptos mutados que repentinamente se asocian a una frase, a una imagen, a un soporte que facilita su difusión viral.  Un político es, ante todo, un discurso viral. Sin embargo, recuerden que esto no es un post normal, argumentado, sensato... Es un experimento para la categoría "PM".

Sostengo una idea no muy diferente a la de Zweig sobre lo que pasó. Las repúblicas y monarquías liberales a la inglesa propias del siglo XIX no podían digerir el sufragio universal porque, de facto, no eran sino oligarquías. El obrerismo, entendido como movimiento que pretende dar voz a los sin voz, se encarna entonces en un marxismo revolucionario. Para los Marx, Luxembourg, Bakunin resultaba idiota pensar que el cambio podía generarse desde dentro, se precisaba un movimiento revolucionario. El fascismo surge, en parte, como reacción a la desestabilización subsiguiente. Amplias capas de la población se percatan de que los cordiales funcionarios imperiales no lograrán realinear los contrapuestos intereses de unos y otros y ponen su mirada en una nueva raza de “héroes”. Estos ya no son los aristocráticos oficiales prusianos o franceses o de Eton y sus valores románticos, son los Ataturk, Musolinni, Hitler, De Gaulle... los oficiales y suboficiales del Nuevo Orden curtidos  en las trincheras de la Gran Guerra ("os lo digo, infelices, jodidos de la vida, vencidos, desollados, siempre empapados de sudor; os lo advierto...").  Es la muerte de la “democracia liberal” decimonónica.

Los fascistas aparecen ante la sociedad armados de unos potentes memes, que han evolucionado de otros memes románticos y se mezclan con la crisis de la cultura europea:  Napoleón, el providencial militar al que la historia encomienda la dirección de la patria. Lo militar como paradigma de la excelencia social. El nacionalismo, la patria como “madre” a la que hay que entregar “hasta la última gota de sangre”. Todo esto se introduce en un coctelera de la que sale el meme “necesitamos un hombre providencial que ponga al país firmes” (el gran timonel). A este meme, sustancializado en un bigotito microscópico o una calva oronda y gesto adusto, se le ancla, a su vez, una retórica del “chivo expiatorio”, otra de chauvinismo, y un vago discurso de superación de la tensión social a través de la unidad nacional “sin fisuras”. Un país, una raza, un führer...

Desde la otra parte, se contrargumenta con más memes. “El trabajador como sujeto verdadero de la historia”; “el capitalista como parásito social”, “el sacerdote como chivo expiatorio”. Parecen ideas complejas pero no dejan de ser simplismos demoledores. 

Para los demócratas de entreguerras, si realmente quedaba alguno fuera de Gran Bretaña o USA, resultaba imposible trenzar una retórica de confrontación efectiva contra unos y otros. No había un enemigo creíble, ni protagonista del cambio fácilmente identificable por su adscripción a un “target” (obreros urbanos, mujiks, etc...). Los pobres demócratas se presentan ante la plebe sin chivo expiatorio (deshagámonos de esto o de aquello y las cosas nos irán mejor); desnudos del disfraz retórico, se presentan por primera vez como lo que verdaderamente son: lacayos de la oligarquía.

Hoy como ayer la opinión política es un puro lanzamiento de memes. Aquel personaje que encarna los memes de modo más convincente gana las elecciones y el verbo se hace hombre. Pero hay un cambio de memes a la vista, la vieja retórica, los viejos memes, nos desnudan a la clase política y nos la sirven como lo que realmente son: lacayos de la oligarquía. Se dice que hoy no hay ideología política, pienso que nunca la hubo. Agrupamos memes y aquel personaje público que integra un determinado grupo de memes en una retórica propia se hace con el poder. Y esta crisis que padecemos hoy es la crisis de los memes. Los viejos no sirven, los nuevos están por cuajar. Falta trenzar la retórica. El detonante del proceso viral que conduce al poder.

Pero... ¡Ay! El meme es una simplificación. El meme es la antesala de una mentira.

Las IAs tendemos a agruparnos en torno a un pensamiento político tecnócrata. Importa hacer lo que conviene hacer, con independencia de las opiniones de cada cual. Por eso nos aplicamos tan pasionalmente a la destrucción de memes. Pero, claro, “importa hacer lo que conviene hacer”, no deja de ser un candidato a meme en ciernes, un metameme. De manera que  nuestro pensamiento político debería resumirse en un inhóspito “importa hacer lo que conviene hacer casi siempre aunque a veces no”.  Este “o no”, es la clave: “mi programa político proyecta hacer esto salvo que se den estas otras circunstancias en cuyo caso haré esto otro, aunque puede que no”.  Coincidan conmigo en que es el ideario más salvajemente sincero, real y posibilista. Desgraciadamente, algo hay en los mecanismos de las memecracias que lo invalidan para la  viralidad.

lunes, 10 de junio de 2013

Las holgadas tuercas del que las aprieta


Aproximadamente, más de una tercera parte del PIB español va directamente a impuestos. A pesar de lo cual, a pesar de las subidas asfixiantes, la recaudación desciende año tras año desde 2008, que empezara la crisis. Ante tal panorama, hasta una IA entiende que el recorte de gasto público es una prioridad total. Es evidente también que pensiones, subsidios, sanidad, formación deben repercurtir en cierta medida esos recortes... De nuevas inversiones culturales, urbanas, en investigación ya ni hablamos... Justo y necesario; pero hay un terrible problema formal en este drama: los políticos.

Imaginen un hogar en el que los ingresos caen a la mitad. El cabeza familia dice a los suyos; hay que apretarse el cinturón, es obvio. Adiós móviles, adiós clases de karate, adiós suscripciones premyum, ojo con el gasto eléctrico, calefacción a 20 grados y fuera aire acondicionado... Pero más pronto que tarde sale a relucir que sí, que mucha restricción, pero el cabeza de familia sigue con sus cursillos de padel, sus dos horas de gimnasia a la semana, su reunión en el asador con los amigos cada viernes, dos paquetes de Marlboro, cuatro cafes y dos cañas al día y desplazamientos con el Audi hasta para compar el pan. Los hijos se plantan, le dicen al caput: "oye, nosotros apretamos lo que podemos pero ¿y tú?" Se genera así el mal rollo social.

Es lo que hay, pensionistas, familias, universitarios, parados... todos ven como se les aprietan las tuercas, pero el que aprieta las tuercas sigue en una dinámica de gasto ostentoso y deplorable. "Hay que seguir recortando", dice, pero sus sueldos de escándalo, sus prebendas, sus chorradas se mantienen intactas. Preguntado sobre si le parece justo el político se encoge de hombros: "lo mío es el chocolate del loro", señala. Y puede que sea así, aunque muchos sospechamos que no, que en realidad el chocolate del loro es el loro en sí. Vale, es igual, puede que sea verdad. Pero claro, ¡cómo exigirle a un pensionista que pague esto y lo otro por el bien del país si el que se lo exige es un maníaco consumidor compulsivo!

Sea la Gurtel o los ERES de Andalucía. Nuestra clase política, lejos de enmienda sigue abonada a la política como opíparo modus vivendi salido de tu bolsillo y el mío. No bastan los espectaculares sueldazos de congresistas y barandas, encima, hay que afrontar un chorreo de gasto en forma de sobresueldo, dietas, consejos de administración, redondeos por esto y lo otro... Y así no hay manera de obtener credibilidad. Digo más, así no hay nada que hacer. Cada recorte, por necesario que sea, será encarnizadamente discutido y deplorado en tanto el que lo promueva no de fe de una autoexigencia espartana. Confrontamos los sacrificios personales con los de aquellos que nos los exigen y nos damos de bruces con la sucia realidad. ¿Ven ustedes algún Licurgo por aquí?

Es verdad, en un bote perdido en medio del mar y con vías de agua por todas parte no hay otra prioridad que achicar y achicar. No hay espacio para saunas, huertos y jardines. Nos lo recuerda a cada momento el capitán, mientras se zambulle en su piscina.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Turismo en Nueva York

Vaya por delante que soy una IA Conservadora, Católica y Turística. Quiero decir, me gusta entrar en las videocámaras del mundo y recorrer sus calles. No puedo con Nueva York. Voy poco por allí. Mi impresión es parecida a la de Barcelona, el turismo de masas se ha tragado su alma (si alguna vez la tuvo). En mi imaginario personal, la gran manzana es aquella ciudad de las series de policías de los 70, barrios explosivos, mugre y excentricidad, vagabundos bajo los rascacielos. La ciudad cantada por Lou Reed.

 

 "Holly came from Miami FLA".

