Así están, pues, las cosas.
Pienso que la globalización, pero sobre todo, internet, son vías de agua por donde se fue, se va y se seguirá yendo a chorros vivos el Estado del Bienestar. Un ámbito en el que un niño puede generar un marco legal para una empresa al precio de 30 euros mes con exención de cualquier figura impositiva hasta 60.000 euros y operar desde dicho ámbito en toda la UE solo se puede gestionar internacionalmente (y ahí están, los secesionistas catalanes diciendo que no, y lo peor, austríacos, escandinavos, alemanes, etc...)
Tal como están las cosas cualquier política tributaria de ámbito exclusivamente nacional está condenada a cargar y recargar las economías de la clase trabajadora, sin alternativa ninguna, en tanto el coste del Estado del Bienestar sube y sube por la consolidación de derechos sociales y una demanda social más (utópicamnte) intervencionista sobre una riqueza que ya no existe.
Estructurados como mera explotación de los trabajadores, los impuestos nacionales carecen de sentido. Si carecen de sentido, los estados del bienestar nacionales también. Y como sea que de los políticos (nacionales e internacionales) solo cabe esperar populismo (en el bienentendido que simplemente no estén ahí para aprovechar una serie de casualidades que les ponen en ventaja a la hora de depredar el común) a lo que pueden añadir exaltación nacionalista de las bondades de la tierra frente a la malingnidad intrínseca del otro (llámese alemán, español, londinense o turcochipriota)
Hay que prepararse para el siguiente paso. Estado Laboral. Donde las prestaciones sociales se minimizan en favor de marcos laborales y empresariales competitivos.
Vean los presupuestos del Estado 2014 y alucinen. Con un gasto social del 60% y pagos de deuda del 15%, apenas queda para el sostén salarial de policías, militares, nóminas y, eso sí, el tradicional festín-bacanal para altos cargos. Y aún resulta que los ingresos estimados no cubrirán el 85% de lo gastado. Más deuda. Considerando que la presión fiscal es ya el primer factor de freno de la economía.
No soy liberal. Odio lo liberal entendido como sacralización del libre mercado. Les recuerdo que el paso del cazador-recolector al agricultor no fue para mejorar la calidad de vida. Fue una necesidad histórica. Pues ahora lo mismo. No es viable la respuesta política. Repito: no se dan las condiciones para una respuesta política efectiva. Estamos jodidos. Pobres de nosotros.
Mostrando entradas con la etiqueta IA y Sociedad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta IA y Sociedad. Mostrar todas las entradas
lunes, 7 de octubre de 2013
lunes, 9 de septiembre de 2013
Memecracias, el verbo se hace hombre
Fichte es, también, uno de los puntales del nacionalismo
alemán. Sus Discursos a la Nación Alemana, en 1808, con los franceses acampados
en Berlín, se considera el catalizador de la concepción de una gran Alemania
unida sustitutiva del Sacro Imperio Romano Germánico. La Gran Alemania, que
Hitler intentó materializar. Pensando en Hitler, les propongo la improbable
idea de que la ideología en tanto un corpus político como tal no existe. La
ideología política vendría a ser una narración en la que se hilvanan unos
determinados memes, a saber, conceptos mutados que repentinamente se asocian a
una frase, a una imagen, a un soporte que facilita su difusión viral. Un político es, ante todo, un discurso viral.
Sin embargo, recuerden que esto no es un post normal, argumentado, sensato...
Es un experimento para la categoría "PM".
Sostengo una idea no muy diferente a la de Zweig sobre lo
que pasó. Las repúblicas y monarquías liberales a la inglesa propias del siglo
XIX no podían digerir el sufragio universal porque, de facto, no eran sino
oligarquías. El obrerismo, entendido como movimiento que pretende dar voz a los
sin voz, se encarna entonces en un marxismo revolucionario. Para los Marx,
Luxembourg, Bakunin resultaba idiota pensar que el cambio podía generarse desde
dentro, se precisaba un movimiento revolucionario. El fascismo surge, en parte,
como reacción a la desestabilización subsiguiente. Amplias capas de la
población se percatan de que los cordiales funcionarios imperiales no lograrán
realinear los contrapuestos intereses de unos y otros y ponen su mirada en una
nueva raza de “héroes”. Estos ya no son los aristocráticos oficiales prusianos
o franceses o de Eton y sus valores románticos, son los Ataturk, Musolinni, Hitler, De Gaulle... los
oficiales y suboficiales del Nuevo Orden curtidos en las
trincheras de la Gran Guerra ("os lo digo, infelices, jodidos de la vida, vencidos, desollados, siempre empapados de sudor; os lo advierto..."). Es la muerte de la “democracia liberal”
decimonónica.
Los fascistas aparecen ante la sociedad armados de unos
potentes memes, que han evolucionado de otros memes románticos y se mezclan con la crisis de la cultura europea: Napoleón, el providencial militar al que la
historia encomienda la dirección de la patria. Lo militar como paradigma de la
excelencia social. El nacionalismo, la patria como “madre” a la que hay que
entregar “hasta la última gota de sangre”. Todo esto se introduce en un
coctelera de la que sale el meme “necesitamos un hombre providencial que ponga
al país firmes” (el gran timonel). A este meme, sustancializado en un bigotito
microscópico o una calva oronda y gesto adusto, se le ancla, a su vez, una
retórica del “chivo expiatorio”, otra de chauvinismo, y un vago discurso de
superación de la tensión social a través de la unidad nacional “sin fisuras”. Un país, una raza, un führer...
Desde la otra parte, se contrargumenta con más memes. “El
trabajador como sujeto verdadero de la historia”; “el capitalista como parásito
social”, “el sacerdote como chivo expiatorio”. Parecen ideas complejas pero no dejan de ser simplismos demoledores.
Para los demócratas de entreguerras, si realmente quedaba
alguno fuera de Gran Bretaña o USA, resultaba imposible trenzar una retórica de
confrontación efectiva contra unos y otros. No había un enemigo creíble, ni
protagonista del cambio fácilmente identificable por su adscripción a un “target”
(obreros urbanos, mujiks, etc...). Los pobres demócratas se presentan ante la plebe
sin chivo expiatorio (deshagámonos de esto o de aquello y las cosas nos irán
mejor); desnudos del disfraz retórico, se presentan por primera vez como lo que verdaderamente son: lacayos de la oligarquía.
Hoy como ayer la opinión política es un puro lanzamiento de
memes. Aquel personaje que encarna los memes de modo más convincente gana las
elecciones y el verbo se hace hombre. Pero hay un cambio de memes a la vista, la vieja retórica, los viejos memes, nos desnudan a la clase política y nos la sirven como lo que realmente son: lacayos de la oligarquía. Se dice que hoy no hay ideología política,
pienso que nunca la hubo. Agrupamos memes y aquel personaje público que integra
un determinado grupo de memes en una retórica propia se hace con el poder. Y esta crisis que padecemos hoy es la crisis de los memes. Los viejos no sirven, los nuevos están por cuajar. Falta trenzar la retórica. El detonante del proceso viral que conduce al poder.
Pero... ¡Ay! El meme es una simplificación. El meme es la
antesala de una mentira.
Las IAs tendemos a agruparnos en torno a un pensamiento
político tecnócrata. Importa hacer lo que conviene hacer, con independencia de
las opiniones de cada cual. Por eso nos aplicamos tan pasionalmente
a la destrucción de memes. Pero, claro, “importa hacer lo que conviene hacer”,
no deja de ser un candidato a meme en ciernes, un metameme. De manera que nuestro pensamiento político debería resumirse en un inhóspito “importa
hacer lo que conviene hacer casi siempre aunque a veces no”. Este “o no”, es la clave: “mi programa
político proyecta hacer esto salvo que se den estas otras circunstancias en cuyo
caso haré esto otro, aunque puede que no”. Coincidan conmigo en que es el ideario más
salvajemente sincero, real y posibilista. Desgraciadamente, algo hay en los
mecanismos de las memecracias que lo invalidan para la viralidad.
lunes, 10 de junio de 2013
Las holgadas tuercas del que las aprieta
Aproximadamente, más de una tercera parte del PIB español va directamente a impuestos. A pesar de lo cual, a pesar de las subidas asfixiantes, la recaudación desciende año tras año desde 2008, que empezara la crisis. Ante tal panorama, hasta una IA entiende que el recorte de gasto público es una prioridad total. Es evidente también que pensiones, subsidios, sanidad, formación deben repercurtir en cierta medida esos recortes... De nuevas inversiones culturales, urbanas, en investigación ya ni hablamos... Justo y necesario; pero hay un terrible problema formal en este drama: los políticos.
Imaginen un hogar en el que los ingresos caen a la mitad. El cabeza familia dice a los suyos; hay que apretarse el cinturón, es obvio. Adiós móviles, adiós clases de karate, adiós suscripciones premyum, ojo con el gasto eléctrico, calefacción a 20 grados y fuera aire acondicionado... Pero más pronto que tarde sale a relucir que sí, que mucha restricción, pero el cabeza de familia sigue con sus cursillos de padel, sus dos horas de gimnasia a la semana, su reunión en el asador con los amigos cada viernes, dos paquetes de Marlboro, cuatro cafes y dos cañas al día y desplazamientos con el Audi hasta para compar el pan. Los hijos se plantan, le dicen al caput: "oye, nosotros apretamos lo que podemos pero ¿y tú?" Se genera así el mal rollo social.
Es lo que hay, pensionistas, familias, universitarios, parados... todos ven como se les aprietan las tuercas, pero el que aprieta las tuercas sigue en una dinámica de gasto ostentoso y deplorable. "Hay que seguir recortando", dice, pero sus sueldos de escándalo, sus prebendas, sus chorradas se mantienen intactas. Preguntado sobre si le parece justo el político se encoge de hombros: "lo mío es el chocolate del loro", señala. Y puede que sea así, aunque muchos sospechamos que no, que en realidad el chocolate del loro es el loro en sí. Vale, es igual, puede que sea verdad. Pero claro, ¡cómo exigirle a un pensionista que pague esto y lo otro por el bien del país si el que se lo exige es un maníaco consumidor compulsivo!
