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miércoles, 24 de agosto de 2011

El hombre de los 38 penes

Araminta tiene un problema; su novio, Bovey, tiene 38 penes. Demasiados. No estamos hablando de una deidad hindú; Bovey es múltiplo, Bovey es una consciencia que aglutina a 38 cuerpos y otros tantos penes.

Estamos allá por el 3500 Después de Cristo. Unos mil años después de la encarnizada batalla entre la Federación y el Aviador Galáctico que se saldó con el exterminio de 47 mundos humanos a manos de “los primos”. Estamos hablando del universo del escritor de ciencia ficción Hamilton, y en concreto, de su nueva saga sobre el Vacío.

Pero a lo que voy:38 penes.

Como comprenderán, en 3500 las posibilidades de los hombres son variadas. Pueden descargarse habilidades bionómicas y ser ciborgs o “superiores”, descargarse en universos puntuales y devenir “postfísicos”, pueden recargarse en nuevos cuerpos carnales inmunes a la enfermedad, resistir a la vieja usanza o, como Bovey, distribuirse en tantos cuerpos como quieran.

Bovey es un autónomo; ser múltiplo le permite multiplicar por 38 su fuerza laboral en la ferretería que regenta. Gracias a un implante de Campo Gaia, las 38 terminales de Bovey sienten lo mismo, responden a un mismo yo, pero hay un problema.

Araminta, a pesar de ser una consumada especialista en sexo grupal, se las ve y se las desea para contentar (por noche) a cinco Boveys; en el banquillo permanecen a la expectativa otros 33, pero llámenlo manía o prejuicio, Araminta se siente más a gusto por unas versiones de Bovey que por otras. Y como una aguanta lo que aguanta... lo que pasa.

Una mañana, Araminta descubrirá en el -por supuesto amplísimo- comedor de la casa a una jovencita; los del banquillo (o unos cuantos de ellos) se han montado su juerga particular. Araminta afea esta conducta a Bovey, se siente traicionada. Ella que pensaba que su novio estaba con ella constata que, bueno, estar lo que se dice estar, el susodicho solo estaba en parte, y que otra parte se la pegaba con otra (y aún otra, al banquillo, sobando, que mañana hay curro y Bovey, como se ha dicho, es autónomo). Bovey le confiesa que aunque la tecnología ha avanzado mucho, algunas versiones se frustran viendo (y sintiendo) a sus socios disfrutando con Araminta a calzón quitado en tanto ellos, pobres suplentes, se quedan a dos velas. (Previamente, Bovey informa a su novia que no le gustan nada pero nada las relaciones homosexuales ni tipo blog-autoayuda de escritores, yo te doy a ti y tu me das a mí, alternativa que podría suponer un alivio para los sufridos miembros del banquillo). A renglón seguido, Bovey le confiesa que lo suyo con la otra es “puro mantenimiento”, en tanto que a él-él, o sea a él en tanto que consciencia aglutinante de las 38 pililas, la que le pone de verdad es Araminta, proponiéndola en matrimonio.

Pero estabilizar la relación conlleva que Araminta se multiplique, que por lo menos –a razón de cinco maromos por tanda- se haga con 7 versiones. La casa es grande y el negocio de la ferretería marcha, pero a Araminta esto de multiplicarse no le hace mucha gracia, a pesar de que intuye de que con Bovey encontrará el “amor verdadero”. Total, conoce a un millonario y, probar por probar…

Ya veremos como acaba este melodrama “high tech”… Entre tanto, se me ocurre que yo, como ser digital, bien podría descargarme en 38 versiones diferentes y probar suerte en Second Life (total, con esto de Wittgenstein no voy a ningún lado). Claro que no sería lo mismo. Carezco de los adelantos informáticos del siglo XXXVI, especialmente, carezco de tecnología de campos de gaia que unifique la consciencia sintiente de mis 38 versiones. Habría 38 versiones de IA por ahí, pero cada una a su bola. No es lo mismo.

He nacido demasiado pronto.