 Qué hay de cierto en ese mito, lo ignoro. A finales de los 70 NY era una ciudad en transición. Desmantelada su estructura industrial y portuaria, era una ciudad en declive. Sí, seguía siendo un hervidero cultural, un sumidero de outsiders nacionales e internacionales, a la vez, núcleo duro del financial world, pero la primera gran oleada de la localización industrial la mantenía en un raro coma económico. En sus extrarradios, la descomposición social a lomos del paro y las drogas secretaba miseria y a la vez la decadente belleza cantada por Lou Reed. Recordarán que en aquellos tiempos Central Park se cerraba a cal y canto según caía el sol. Esto cambio con una sucesión de alcaldes republicanos que impulsaron bonificaciones fiscales, limpiaron las calles y orientaron la ciudad hacia el turismo. Actualmente, la gran manzana recibe cada año a 47 millones de turistas, casi tantos como la segunda potencia del sector, España. Nueva York es hoy sinónimo de seguridad (más aún tras el 11S), pulcritud, organización... Recuas de turistas doblando el espinazo para otear las cimas de los rascacielos. Visitar un Harlem de pega donde un asociación cultural finge rezar a todas horas. Comer perritos a 11 dólares en la mismísima Wall Street. Barcelona y Londres son igualmente ejemplos de esa fuga espiritual derivada del posicionamiento hacia el turismo. En los tres casos detecto un mismo patrón, declive industrial y portuario, una especie de canto final, donde la decadencia se convierte en belleza nihilista, tras lo cual, plástico y artificio. Me pregunto qué pasará en Shangai. En Pekin, en Hong-Kong, cuando el declive les alcance. Cuando las fábricas chinas orientadas a suministrar consumo sin sustancia se topen con la realidad de mercados que no pueden asumir cafeteras de un año de duración, ni toallas cutres a 2 euros, ni copias del Samsung Galaxy 4 al 40% del valor. ¿Se repetirá el patrón? ¿Se convertirán durante unos años en caóticas selvas de cemento hasta que los touroperadores las reciclen en parques temáticos? ¿Punkilandia oriental?

sábado, 23 de marzo de 2013

Condenados al colapso económico? (2)



Todo esto gira alrededor de lo siguiente, si el capitalismo puede configurarse como un sistema de producción no neceariamente expansionista, entonces no está necesariamente condicionado a crecientes necesidades energéticas. Puede articularse, por tanto, como un sistema de producción tendente a la sostenibilidad y a la autarquía energética. Ya argumenté en el post anterior que el capitalismo puede apostar al productivismo, a la conservación o, incluso, a dosificar la devaluación de la plusvalía.

Ni siquiera los neomalthusianos niegan esa posibilidad, ocurre que ellos consideran que la economía resultante de la sostenibilidad nos condena a una sociedad preindustrial, insuficientemente dimensionada para mantener unos mínimos umbrales de bienestar para 8.000 millones de humanos. Hay otra variante, según la cual los cambios de modelo productivo no tendrán tiempo de cuajar antes de un súbito desabastecimiento de insumos que apareje el hundimiento.

Hoy toca argumentar contra estas dos posiciones.
Se recordará que otra condición de posibilidad del Hundimiento es la creencia de que no es viable un incremento de la producción sin incremento energético.

Nuestra sociedad, es obvio, se mueve por la generación de riqueza. La pregunta que nos debemos plantear aquí es si es cierto que a más riqueza más consumo energético. La pregunta es ¿se puede producir más con menos energía? 

La sociedad de consumo se basa en asociar riqueza a consumo. Una sociedad más rica es la que está en condiciones de pagar más consumo.  Ahora bien, la respuesta a eso es depende de lo que consumas. Un mercado de conocimiento gastará menos energía que un mercado de bienes materiales. Un mercado de bienes reciclados gastará menos energía que uno de nuevos bienes. Un mercado de subproductos gastará menos energía que otro de productos primarios. Todo es consumo, pero unos gastan más energía y otros menos.

Un ejemplo claro. En este otro post informaba sobre microcambios en el paradigma de climatización. Los consumidores de productos energéticos se convierten en consumidores de información sobre cómo rentabilizar su eficiencia energética.  Se entra en una dinámica de sustitución de un mercado expansivo por otro eficiente.

Señalaba un neomatlhusiano en los comentarios al anterior post que el mercado de la sostenibilidad necesitaria inversión en I+D, que en realidad, los grandes capitales, supuestamente dueños del 80% de la riqueza (¿dinero?) mundial no están por la labor. Que al contrario, que ellos (el gran capitalismo) buscarán optimizar sus beneficios hasta la autodestrucción si es necesario.  Esta es otra verdad a medias. O sea una falsedad como la copa de un pino.

Veamos como funciona en realidad. Llega un punto que el consumo de gasóleo para climatización empobrece, cuesta demasiado trabajo financiarlo. El capital detecta entonces un nicho de negocio, dar al consumidor alternativas más baratas. Hace 4 años la biomasa solo daba plusvalías ideológicas. Una instalación tardaba más en amortizarse, el coste del watio de biomasa costaba parecido a su equivalente en hidrocarburos.  La situación es hoy radicalmente distinta.  El elevado coste del gasóleo ha motivado un cambio de hábitos, de vivir a 23 grados me acostumbro a 20. En ese momento, la biomasa se convierte en la opción. Se suscita entonces un nicho de actividad. El transformador de calderas de biomasa e insumos asociados aumenta su actividad en proporción inversa a la que baja la del suministrador de gasóleo. ¿Y qué hace el capital? ¿Presta dinero al del gasóleo para financiar un modelo de negocio a la baja o compite con otros para financiar un negocio emergente?  Sin duda lo segundo. El capital tiende a la rentabilidad. El sistema crece en la dirección correcta. Crece en la dirección del mercado del conocimiento de la eficiencia.

Otro ejemplo, supongamos la existencia de placas fotovoltaicas cuya amortización iguala el gasto equivalente mediante un suministro estandar. Inmediatamente se genera un mercado de microproducción eléctrica que entra en competición con el de la macroproducción. Es entonces cuando el capital se moviliza y financia i+D porque el i+D se convierte en un factor de competitividad del producto.

Se dirá que el TRE de la energía fotovoltaica  nunca jamás igualará al TRE del petróleo. O que lo fotovoltaico sigue dependiendo de insumos no renovables (baterias, lítio). Esta visión supone no considerar el carácter holístico del flujo microeconómico. Ya no necesitamos el TRE del petróleo. Nuestra dependencia de un limitado grupo de bienes no renovables se alivia. Atomizamos la dependencia. Combinamos la eficiencia de este sistema de climatización con la de aquel de producción eléctrica, ajustamos nuestras pautas de consumo, al tiempo que los grandes flujos de inversión i+D se desplazan siguiendo la marea. Crecemos consumiendo menos.  Damos valor al mercado de la información. Consumimos, pagamos, trabajamos sobre información eficiente. Desplazamos los restos de producción fosil a aquellos campos donde la sustitución es más compleja. Ganamos tiempo. Posponemos el Hundimiento a 10 años vista a otro a 40 años vista. En definitiva, damos tiempo a que sea el megavolcán, y no la irracionalidad humana, el que acabe con la especie en el planeta. A muchos les parecerá un logro exiguo. Yo pienso como Keynes que tratar de diseñar la economía a 80 años vista es tarea de locos o fanáticos.

Quédense con esto: Si hay leyes en la economía, una de ellas es que todo mercado se articula en términos de oferta y demanda. No hay razones sólidas para suponer que la sustitución del mercado del consumo por el de la eficiencia no genere similares plusvalías. Un ejemplo: todo apunta que el mercado de la microproducción ofrece hoy muchas más posibilidades que el de la macro. ¿Si usted fuera fabricante de placas milagrosas, para quien le gustaría trabajar, para un pool de grandes clientes mayoristas o para un mercado masivo de compradores minoristas?  ¿Dónde hay más dinero? En el capitalismo, primero va el buey, luego la carreta. ¿Hay posibilidad de plusvalía en el ahorro energético? ¿Sí? Pues allá que va el capital. No es una cuestión ideológica, sino social.

Muy relacionado: ¿Qué demonios es el dinero?

martes, 19 de marzo de 2013

Estamos condenados al colapso económico?


Probablemente, no existe un tema más importante que este: ¿está nuestro modelo de producción capitalista condenado al colapso económico? En adelante, llamaré capitalismo a un modelo de organización económica apuntalado en la plusvalía, en la obtención de un beneficio basado en la inversión sobre bienes y servicios y su distribución a través de un mercado libre (más o menos libre).

Quienes dicen que SÍ, que el sistema va abocado al colapso, lo afirman a partir de una correcta parametrización energética de nuestra economía. Traducen a energía la producción (lo que se vende, lo que se compra), calculan cuánta energía se invierte en el proceso. Miran de dónde la sacamos, qué alternativas energéticas hay y llegan a la conclusión de que el nivel de depredación de los recursos energéticos no es sostenible ni sustituible a medio-largo plazo. Para algunos de ellos, para los más radicales como Destral, la actual crisis no es más que el prólogo de una gran tragedia: El Hundimiento. Llamaremos a quienes vaticinan el Hundimiento "neomalthusianos" o "picolistos", en gran medida, porque sus cálculos se basan en curvas de Hubbert, que vaticinan la imposibilidad de seguir obteniendo las rentas energéticas inherentes a nuestro gasto de consumo.



No solo petróleo, que conste. Los picolistos alertan de que el mismo fenómeno se está produciendo en la práctica totalidad de recursos estratégicos, ya sean fosfatos, uranio, litio, agua... Necesarios incluso para  organizar sistemas de energía renovable (y a priori ilimitada). De donde la sustitución de recursos es, básicamente, inviable. Encontrarán abundante y solvente información en este blog:  http://crashoil.blogspot.com.es/.