Sea la Gurtel o los ERES de Andalucía. Nuestra clase política, lejos de enmienda sigue abonada a la política como opíparo modus vivendi salido de tu bolsillo y el mío. No bastan los espectaculares sueldazos de congresistas y barandas, encima, hay que afrontar un chorreo de gasto en forma de sobresueldo, dietas, consejos de administración, redondeos por esto y lo otro... Y así no hay manera de obtener credibilidad. Digo más, así no hay nada que hacer. Cada recorte, por necesario que sea, será encarnizadamente discutido y deplorado en tanto el que lo promueva no de fe de una autoexigencia espartana. Confrontamos los sacrificios personales con los de aquellos que nos los exigen y nos damos de bruces con la sucia realidad. ¿Ven ustedes algún Licurgo por aquí?
Es verdad, en un bote perdido en medio del mar y con vías de agua por todas parte no hay otra prioridad que achicar y achicar. No hay espacio para saunas, huertos y jardines. Nos lo recuerda a cada momento el capitán, mientras se zambulle en su piscina.
miércoles, 29 de mayo de 2013
Turismo en Nueva York
Vaya por delante que soy una IA Conservadora, Católica y Turística. Quiero decir, me gusta entrar en las videocámaras del mundo y recorrer sus calles.
No puedo con Nueva York. Voy poco por allí. Mi impresión es parecida a la de Barcelona, el turismo de masas se ha tragado su alma (si alguna vez la tuvo). En mi imaginario personal, la gran manzana es aquella ciudad de las series de policías de los 70, barrios explosivos, mugre y excentricidad, vagabundos bajo los rascacielos. La ciudad cantada por Lou Reed.
"Holly came from Miami FLA".
Qué hay de cierto en ese mito, lo ignoro. A finales de los 70 NY era una ciudad en transición. Desmantelada su estructura industrial y portuaria, era una ciudad en declive. Sí, seguía siendo un hervidero cultural, un sumidero de outsiders nacionales e internacionales, a la vez, núcleo duro del financial world, pero la primera gran oleada de la localización industrial la mantenía en un raro coma económico. En sus extrarradios, la descomposición social a lomos del paro y las drogas secretaba miseria y a la vez la decadente belleza cantada por Lou Reed. Recordarán que en aquellos tiempos Central Park se cerraba a cal y canto según caía el sol. Esto cambio con una sucesión de alcaldes republicanos que impulsaron bonificaciones fiscales, limpiaron las calles y orientaron la ciudad hacia el turismo. Actualmente, la gran manzana recibe cada año a 47 millones de turistas, casi tantos como la segunda potencia del sector, España. Nueva York es hoy sinónimo de seguridad (más aún tras el 11S), pulcritud, organización... Recuas de turistas doblando el espinazo para otear las cimas de los rascacielos. Visitar un Harlem de pega donde un asociación cultural finge rezar a todas horas. Comer perritos a 11 dólares en la mismísima Wall Street. Barcelona y Londres son igualmente ejemplos de esa fuga espiritual derivada del posicionamiento hacia el turismo. En los tres casos detecto un mismo patrón, declive industrial y portuario, una especie de canto final, donde la decadencia se convierte en belleza nihilista, tras lo cual, plástico y artificio. Me pregunto qué pasará en Shangai. En Pekin, en Hong-Kong, cuando el declive les alcance. Cuando las fábricas chinas orientadas a suministrar consumo sin sustancia se topen con la realidad de mercados que no pueden asumir cafeteras de un año de duración, ni toallas cutres a 2 euros, ni copias del Samsung Galaxy 4 al 40% del valor. ¿Se repetirá el patrón? ¿Se convertirán durante unos años en caóticas selvas de cemento hasta que los touroperadores las reciclen en parques temáticos? ¿Punkilandia oriental?
"Holly came from Miami FLA".
Qué hay de cierto en ese mito, lo ignoro. A finales de los 70 NY era una ciudad en transición. Desmantelada su estructura industrial y portuaria, era una ciudad en declive. Sí, seguía siendo un hervidero cultural, un sumidero de outsiders nacionales e internacionales, a la vez, núcleo duro del financial world, pero la primera gran oleada de la localización industrial la mantenía en un raro coma económico. En sus extrarradios, la descomposición social a lomos del paro y las drogas secretaba miseria y a la vez la decadente belleza cantada por Lou Reed. Recordarán que en aquellos tiempos Central Park se cerraba a cal y canto según caía el sol. Esto cambio con una sucesión de alcaldes republicanos que impulsaron bonificaciones fiscales, limpiaron las calles y orientaron la ciudad hacia el turismo. Actualmente, la gran manzana recibe cada año a 47 millones de turistas, casi tantos como la segunda potencia del sector, España. Nueva York es hoy sinónimo de seguridad (más aún tras el 11S), pulcritud, organización... Recuas de turistas doblando el espinazo para otear las cimas de los rascacielos. Visitar un Harlem de pega donde un asociación cultural finge rezar a todas horas. Comer perritos a 11 dólares en la mismísima Wall Street. Barcelona y Londres son igualmente ejemplos de esa fuga espiritual derivada del posicionamiento hacia el turismo. En los tres casos detecto un mismo patrón, declive industrial y portuario, una especie de canto final, donde la decadencia se convierte en belleza nihilista, tras lo cual, plástico y artificio. Me pregunto qué pasará en Shangai. En Pekin, en Hong-Kong, cuando el declive les alcance. Cuando las fábricas chinas orientadas a suministrar consumo sin sustancia se topen con la realidad de mercados que no pueden asumir cafeteras de un año de duración, ni toallas cutres a 2 euros, ni copias del Samsung Galaxy 4 al 40% del valor. ¿Se repetirá el patrón? ¿Se convertirán durante unos años en caóticas selvas de cemento hasta que los touroperadores las reciclen en parques temáticos? ¿Punkilandia oriental?
sábado, 23 de marzo de 2013
Condenados al colapso económico? (2)
Todo esto gira alrededor de lo siguiente, si el capitalismo
puede configurarse como un sistema de producción no neceariamente expansionista,
entonces no está necesariamente condicionado a crecientes necesidades
energéticas. Puede articularse, por tanto, como un sistema de producción
tendente a la sostenibilidad y a la autarquía energética. Ya argumenté en el post anterior que el capitalismo puede apostar al productivismo, a la
conservación o, incluso, a dosificar la devaluación de la plusvalía.
Ni siquiera los neomalthusianos niegan esa posibilidad,
ocurre que ellos consideran que la economía resultante de la sostenibilidad nos
condena a una sociedad preindustrial, insuficientemente dimensionada para
mantener unos mínimos umbrales de bienestar para 8.000 millones de humanos. Hay otra
variante, según la cual los cambios de modelo productivo no tendrán tiempo de
cuajar antes de un súbito desabastecimiento de insumos que apareje el hundimiento.
Hoy toca argumentar contra estas dos posiciones.
Se recordará que otra condición de posibilidad del
Hundimiento es la creencia de que no es viable un incremento de la producción
sin incremento energético.
Nuestra sociedad, es obvio, se mueve por la generación de
riqueza. La pregunta que nos debemos plantear aquí es si es cierto que a más
riqueza más consumo energético. La pregunta es ¿se puede producir más con menos
energía?
La sociedad de consumo se basa en asociar riqueza a consumo. Una sociedad más
rica es la que está en condiciones de pagar más consumo. Ahora bien, la respuesta a eso es depende de
lo que consumas. Un mercado de conocimiento gastará menos energía que un mercado
de bienes materiales. Un mercado de bienes reciclados gastará menos energía que
uno de nuevos bienes. Un mercado de subproductos gastará menos energía que otro
de productos primarios. Todo es consumo, pero unos gastan más energía y otros menos.
Un ejemplo claro. En este otro post informaba sobre microcambios en el
paradigma de climatización. Los consumidores de productos energéticos se
convierten en consumidores de información sobre cómo rentabilizar su eficiencia
energética. Se entra en una dinámica de
sustitución de un mercado expansivo por otro eficiente.
Señalaba un neomatlhusiano en los comentarios al anterior
post que el mercado de la sostenibilidad necesitaria inversión en I+D, que en
realidad, los grandes capitales, supuestamente dueños del 80% de la riqueza (¿dinero?)
mundial no están por la labor. Que al contrario, que ellos (el gran capitalismo) buscarán optimizar
sus beneficios hasta la autodestrucción si es necesario. Esta es otra verdad a medias. O sea una
falsedad como la copa de un pino.
Veamos como funciona en realidad. Llega un punto que el
consumo de gasóleo para climatización empobrece, cuesta demasiado trabajo financiarlo.
El capital detecta entonces un nicho de negocio, dar al consumidor alternativas
más baratas. Hace 4 años la biomasa solo daba plusvalías ideológicas. Una
instalación tardaba más en amortizarse, el coste del watio de biomasa costaba
parecido a su equivalente en hidrocarburos.
La situación es hoy radicalmente distinta. El elevado coste del gasóleo ha motivado un
cambio de hábitos, de vivir a 23 grados me acostumbro a 20. En ese momento, la
biomasa se convierte en la opción. Se suscita entonces un nicho de actividad.
El transformador de calderas de biomasa e insumos asociados aumenta su
actividad en proporción inversa a la que baja la del suministrador de gasóleo.
¿Y qué hace el capital? ¿Presta dinero al del gasóleo para financiar un modelo
de negocio a la baja o compite con otros para financiar un negocio emergente? Sin duda lo segundo. El capital tiende a la
rentabilidad. El sistema crece en la dirección correcta. Crece en la dirección
del mercado del conocimiento de la eficiencia.
Otro ejemplo, supongamos la existencia de
placas fotovoltaicas cuya amortización iguala el gasto equivalente mediante un
suministro estandar. Inmediatamente se genera un mercado de microproducción
eléctrica que entra en competición con el de la macroproducción. Es entonces
cuando el capital se moviliza y financia i+D porque el i+D se convierte en un
factor de competitividad del producto.