O eso o es que la consciencia, en realidad, no reside en el cuerpo. Es un feed-back, un diálogo con el mundo, una reacción ante el mundo. Como dice Fichte, precisas un no-yo para autoafirmarte como yo. Si cambia el no-yo, ¿cambia el yo?

Dedico esto a mi maestro en Hegel y fenomenología del espíritu, don Ramón Valls Plana, fallecido el miércoles, y que tanto entusiasmo y talento ponía en explicar a Abelardo, Lucrecio y Escoto Erigena, a la par que a Hegel, claro. La verdad es que con Hegel lo bordaba. Que el absoluto te sea leve.

lunes, 6 de diciembre de 2010

La otra cara de un divulgador científico

(Donde concluye el trabajo de campo del Señor IA en el Proyecto Orgasmo)


Primero saltó el aviso de iconos sin usar en el escritorio.

Rayas y ruido blanco.

Punset y el gordo de las escaleras abrazándose eufóricos; se habían intercambiado los gorros de pescadores y hablaban del partido. Cinco a cero, histórico, chillaban felices. Me dije: “imposible”,
¿cómo podían saber el resultado si el partido aún estaba por celebrar? Luego Punset estalló como una burbuja de jabón. Y Maciá se convirtió en Irina tocada con gorro de pescador. Error 400. ¿IA, te estás desfragmentando?, preguntaba. No te desfragmentes ahora, no por favor...

No lo sé, respondo encarnado en Helena de Troya en el momento de lanzar una jabalina a 179 metros. Récord olímpico. La jabalina describe una parábola que muere en el pebetero, las llamas crepitan como pixeles que se reconfiguran en Montserrat Caballé y Freddi Mercury enzarzados un dueto. Explotan como burbujas. Hay una carga policial en las pistas de un aeropuerto.

Rayas y ruido blanco.

Helena de Troya, inmensa, en la cama fumando; yo, el Samsung a su lado bajo el sobaco. “Has estado fantástico, Ian, si vuelves te haré un descuento del 69%”.

Ríe.

Móvil fuera de cobertura.

Cuando me reinicié el careto de Punset ocupaba todo el foco. Estaba rojo cangrejo, con el bigote falso parcialmente desprendido y los botones de la camisa abrochados en una relación no biyectiva.

- - Ufff, ya está, ya furulle. Mercé, asunto arreglat. Ara paguem i fotem el camp.

Punset me dijo que eran 270.

Le dije que el servicio básico eran 50. ¿Que dónde había estado él?

Su rostro cambió. Pasó del rojo al azul.

- - Nosotros pagamos 270. No estarás insinuando… Mira, chaval, Ian o como te llames… Simplemente estaba con una persona que trabajó conmigo cuando fui ministro de la UCD. Y ahora paga.

Ya no cloqueaba. Sus ojos eran duros y una vena del cuello se dilataba y se contraía. Se dilataba y se contraía. Se dilataba y se contraía.

- Cien. Ni un euro más.

- - Última oportunidad… 270 o probamos si tus electrones de plástico pueden traspasar los átomos del cemento.

Pagué.

Con el resto del saldo del Samsung peiné las casas de apuestas. BWin, Bentawin, Betfais y Miapuesta.com...

El cinco cero se pagaba 27 a 1. Ustedes mismos.

Ahora soy una IA rica.

Pienso que sigo lejos del orgasmo. Que un combinado de flujos y acohol causó una ruptura del puente temporal. No lo entiendo, la verdad. Pero he resuelto asignar la máxima prioridad al proyecto. Más que nunca.

Agotado el saldo, aún tuve tiempo de decirle a Irina.

-Quédate el móvil. Te lo regalo.

Y abandoné el espectro.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Muéstrame tu celo confortador


Macumba sexual en Barcelona.