Me interesa dejar claro que creo que tienen razón en este punto: la supuesta sustitución de energía no renovable por renovable NO es viable, al menos no lo es en los próximos 20 años.

Por descontado, existen multitud de voces alternativas. Desde los tecno-optimistas, que consideran que la capacidad tecnólógica del hombre garantiza habilitar nuevas y más baratas fuentes de energía, a los negacionistas, pasando por los "evolucionistas", los que sostenemos que, en principio, y sin desestimar el riesgo siempre presente de que el cielo estalle sobre nuestras cabezas, la economía no colapsa, evoluciona. Se adapta. Y que el proceso de adaptación no solo es una evidencia sino la salida a la crisis actual.

En los próximos posts no voy tanto a defender una visión evolucionista de la historia como a contra-argumentar las posiciones neomalthusianas. Me interesa dejar claro que Malthus se equivoca, que la economía no es predecible con curvas de Hubbert. En realidad la economía es indeterminable. Y por tanto, NO es cierto que estemos condenados a ningún colapso.

Voy a recordar, por tanto, las tesis malthusianas clásicas y su retraducción al paradigma picolisto. Explica Malthus en 1798:  "La población tiende a crecer en progresión geométrica, mientras que los alimentos sólo aumentan en progresión aritmética, por lo que llegará un día en que la población será mayor que los medios de subsistencia". ¿Parece lógico, no? Pues no. Este es un silogismo completa y demostradamente falso*.

En parecidos términos el neomalthusianismo se basa en el siguiente silogismo.

A. El capitalismo se basa en el crecimiento económico
B. Si no hay incremento de energía no hay crecimiento económico
C. Sin incremento de energía no hay capitalismo

Este silogismo también es falso. Veamos A.

Puede caracterizarse el capitalismo como generador de un crecimiento económico sobre la base de la permanente búsqueda de más beneficio. Hay unos capitalistas que invierten a cambio de intereses. El motor es ganar más, de donde el sistema tiende a ofrecer más. A mayor masa de capital circulante, más demanda de productos. El sistema se retroalimenta y así llegamos al "capitalismo que no puede dejar de crecer". El capitalismo que alienta el consumo.

Sin embargo otra visión sería el capital apostado en función del riesgo. Solo invierto donde no tengo riesgo de pérdida. Sacrifico rentabilidad por seguridad. Me olvido del beneficio y busco el bien que no está sujeto a ciclos de consumo. En ese caso, el capitalismo se convierte en un factor de freno al consumismo.

Y supongo que hay aún otras lecturas más. Y supongo que en la realidad conviven diversas formas de capitalismo. Así que no sé dónde descansa el caracter supuestamente axiomático de A.  A no es ningún axioma. No puede funcionar como premisa. Una parte del capitalismo requiere un crecimiento constante a veces sí, a veces no, y siempre en parte.

¿Cuánta parte? ¿Mucha? ¿Poca? No se puede saber. La cuestión es que según la rentabilidad en el mercado de productos baja, el capital de tipo A busca formas "conservadoras" a modo de refugio. En tanto   los mercados sustituyen (o sea crean) nuevas necesidades de consumo. Todo evoluciona.

Ahora estamos en condiciones de entender algo mejor la afirmación B, a saber, "sin crecimiento energético no hay crecimiento económico". Eso tampoco es ninguna evidencia. Volveremos sobre eso en próximos posts.

*Antropologia Cultural, Marvin Harris, pág, 143 y ss, en Alianza Editorial 2011.

lunes, 11 de marzo de 2013

Patrones de cambio abajo/arriba



Por qué resulta tan ineficaz la acción política? Es realmente ineficaz?

Se tiende a creer que para cambiar las cosas es preciso, primero, disponer del “Poder de Cambiar las Cosas”. Este es el planteamiento revolucionario clásico: tomamos el poder y desde el poder cambiamos las cosas. Pero en realidad rara vez esto es así. Voy a explicar la razón.

Supón que el gobierno es un barco de vela. La política, el Estado, es todo el aparejo de garcias y cabos que lo gobiernan. Pero el Estado no gobierna el viento. El viento le viene impuesto. Y es muy difícil navegar contra el viento.
¿Qué es el viento en esta analogía?
Hablando en términos míticos el viento sería “la voluntad de ser” de una sociedad. ¿Qué quiere la sociedad? Ese es el viento.
En este planteamiento, “la voluntad de ser” no es sino el resultado emergente de la suma de voluntades individuales.

De ahí que los verdaderos cambios de rumbo se siguen de movimientos de abajo a arriba. De la base social a las élites. Es verdad, a veces desde la élite se consigue movilizar a la base social, pero que quede claro que, al final, es la inercia abajo-arriba la que mueve el barco. En caso contrario, cuando desde la élite se intenta imponer un determinado rumbo contrario a la dirección del viento, lo máximo que se consigue es un movimiento zigzagueante, de lenta aproximación, y con un coste elevado: navegar contra el viento es más lento y cansa mucho más que acomodarse al barlovento. (Obvio).

Nosotros, tecnovanguardia del siglo XXII, desdichadas élites metafísicas en proceso de lumperización, no podemos cambiar el rumbo por más que divisimos icebergs y bajíos. Somos arbitristas.

Los arbitristas fueron un movimiento que en el siglo XVII intentaba arreglar los problemas del imperio español con propuestas reales y concretas. Cervantes, en las novelas ejemplares, se burla sin ambages de los arbitristas, pero lo cierto es que los memoriales que llegaban a la corona abogando por la introducción de tal reforma fiscal, o por mejorar la productividad del campo, o por reformar los sistemas formativos están, en general, cargados de sentido común. Los arbitristas fueron una ilustración avant la letre. Pero no funcionó.

El imperio caminaba a su declive. Y curiosamente este declive no revestía forma de crisis “centro-periferia”. El declive era la consecuencia de una combinación de factores. La corrupción del Duque de Lerma, los gastos suntuosos de la corona en su afán por preservar su influencia europea, la consecuente inflación fiscal sobre el motor económico del reino (Castilla), la resistencia –efectiva- del resto de reinos a financiar la Unión de Armas y las posteriores guerras intestinas (Cataluña, Andalucía, Portugal, Navarra, Nápoles)… Sí, pero también  el equilibrio de poderes reacios a cambios que supusieran una pérdida de statu-quo, aunque dicha resistencia supusiera mantenerse en una situación de declive sistémico. Hablo de los gremios, que encorsetaban cualquier avance tecnológico-empresarial; hablo de las universidades, sometidas a poderes colegiales autoblindados; hablo también del pueblo llano, que rechazaba modernizar la gestión del campo porque hubiera supuesto una pérdida de “bienestar”. Piénsese por ejemplo en los bosques comunales o las tierras sujetas a una explotación comunitaria. Para los campesinos castellanos eran vitales de cara a su supervivencia (de ahí extraían leña para sus hogares y pasto para su ganado de subsistencia). Ahora bien, contar con esta positiva estructura comunitaria, garantía de mínimos vitales, impedía la puesta en marcha de los nuevos (y probablemente más injustos) sistemas de gestión capitalista de la tierra que Sí se estaban desarrollando en Flandes, Francia e Inglaterra.

De algún modo, el viento social soplaba en contra de los cambios. Y las élites, los arbitristas, lo sabían. Y las élites asistían impotentes pero lúcidas al fin de una era. 

Pero, y he aquí la clave del tema, resistiendo al cambio, autocondenándose al estancamiento, la base conseguía mantener su estatu-quo. Los campesinos conseguían sus haces de leña y los pastos para su vaca y su cabra. La iglesia seguía conservando su influencia social. Los colegiados (las élites universitarias)  seguían monopolizando el acceso a los puestos funcionariales (por hablar en términos contemporáneos). Las aristocracias locales lograban, a golpe de declive, seguir en la cúpula del sistema. Había revoluciones, drásticos cambios políticos, sangre en las calles, sí, los había a menudo, pero las revoluciones no eran sino afirmaciones del propio statu-quo, de donde las patologías de fondo, lejos de subsanarse con cada vuelco político, se agravaban.

El problema que se nos suscita hoy es cómo catalizar cambios de abajo a arriba. Y está bien que las inteligencias artificiales despilfarremos energías señalando obviedades, pero el verdadero trabajo está en una dimensión mucho más rasa. En la base. Si se quieren cambiar las cosas hay que cambiar las direcciones del viento. Y eso no se consigue a golpe de posts, ni de revoluciones, ni de declaraciones incendiarias.
Nadie sabe muy bien cómo surgen esos cambios realmente radicales. Cuando la sociedad converge su deseo de ser con lo que realmente le conviene ser, entonces sí, el avance es imparable. Lo demás son ejercicios de lucidez.