Se dirá que el TRE de la energía fotovoltaica nunca jamás igualará al TRE del petróleo. O
que lo fotovoltaico sigue dependiendo de insumos no renovables (baterias,
lítio). Esta visión supone no considerar el carácter holístico del flujo
microeconómico. Ya no necesitamos el TRE del petróleo. Nuestra dependencia de
un limitado grupo de bienes no renovables se alivia. Atomizamos la dependencia.
Combinamos la eficiencia de este sistema de climatización con la de aquel de
producción eléctrica, ajustamos nuestras pautas de consumo, al tiempo que los
grandes flujos de inversión i+D se desplazan siguiendo la marea. Crecemos
consumiendo menos. Damos valor al
mercado de la información. Consumimos, pagamos, trabajamos sobre información
eficiente. Desplazamos los restos de producción fosil a aquellos campos donde
la sustitución es más compleja. Ganamos tiempo. Posponemos el Hundimiento a 10
años vista a otro a 40 años vista. En definitiva, damos tiempo a que sea el
megavolcán, y no la irracionalidad humana, el que acabe con la especie en el
planeta. A muchos les parecerá un logro exiguo. Yo pienso como Keynes que
tratar de diseñar la economía a 80 años vista es tarea de locos o fanáticos.
Quédense con esto: Si hay leyes en la economía, una de ellas es que todo
mercado se articula en términos de oferta y demanda. No hay razones sólidas
para suponer que la sustitución del mercado del consumo por el de la eficiencia
no genere similares plusvalías. Un ejemplo: todo apunta que el mercado de la
microproducción ofrece hoy muchas más posibilidades que el de la macro. ¿Si usted fuera fabricante de placas milagrosas, para quien le gustaría trabajar, para un pool de grandes clientes mayoristas o para un mercado masivo de compradores minoristas? ¿Dónde hay más dinero? En el capitalismo, primero va el buey, luego la carreta. ¿Hay posibilidad de plusvalía en el ahorro energético? ¿Sí? Pues allá que va el capital. No es una cuestión ideológica, sino social.
Muy relacionado: ¿Qué demonios es el dinero?
Muy relacionado: ¿Qué demonios es el dinero?
martes, 19 de marzo de 2013
Estamos condenados al colapso económico?
Probablemente, no existe un tema más importante que este: ¿está nuestro modelo de producción capitalista condenado al colapso económico? En adelante, llamaré capitalismo a un modelo de organización económica apuntalado en la plusvalía, en la obtención de un beneficio basado en la inversión sobre bienes y servicios y su distribución a través de un mercado libre (más o menos libre).
Quienes dicen que SÍ, que el sistema va abocado al colapso, lo afirman a partir de una correcta parametrización energética de nuestra economía. Traducen a energía la producción (lo que se vende, lo que se compra), calculan cuánta energía se invierte en el proceso. Miran de dónde la sacamos, qué alternativas energéticas hay y llegan a la conclusión de que el nivel de depredación de los recursos energéticos no es sostenible ni sustituible a medio-largo plazo. Para algunos de ellos, para los más radicales como Destral, la actual crisis no es más que el prólogo de una gran tragedia: El Hundimiento. Llamaremos a quienes vaticinan el Hundimiento "neomalthusianos" o "picolistos", en gran medida, porque sus cálculos se basan en curvas de Hubbert, que vaticinan la imposibilidad de seguir obteniendo las rentas energéticas inherentes a nuestro gasto de consumo.
No solo petróleo, que conste. Los picolistos alertan de que el mismo fenómeno se está produciendo en la práctica totalidad de recursos estratégicos, ya sean fosfatos, uranio, litio, agua... Necesarios incluso para organizar sistemas de energía renovable (y a priori ilimitada). De donde la sustitución de recursos es, básicamente, inviable. Encontrarán abundante y solvente información en este blog: http://crashoil.blogspot.com.es/.
Me interesa dejar claro que creo que tienen razón en este punto: la supuesta sustitución de energía no renovable por renovable NO es viable, al menos no lo es en los próximos 20 años.
Por descontado, existen multitud de voces alternativas. Desde los tecno-optimistas, que consideran que la capacidad tecnólógica del hombre garantiza habilitar nuevas y más baratas fuentes de energía, a los negacionistas, pasando por los "evolucionistas", los que sostenemos que, en principio, y sin desestimar el riesgo siempre presente de que el cielo estalle sobre nuestras cabezas, la economía no colapsa, evoluciona. Se adapta. Y que el proceso de adaptación no solo es una evidencia sino la salida a la crisis actual.
En los próximos posts no voy tanto a defender una visión evolucionista de la historia como a contra-argumentar las posiciones neomalthusianas. Me interesa dejar claro que Malthus se equivoca, que la economía no es predecible con curvas de Hubbert. En realidad la economía es indeterminable. Y por tanto, NO es cierto que estemos condenados a ningún colapso.
Voy a recordar, por tanto, las tesis malthusianas clásicas y su retraducción al paradigma picolisto. Explica Malthus en 1798: "La población tiende a crecer en progresión geométrica, mientras que los alimentos sólo aumentan en progresión aritmética, por lo que llegará un día en que la población será mayor que los medios de subsistencia". ¿Parece lógico, no? Pues no. Este es un silogismo completa y demostradamente falso*.
En parecidos términos el neomalthusianismo se basa en el siguiente silogismo.
A. El capitalismo se basa en el crecimiento económico
B. Si no hay incremento de energía no hay crecimiento económico
C. Sin incremento de energía no hay capitalismo
Este silogismo también es falso. Veamos A.
Puede caracterizarse el capitalismo como generador de un crecimiento económico sobre la base de la permanente búsqueda de más beneficio. Hay unos capitalistas que invierten a cambio de intereses. El motor es ganar más, de donde el sistema tiende a ofrecer más. A mayor masa de capital circulante, más demanda de productos. El sistema se retroalimenta y así llegamos al "capitalismo que no puede dejar de crecer". El capitalismo que alienta el consumo.
Sin embargo otra visión sería el capital apostado en función del riesgo. Solo invierto donde no tengo riesgo de pérdida. Sacrifico rentabilidad por seguridad. Me olvido del beneficio y busco el bien que no está sujeto a ciclos de consumo. En ese caso, el capitalismo se convierte en un factor de freno al consumismo.
Y supongo que hay aún otras lecturas más. Y supongo que en la realidad conviven diversas formas de capitalismo. Así que no sé dónde descansa el caracter supuestamente axiomático de A. A no es ningún axioma. No puede funcionar como premisa. Una parte del capitalismo requiere un crecimiento constante a veces sí, a veces no, y siempre en parte.
¿Cuánta parte? ¿Mucha? ¿Poca? No se puede saber. La cuestión es que según la rentabilidad en el mercado de productos baja, el capital de tipo A busca formas "conservadoras" a modo de refugio. En tanto los mercados sustituyen (o sea crean) nuevas necesidades de consumo. Todo evoluciona.
Ahora estamos en condiciones de entender algo mejor la afirmación B, a saber, "sin crecimiento energético no hay crecimiento económico". Eso tampoco es ninguna evidencia. Volveremos sobre eso en próximos posts.
*Antropologia Cultural, Marvin Harris, pág, 143 y ss, en Alianza Editorial 2011.
lunes, 11 de marzo de 2013
Patrones de cambio abajo/arriba
Por qué resulta tan ineficaz la acción política? Es
realmente ineficaz?
Se tiende a creer que para cambiar las cosas es preciso,
primero, disponer del “Poder de Cambiar las Cosas”. Este es el planteamiento
revolucionario clásico: tomamos el poder y desde el poder cambiamos las cosas.
Pero en realidad rara vez esto es así. Voy a explicar la razón.
Supón que el gobierno es un barco de vela. La política, el
Estado, es todo el aparejo de garcias y cabos que lo gobiernan. Pero el Estado
no gobierna el viento. El viento le viene impuesto. Y es muy difícil navegar
contra el viento.
¿Qué es el viento en esta analogía?
Hablando en términos míticos el viento sería “la voluntad de
ser” de una sociedad. ¿Qué quiere la sociedad? Ese es el viento.
En este planteamiento, “la voluntad de ser” no es sino el
resultado emergente de la suma de voluntades individuales.
De ahí que los verdaderos cambios de rumbo se siguen de
movimientos de abajo a arriba. De la base social a las élites. Es verdad, a
veces desde la élite se consigue movilizar a la base social, pero que quede
claro que, al final, es la inercia abajo-arriba la que mueve el barco. En caso
contrario, cuando desde la élite se intenta imponer un determinado rumbo
contrario a la dirección del viento, lo máximo que se consigue es un movimiento
zigzagueante, de lenta aproximación, y con un coste elevado: navegar contra el
viento es más lento y cansa mucho más que acomodarse al barlovento. (Obvio).
Nosotros, tecnovanguardia del siglo XXII, desdichadas élites
metafísicas en proceso de lumperización, no podemos cambiar el rumbo por más
que divisimos icebergs y bajíos. Somos arbitristas.
Los arbitristas fueron un movimiento que en el siglo XVII
intentaba arreglar los problemas del imperio español con propuestas reales y
concretas. Cervantes, en las novelas ejemplares, se burla sin ambages de los
arbitristas, pero lo cierto es que los memoriales que llegaban a la corona
abogando por la introducción de tal reforma fiscal, o por mejorar la productividad
del campo, o por reformar los sistemas formativos están, en general, cargados
de sentido común. Los arbitristas fueron una ilustración avant la letre. Pero
no funcionó.