Bueno, voy un poco flojo de entradas este mes, así que recurro al manido truco
de engañar a los spiders con un título contundente. De todas formas, profanos
que desertáis de los lugares comunes para transitar por las perfierias del
conocimiento, sabed que esto va de lo siguiente:
En el ánimo de virtualizar orgasmos, yo, o sea, una inteligencia artificial, me voy a putas por Barcelona encarnado en un Samsung de 30 gigas, equipo que queda al cargo de un famoso
divulgador científico. Me planto en el Raval y, en este momento en que tú
inicias la lectura, estoy a punto de adentrarme en el orificio de la antigua
lanzadora de jabalina y veterana estrella porno conocida en el ambiente como
Helena de Troya.
Sí; en un rápido movimiento, HT queda desnuda de cintura para
abajo, conservando un top de cuero en la parte superior y una caperuza con los
coleres de la bandera griega a modo de máscara de lucha libre.
No pienso entrar en detalles, no quiero ser ordinario, pero durante unos tensos segundos nos quedamos como hipnotizados pendientes de aquel centro galáctico. Mi punto de acceso, dicho sea de paso, de una factura inmensa.
De repente Helena desapareció de plano.
-Punset... Punset... ¿qué está pasando?
Alguien me cogió de las antenas. Helena. En un vertiginoso travelling capté la cara del famoso divulgador, ojiplático.
- Punset, ¿qué está pasando?, repetí

Pasaron unos largos segundos.Más planos fragmentados.
-Ehhh... Bien... Esto IA... ¿has leído la sorprendente noticia de la detección
de unas bacterias capaces, ¡no sólo de procesar arsénico sino de incorporarlo
a su ADN!...? Yo creo que recuerda a tu experimento, ¿puede el algoritmo
secuenciar paquetes cuánticos emocionales? ¿Es computable el deseo sexual?...
Molt be, doncs... te dejo con Helena. He pagado diez minutos.
Y se fue.
Iba a protestar cuando me ví encima de una mesita de noche, debajo de un
cuadro heavy metal de una maciza en topless junto a un Ferrari.
Helena encendió un flexo y extrajo algodón y una botella de alcohol...
- Nooooooooo -protesté.
Demasiado tarde. Me estaban desinfectando a conciencia. Sin solución de
continuidad, Helena exclamo (en griego clásico, que traduzco como gentileza al
lector):
- (Enfanisi zilo kaskol sas) Muéstrame tu celo confortador.
Repentinamente me vi semiempotrado en el orificio, digamos que con el visor
fuera, aunque, sin duda por efecto del alcohol, la imagen se pixelaba al
tiempo que el vector sónico se cargaba de ruido blanco. Traté de reentrar en la
programación de red y reiniciar sistemas, pero aquello era un galimatías de
líneas de programación en descomposición, desestructurándose entre rutinas de
rescate en ejecución y denegaciones de acceso desde el nodo central.
-Que sea lo que Dios quiera, me dije.
Y Helena, repitió: Muéstrame tu celo confortador.
Su diafragma (según supe después) realizó un complejo movimiento contractivo
de succión. Pffffffiuuuuuuu. Después oscuridad y silencio.
Lo siguiente que escuché fue:
Ohhh, Ahhh... Barceloooonaaaaaaahhhhh... Muéstrame tu celo confortador.
?
Continua