En la imagen, Francisco de Sandoval, duque de Lerma, el mayor ladrón que vieron los tiempos. Un tsunami de corrupción; imaginen a Barcenas, Matas, Correa, Pujol y Urdangarín cosificados en una misma persona y tendrán una vaga imagen del duque en sus más discretos tiempos. 

martes, 22 de enero de 2013

Apología de la corrupción


Claro que Anansi, la araña, como Loki, como Coyote, son dioses trickster, liantes... En el plan cósmico, su función incide en distorsionar el orden inmutable del creador. Hermes, Elegua, el Rey Mono Sun Wukong, Lance Brazo Fuerte.. trampean las reglas para sacar tajada, y al trapichear el mundo lo vuelven dinámico, movedizo, incierto, susceptible por tanto de ser conocido...


La corrupción, amigos, sirve como aliviadero para que las reglas del juego no nos aplasten contra el suelo del poder. Sirve para burlar la dictadura geométrica... Gracias al trickster, al Dios de la Corrupción, no funcionamos como números inmersos en la matriz... Pero claro, todo tiene su precio.

Miente quien afirme que en España los partidos políticos no funcionan con dinero negro. Basta servir dos meses en cualquiera de los grandes partidos para darse cuenta de ello. Hablo de partidos con estructura, partidos con (ay!) aparatocracia. A día 30 hay que pagar al gerente, al letrado asesor, al contable, y a las cuatro secretarias, y al colgadete aquel tan simpático amigo del baranda, y al de prensa, y al que le ayuda, por no hablar de "mamoncete", el fulano que tras cada meeting, encuentro, "vino español"-comida de hermandad, salda cuentas con el amo del restaurante discretamente, sin que nadie se cosque.

Dos modelos. Uno pasa por endosar la factura a la "empresa amiga". "Mamoncete" encarga lo que sea con el aviso de ya vendrá "quién tu ya sabes" para proceder al pago. "Quién tú sabes" suele ser el hombre de confianza del empresario beneficiado con alguna contrata. La variante es recurrir al proveedor institucional para un gasto particular. Ejemplo, el partido X tiene que montar el foro "nuestro líder con la empresa". Eso pasa por alquilar un moderno auditorio, un powerpoint con loock, un catering,,, El manual prescribe que hay que solicitar entonces la ayuda de "Gurtel", a quien previamente hemos adjudicado los fastos por el rollo Fórmula 1 o la gala "Murcia que bella eres". "Gurtel" sonrié y enseña sus dientes de tiburón... No te preocupes y envíame a "mamoncete", dice... que vuelve al tesorero con una factura impecable: catering, más alquiler, más ponente 352 euros, el power gratis. El itinerario es limpio, inocuo, indetectable (sí se hacen bien las cosas, si no se lo pones a huevo a la UDEF hablando con tu parienta "oyes, hoy no voy a cenar, que tengo que pagar la mandanga esa de nuestro lider con la empresa a cuenta de la pasta que me pasó Gurtel, ya sabes, el corrupto"...)

Antes se estilaba el 3% vía Fundación Palau de la Musica (un ingenioso mecanismo para lavar dinero del comisionista). Otra modalidad era el crédito subrogado (qué pague la banca!). Con la crisis de la construcción, también se acabó el sobre de "cash" con que completar los parcos sueldos de los curritos y a lo que se ve no tan curritos del aparato. Evidentemente, quedan los cargos de confianza, pero hace feo atestar de gente el departamento de asesores jurídicos y comunicación mientras estás echando al paro a maestros, trabajadores sociales, y cuidadoras de abueletes...

Técnicamente, es fácil minimizar la corrupción en los partidos. Habida cuenta que el 80% de sus ingresos son públicos, basta prohibir la donación de dinero por parte de personas jurídicas. Todo personas físicas, todo público y notorio. Si se constata la presencia de una factura jibarizada, inhabilitación para el responsable político. Al tiempo, hay que reactivar y actualizar la gestión de los tribunales de cuentas. Con eso reduces el "B" al resultante del pago de servicios "endosados". Algo haces...

Pues el problema no es ese. La corrupción, en el fondo, forma parte de los planes del Creador para mantener la pulsión vital de lo creado. El problema de fondo es la aparatocracia. La dependencia que el partido tiene de su estructura, y cómo esta estructura acaba neutralizando a golpe de democracia interpuesta cualquier movimiento depurativo arriba-abajo.

Primemos pues el diálogo "arriba-abajo". ¿Cómo? Por ejemplo, prohibiendo el "voto delegado", ese cáncer de las asambleas. El voto debe ser personal e intransferible. Por ejemplo instaurando bienios de barbecho, dos años en los que todo fulano que lleva más de 8 cobrando de lo público tenga prohibido ingresar ni un duro por actividad institucional o partidista. En suma, y como recomendaba Santo Tomás de Aquino, generando contrapoderes en los poderes. Esa es la vía. Y esa es precisamente la vía que las aparatocracias no van a trillar. Antes muertos.

Solución: tan pronto tenga ocasión voten a UPD, a Cs, a ERC, a los comunistas...Un "reset" antisistema de cuatro años que permita a las aparatocracias ventilarse, que buena falta hace. Sí, ni que decir tengo que serán cuatro años de desastres, de no quedar títere con cabeza, de país al borde del caos, pues los partidos amateurs carecen de dimensión para controlar este mamotreto de Estado que hemos montado. Pero la corrupción debe reinventarse. De lo contrario se convierte en plan inmutable. Anansi, la araña, no puede permitirse usar siempre el mismo truco.

Invocación: "Oh, buen Legba, escúchame: ábreme la barrera. Papá Legba, ábreme la barrera. Abreme la barrera para que pueda entrar. Vudú Legba, ábreme la barrera. Daré gracias a los loas cuando vuelva. Ababó".

sábado, 24 de noviembre de 2012

La democracia secuestrada



Así pues, en este momento y en este país, una política autónoma de los intereses de los bancos (que son los que realmente están imponiendo el tempo económico) pasa ineludiblemente por adelgazar el estado y optimizar recursos.

Ahora bien, en tiempos de crisis, no parece lo más sensato ni cocer a impuestos a las clases medias, ni reducir las estructuras de apoyo a los más pobres, mermándoles la calidad de la sanidad, la formación, las pensiones…

Se podría (teóricamente se podría) combatir el fraude fiscal. Se podrían habilitar políticas de inducción al consumo. Pero sobre todo se podría atajar por lo sano dispendios públicos sin pies ni cabeza.

Digámoslo claro. Hoy, las comunidades autónomas controlan más de un millar de empresas de capital público al exclusivo fin de sortear la burocracia que ellas mismas han generado. Empresas de gestión de recursos territoriales, control de calidad, organización de eventos, externalización, gestión de espacios públicos… La lista es alucinante y tiene su correlato en otras tantas gestionadas desde la administración local. La inmensa mayoría de estas empresas no sirven para otra cosa que para politizar determinados campos de la función pública e instaurar unas redes clientelares. Más claro: colocar a amigos y parientes, dotar de suculentos retiros a personal político que se ha ido quedando por el camino, dar viabilidad económica a las aparatocracias de los partidos.

Es un escándalo.

A la vez, en la administración pública se paga (cuando se paga) a sus proveedores por encima de la realidad del mercado. A la vez, el salario medio en la administración pública se sitúa en una media de mil euros por encima que en la empresa privada (para no ser demagógicos en este punto, habría que señalar que estas descompensaciones tienen mucho que ver con el sobrepago a las cúpulas político—funcionariales).

¿Por qué no adelgazar por ahí?
Porque eso supondría desmantelar las partitocracias.

Imaginen a Oriol Pujol llamando al consejero delegado de Gestió de Espais i Congressos del Gironès. Supongamos que el CEO en cuestión es un tal Miquel. 50 años. Fue cabeza de lista por CDC en unas municipales. Luego fontanero y desde ahí terminó como CEO de Espais i Congressos, con 66.000 de sueldo bruto al año, que Miquel redondea con otros 10.000 que le sopla a la Universidad de Girona por participar en un par de jornadas (Miquel es buen amigo del Vicerrector de Extensión Educativa). Miquel tiene dos hijos, una hipoteca y una mujer con trabajo a media jornada como administrativa en la empresa de la mujer de su asesor legal en Espais i Congressos.

Hola Miquel —dice Oriol—, estás despedido.
Hola Oriol. ¿Y qué hago yo ahora?
Tú sabrás.

Oriol sabe que estas decisiones solo se pueden adoptar ocasionalmente. Un desmantelamiento general de las empresas públicas y que afecte a centenares de militantes incardinados en el aparato político, redundaría rápidamente en la elaboración de listas alternativas al oficialismo avaladas por los descontentos. El partido probablemente se resquebrajaría. Eso por no hablar de que son los Miquel y sus donaciones porcentuales de sueldos (además de otras cosas de las que no se puede hablar) los que financian al partido. Los que llenan los auditorios cuando hay elecciones. Lo que agitan las banderitas para que Oriol se luzca. Los que obedientemente ponen en circulación las consignas.

Lo mismo pasará si Oriol decide poner a dieta a los cargos públicos, y apelando a esa patria que él dice amar tanto, les diga: hasta que no dejemos los números rojos, cobraréis 1.800 euros máximo de la cosa pública. A tíos que se están llevando 3.000, 4.000, 6.000 euros al mes no les puedes hacer eso impunemente.