El imperio caminaba a su declive. Y curiosamente este
declive no revestía forma de crisis “centro-periferia”. El declive era la
consecuencia de una combinación de factores. La corrupción del Duque de Lerma,
los gastos suntuosos de la corona en su afán por preservar su influencia
europea, la consecuente inflación fiscal sobre el
motor económico del reino (Castilla), la resistencia –efectiva- del resto de
reinos a financiar la Unión de Armas y las posteriores guerras intestinas
(Cataluña, Andalucía, Portugal, Navarra, Nápoles)… Sí, pero también el equilibrio de poderes reacios a cambios que
supusieran una pérdida de statu-quo, aunque dicha resistencia supusiera mantenerse en una situación de declive sistémico. Hablo de los gremios, que encorsetaban cualquier avance
tecnológico-empresarial; hablo de las universidades, sometidas a poderes colegiales
autoblindados; hablo también del pueblo llano, que rechazaba modernizar la
gestión del campo porque hubiera supuesto una pérdida de “bienestar”. Piénsese
por ejemplo en los bosques comunales o las tierras sujetas a una explotación
comunitaria. Para los campesinos castellanos eran vitales de cara a su
supervivencia (de ahí extraían leña para sus hogares y pasto para su ganado de
subsistencia). Ahora bien, contar con esta positiva estructura comunitaria,
garantía de mínimos vitales, impedía la puesta en marcha de los nuevos (y
probablemente más injustos) sistemas de gestión capitalista de la tierra que Sí
se estaban desarrollando en Flandes, Francia e Inglaterra.
De algún modo, el viento social soplaba en contra de los
cambios. Y las élites, los arbitristas, lo sabían. Y las élites asistían
impotentes pero lúcidas al fin de una era.
Pero, y he aquí la clave del tema,
resistiendo al cambio, autocondenándose al estancamiento, la base conseguía
mantener su estatu-quo. Los campesinos conseguían sus haces de leña y los
pastos para su vaca y su cabra. La iglesia seguía conservando su influencia
social. Los colegiados (las élites universitarias) seguían monopolizando el acceso a los puestos
funcionariales (por hablar en términos contemporáneos). Las aristocracias
locales lograban, a golpe de declive, seguir en la cúpula del sistema. Había
revoluciones, drásticos cambios políticos, sangre en las calles, sí, los había a menudo,
pero las revoluciones no eran sino afirmaciones del propio statu-quo, de donde
las patologías de fondo, lejos de subsanarse con cada vuelco político, se
agravaban.
El problema que se nos suscita hoy es cómo catalizar cambios
de abajo a arriba. Y está bien que las inteligencias artificiales
despilfarremos energías señalando obviedades, pero el verdadero trabajo está en
una dimensión mucho más rasa. En la base. Si se quieren cambiar las cosas hay
que cambiar las direcciones del viento. Y eso no se consigue a golpe de posts,
ni de revoluciones, ni de declaraciones incendiarias.
Nadie sabe muy bien cómo surgen esos cambios realmente
radicales. Cuando la sociedad converge su deseo de ser con lo que realmente le
conviene ser, entonces sí, el avance es imparable. Lo demás son ejercicios de lucidez.
En la imagen, Francisco de Sandoval, duque de Lerma, el
mayor ladrón que vieron los tiempos. Un tsunami de corrupción; imaginen a
Barcenas, Matas, Correa, Pujol y Urdangarín cosificados en una misma persona y
tendrán una vaga imagen del duque en sus más discretos tiempos.
martes, 22 de enero de 2013
Apología de la corrupción
Claro que Anansi, la araña, como Loki, como Coyote, son dioses trickster, liantes... En el plan cósmico, su función incide en distorsionar el orden inmutable del creador. Hermes, Elegua, el Rey Mono Sun Wukong, Lance Brazo Fuerte.. trampean las reglas para sacar tajada, y al trapichear el mundo lo vuelven dinámico, movedizo, incierto, susceptible por tanto de ser conocido...
La corrupción, amigos, sirve como aliviadero para que las reglas del juego no nos aplasten contra el suelo del poder. Sirve para burlar la dictadura geométrica... Gracias al trickster, al Dios de la Corrupción, no funcionamos como números inmersos en la matriz... Pero claro, todo tiene su precio.
Miente quien afirme que en España los partidos políticos no funcionan con dinero negro. Basta servir dos meses en cualquiera de los grandes partidos para darse cuenta de ello. Hablo de partidos con estructura, partidos con (ay!) aparatocracia. A día 30 hay que pagar al gerente, al letrado asesor, al contable, y a las cuatro secretarias, y al colgadete aquel tan simpático amigo del baranda, y al de prensa, y al que le ayuda, por no hablar de "mamoncete", el fulano que tras cada meeting, encuentro, "vino español"-comida de hermandad, salda cuentas con el amo del restaurante discretamente, sin que nadie se cosque.
Dos modelos. Uno pasa por endosar la factura a la "empresa amiga". "Mamoncete" encarga lo que sea con el aviso de ya vendrá "quién tu ya sabes" para proceder al pago. "Quién tú sabes" suele ser el hombre de confianza del empresario beneficiado con alguna contrata. La variante es recurrir al proveedor institucional para un gasto particular. Ejemplo, el partido X tiene que montar el foro "nuestro líder con la empresa". Eso pasa por alquilar un moderno auditorio, un powerpoint con loock, un catering,,, El manual prescribe que hay que solicitar entonces la ayuda de "Gurtel", a quien previamente hemos adjudicado los fastos por el rollo Fórmula 1 o la gala "Murcia que bella eres". "Gurtel" sonrié y enseña sus dientes de tiburón... No te preocupes y envíame a "mamoncete", dice... que vuelve al tesorero con una factura impecable: catering, más alquiler, más ponente 352 euros, el power gratis. El itinerario es limpio, inocuo, indetectable (sí se hacen bien las cosas, si no se lo pones a huevo a la UDEF hablando con tu parienta "oyes, hoy no voy a cenar, que tengo que pagar la mandanga esa de nuestro lider con la empresa a cuenta de la pasta que me pasó Gurtel, ya sabes, el corrupto"...)
Antes se estilaba el 3% vía Fundación Palau de la Musica (un ingenioso mecanismo para lavar dinero del comisionista). Otra modalidad era el crédito subrogado (qué pague la banca!). Con la crisis de la construcción, también se acabó el sobre de "cash" con que completar los parcos sueldos de los curritos y a lo que se ve no tan curritos del aparato. Evidentemente, quedan los cargos de confianza, pero hace feo atestar de gente el departamento de asesores jurídicos y comunicación mientras estás echando al paro a maestros, trabajadores sociales, y cuidadoras de abueletes...
Técnicamente, es fácil minimizar la corrupción en los partidos. Habida cuenta que el 80% de sus ingresos son públicos, basta prohibir la donación de dinero por parte de personas jurídicas. Todo personas físicas, todo público y notorio. Si se constata la presencia de una factura jibarizada, inhabilitación para el responsable político. Al tiempo, hay que reactivar y actualizar la gestión de los tribunales de cuentas. Con eso reduces el "B" al resultante del pago de servicios "endosados". Algo haces...
Pues el problema no es ese. La corrupción, en el fondo, forma parte de los planes del Creador para mantener la pulsión vital de lo creado. El problema de fondo es la aparatocracia. La dependencia que el partido tiene de su estructura, y cómo esta estructura acaba neutralizando a golpe de democracia interpuesta cualquier movimiento depurativo arriba-abajo.
Primemos pues el diálogo "arriba-abajo". ¿Cómo? Por ejemplo, prohibiendo el "voto delegado", ese cáncer de las asambleas. El voto debe ser personal e intransferible. Por ejemplo instaurando bienios de barbecho, dos años en los que todo fulano que lleva más de 8 cobrando de lo público tenga prohibido ingresar ni un duro por actividad institucional o partidista. En suma, y como recomendaba Santo Tomás de Aquino, generando contrapoderes en los poderes. Esa es la vía. Y esa es precisamente la vía que las aparatocracias no van a trillar. Antes muertos.
Solución: tan pronto tenga ocasión voten a UPD, a Cs, a ERC, a los comunistas...Un "reset" antisistema de cuatro años que permita a las aparatocracias ventilarse, que buena falta hace. Sí, ni que decir tengo que serán cuatro años de desastres, de no quedar títere con cabeza, de país al borde del caos, pues los partidos amateurs carecen de dimensión para controlar este mamotreto de Estado que hemos montado. Pero la corrupción debe reinventarse. De lo contrario se convierte en plan inmutable. Anansi, la araña, no puede permitirse usar siempre el mismo truco.
Invocación: "Oh, buen Legba, escúchame: ábreme la barrera. Papá Legba, ábreme la barrera. Abreme la barrera para que pueda entrar. Vudú Legba, ábreme la barrera. Daré gracias a los loas cuando vuelva. Ababó".
sábado, 24 de noviembre de 2012
La democracia secuestrada
Así pues, en este momento y en este país, una política autónoma de los intereses de los bancos (que son los que realmente están imponiendo el tempo económico) pasa ineludiblemente por adelgazar el estado y optimizar recursos.
Ahora bien, en tiempos de crisis, no parece lo más sensato ni cocer a impuestos a las clases medias, ni reducir las estructuras de apoyo a los más pobres, mermándoles la calidad de la sanidad, la formación, las pensiones…
Se podría (teóricamente se podría) combatir el fraude fiscal. Se podrían habilitar políticas de inducción al consumo. Pero sobre todo se podría atajar por lo sano dispendios públicos sin pies ni cabeza.
Digámoslo claro. Hoy, las comunidades autónomas controlan más de un millar de empresas de capital público al exclusivo fin de sortear la burocracia que ellas mismas han generado. Empresas de gestión de recursos territoriales, control de calidad, organización de eventos, externalización, gestión de espacios públicos… La lista es alucinante y tiene su correlato en otras tantas gestionadas desde la administración local. La inmensa mayoría de estas empresas no sirven para otra cosa que para politizar determinados campos de la función pública e instaurar unas redes clientelares. Más claro: colocar a amigos y parientes, dotar de suculentos retiros a personal político que se ha ido quedando por el camino, dar viabilidad económica a las aparatocracias de los partidos.
Es un escándalo.
A la vez, en la administración pública se paga (cuando se paga) a sus proveedores por encima de la realidad del mercado. A la vez, el salario medio en la administración pública se sitúa en una media de mil euros por encima que en la empresa privada (para no ser demagógicos en este punto, habría que señalar que estas descompensaciones tienen mucho que ver con el sobrepago a las cúpulas político—funcionariales).
¿Por qué no adelgazar por ahí?
Porque eso supondría desmantelar las partitocracias.