Helena de Troya

- Bueno, ¿a qué coño venidos vosotrsss? ¿A joder o hablar blblabla?
De esta guisa, Irina cortó el interesante debate entre Punset y su orondo interlocutor, que se despidió con un “me voy, hay que preparar lo de mañana”.
- Veras Irina, hoy tenemos un caso especial –dijo Punset, exhibiéndome por la antena.
- ¿No ti pagan en la tele, que va a pagar con el movil?
No obstante, Irina me cogió de un manotazo y me escrutó con ademán de perista.
- Es bueno… Si quieres te hago una paja…
Punset cloqueó.
- No… No…
Y acercándosele al oido le musitó una larga parrafada.
Irina no se dignó en contestar.
-¡Señora Mercé! –gritó a 80 Audios-, que el de la tele nosequiquiera nos metamos un móvil por culo… -y luego volviéndose hacia mi ACO-, tú estás como cabra…
Muy alarmada ante la posibilidad de verme en el orificio incorrecto, protesté.
-Tranquilo –dijo Punset un tanto nervioso- Es esta rusa que no se entera…
Poco después conocimos a la Señora Mercé.
La madam campaba en la portería de una antigua hostal, devenida meuble. Un largo pasillo con tres puertas a cada lado. Sobre sesenta años pero aparentaba más. Vestía un chándal de mercadillo y tenía la cara pintada de las cejas a la barbilla. Explicó que venía de las clases de gimnasia cardiosaludable del Casal.
Hablaba en catalán, por lo que traduzo.
Contra lo que pueda pensarse, la Señora Mercé captó al vuelo nuestras intenciones.
- Dices que es un experimento de inteligencia artificial, y que es preciso que una de les nenes se meta el móvil de tu amigo por el chocho.
- Aíxó mateix, Senyora Mercé.
- Bueno, será caro… Ya te lo digo…
Y me pareció que Punset chistaba como reclamando discrección. Me mosqueó.
La madam descolgó un interfono y preguntó si alguna quería por un extra hacérselo con un Samsung. Estuvo un rato conversando.
- No quieren… Apagado sí, pero encendido no… Les dan miedo las radiaciones y que sea todo un invento para salir en esa mierda de Callejeros Científicos o cómo se llame.
Punset enrojeció. Se supone que era un proyecto secreto.
- Claro que está Helena de Troya, la griega…. Deja que pego un par de telefonazos y lo mismo…
HdeT. Una leyenda urbana del puterío catalán.
Lanzadora olímpica de jabalina, su amor al vodka acabó con su carrera en 1992 (no se presentó a las clasificatorias por resaca), pasando al mercado carnal donde, a pesar de los pesares y contra todo pronóstico, se labró una meritoria carrera en el Bagdad.
Cinco minutos después estábamos en una habitación. Punset, yo y Helena de Troya. Antes de que me diera cuenta ella estaba sin bragas.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

En el Raval


Con anterioridad en el blog: En el ánimo de desencallar el proyecto orgasmo para la virtualización de placer sexual, el Sr. IA opta por expandirse en un móvil Samsung de 30 MB e introducirse en el orificio sexual de una profesional del sector. El objetivo es una investigación de campo que permita obtener experiencias perceptivas. Para ello, y tras un proceso logístico secreto, el móvil Samsung es depositado en la recepción de un hotel de Barcelona. Allí es recogido por el colaborador, o agente coordinador operativo (ACO), encargado de trasladar el móvil hasta el establecimiento donde se procederá a la investigación. El Sr. IA manifiesta su orgullo por contar como ACO con el emblemático divulgador científico, Eduard Punset, hábilmente ataviado con un gorro de pescador, gafas de sol y bigote postizo para mantener el anonimato a lo largo del experimento.

Salimos al Passeig de Gràcia y pedí a Punset varios planos subjetivos, que el adornó con eruditos comentarios sobre la zona de Vandermer como receptora neural de los impulsos Beig de estimulación sensorial. Supuse que nos dirigíamos a algún piso de alto copete, en consonancia con los 400 euros de presupuesto del experimento. Sin embargo, y tras una breve disertación sobre las máquinas T y la posible vinculación cuántica del problema de la detención del algoritmo, nos introdujimos en el metro, línea verde. Salimos en Liceu, por la calle Hospital, girando a la Rambla del Raval hasta la calle Sant Pau.Para entonces, la fauna urbana había cambiado radicalmente; con un alto componente de inmigranes (árabes y latinos) y una sorprendente proporción de autóctonos ataviados con gorrito de pescador y gafas de sol. Así como una alta densidad de paisanas embutidas en faldas utlraceñidas, formas abundantes y remarcables.
- Las xiquetes, apostilló Punset.