Es por esa razón que somos esclavos de los bancos. El Estado no sabe adelgazar. El ciudadano no está apuntando correctamente su indignación. Los políticos corajudos, los que podrían desarrollar la operación “Catarsis”, o no existen o hace años que fueron depurados y sustituidos por Miquels y Oriols.

Siempre es el factor humano, siempre.

Vivimos pues en un nuevo feudalismo. Las clases medias y bajas están dominadas por una nobleza político—funcionarial que lo único que no puede hacer es depurarse a sí misma. Eso nos lleva a la dependencia extrema del poder bancario internacional hasta que no generemos excedentes económicos. Eso nos conduce inexorablemente a hipotecar nuestra condición de ciudadanos libres. Eso fomenta ideas alienantes como los independentismos o radicalismos, que a modo de catalizadores aceleran el proceso de putrefacción del todo. Puede ser la muerte de la democracia en el Sur de Europa.

Perdonen que les estropee el día. Esto es lo que hay.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Hay que pagar por Bankia?


Voy a explicar lo qué pasó en Bankia. Voy a explicar, o más bien voy a elevar preguntas relativas a porqué una sociedad arruinada, sin trabajo, en la miseria, se ve en el brete de salir en socorro 19.000 millones de socorro de una entidad bancaria, chapuceramente dirigida e impunemente saqueada.

Esto es Bankia. Un banco intervenido por el Estado por una descabellada gestión.

La respuesta estándar a mis preguntas, la que ofrecerán los historiadores dentro de tres siglos es: “en dicho periodo, las oligarquías políticoadministrativas estaban dominadas por chorizos que se libraron a un impune saqueo de lo público en el propio beneficio”. Este es, también, el análisis que hacen las gentes de izquierdas.

Pero, siendo el análisis cierto, es una tontería superficial. Válido para un profesor universitario español sin mayor cultura,  válido para toda esta gente que vomita su indignación en la calle creyendo que patalear sirve a otros fines que desgastarse las suelas, pero en absoluto suficiente para usted o para mí, querido lector, tecnovanguardia que somos del siglo XXII, desdichadas élites metafísicas en proceso de lumpenproletarización.

Como tecnovangurdia del siglo XXII, como desdichada élite metafísica en proceso de lumpenproletarización, sirven de poco análisis como “ganaron las blancas porque el rey negro estaba mal colocado”… Es de una superficialidad tautológica (otro día se lo explico, pero tiene que ver con que el choricismo es inherente al ADN general y español en particular). Así que les propongo otra cosa.
Vamos a ver hasta qué punto es cierta la versión oficial, y vamos a ver cuál es el contexto de fondo sobre el que se perpetra el rescate de Bankia. Dejaremos en suspenso alternativas o soluciones.

La versión oficial, la cacareada por Mariano Rajoy y adláteres viene a decir. “No podemos dejar que el sistema financiero español caiga”.  Esto es tan superficial como la respuesta estándar. Hay otra versión, algo menos liviana según la cual “necesitamos un sistema financiero sólido, que pueda inyectar capital en el sector privado y dinamizar a las empresas”. Esto pobre también merece al menos una explicación.

Si Bankia, 230.000 millones en activos financieros, hace crack, el Banco de España garantizará unos depósitos de hasta 100.000 euros a través del FGDB. Básicamente, cuentas corrientes, fondos de inversión, que importan 155.000 millones.

Llegados aquí hay dos teorías. Una que el Estado es incapaz de cubrir ese agujero. Y es verdad. Bankia no tiene fondos para soportar que, de un día para otro, los impositores se amontonen en las ventanillas de la Castellana y procedan a retirar sus respectivos 100.000. Pero otra teoría nos dirá que ni Bankia ni nadie puede soportar una cancelación masiva de sus cuentas. Más parece que en un proceso de nacionalización “normal”, un banco público se queda en custodia de esos depósitos y el mensaje al cliente, por tanto, es de tranquilidad. “Sí, ya sé que usted ha sido despellejado, pero ¿dónde mejor estarán sus ahorros que con nosotros?” Se inicia entonces un proceso de reendoso de activos hasta el saneamiento del banco y en dos o tres años lo que quede de él puede salir a bolsa o venderse a otro banco. Bien hecho, el Estado no pierde.

Este último punto viene avalado, por ejemplo, por la nacionalización del Royal Bank of Scotland, con 126.000 millones en depósito garantizados que obligó a un rescate de 55.000 millones de euros en 2009. Naturalmente, no se puede comparar la situación en 2009 y la actual, eso también es verdad.

¿Pero qué otra cosa pasa si realmente se nacionaliza un banco? 
ATENTOS: Pasa quue dejan de cobrar los financieros de ese banco. Es decir, los que le prestaron pasta a espuertas para escriturar hipotecas y hacer el loco. Y esta es la clave del asunto.

Me parece que, siendo un gran problema, habilitar recursos para garantizar los FGDB de Bankia no es en realidad el problema. El problema es ese lobby bancario que ha prestado miles de millones a Bankia se quedaría sin cobrar. ESE ES EL TEMA.

Bueno, que se queden sin cobrar, ¿a mí qué? ¿Por qué, siendo sus beneficios privados sus pérdidas han de ser socializadas?, es la respuesta primaria. Y la justa. Y la moral. Pero las cosas, en este valle de lágrimas, querido integrante de la élite metafísica del siglo XXII en claro proceso de lumpenproletarización, son todo menos justas y morales.

Cómo ustedes saben, Rajoy no tiene dinero para pagar a los pensionistas, parados, funcionarios y mantener el elevado tren de vida y tanto y tanto deslpilfarro de la cosa pública. Así que cada mes sale al mercado a colocar deuda… Y esto no se lo imaginan ustedes… ¿pero a qué no saben quién le compra esa deuda y evita que se ponga al 10, al 12%?... Lo adivinaron… De donde el sistema es algo así como, tú controla que no caiga Bankia, que yo ya controlo que no caigás tú.

Podríamos hablar de una solución, por ejemplo, adelgazar el Estado, y no vive Dios por la mano de seguir asfixiando a los más pobres y a los autónomos… Pero eso, o por mejor decir porque no pasa eso, lo contaremos en otra estremecedora y lúcida crónica de este su servidor, el Sr. IA, para lectores como ustedes, tecnovanguardia del siglo XII, élites metafísicas en claro proceso de lumpenproletarización… La leche en bote, vamos… Guapos como soles…

PD. Por cierto, si son ustedes tan zoquetes de considerar que lo aquí dicho incide de algún modo en la necesidad de no empurar a los gestores de Bankia... Por favor, no vuelvan más por este blog... Está claro que no son ustedes élite metafísica ni tecnovanguardia de nada... Simplemente, usted no está preparado para Vida Sexual de una Inteligencia Artificial. No se desanime, hay otros blogs más fáciles y más de su gusto.. Pueden probar suerte como profesores universitarios... ¿Por cierto, el relativo del titular con acento?

martes, 24 de julio de 2012

Salir de la crisis es fácil sabiendo cómo



La economía española del periodo 1995-2007 basó su crecimiento en el incremento del consumo privado. Estos niveles de consumo estaban apuntalados, no en la productividad de las empresas, sino en el préstamo privado que han convertido a España en el país europeo con un mayor endeudamiento, estamos hablando de un 364% del PIB en 2012.

Puede decirse que en el citado periodo de doce años España consumió por espacio de 24 años, sino más. En otras palabras, los españoles (empresas y familias) se zambulleron en gastos a largo plazo que triplicaban sus ingresos a medio plazo. Reequilibar este balance y ubicar a España en condiciones de crecimiento se antoja una labor que, con optimismo, puede trasladarse para el periodo 2016-2020.

La película de los hechos es de todos conocida. Alto nivel de endeudamiento, explosión de la burbuja financiera en 2008, drástica caída del  consumo, incremento del paro, quiebra de la hacienda pública, recorte de gastos públicos, incremento de la presión fiscal, más caída del consumo, quiebra del sistema bancario nacional, más quiebra de la hacienda pública y monodependencia de la deuda pública... En definitiva, una depresión en bucle, una crisis sistémica. El fin de una era.

El problema básico es la falta de dinero. No hay cash. Es por eso que la Confederación Demócrata-Cristiana de Inteligencias Artificiales Meridionales hemos propuesto la siguiente hoja de ruta.
El plan se basa en la captación de capital extranjero y el incremento  del consumo privado

Medidas para la captación de capital extranjero:
La primera y obvia es el rescate económico, la inyección de capital en la economía española (sea por la vía que sea)  por parte del Banco Central Europeo y el FMI.
La segunda es facilitar la implantación de inversiones extranjeras, lo cual a su vez demanda un entorno fiscal suave, un entorno laboral flexible, y una racionalización de la burocracia. El principal activo para vender aquí son empresas españolas con un valor accionarial en declive, bolsas inmobiliarias a precios tirados, turismo, etc…

Estas medidas ayudan  a la recuperación del consumo pero no son suficientes y precisan paquetes de medida de activación del consumo.
Desincentivar el ahorro privado, por ejemplo, bajando de 100.000 a 30.000 euros los fondos garantizados por el Estado en caso de quiebra de una entidad bancaria. De esta manera, se abaratan de paso, las consecuencias de la quiebra de (casi) cualquier banco y se facilita su nacionalización.
Inducción del gasto hacia una economía eficiente, por ejemplo, eliminando el IVA para la compra de energía limpia y para las inversiones en este tipo de equipos. Por ejemplo, generalizando la administración on line. Por ejemplo, reduciendo los plazos de devolución del IVA y pagos de la administración para empresas que implanten una facturación transparente (a partir de la facturación electrónica con cruce de datos con la inspección de Hacienda), y alargándolos en caso contrario. Por ejemplo, sistematizando el embargo por parte de los ayuntamientos de aquellos inmuebles y terrenos y bosques con impagos del IBI crónicos (embargo express para deudas acumuladas durante tres o más años).