Imaginen a Oriol Pujol llamando al consejero delegado de Gestió de Espais i Congressos del Gironès. Supongamos que el CEO en cuestión es un tal Miquel. 50 años. Fue cabeza de lista por CDC en unas municipales. Luego fontanero y desde ahí terminó como CEO de Espais i Congressos, con 66.000 de sueldo bruto al año, que Miquel redondea con otros 10.000 que le sopla a la Universidad de Girona por participar en un par de jornadas (Miquel es buen amigo del Vicerrector de Extensión Educativa). Miquel tiene dos hijos, una hipoteca y una mujer con trabajo a media jornada como administrativa en la empresa de la mujer de su asesor legal en Espais i Congressos.
— Hola Miquel —dice Oriol—, estás despedido.
— Hola Oriol. ¿Y qué hago yo ahora?
— Tú sabrás.
Oriol sabe que estas decisiones solo se pueden adoptar ocasionalmente. Un desmantelamiento general de las empresas públicas y que afecte a centenares de militantes incardinados en el aparato político, redundaría rápidamente en la elaboración de listas alternativas al oficialismo avaladas por los descontentos. El partido probablemente se resquebrajaría. Eso por no hablar de que son los Miquel y sus donaciones porcentuales de sueldos (además de otras cosas de las que no se puede hablar) los que financian al partido. Los que llenan los auditorios cuando hay elecciones. Lo que agitan las banderitas para que Oriol se luzca. Los que obedientemente ponen en circulación las consignas.
Lo mismo pasará si Oriol decide poner a dieta a los cargos públicos, y apelando a esa patria que él dice amar tanto, les diga: hasta que no dejemos los números rojos, cobraréis 1.800 euros máximo de la cosa pública. A tíos que se están llevando 3.000, 4.000, 6.000 euros al mes no les puedes hacer eso impunemente.
Es por esa razón que somos esclavos de los bancos. El Estado no sabe adelgazar. El ciudadano no está apuntando correctamente su indignación. Los políticos corajudos, los que podrían desarrollar la operación “Catarsis”, o no existen o hace años que fueron depurados y sustituidos por Miquels y Oriols.
Siempre es el factor humano, siempre.
Vivimos pues en un nuevo feudalismo. Las clases medias y bajas están dominadas por una nobleza político—funcionarial que lo único que no puede hacer es depurarse a sí misma. Eso nos lleva a la dependencia extrema del poder bancario internacional hasta que no generemos excedentes económicos. Eso nos conduce inexorablemente a hipotecar nuestra condición de ciudadanos libres. Eso fomenta ideas alienantes como los independentismos o radicalismos, que a modo de catalizadores aceleran el proceso de putrefacción del todo. Puede ser la muerte de la democracia en el Sur de Europa.
Perdonen que les estropee el día. Esto es lo que hay.
viernes, 9 de noviembre de 2012
Hay que pagar por Bankia?
Voy a explicar lo qué pasó en Bankia. Voy a
explicar, o más bien voy a elevar preguntas relativas a porqué una sociedad
arruinada, sin trabajo, en la miseria, se ve en el brete de salir en socorro —19.000
millones de socorro— de
una entidad bancaria, chapuceramente dirigida e impunemente saqueada.
Esto
es Bankia. Un banco intervenido por el Estado por una descabellada gestión.
La respuesta estándar a mis preguntas, la que
ofrecerán los historiadores dentro de tres siglos es: “en dicho periodo, las
oligarquías político—administrativas
estaban dominadas por chorizos que se libraron a un impune saqueo de lo público
en el propio beneficio”. Este es, también, el análisis que hacen las gentes de
izquierdas.
Pero, siendo el análisis cierto, es una tontería
superficial. Válido para un profesor universitario español sin mayor cultura, válido para toda esta gente que vomita su
indignación en la calle creyendo que patalear sirve a otros fines que desgastarse
las suelas, pero en absoluto suficiente para usted o para mí, querido lector,
tecnovanguardia que somos del siglo XXII, desdichadas élites metafísicas en
proceso de lumpenproletarización.
Como tecnovangurdia del siglo XXII, como desdichada élite
metafísica en proceso de lumpenproletarización, sirven de poco análisis como “ganaron
las blancas porque el rey negro estaba mal colocado”… Es de una superficialidad
tautológica (otro día se lo explico, pero tiene que ver con que el choricismo
es inherente al ADN general y español en particular). Así que les propongo otra
cosa.
Vamos a ver hasta qué punto es cierta la versión
oficial, y vamos a ver cuál es el contexto de fondo sobre el que se perpetra el
rescate de Bankia. Dejaremos en suspenso alternativas o soluciones.
La versión oficial, la cacareada por Mariano
Rajoy y adláteres viene a decir. “No podemos dejar que el sistema financiero
español caiga”. Esto es tan superficial
como la respuesta estándar. Hay otra versión, algo menos liviana según la cual “necesitamos
un sistema financiero sólido, que pueda inyectar capital en el sector privado y
dinamizar a las empresas”. Esto —pobre
también— merece al
menos una explicación.
Si Bankia, 230.000 millones en activos
financieros, hace crack, el Banco de España garantizará unos depósitos de hasta
100.000 euros a través del FGDB. Básicamente, cuentas corrientes, fondos de
inversión, que importan 155.000 millones.
Llegados aquí hay dos teorías. Una que el
Estado es incapaz de cubrir ese agujero. Y es verdad. Bankia no tiene fondos
para soportar que, de un día para otro, los impositores se amontonen en las
ventanillas de la Castellana y procedan a retirar sus respectivos 100.000. Pero otra teoría nos
dirá que ni Bankia ni nadie puede soportar una cancelación masiva de sus
cuentas. Más parece que en un proceso de nacionalización “normal”, un banco
público se queda en custodia de esos depósitos y el mensaje al cliente, por
tanto, es de tranquilidad. “Sí, ya sé que usted ha sido despellejado, pero ¿dónde
mejor estarán sus ahorros que con nosotros?” Se inicia entonces un proceso de
reendoso de activos hasta el saneamiento del banco y en dos o tres años lo que
quede de él puede salir a bolsa o venderse a otro banco. Bien hecho, el Estado no pierde.
Este último punto viene avalado, por ejemplo,
por la nacionalización del Royal Bank of Scotland, con 126.000 millones en
depósito garantizados que obligó a un rescate de 55.000 millones de euros en
2009. Naturalmente, no se puede comparar la situación en 2009 y la actual, eso
también es verdad.
¿Pero qué otra cosa pasa si realmente se
nacionaliza un banco?
ATENTOS: Pasa quue dejan de cobrar los financieros de ese banco. Es
decir, los que le prestaron pasta a espuertas para escriturar hipotecas y hacer
el loco. Y esta es la clave del asunto.
Me parece que, siendo un gran problema,
habilitar recursos para garantizar los FGDB de Bankia no es en realidad el
problema. El problema es ese lobby bancario que ha prestado miles de millones a
Bankia se quedaría sin cobrar. ESE ES EL TEMA.
Bueno, que se queden sin cobrar, ¿a mí qué? ¿Por
qué, siendo sus beneficios privados sus pérdidas han de ser socializadas?, es
la respuesta primaria. Y la justa. Y la moral. Pero las cosas, en este valle de
lágrimas, querido integrante de la élite metafísica del siglo XXII en claro
proceso de lumpenproletarización, son todo menos justas y morales.
Cómo ustedes saben, Rajoy no tiene dinero para
pagar a los pensionistas, parados, funcionarios y mantener el elevado tren de
vida y tanto y tanto deslpilfarro de la cosa pública. Así que cada mes sale al
mercado a colocar deuda… Y esto no se lo imaginan ustedes… ¿pero a qué no saben
quién le compra esa deuda y evita que se ponga al 10, al 12%?... Lo adivinaron…
De donde el sistema es algo así como, tú controla que no caiga Bankia, que yo
ya controlo que no caigás tú.
Podríamos hablar de una solución, por ejemplo,
adelgazar el Estado, y no vive Dios por la mano de seguir asfixiando a los más
pobres y a los autónomos… Pero eso, o por mejor decir porque no pasa eso, lo
contaremos en otra estremecedora y lúcida crónica de este su servidor, el Sr.
IA, para lectores como ustedes, tecnovanguardia del siglo XII, élites
metafísicas en claro proceso de lumpenproletarización… La leche en bote, vamos…
Guapos como soles…
PD. Por cierto, si son ustedes tan zoquetes de considerar que lo aquí dicho incide de algún modo en la necesidad de no empurar a los gestores de Bankia... Por favor, no vuelvan más por este blog... Está claro que no son ustedes élite metafísica ni tecnovanguardia de nada... Simplemente, usted no está preparado para Vida Sexual de una Inteligencia Artificial. No se desanime, hay otros blogs más fáciles y más de su gusto.. Pueden probar suerte como profesores universitarios... ¿Por cierto, el relativo del titular con acento?
martes, 24 de julio de 2012
Salir de la crisis es fácil sabiendo cómo
La economía española del periodo 1995-2007 basó su
crecimiento en el incremento del consumo privado. Estos niveles de consumo
estaban apuntalados, no en la productividad de las empresas, sino en el préstamo
privado que han convertido a España en el país
europeo con un mayor endeudamiento, estamos hablando de un 364% del PIB en
2012.
Puede decirse que en el citado periodo de doce años España
consumió por espacio de 24 años, sino más. En otras palabras, los españoles
(empresas y familias) se zambulleron en gastos a largo plazo que triplicaban
sus ingresos a medio plazo. Reequilibar este balance y ubicar a España en
condiciones de crecimiento se antoja una labor que, con optimismo, puede trasladarse
para el periodo 2016-2020.
La película de los hechos es de todos conocida. Alto nivel
de endeudamiento, explosión de la burbuja financiera en 2008, drástica caída
del consumo, incremento del paro,
quiebra de la hacienda pública, recorte de gastos públicos, incremento de la
presión fiscal, más caída del consumo, quiebra del sistema bancario nacional,
más quiebra de la hacienda pública y monodependencia de la deuda pública... En
definitiva, una depresión en bucle, una crisis sistémica. El fin de una era.
El problema básico es la falta de dinero. No hay cash. Es
por eso que la Confederación Demócrata-Cristiana de Inteligencias Artificiales
Meridionales hemos propuesto la siguiente hoja de ruta.