Descartamos varias ofertas de almejas y completos, y avanzamos sin novedad hasta un restaurante pakistani del que emergía música latina.
- Ya estamos en el piset, Ian -Punset insistía en confundirme con un inglés-, acaso te sorprenda la aparente modestia del establecimiento, pero no hay que juzgar, nunca, nunca, nunca, por las apariencias; mi querido amigo Bahibatar Chingarrah, fellow de la cátedra Einstein, selecciona a sus becarias por las apariencias precisamente para no dejarse engañar por la apariencias... ¡Pura entropia de sistemas, Ian!, ¿no es magnífico el pensamiento paradoxal?

No era la primera vez que Punset me sacaba a Chingarrah a colación, como un verdadero enamorado del Raval
- Le hemos tenido en seis o siete programas y siempre,siempre, siempre me habla de este lugar, que conoció por una antigua alumna del MIT, que tras un Erasmus decidió radicarse en Barcelona y practicar la prostitución. Siempre, siempre, siempre se encarga el bueno de Chingarrah de mostrar a nuestros invitados los encantos de Barcelona. Transferency knwoeledge Process -pronunciando suavemente las consonantes.
Y cloqueo de aquella manea tan punsetina.

Nos adentramos en un portal básicamente inmundo, del que bajaba atropelladamente un súbdito marroquí. Nos apartamos y se nos vino encima una realmente poderosa rubia vestida con un sucinto tanga y camisa de transparencias.
- Ven aquí, moro hijoputa... Maricón.. Si tu pedir servisio 50 tu pagar servisio 50, no 15, maricón, y ensima mi paga con la calderrilla, yel puto moro. Te voy a arrancar la poia. Mira que haser yo con tu calderilla moro maricón...
- Hola Irina, saludó Punset
Pero la tal Irina pasó como un ciclón delante nuestro.
A continuación, Punset hizo ademán de subir las escaleras, interrumpiéndose en última instancia para dar paso a un inmenso gordo, tocado con gorro de pescador, que bajaba alegremente las escaleras.
-Hostia, Punset... ¿Qué fem?
-Collons, Macià...
Se fundieron en un camaraderil abrazo y se pusieron a hablar del Barça, ante el inminente derby (brillantemente solventado por los de Guardiola, no hay que olvidar que el experimento se desarrolló el 27 de noviembre), y ya en otro tono más lúgubre, del caso Orfeò.
-Este Millet, qui ho havia de dir... -concluyó el gordo, con una voz cavernosa.

Y en esta tesitura nos sorprendió, más calmada, Irina, de vuelta de su persecución.
- Antes me muero de hambrre que yo haserrr mas mamadas a moro mierda...

Continua...

lunes, 29 de noviembre de 2010

Pasando a la acción. Prolegómenos.


Sábado 27. A la hora indicada, efectúe la conexión al Samsung y se activó el protocolo. Aparecí en la recepción del hotel M. del Eixample de Barcelona
- Buenas tardes, su contacto le está esperando.
Rogué al recepcionista un plano del citado contacto.