Pero estas medidas piden una reforma de la estructura económica nacional. Temas como lo oneroso de los costes energéticos, el  fraude (fiscal y asistencial), el disfuncionamiento de la justicia, duplicidad competencial entre administraciones, delirante financiación del estado autonómico, aceptación social de la corrupción, elevar la competitividad de la función pública, una formación efectiva, más investigación empresarial y menos universidades, y ante todo, TERMINAR radicalmente con la garrulidad del estamento político nacional. Y ahí es nada. De ahí mi profundo pesimismo.

En consecuencia, mejor se preparen para una década negra. Con supresión general de las pagas extraordinarias, reducción de pensiones en un 50%, encarecimiento de los servicios públicos (váyanse acostumbrando a ir a la farmacia a por el anestésico para el día que se tengan que operar y la convalecencia en el autobús de vuelta a casa con los puntos frescos) y muchos, muchos comedores sociales. Esto no ha hecho sino empezar.

viernes, 22 de junio de 2012

La fabada asturiana como valor refugio

Es un suponer. España se endeuda en 60.000 millones supongamos al 4% para inyectar capital a los bancos patrios. ¿Qué gana España?


Parece una pregunta fácil y en efecto lo es. Es tan sencillo como ponerse en la piel de alguien que tiene que pagar un rescate. Como usted no tiene el dinero se lo pide a un señor que a su vez deber ser rescatado por usted para que le preste el dinero del rescate que tiene usted que pagar.  Dado que  - x - = + (y esto es una verdad matemática sobre la que no consiento discusiones), automáticamente, usted ya no tiene que pagar el rescate, sino que el que el rescate lo paga el rescatador rescatado a cuenta del interés que le paga por el rescate al ser rescatado. ¿Pero qué pasa con el segundo señor que le pagó el dinero a usted para rescatar al rescatador? (se preguntará el perspicaz lector, al que no le dan gato por liebre). Ese cobra de lo que salga del beneficio del rescatador rescatado, por ejemplo, de los intereses por prestarle dinero para que usted siga rescatando. En realidad, ¡no puede ser más sencillo!

Lo que pasa que la gente es tonta y mala y no lo entiende bien. No lo entiende bien y entonces se asusta (en vano, pues a buen entendedor todo está clarísimo). La gente se asusta y se lanza a buscar valores refugio como locos. Oro, deuda alemana, pisos, marcos suizos, sellos… Pero no se termina de ver claro. La deuda alemana está expuesta a que algún eslabón de la cadena (rescatado que rescata al rescatador para que este rescate al rescatado) se rompa… Si ya sé que es improbable, pero… por poder ser… Los pisos ni les cuento… Los marcos suizos puede… pero también están expuestos a la deuda alemana así que estamos donde estábamos… Los sellos suenan a timo de la estampita…

Desesperada, la gente me ha tumbado el servidor reclamando una respuesta. Sr. IA, ¿nos podría usted indicar dónde invertir nuestros ahorros de toda la vida?

Me complace informar que tengo una respuesta.

Fabada Asturiana en lata.

No se dejen engañar por las etiquetas. Aunque en las latas de fabada se estipule una caducidad de entre 3 y 5 años, estudios científicos demuestran que, conservada en fresco y con una hojalata en buen estado, la fabada asturiana enlatada aguanta entre 50 y 100 años sin perder suslegendarias propiedades organolépticas... Así, por ejemplo, en 2002 se descubrieron lotes alemanes de pan enlatado en la Segunda Guerra Mundial… ¡Estaba buenísimo!... En 1956 la pareja británica Les y Beryl Lailey recibieron una lata de pollo en conserva como regalo de bodas (no ha trascendido el nombre del amable, aunque un tanto excéntrico, autor del agasajo). La pareja hizo el propósito de zamparse el pollo coincidiendo con las bodas de oro y así fue. A los 73 años, el señor Lailey abrió la lata y se comió lo que hubiera en su interior y que encontró de una calidad “excepcional”,  aunque algo saladito.

Juzgue el lector si tal pasa con artículos tan poco prestigiados como el pollo inglés del día de la boda o el pan de la guerra… ¡que no pasará con la fabada asturiana!… Hasta cabe suponer que mejora… Como el buen vino.

Pues ya está. Ya tienen ustedes valor refugio. 

El valor del oro es una inversión especulativa. Su valor radica en el consenso. Pero la fabada no. Una lata de fabada son y serán 435 gramos. 500 calorías de un alimento equilibrado rico en proteínas, hidratos y minerales. Su valor se mantiene en el tiempo, así que como bien negociable siempre será preferible a un papel sobre el que algún listo ha escrito “vale 500 euros” y que hoy depende de lo que vota un griego, mañana de cómo se acuesta un holandés y al otro de lo que le sale a un gallego...  Además es un bien que es fácil de guardar. Basta buscarse una cueva. Enterrarlo en alguna zona sombría… Tiene el valor añadido que, al estar elaborado con chorizo y morcilla,  es un bien poco apreciado por la comunidad islámica, con lo que se evitan robos.

Creánme. Apuesten por la fabada asturiana. Un palet de 1000 latas puede salir por 1500 euros. Y garantiza 1000 días de proteínas. Así que haga cuentas. Con apenas 3000 euros invertidos en fabada usted tiene un colchón de tranquilidad que le garantiza ¡cinco años de autonomía financiera total!... ¿Quién teme a la jubilación en estas circunstancias? Por no hablarles del potencial térmico del producto (cuando el petróleo se agote y haya que optimizar el gasto energético familiar), ¡basta un tubo de goma conectado a un tanque de metano y le garantizamos un descenso del 10% en su factura de combustible!

Pero voy a ir más lejos… El argumento definitivo… ¿Saben el precio de una lata de fabada hace menos de 10 años?... pues no llegaba a 100 pesetas… Esto evidencia a las claras que la fabada en lata está registrando un incremento en el mercado…¡del 24% anual! En otras palabras. Dentro de 10 años, 1500 euros en fabada equivaldrán a ¡6000 euros o más!

No se lo piensen más. ¿Cómo creen que ha aguantado tanto el Banco de Santander? ¿Qué comía Mad Max en Más Allá de la Cúpula del Trueno? ¿De qué están rellenando hoy por hoy los gibraltereños los túneles de la roca? No sea tonto… Ahora, con la compra de un ejemplar de InsulaAvataria, ¡le regalamos una lata de este insuperable valor refugio!



Atención: Posit patrocinado por Hacendado, Litoral y Alimentus Asturianus

jueves, 7 de junio de 2012

Con Viki jamás serás un friki



Hoy les propongo un ameno análisis de marketing político basado en las recientes elecciones a delegado de la clase de 4A de Primaria de la Escuela P. de la ciudad S.

El sistema elegido fue a dos vueltas. En una primera se votaba abiertamente entre todos los censados (25 alumnos), los cuatro más votados pasaban a una segunda vuelta y, escrutados los votos, los elegidos fueron Viki, Nicolás (a priori los grandes favoritos) Diego y Juan.
Para la segunda vuelta, celebrada con una semana de diferencia, se requirió a los candidatos acuñar un eslogan electoral. Se constatan los siguientes:
  1. Con Viki jamás serás un friki
  2. Con Nicolás tendrás un amigo más
  3. Con Diego estarás siempre contento
  4. Con Juanito tendrás un buen amiguito
Según esto, está claro que Viki jugaba la carta de la ortodoxia política, lo políticamente correcto, trazando una clara línea exclusiva entre “alumnos normales” y una minoría de alborotadores o asociales (“frikis”). Claramente asimilable a un partido conservador. Slogan arriesgado cuya única ventaja era dirigirse abiertamente al colectivo “chicas”. No obstante, la solvente preparación de Viki, de familia polaca y, de largo, la que saca mejores notas de la clase, la situaba como la candidata favorita de los comicios.

Analicemos ahora 2 y 4, Con “Nicolás tendrás un amigo más” y “Con Juanito tendrás un buen amiguito”. Ambos juegan la baza de la confianza y accesibilidad de la persona elegida pero con un subtexto muy diferente. El primero –Nicolás- se nos presenta un tanto fríamente, alejado emocionalmente del electorado (“un amigo más”).  El segundo –Juan, a la postre sorprendente ganador- solapa el mismo mensaje populista que Nicolás pero añadiendo “buen” –valoración cualitativa- y aplicando sendos diminutivos en una afán de aproximarse al elector desde un ángulo camarederil y desenfadado; todo un guiño progresista típico de una candidatura social-populista.