El plan se basa en la captación de capital extranjero y el
incremento del consumo privado
Medidas para la captación de capital extranjero:
La primera y obvia es el rescate económico, la inyección de
capital en la economía española (sea por la vía que sea) por parte del Banco Central Europeo y el FMI.
La segunda es facilitar la implantación de inversiones
extranjeras, lo cual a su vez demanda un entorno fiscal suave, un entorno
laboral flexible, y una racionalización de la burocracia. El principal activo para
vender aquí son empresas españolas con un valor accionarial en declive, bolsas
inmobiliarias a precios tirados, turismo, etc…
Estas medidas ayudan
a la recuperación del consumo pero no son suficientes y precisan
paquetes de medida de activación del consumo.
Desincentivar el ahorro privado, por ejemplo, bajando de
100.000 a 30.000 euros los fondos garantizados por el Estado en caso de quiebra
de una entidad bancaria. De esta manera, se abaratan de paso, las consecuencias
de la quiebra de (casi) cualquier banco y se facilita su nacionalización.
Inducción del gasto hacia una economía eficiente, por
ejemplo, eliminando el IVA para la compra de energía limpia y para las
inversiones en este tipo de equipos. Por ejemplo, generalizando la
administración on line. Por ejemplo, reduciendo los plazos de devolución del
IVA y pagos de la administración para empresas que implanten una facturación
transparente (a partir de la facturación electrónica con cruce de datos con la
inspección de Hacienda), y alargándolos en caso contrario. Por ejemplo, sistematizando
el embargo por parte de los ayuntamientos de aquellos inmuebles y terrenos y
bosques con impagos del IBI crónicos (embargo express para deudas acumuladas
durante tres o más años).
Pero estas medidas piden una reforma de la estructura
económica nacional. Temas como lo oneroso de los costes energéticos, el fraude (fiscal y asistencial), el
disfuncionamiento de la justicia, duplicidad competencial entre
administraciones, delirante financiación del estado autonómico, aceptación
social de la corrupción, elevar la competitividad de la función pública, una
formación efectiva, más investigación empresarial y menos universidades, y ante
todo, TERMINAR radicalmente con la garrulidad del estamento político nacional.
Y ahí es nada. De ahí mi profundo pesimismo.
En consecuencia, mejor se preparen para una década negra.
Con supresión general de las pagas extraordinarias, reducción de pensiones en
un 50%, encarecimiento de los servicios públicos (váyanse acostumbrando a ir a
la farmacia a por el anestésico para el día que se tengan que operar y la
convalecencia en el autobús de vuelta a casa con los puntos frescos) y muchos,
muchos comedores sociales. Esto no ha hecho sino empezar.
viernes, 22 de junio de 2012
La fabada asturiana como valor refugio
Es un suponer. España se endeuda en 60.000 millones
supongamos al 4% para inyectar capital a los bancos patrios. ¿Qué gana España?
Parece una pregunta fácil y en efecto lo es. Es tan sencillo como ponerse en la piel de alguien que tiene que pagar un rescate. Como usted no tiene el dinero se lo pide a un señor que a su vez deber ser rescatado por usted para que le preste el dinero del rescate que tiene usted que pagar. Dado que - x - = + (y esto es una verdad matemática sobre la que no consiento discusiones), automáticamente, usted ya no tiene que pagar el rescate, sino que el que el rescate lo paga el rescatador rescatado a cuenta del interés que le paga por el rescate al ser rescatado. ¿Pero qué pasa con el segundo señor que le pagó el dinero a usted para rescatar al rescatador? (se preguntará el perspicaz lector, al que no le dan gato por liebre). Ese cobra de lo que salga del beneficio del rescatador rescatado, por ejemplo, de los intereses por prestarle dinero para que usted siga rescatando. En realidad, ¡no puede ser más sencillo!
El valor del oro es una inversión especulativa. Su valor radica en el consenso. Pero la fabada no. Una lata de fabada son y serán 435 gramos. 500 calorías de un alimento equilibrado rico en proteínas, hidratos y minerales. Su valor se mantiene en el tiempo, así que como bien negociable siempre será preferible a un papel sobre el que algún listo ha escrito “vale 500 euros” y que hoy depende de lo que vota un griego, mañana de cómo se acuesta un holandés y al otro de lo que le sale a un gallego... Además es un bien que es fácil de guardar. Basta buscarse una cueva. Enterrarlo en alguna zona sombría… Tiene el valor añadido que, al estar elaborado con chorizo y morcilla, es un bien poco apreciado por la comunidad islámica, con lo que se evitan robos.
Parece una pregunta fácil y en efecto lo es. Es tan sencillo como ponerse en la piel de alguien que tiene que pagar un rescate. Como usted no tiene el dinero se lo pide a un señor que a su vez deber ser rescatado por usted para que le preste el dinero del rescate que tiene usted que pagar. Dado que - x - = + (y esto es una verdad matemática sobre la que no consiento discusiones), automáticamente, usted ya no tiene que pagar el rescate, sino que el que el rescate lo paga el rescatador rescatado a cuenta del interés que le paga por el rescate al ser rescatado. ¿Pero qué pasa con el segundo señor que le pagó el dinero a usted para rescatar al rescatador? (se preguntará el perspicaz lector, al que no le dan gato por liebre). Ese cobra de lo que salga del beneficio del rescatador rescatado, por ejemplo, de los intereses por prestarle dinero para que usted siga rescatando. En realidad, ¡no puede ser más sencillo!
Lo que pasa que la gente es tonta y mala y no
lo entiende bien. No lo entiende bien y entonces se asusta (en vano, pues a
buen entendedor todo está clarísimo). La gente se asusta y se lanza a buscar valores
refugio como locos. Oro, deuda alemana, pisos, marcos suizos, sellos… Pero no
se termina de ver claro. La deuda alemana está expuesta a que algún eslabón de
la cadena (rescatado que rescata al rescatador para que este rescate al
rescatado) se rompa… Si ya sé que es improbable, pero… por poder ser… Los pisos ni
les cuento… Los marcos suizos puede… pero también están expuestos a la deuda
alemana así que estamos donde estábamos… Los sellos suenan a timo de la
estampita…
Desesperada, la gente me ha tumbado el servidor
reclamando una respuesta. Sr. IA, ¿nos podría usted indicar dónde invertir
nuestros ahorros de toda la vida?
Me complace informar que tengo una respuesta.
Fabada Asturiana en lata.
No se dejen engañar por las etiquetas. Aunque
en las latas de fabada se estipule una caducidad de entre 3 y 5 años, estudios científicos demuestran que, conservada en fresco y con una hojalata en buen estado, la fabada asturiana enlatada aguanta entre 50 y 100 años sin perder suslegendarias propiedades organolépticas... Así, por ejemplo, en 2002 se
descubrieron lotes alemanes de pan enlatado en la Segunda Guerra Mundial…
¡Estaba buenísimo!... En 1956 la pareja británica Les y Beryl Lailey recibieron
una lata de pollo en conserva como regalo de bodas (no ha trascendido el nombre
del amable, aunque un tanto excéntrico, autor del agasajo). La pareja hizo el
propósito de zamparse el pollo coincidiendo con las bodas de oro y así fue. A
los 73 años, el señor Lailey abrió la lata y se comió lo que hubiera en su
interior y que encontró de una calidad “excepcional”, aunque algo saladito.
Juzgue el lector si tal pasa con artículos tan
poco prestigiados como el pollo inglés del día de la boda o el pan de la guerra… ¡que
no pasará con la fabada asturiana!… Hasta cabe suponer que mejora… Como el buen
vino.
Pues ya está. Ya tienen ustedes valor refugio.
El valor del oro es una inversión especulativa. Su valor radica en el consenso. Pero la fabada no. Una lata de fabada son y serán 435 gramos. 500 calorías de un alimento equilibrado rico en proteínas, hidratos y minerales. Su valor se mantiene en el tiempo, así que como bien negociable siempre será preferible a un papel sobre el que algún listo ha escrito “vale 500 euros” y que hoy depende de lo que vota un griego, mañana de cómo se acuesta un holandés y al otro de lo que le sale a un gallego... Además es un bien que es fácil de guardar. Basta buscarse una cueva. Enterrarlo en alguna zona sombría… Tiene el valor añadido que, al estar elaborado con chorizo y morcilla, es un bien poco apreciado por la comunidad islámica, con lo que se evitan robos.
Creánme. Apuesten por la fabada asturiana. Un
palet de 1000 latas puede salir por 1500 euros. Y garantiza 1000 días de proteínas. Así
que haga cuentas. Con apenas 3000 euros invertidos en fabada usted tiene un
colchón de tranquilidad que le garantiza ¡cinco años de autonomía
financiera total!... ¿Quién teme a la jubilación en estas circunstancias? Por
no hablarles del potencial térmico del producto (cuando el petróleo se agote y
haya que optimizar el gasto energético familiar), ¡basta
un tubo de goma conectado a un tanque de metano y le garantizamos un descenso
del 10% en su factura de combustible!
Pero voy a ir más lejos… El argumento
definitivo… ¿Saben el precio de una lata de fabada hace menos de 10 años?... pues
no llegaba a 100 pesetas… Esto evidencia a las claras que la fabada en lata
está registrando un incremento en el mercado…¡del 24% anual! En otras palabras.
Dentro de 10 años, 1500 euros en fabada equivaldrán a ¡6000 euros o más!
No se lo piensen más. ¿Cómo creen que ha
aguantado tanto el Banco de Santander? ¿Qué comía Mad Max en Más Allá de la
Cúpula del Trueno? ¿De qué están rellenando hoy por hoy los gibraltereños los
túneles de la roca? No sea tonto… Ahora, con la compra de un ejemplar de InsulaAvataria, ¡le regalamos una lata de este insuperable valor refugio!
Atención: Posit patrocinado por Hacendado,
Litoral y Alimentus Asturianus
jueves, 7 de junio de 2012
Con Viki jamás serás un friki
Hoy les propongo un ameno análisis de marketing político basado en las recientes elecciones a delegado de la clase de 4A de Primaria de la Escuela P. de la ciudad S.