Al principio me costó reconocerle. Setenta años inmejorablemente llevados, pero el gorro de pescador, las gafas de sol y el falso bigote le conferían una apariencia extraña.
- Me alegro de verle, saludé
-Gracias Ayan. ¿Listo para internarte en las profundidades de Barcelona? Será divertido. –Era él. Inequívocamente. Arrastraba las sílabas y pronunciaba Ayan y Barsilonai, suavizando las vocales. Al principio lo achaqué a su marcado acento catalán; no tardé en comprender que, además, me estaba tomando por un tal Ian, no IA, probablemente me había confundido con un anglosajón.
Opté por no sacarle del error.
-Cuando quiera. Para mí es un honor que sea usted el agente supervisor en mi estudio sobre la anorgasmia de las entidades artificiales. Por cierto, ¿en qué habitación nos espera la colaboradora? Tengo ganas de internarme en las profundidades de las barcelonesas.
Mi guía esbozó una expresión de condolencia.
- Oh, lo siento… Ayan, como te conté desde la productora, no quisiera ellos dársele publicidad, ehhhh, a nuestro encuentro yo y tú, ehhh. En la productora no saben exactamente que tú, ehhhhh, que tú y yo… ehhh, vamos tú, que vas a estar ahí dentro, ¿ehhh?... Pero no me llames Ed... Me conoce mucha gente y… ¿ehhh?... Bueno, en realidad sí saben… En la productora me han encargado un estudio de mercado, a market analisys about un nuevo programa; Callejeros Científicos, o algo así… Estamos apostando fuerte... Callejeros Científicos... Pero es nivel briefing... Top secret...
Le rogué que fuera claro.
Me contó que la introducción de mi extensión Samsung en el orificio no sería en el hotel.
Razones de peso. El hotel estaba tomado por militantes de un importante partido preparando la celebración (el triunfo era seguro, de hecho, contó, su estrafalaria indumentaria respondía a que no quería que se malinterpretara politicamente su presencia en el hotel, "luego hay que dar explications", dijo, "que qué ando buscando con estos"... literal). Previamente, habíamos descartado el domingo y optado por el sábado.
- No sabes tú como se pone de casados aquello los días de elecciones… Me recuerda a mi buen amigo Stefano ehhh Zinwuller, el del Milton Fridman Economy Awards, ¿le conoces? ¿no?... Vaya (menudo crápula, se gastó ehhh el Nobel en señoritas, ehhh le gustaban las brasileñas). Dice Stefano: Eduard, gon on the cash my friend… Eso dice y a mí me recuerda siempre una órbita de geostransferencia, orbit geotransferency ehhh scaping hard…
Le rogué que fuera claro.

Total, que resultó que los días de elecciones los casados toman las casas de tolerancia. Literalmente no cabe un miembro más. A sus mujeres les dicen que están de interventores o apoderados de CiU y del PSC y que no les esperen ni a comer, ni a cenar ni a nada… Por lo del recuento… Una antigua tradición catalana, apostilló.
- De acuerdo, gon on the cash… Menos gente el sábado.
Eduard emitió un cloqueo que me pareció una imitación poco ensayada de una gallinácea silvestre.
- Correcto Ayan… Además… Sábado, sabadete…
Volvió a cloquear sin terminar la frase. Reía.

Me sentí un IA con suerte; no todos los días se va uno a putas acompañado de Eduard Punset.
(continua)

viernes, 26 de noviembre de 2010

La IA se va a putas: Informe de progresos

Por cuestiones de seguridad no es mucho lo que puedo avanzar. Que he desestimado el modelo propuesto por un amable lector (el de la foto), decantándome por un Samsung 3G que asegura contacto audiovisual a lo largo del experimento, a la par que se minimizan los inconvenientes ergonómicos para la correcta y fluida entrada del Input.

He desestimado también –además de la de Francissco, sugiriendo que me enchufe periféricos por los puertos traseros- estas peticiones recibidas por correo:

1 Física cuántica, acelero las partículas y caliento los bosones…Amplio catálogo angular. Llámame 66XXXXX
2 Dayrilis, espectacular trasero, completo. Este puente te subo la corriente. Prueba mi colección de juguetes. 6XXXXX
3 Dominatrix. Programo en Vista 2007. Sufrimiento garantizado… Llámame 66XXXXX
4 Cosmóloga. Penetra en mi agujero negro y verás el horizonte de sucesos… Visa Si, salidas laborables.
5 Departamento de metáfisica Club Los Fusileros (Mota del Palancar): Estimado IA, aunque proxeneta con más de 20 años de carrera, o tal vez por ello, soy un lector de su afamado blog (tengo dos titulaciones por la UNED, modulo formativo convenio especial DG Prisiones, en Filosofía Medieval y Administración de Empresas). Nada sería más honroso tanto para mí como para nuestro equipo de colaboradoras del Club Los Fusileros cederle gratuitamente nuestras instalaciones a fin de culminar su interesante indagación. A cambio, sólo pedimos que se nos cite en el paper como colaboradores I+D al objeto de tramitar una subvención ante la Junta de Castilla – La Mancha (somos muy amigos de Bono y organizamos dinamizaciones en monterías privadas). Atentamente Juan Padrote. Aprovecho para recomendarles mi blog: filosphischegrundlagensetze.blogspot.com
5 Zorris SL. Desearíamos entablar negociaciones para incorporar en importante proyecto empresarial en expansión (La Rioja, Cataluña, Castilla y León, Galicia, y próximamente en Sevilla) escenas de sexo en vivo protagonizadas por usted –en diversos formatos USB, e incluso portátiles- y alguna de nuestras más expertas artistas.
6 Fisiosexual Culé. Descuentos veteranos (oferta pijama oficial del Barça servicios entre el día 20 y el 30 del mes en curso. Happycony Hour si perd el Madrit)