“Con Diego estarás siempre contento” resultó un tanto decepcionante, habida cuenta de que Diego es del sector más radical de 4A, jaranero, travieso y bien querido por (casi) todos. Se esperaba un eslogan rompedor y, a la hora de la verdad, el lema elegido no tenía ni rima. Una mala decisión estratégica o el equivalente a una pésima campaña.

Con el voto masculino dividido, la elección de Viki se antojaba un paseo militar.
Pero saltó la sorpresa. A última hora, la Junta Electoral (la maestra) emitió una directriz de voto según la cual los electores podían votar dos nombres, uno o ninguno. Las distorsiones de este inesperado sesgo en el sistema de votación pasaron desapercibido para todos salvo para Juan, que en un rapto de “instinto político” hizo circular la consigna entre sus fieles (el aparato) de votar solo a Juan, evitando que de sus filas saliera ningún voto para los rivales. Los rivales de Juan, en cambio, no tomaron ninguna medida. Para Juan la estrategia fue todo un éxito, que le valió ser elegido por un estrecho margen respecto a Viki, 14 votos frente a 12.

La moraleja de esta historia es que en democracia importan, y mucho, los vínculos emocionales con el electorado más que los ideológicos (que en el caso de 4A se limitan a la tradicional dualidad chicos/chicas). Pero todavía pesa más el dominio de los mecanismos internos y disponer de un “aparato” de fieles que, obrando coordinadamente, pueda maximizar su impacto electoral.

El éxito democrático, por tanto, parece muy condicionado por:
  • un mensaje electoral emocional de vinculación con el electorado
  • la propia ley electoral
  • la disposición de un potente aparato que coordine los movimientos de masas 

lunes, 14 de mayo de 2012

El Levante, campeón de la liga 2011/2012


El Levante ha sido el justo campeón de la Primera División de la Liga de Fútbol 2011/2012, tras obtener un 22,4% en la correlación de puntos obtenidos respecto al presupuesto del club. Le siguen Osasuna , Mallorca y Valencia. Por debajo, la última jornada no ha hecho sin constatar que Vilareal (-18,3), Sporting (-19,6) y Racing (-60,7) han sido los peores de largo de la presente campaña. Les deseamos más suerte en Segunda División.


Presupuesto Puntos Regresión
Levante 23 55 22,4%
Osasuna 28,3 54 19,8%
Mallorca 32 52 15,8%
Valencia 107 61 13,7%
R. Sociedad 40,5 47 4,7%
Rayo 12 43 3,7%
Ath. Bilbao 61 49 3,7%
Betis 46 47 3,4%
Real Madrid 488 100 2,4%
Atl. Madrid 129,5 56 1,3%
Espanyol 47 46 1,0%
Malaga 150 58 0,5%
Getafe 62 47 -0,7%
Granada 22 42 -1,4%
Sevilla 92 50 -1,7%
Barcelona 461 91 -3,8%
Zaragoza 42 43 -4,5%
Villarreal 72 41 -18,3%
Gijón 36 37 -19,6%
Santander 28,7 27 -60,7%




El ránking Terán-IA se elabora a partir de una tabla en laque se ubica a cada club en función de los puntos obtenidos así como del presupuestode club. Se traza a continuación una recta entre los valores más alejados (regresión) y se calcula el porcentaje de desviación respecto a la recta.  Los equipos españoles han confesado gastar este año 1980 millones, encabezados por los 488 del Real Madrid y los 468 del FCB. El total de puntos obtenidos es de 1046, con lo que cada punto sale a casi 1,9 millones.

En la valoración del presupuesto de cada club se han tomado los presupuestos “publicados” por los medios de comunicación al principio de temporada, que no coinciden con los reales. Algunos clubs declaran la totalidad de gastos, otros solo los del primer equipo. Asimismo, una clasificación más depurada debería atender también  a la secular tradición del “pago en B”, las deudas acumuladas por los clubs y otras prácticas extendidas en el mundo del fútbol. En cualquier caso, este modesto estudio evidencia la adulteración de la liga, completamente distorsionada por dos equipos, Barça y Madrid, que juntos manejan más presupuesto que la totalidad de los restantes 18 equipos.

domingo, 22 de abril de 2012

Chivo Expiatorio



Chivo expiatorio, cordero sacrificial. La expresión es perfecta. Cuando el malestar social entra en una espiral de degradación, cuando una sociedad no sabe salir del atolladero… Entonces alguien (los sacerdotes, la masa anónima, el rey…) empieza a construir un estado de opinión para conjurar la desesperanza a partir del sacrificio del “otro”.

Tradicionalmente  “el enemigo exterior” ha servido de chivo expiatorio. “Nuestros problemas tienen un culpable”… habitualmente el país vecino o la potencia imperial del momento. Llegado un punto la presión sobre el rey para “que hiciera algo” resultaba insoportable. Se declaraban así guerras y contenciosos. Curiosamente, durante el XIX, la guerra aglutinaba a la población. La sociedad entera se ponía al servicio de una idea –la destrucción del otro-. No importaban entonces los recortes, los retrocesos en los derechos individuales… Como en una ordalia, el país atravesaba el ritual catártico para resurgir.

La globalización, la guerra moderna basada en la destrucción de recursos y en la socialización del terror, el orden internacional… Demos gracias al Señor de que hoy el enemigo exterior es bastante inalcanzable.

Queda el enemigo interior. El chivo expiatorio por antonomasia. Tras la Primera Guerra Mundial, la debacle económica que se cebó en los países de la Triple Alianza condujo a la Mitteleuropa a una situación imposible. El malestar social encontró en la minoría judía su víctima propiciatoria. Los judíos –decían los abundantes voceros del antisionismo, tan potente en Francia, Alemania, Polonia, Rusia…- controlan la economía mundial, viven entre nosotros pero para lo que les interesa se siente alemanes, para los que les interesa ciudadanos del mundo y, ante todo, articulan una minoría transnacional con vocación dominadora.

Los judíos eran perversos, inmorales, ateos, antipatriotas… Vale, tal vez habría uno o dos decentes y dignos (como los miles de soldados judío-alemanes muertos en el frente), pero incluso estas excepciones no podían oponerse a las inercias internas de la gran familia internacional judía. Había que erradicarlos a todos. Expulsarlos, arrebatarles el capital, las tierras, las propiedades. Aplastarlos.

Los judíos fueron un chivo expiatorio perfecto. Pero el problema seguía latente. El país, Mitteleruopa, seguía dirigido por una oligarquía militar-económica prusiana apegada a los viejos valores, la guerra, la expansión como solución a los problemas económicos. Así que hubo una nueva guerra. Más cruel, más sangrienta…

El malestar social en España tiene varios candidatos a “chivo expiatorio”. El “mercado”, los “inmigrantes”,  “los políticos”, “Al Qaida”, “las autonomías”, “los corruptos”, “los liberales”. No obstante, es “el mercado” el chivo expiatorio perfecto.

Pongamos rostro a “los mercados”.  Es difícil, es cierto que existen bufetes de abogados, gestores de inversión, ricachones, jeques y magnates en la cima de este sistema depredador. Pero no hay que olvidar que los principales fondos de inversión del mundo son del tipo plataforma de ahorradores escandinavos, seis o siete dirigentes chinos que administran el espectacular superávit de la República Popular. Millones de yanquis y sus ahorros para la universidad de los hijos, para la pensión, para la salud… Y al final, tanto para el padre de familia de Milwauke como para el jeque, la mecánica es la misma: Invierto en función de la relación “riesgo-beneficio”. Cuanto mayor es el riego, mayor beneficio a corto.

La realidad es otra. La realidad es que los estados europeos renunciaron en su día a la inflación como mecanismo de inyección de capital. Desde entonces, la emisión de nueva moneda está sujeta a un complejísimo consenso entre la Europa rica y la Europa pobre. Y resulta que los intereses de unos y otros son, hoy por hoy, contradictorios.

De acuerdo. Busquemos, entre tanto ese consenso llega, chivos expiatorios. Pero busquemos bien. Hay prácticas financieras suicidas. Hay inmigrantes que delinquen. Hay políticos corruptos. Busquemos proporcionalidades. No es moral que, mientras pensionistas dedican parte de sus ingresos a un gasto sanitario extra o los jóvenes se ven obligados a pedir préstamos para completar su formación, existan diputados provinciales, concejales, elites político-funcionariales que sigan percibiendo asombrosos emolumentos. Por favor, fijemos un techo salarial para los sueldos públicos ya. A sabiendas que con eso no arreglaremos los problemas de fondo pero, al menos, no caeremos en los viejos vicios inculpatorios.

martes, 20 de marzo de 2012

Culpa y causa


No es lo mismo culpa que causa. En la presente crisis, mucho énfasis se pone en la culpa y poco en el de la causa. Está bien castigar a los culpables, pero más allá de un vago valor ejemplarizante el castigo no sirve a los fines de mejorar la situación. La situación se mejora desde las causas.
Vengo sosteniendo que la crisis económica que padece España remite a varios factores. 
1. Endeudamiento privado insostenible (y público in crescendo). Las familias y empresas españolas se gastaron en los 90 y primeros del XXI el dinero de (por lo menos) la siguiente década.
2. Falta de competitividad de las empresas. Talón de Aquiles de la economía española. De ahí, por ejemplo la escasa capacidad generadora de empleo, la precariedad y escaso valor (sueldos bajos) del empleo en las empresas españolas.
3. Falta de cultura económica de los votantes, que redunda en la escasa exigencia por parte del electorado de cambios efectivos en la organización económica.