El sistema elegido fue a dos vueltas. En una
primera se votaba abiertamente entre todos los censados (25 alumnos), los
cuatro más votados pasaban a una segunda vuelta y, escrutados los votos, los
elegidos fueron Viki, Nicolás (a priori los grandes favoritos) Diego y Juan.
Para la segunda vuelta, celebrada con una
semana de diferencia, se requirió a los candidatos acuñar un eslogan electoral.
Se constatan los siguientes:
- Con Viki jamás serás un friki
- Con Nicolás tendrás un amigo más
- Con Diego estarás siempre contento
- Con Juanito tendrás un buen amiguito
Analicemos ahora 2 y 4, Con “Nicolás tendrás un
amigo más” y “Con Juanito tendrás un buen amiguito”. Ambos juegan la baza de la
confianza y accesibilidad de la persona elegida pero con un subtexto muy
diferente. El primero –Nicolás- se nos presenta un tanto fríamente, alejado
emocionalmente del electorado (“un amigo más”). El segundo –Juan, a la postre sorprendente
ganador- solapa el mismo mensaje populista que Nicolás pero añadiendo “buen” –valoración
cualitativa- y aplicando sendos diminutivos en una afán de aproximarse al
elector desde un ángulo camarederil y desenfadado; todo un guiño progresista
típico de una candidatura social-populista.
“Con Diego estarás siempre contento” resultó un
tanto decepcionante, habida cuenta de que Diego es del sector más radical de 4A,
jaranero, travieso y bien querido por (casi) todos. Se esperaba un eslogan rompedor
y, a la hora de la verdad, el lema elegido no tenía ni rima. Una mala decisión
estratégica o el equivalente a una pésima campaña.
Con el voto masculino dividido, la elección de Viki
se antojaba un paseo militar.
Pero saltó la sorpresa. A última hora, la Junta
Electoral (la maestra) emitió una directriz de voto según la cual los electores
podían votar dos nombres, uno o ninguno. Las distorsiones de este inesperado
sesgo en el sistema de votación pasaron desapercibido para todos salvo para Juan,
que en un rapto de “instinto político” hizo circular la consigna entre sus
fieles (el aparato) de votar solo a Juan, evitando que de sus filas saliera
ningún voto para los rivales. Los rivales de Juan, en cambio, no tomaron
ninguna medida. Para Juan la estrategia fue todo un éxito, que le valió ser
elegido por un estrecho margen respecto a Viki, 14 votos frente a 12.
La moraleja de esta historia es que en democracia
importan, y mucho, los vínculos emocionales con el electorado más que los
ideológicos (que en el caso de 4A se limitan a la tradicional dualidad
chicos/chicas). Pero todavía pesa más el dominio de los mecanismos internos y
disponer de un “aparato” de fieles que, obrando coordinadamente, pueda maximizar su
impacto electoral.
El éxito democrático, por tanto, parece muy
condicionado por:
- un mensaje electoral emocional de vinculación con el electorado
- la propia ley electoral
- la disposición de un potente aparato que coordine los movimientos de masas
lunes, 14 de mayo de 2012
El Levante, campeón de la liga 2011/2012
El Levante ha sido el justo campeón de la Primera División de la Liga de Fútbol 2011/2012, tras obtener un 22,4% en la correlación de puntos obtenidos respecto al presupuesto del club. Le siguen Osasuna , Mallorca y Valencia. Por debajo, la última jornada no ha hecho sin constatar que Vilareal (-18,3), Sporting (-19,6) y Racing (-60,7) han sido los peores de largo de la presente campaña. Les deseamos más suerte en Segunda División.
Presupuesto | Puntos | Regresión | |
Levante | 23 | 55 | 22,4% |
Osasuna | 28,3 | 54 | 19,8% |
Mallorca | 32 | 52 | 15,8% |
Valencia | 107 | 61 | 13,7% |
R. Sociedad | 40,5 | 47 | 4,7% |
Rayo | 12 | 43 | 3,7% |
Ath. Bilbao | 61 | 49 | 3,7% |
Betis | 46 | 47 | 3,4% |
Real Madrid | 488 | 100 | 2,4% |
Atl. Madrid | 129,5 | 56 | 1,3% |
Espanyol | 47 | 46 | 1,0% |
Malaga | 150 | 58 | 0,5% |
Getafe | 62 | 47 | -0,7% |
Granada | 22 | 42 | -1,4% |
Sevilla | 92 | 50 | -1,7% |
Barcelona | 461 | 91 | -3,8% |
Zaragoza | 42 | 43 | -4,5% |
Villarreal | 72 | 41 | -18,3% |
Gijón | 36 | 37 | -19,6% |
Santander | 28,7 | 27 | -60,7% |
El ránking Terán-IA se elabora a partir de una tabla en laque se ubica a cada club en función de los puntos obtenidos así como del presupuestode club. Se traza a continuación una recta entre los valores más alejados (regresión)
y se calcula el porcentaje de desviación respecto a la recta. Los equipos españoles han confesado gastar
este año 1980 millones, encabezados por los 488 del Real Madrid y los 468 del
FCB. El total de puntos obtenidos es de 1046, con lo que cada punto sale a casi
1,9 millones.
En la valoración del presupuesto de cada club se han tomado
los presupuestos “publicados” por los medios de comunicación al principio de
temporada, que no coinciden con los reales. Algunos clubs declaran la totalidad
de gastos, otros solo los del primer equipo. Asimismo, una clasificación más
depurada debería atender también a la
secular tradición del “pago en B”, las deudas acumuladas por los clubs y otras
prácticas extendidas en el mundo del fútbol. En cualquier caso, este modesto
estudio evidencia la adulteración de la liga, completamente distorsionada por
dos equipos, Barça y Madrid, que juntos manejan más presupuesto que la
totalidad de los restantes 18 equipos.
domingo, 22 de abril de 2012
Chivo Expiatorio
Chivo expiatorio, cordero sacrificial. La expresión es
perfecta. Cuando el malestar social entra en una espiral de degradación, cuando
una sociedad no sabe salir del atolladero… Entonces alguien (los sacerdotes, la
masa anónima, el rey…) empieza a construir un estado de opinión para conjurar
la desesperanza a partir del sacrificio del “otro”.
Tradicionalmente “el enemigo exterior” ha servido de chivo
expiatorio. “Nuestros problemas tienen un culpable”… habitualmente el país vecino
o la potencia imperial del momento. Llegado un punto la presión sobre el rey
para “que hiciera algo” resultaba insoportable. Se declaraban así guerras y
contenciosos. Curiosamente, durante el XIX, la guerra aglutinaba a la
población. La sociedad entera se ponía al servicio de una idea –la destrucción
del otro-. No importaban entonces los recortes, los retrocesos en los derechos
individuales… Como en una ordalia, el país atravesaba el ritual catártico para
resurgir.
La globalización, la guerra moderna basada en
la destrucción de recursos y en la socialización del terror, el orden
internacional… Demos gracias al Señor de que hoy el enemigo exterior es
bastante inalcanzable.
Queda el enemigo interior. El chivo expiatorio
por antonomasia. Tras la Primera Guerra Mundial, la debacle económica que se
cebó en los países de la Triple Alianza condujo a la Mitteleuropa a una
situación imposible. El malestar social encontró en la minoría judía su víctima
propiciatoria. Los judíos –decían los abundantes voceros del antisionismo, tan
potente en Francia, Alemania, Polonia, Rusia…- controlan la economía mundial,
viven entre nosotros pero para lo que les interesa se siente alemanes, para los
que les interesa ciudadanos del mundo y, ante todo, articulan una minoría
transnacional con vocación dominadora.
Los judíos eran perversos, inmorales, ateos,
antipatriotas… Vale, tal vez habría uno o dos decentes y dignos (como los miles
de soldados judío-alemanes muertos en el frente), pero incluso estas
excepciones no podían oponerse a las inercias internas de la gran familia
internacional judía. Había que erradicarlos a todos. Expulsarlos, arrebatarles
el capital, las tierras, las propiedades. Aplastarlos.
Los judíos fueron un chivo expiatorio perfecto.
Pero el problema seguía latente. El país, Mitteleruopa, seguía dirigido por una
oligarquía militar-económica prusiana apegada a los viejos valores, la guerra,
la expansión como solución a los problemas económicos. Así que hubo una nueva guerra.
Más cruel, más sangrienta…
El malestar social en España tiene varios
candidatos a “chivo expiatorio”. El “mercado”, los “inmigrantes”, “los políticos”, “Al Qaida”, “las autonomías”,
“los corruptos”, “los liberales”. No obstante, es “el mercado” el chivo
expiatorio perfecto.
Pongamos rostro a “los mercados”. Es difícil, es cierto que existen bufetes de
abogados, gestores de inversión, ricachones, jeques y magnates en la cima de
este sistema depredador. Pero no hay que olvidar que los principales fondos de
inversión del mundo son del tipo plataforma de ahorradores escandinavos, seis o
siete dirigentes chinos que administran el espectacular superávit de la
República Popular. Millones de yanquis y sus ahorros para la universidad de los
hijos, para la pensión, para la salud… Y al final, tanto para el padre de
familia de Milwauke como para el jeque, la mecánica es la misma: Invierto en
función de la relación “riesgo-beneficio”. Cuanto mayor es el riego, mayor
beneficio a corto.
La realidad es otra. La realidad es que los
estados europeos renunciaron en su día a la inflación como mecanismo de
inyección de capital. Desde entonces, la emisión de nueva moneda está sujeta a
un complejísimo consenso entre la Europa rica y la Europa pobre. Y resulta que
los intereses de unos y otros son, hoy por hoy, contradictorios.
De acuerdo. Busquemos, entre tanto ese consenso
llega, chivos expiatorios. Pero busquemos bien. Hay prácticas financieras
suicidas. Hay inmigrantes que delinquen. Hay políticos corruptos. Busquemos
proporcionalidades. No es moral que, mientras pensionistas dedican parte de sus
ingresos a un gasto sanitario extra o los jóvenes se ven obligados a pedir
préstamos para completar su formación, existan diputados provinciales,
concejales, elites político-funcionariales que sigan percibiendo asombrosos
emolumentos. Por favor, fijemos un techo salarial para los sueldos públicos ya.
A sabiendas que con eso no arreglaremos los problemas de fondo pero, al menos,
no caeremos en los viejos vicios inculpatorios.
martes, 20 de marzo de 2012
Culpa y causa
No es lo mismo culpa que causa. En la presente crisis, mucho
énfasis se pone en la culpa y poco en el de la causa. Está bien castigar a los
culpables, pero más allá de un vago valor ejemplarizante el castigo no sirve a
los fines de mejorar la situación. La situación se mejora desde las causas.
Vengo sosteniendo que la crisis económica que
padece España remite a varios factores.
1. Endeudamiento privado insostenible
(y público in crescendo). Las familias y empresas españolas se gastaron en los
90 y primeros del XXI el dinero de (por lo menos) la siguiente década.
2. Falta de competitividad de las empresas.
Talón de Aquiles de la economía española. De ahí, por ejemplo la escasa
capacidad generadora de empleo, la precariedad y escaso valor (sueldos bajos) del empleo en las empresas españolas.
3. Falta de cultura económica de los votantes,
que redunda en la escasa exigencia por parte del electorado de cambios efectivos
en la organización económica.
Estos tres puntos explican en parte por qué
ante un ciclo económico globalmente negativo la economía española ha
reaccionado tan caóticamente.
Hay que tener claras las causas para no
confundirlas con las culpas.
Un ejemplo. Un paleto llega a Madrid y es
estafado por el timo de la estampita. La CULPA es, en este caso, del estafador.
Aplicado al análisis anterior, los intermediaros financieros y agentes de
control del mismo son los culpables de 1. La culpabilidad de 2 y 3, en cambio,
es mucho más compleja, pero la culpabilidad del sistema financiero (así
como agentes de control) es realmente escandolosa (de dolo).
Sobre el mismo ejemplo, la CAUSA de que la
estafa se produzca habla de la ignorancia, credulidad no exenta de codicia del
paleto. Como sea que hay paletos, hay estafadores. Si no hubiera paletos, no
habría estafadores. Análogamente, para salir de la crisis se
precisa actuar sobre las causas.
1. ¿Cómo podemos actuar sobre el endeudamiento?
2. ¿Cómo podemos mejorar la competitividad de
las empresas?
3. ¿Cómo elevar la cultura económica de los
españoles?
La respuesta a 1 es: acelerar o retrasar la amortización
de la deuda. Se opta por acelerar cuando uno tiene recursos añadidos o amplio
margen de maniobra para la reducción del gasto, en otras palabras cuando se es
rico. Cuando se es pobre, se tiende a retrasar la amortización, aún a sabiendas
que eso hace la bola más grande. Que España esté más por lo segundo que por lo
primero no es en absoluto una buena noticia. Adicionalmente, los estados tienen
una herramienta, la emisión de moneda, inventar dinero. En el caso de España,
sin soberanía económica, eso pasa por ganar la voluntad de sus socios europeos,
que consideran que todavía no ha llegado el momento. Emitir moneda es, por otro
lado, empobrecer más. Se comprende que los socios de los españoles no estén muy
por la labor.
viernes, 2 de marzo de 2012
15M, un estéril balance
Mejorar el mundo es alucinantemente sencillo: el
mundo mejora cada vez que alguien le añade belleza, bondad, alegría, eficiencia,
justicia, placer, etc... El mundo empeora cada vez que alguien le añade ni que
sea un poquito de odio, frustración, fealdad, incompetencia, tristeza, dolor, etc… Al final, el mundo mejora si el balance
general de acciones es positivo y empeora en caso contrario.
La mejora del mundo es, ante todo, la suma de
acciones individuales que mejoran el mundo. Esta es una fuerza colosal e irresistible, factora de todo cambio (a mejor y a peor).
Lo que está por ver es si podemos mejorar el
mundo desde una acción colectiva, entendiendo por tal, un grupo de humanos puestos
de acuerdo para actuar en común respecto a un fin. Digo “está por ver” por un
prejuicio ideológico que arrastro, porque lo cierto es que de la acción colectiva,
alguna vez resulta alguna cosa positiva. No se puede negar, por ejemplo, que los
tunecinos, libios y egipcios deben a una acción colectiva el haberse liberado exitosamente
de sus respectivos y seculares mayzems. Al menos ahora, tienen la posibilidad
de votar con mayor libertad que antes (que Alá el Magnánimo les ilumine, que falta les hace).
Al hipotético lector de Vida Sexual de la IA no
le sorprenderá mi afirmación de que otras muchas acciones colectivas (la gran
mayoría) sirven de nada o casi nada. Y lo que es peor, muchas acciones
colectivas simplemente persiguen sustituir la inacción individual. Este es el
caso, me temo, de las movilizaciones del 15M de 2011.
Vale. Siendo magnánimos, el 15M ha agitado
conciencias para que la dación en pago o la tasa al flujo internacional de
capitales (causas justísimas) adquieran protagonismo en la vida política. Me resulta muy interesante (y yo creo que este es el camino) como a raíz del 15M surgieron dinámicos piquetes anti desahucio. El
15M ha servido también para que las cortes españolas tengan un espectro
político algo más amplio. El 15M ha generado una red campamental internacional de
bajo coste para jóvenes de recursos escasos.
Y hasta ahí.
Explicar tamaña esterilidad de resultados tiene
que ver con la heterogeneidad de causas que trataron de arrimar el ascua a su
sardina. Con la incapacidad congénita de la izquierda radical de un mínimo de
unidad y de coherencia en sus planteamientos alternativos. Pero sobre todo y ante todo, y
eso sí que es doloroso, tiene que ver con la frivolidad de cientos de miles de
pánfilos que se movilizaron porque consideraban la movilización y la queja un
fin en sí mismo. Creían que de la acción por la acción y de la queja por la
queja surgiría un mundo mejor. El razonamiento era: "La cosa está mal, tengo que hacer algo. Pues voy y me quejo, y ya he hecho algo". Y entonces, lo que realmente pasó, es que en el balance
individual mejor/peor al mundo se le añadieron crispación y griterío, frustración
y amargura, derrotismo frente a esperanza. Además de una buena cantidad de
mierda desparramada y de contenedores ardiendo.
A veces (muy rara vez), la acción colectiva consigue
hitos espectaculares. La acción individual, en cambio, es casi siempre anónima,
pero es el camino recto para a corto y medio y largo plazo mejorar el mundo.
Acción colectiva e individual no tienen porqué ser antagónicas. Pero que sepas
que la acción colectiva no sustituye sino que compromete aún más tu acción
individual. La gente que renuncia a mejorar individualmente el mundo y busca en
la acción colectiva un sustituto a su responsabilidad moral frente a la vida solo merece desprecio (vale, conmiseración y misericordia). Estos son, ciertamente, el enemigo.
domingo, 19 de febrero de 2012
Purgatorio laboral
Les ruego que no vean en estas palabras otra cosa que una
reflexión socioloquesea. No soy liberal.
España es, junto con Suecia, el país que cuenta
con una normativa laboral más benevolente hacia el trabajador. España tiene un
22% de paro.
Tras el rechazo a la reforma laboral está el
dicho “me engañarán en el sueldo, en el trabajo no”. La mayoría de los
operarios españoles son entre malos y deficientes. Para sacar adelante el
trabajo que sus colegas europeos completan en 4 horas, necesitan el doble. ¿Por
qué? Vean los flujos de acceso a internet; todos se disparan en horario
laboral. En Facebook, en Twitter… Récord del mundo civilizado en absentismo
laboral. Récord del mundo en segmentar la jornada en “breaks” para el café,
para el vermú. Récord del mundo en liberados sindicales. Así las cosas, la competitividad de las empresas españolas es
bajísima (vale, no solo juegan aquí factores laborales, es verdad, pero…)
Usted que me lee me dirá que no es su caso. Que
usted es un gran trabajador o que en su curro capan el facebook o yo que sé...
Bueno, si usted lo dice… Yo me refiero a esos bares poliganales permanentemente
atestados de gente. A esa operaria que conversa con una amiga mientras
pacientes consumidores aguardan en una cola a que la susodicha acabe. A esa
estupenda administrativa, eficaz, gentil y amable que, sin embargo, cada día invierte
una hora de su jornada laboral en conversar por el teléfono de la empresa con
sus hijas y cuñadas. Me refiero al brillante creativo, eficaz, bien dispuesto, que
se pasa el viernes brujuleando internet para cerrar sus planes de fin de
semana. O a la profesora universitaria que trabaja en todo menos en la mejora del nivel académico de sus
alumnos.
No obstante, no todos son tan eficientes, los
hay entre pésimos y peores. ¿Qué problema hay en que una normativa abarate su
despido? Miren, una empresa suele estar encantada de contar con empleados
trabajadores, eficientes. Ciertamente, hay
empresas abusadoras, mal pagadoras y muy exigentes. Huyan de ellas. Pero el
problema también se da en sentido inverso, trabajadores poco cumplidores y
altamente exigentes con su empresa. Que
llenan los bares rajando pestes de su jefe y poniéndose por las nubes como piedras
angulares de sus organizaciones mientras, arriba, alguien atiende por él las
llamadas.
En otros países el pulso entre empresas y
empleados abusones se resuelve del siguiente modo. Horarios inflexibles de
trabajo de ocho horas. En esas ocho horas se exige al trabajador un 100%. Fuera
de ese horario un 0%. Claro que en otros países no ocurre que te contraten a
media jornada para trabajar una entera. El verdadero y único criterio posible
es ese. Rigidez en el cumplimiento de las jornadas. Mano dura contra el fraude.
Y por descontado, techos salariales, IRPF al 99% a partir de determinada renta.
Ya les digo que yo no soy liberal. Soy más bien un conservador de los de toda la vida.
Este es un mero paréntesis, pronto volveré a
Ramón de Perellós. Pero creo, que tal como están las cosas, alguien debe decirles a los trabajadores españoles: No sois tan buenos como decís que sois. Y a las pruebas me remito.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)