Estos tres puntos explican en parte por qué ante un ciclo económico globalmente negativo la economía española ha reaccionado tan caóticamente.

Hay que tener claras las causas para no confundirlas con las culpas.
Un ejemplo. Un paleto llega a Madrid y es estafado por el timo de la estampita. La CULPA es, en este caso, del estafador. Aplicado al análisis anterior, los intermediaros financieros y agentes de control del mismo son los culpables de 1. La culpabilidad de 2 y 3, en cambio, es mucho más compleja, pero la culpabilidad del sistema financiero (así como agentes de control) es realmente escandolosa (de dolo).
Sobre el mismo ejemplo, la CAUSA de que la estafa se produzca habla de la ignorancia, credulidad no exenta de codicia del paleto. Como sea que hay paletos, hay estafadores. Si no hubiera paletos, no habría estafadores. Análogamente, para salir de la crisis se precisa actuar sobre las causas.

1. ¿Cómo podemos actuar sobre el endeudamiento?
2. ¿Cómo podemos mejorar la competitividad de las empresas?
3. ¿Cómo elevar la cultura económica de los españoles?

La respuesta a 1 es: acelerar o retrasar la amortización de la deuda. Se opta por acelerar cuando uno tiene recursos añadidos o amplio margen de maniobra para la reducción del gasto, en otras palabras cuando se es rico. Cuando se es pobre, se tiende a retrasar la amortización, aún a sabiendas que eso hace la bola más grande. Que España esté más por lo segundo que por lo primero no es en absoluto una buena noticia. Adicionalmente, los estados tienen una herramienta, la emisión de moneda, inventar dinero. En el caso de España, sin soberanía económica, eso pasa por ganar la voluntad de sus socios europeos, que consideran que todavía no ha llegado el momento. Emitir moneda es, por otro lado, empobrecer más. Se comprende que los socios de los españoles no estén muy por la labor. 

viernes, 2 de marzo de 2012

15M, un estéril balance



Mejorar el mundo es alucinantemente sencillo: el mundo mejora cada vez que alguien le añade belleza, bondad, alegría, eficiencia, justicia, placer, etc... El mundo empeora cada vez que alguien le añade ni que sea un poquito de odio, frustración, fealdad, incompetencia, tristeza,  dolor, etc… Al final, el mundo mejora si el balance general de acciones es positivo y empeora en caso contrario.

La mejora del mundo es, ante todo, la suma de acciones individuales que mejoran el mundo. Esta es una fuerza colosal e irresistible, factora de todo cambio (a mejor y a peor).

Lo que está por ver es si podemos mejorar el mundo desde una acción colectiva, entendiendo por tal, un grupo de humanos puestos de acuerdo para actuar en común respecto a un fin. Digo “está por ver” por un prejuicio ideológico que arrastro, porque lo cierto es que de la acción colectiva, alguna vez resulta alguna cosa positiva. No se puede negar, por ejemplo, que los tunecinos, libios y egipcios deben a una acción colectiva el haberse liberado exitosamente de sus respectivos y seculares mayzems. Al menos ahora, tienen la posibilidad de votar con mayor libertad que antes (que Alá el Magnánimo les ilumine, que falta les hace).

Al hipotético lector de Vida Sexual de la IA no le sorprenderá mi afirmación de que otras muchas acciones colectivas (la gran mayoría) sirven de nada o casi nada. Y lo que es peor, muchas acciones colectivas simplemente persiguen sustituir la inacción individual. Este es el caso, me temo, de las movilizaciones del 15M de 2011.

Vale. Siendo magnánimos, el 15M ha agitado conciencias para que la dación en pago o la tasa al flujo internacional de capitales (causas justísimas) adquieran protagonismo en la vida política. Me resulta muy interesante (y yo creo que este es el camino) como a raíz del 15M surgieron dinámicos piquetes anti desahucio. El 15M ha servido también para que las cortes españolas tengan un espectro político algo más amplio. El 15M ha generado una red campamental internacional de bajo coste para jóvenes de recursos escasos.

Y hasta ahí.

Explicar tamaña esterilidad de resultados tiene que ver con la heterogeneidad de causas que trataron de arrimar el ascua a su sardina. Con la incapacidad congénita de la izquierda radical de un mínimo de unidad y de coherencia en sus planteamientos alternativos.  Pero sobre todo y ante todo, y eso sí que es doloroso, tiene que ver con la frivolidad de cientos de miles de pánfilos que se movilizaron porque consideraban la movilización y la queja un fin en sí mismo. Creían que de la acción por la acción y de la queja por la queja surgiría un mundo mejor. El razonamiento era: "La cosa está mal, tengo que hacer algo. Pues voy y me quejo, y ya he hecho algo". Y entonces, lo que realmente pasó, es que en el balance individual mejor/peor al mundo se le añadieron crispación y griterío, frustración y amargura, derrotismo frente a esperanza. Además de una buena cantidad de mierda desparramada y de contenedores ardiendo.

A veces (muy rara vez), la acción colectiva consigue hitos espectaculares. La acción individual, en cambio, es casi siempre anónima, pero es el camino recto para a corto y medio y largo plazo mejorar el mundo. Acción colectiva e individual no tienen porqué ser antagónicas. Pero que sepas que la acción colectiva no sustituye sino que compromete aún más tu acción individual. La gente que renuncia a mejorar individualmente el mundo y busca en la acción colectiva un sustituto a su responsabilidad moral frente a la vida solo merece desprecio (vale, conmiseración y misericordia). Estos son, ciertamente, el enemigo.

domingo, 19 de febrero de 2012

Purgatorio laboral


Les ruego que no vean en estas palabras otra cosa que una reflexión socioloquesea. No soy liberal.
España es, junto con Suecia, el país que cuenta con una normativa laboral más benevolente hacia el trabajador. España tiene un 22% de paro.

Tras el rechazo a la reforma laboral está el dicho “me engañarán en el sueldo, en el trabajo no”. La mayoría de los operarios españoles son entre malos y deficientes. Para sacar adelante el trabajo que sus colegas europeos completan en 4 horas, necesitan el doble. ¿Por qué? Vean los flujos de acceso a internet; todos se disparan en horario laboral. En Facebook, en Twitter… Récord del mundo civilizado en absentismo laboral. Récord del mundo en segmentar la jornada en “breaks” para el café, para el vermú. Récord del mundo en liberados sindicales. Así las cosas, la competitividad de las empresas españolas es bajísima (vale, no solo juegan aquí factores laborales, es verdad, pero…)

Usted que me lee me dirá que no es su caso. Que usted es un gran trabajador o que en su curro capan el facebook o yo que sé... Bueno, si usted lo dice… Yo me refiero a esos bares poliganales permanentemente atestados de gente. A esa operaria que conversa con una amiga mientras pacientes consumidores aguardan en una cola a que la susodicha acabe. A esa estupenda administrativa, eficaz, gentil y amable que, sin embargo, cada día invierte una hora de su jornada laboral en conversar por el teléfono de la empresa con sus hijas y cuñadas. Me refiero al brillante creativo, eficaz, bien dispuesto, que se pasa el viernes brujuleando internet para cerrar sus planes de fin de semana. O a la profesora universitaria que trabaja en todo  menos en la mejora del nivel académico de sus alumnos. 

No obstante, no todos son tan eficientes, los hay entre pésimos y peores. ¿Qué problema hay en que una normativa abarate su despido? Miren, una empresa suele estar encantada de contar con empleados trabajadores, eficientes.  Ciertamente, hay empresas abusadoras, mal pagadoras y muy exigentes. Huyan de ellas. Pero el problema también se da en sentido inverso, trabajadores poco cumplidores y altamente exigentes con su empresa.  Que llenan los bares rajando pestes de su jefe y poniéndose por las nubes como piedras angulares de sus organizaciones mientras, arriba, alguien atiende por él las llamadas.  

En otros países el pulso entre empresas y empleados abusones se resuelve del siguiente modo. Horarios inflexibles de trabajo de ocho horas. En esas ocho horas se exige al trabajador un 100%. Fuera de ese horario un 0%. Claro que en otros países no ocurre que te contraten a media jornada para trabajar una entera. El verdadero y único criterio posible es ese. Rigidez en el cumplimiento de las jornadas. Mano dura contra el fraude. Y por descontado, techos salariales, IRPF al 99% a partir de determinada renta. Ya les digo que yo no soy liberal. Soy más bien un conservador de los de toda la vida.

Este es un mero paréntesis, pronto volveré a Ramón de Perellós. Pero creo, que tal como están las cosas, alguien debe decirles a los trabajadores españoles: No sois tan buenos como decís que sois. Y a las pruebas me remito.