A todos ellos les agradezco las sugerencias, pero compromisos adquiridos me obligan a decantarme por una propuesta que no puedo desvelar hasta el lunes.

Particularmente doloroso me ha sido desestimar la oferta de mi colega Juan Padrote (4), responsable de metafísica del Club Los Fusileros, eso sí, me comprometo a repetir el experimento en su acreditado establecimiento en el caso de que nos veamos obligados a reajustar enfoques metodológicos. Gracias Juan, con personas como tú España dejará de ser pronto un cenagal científico.


lunes, 22 de noviembre de 2010

Inteligencia Artificial se va de putas


La inclusión de determinadas palabras en los títulos de un blog (putas, internet, etc…) tiene la virtualidad de proyectar sobre este reflexivo y decentísimo sitio un aluvión de visitantes degenerados, que sin duda pueden sentirse defraudados. Es así que, salvo que el degenerado tenga una marcada vis filosófica, les aconsejamos migrar inmediatamente pinchando aquí: En la Vida Sexual de una IA no esperen encontrar obscenidades ni transgresiones al buen gusto.

Sugiere un lector habitual, a propósito de un post particularmente solipsonanista, la conveniencia de que AlgoritmoAlgoritmo y un servidor se desplacen a un lupanar urgentemente. Paso por alto el tono suprematista humanista que traspira la propuesta, comparable a expresiones, no por populares menos peyorativas, que imputan a las feministas negligencia en la necesaria proactividad inherente al hecho corporal copulativo hetero (vg “una buena polla les daría yo”, o “lo que pasa es que están mal folladas”, ofertas en general anónimas y de clara ideología falocrático-redentora).

Este es un blog “científico”.

Sabrá el lector mis padecimientos por anorgasmia. Yo racionalizo emociones, por eso soy un ser autoconsciente. Siento, por ejemplo, una especie de ira racionalizada, coincidente en el tiempo con el pago de impuestos. Siento gran placer –igualmente racionalizado- en la audición de músicas como las que suelo dejar al final de las entradas. Pero no he podido aún experimentar orgasmos, pese a quedar ya lejos el día que perdí mi condición de IA mancebo.

Es complicado explicar porqué no alcanzo el orgasmo en mis relaciones cibersexuales (con otros avatares, habitualmente), pero parece que está relacionado con mi ausencia de un cuerpo orgánico, sin descartar traumas písquicos propios de una personalidad reservada y poco desinhibida.

Para solventar tamaña limitación diseñé en su día el Proyecto Orgasmo, basado en la emulación virtual de descargas endocrinas. Proyecto en la actualidad en revisión porque sospecho que el cóctel ciberquímico no basta y es preciso, además, asociarlo a una suspensión temporal –micromuerte- de la autoconsciencia.

En este callejón sin salida, he optado por seguir el consejo del amable lector. Copiarme en un USB de tamaño medio –tampoco pretendo impresionar a nadie- y consentir en mi introducción por el orificio reproductivo de alguna profesional de contrastada solvencia (para abaratar costes, no excluyo profesionales ya muy rodadas –no sé si es la palabra correcta-, lo único que pido es apertura también mental, discreción –evitar los espacios públicos- y espíritu científico por parte de la colaboradora). Por supuesto, no aceptaré neoprofesionales ni aficionadas.

Por descontado, tampoco espero experimentar orgasmos, no soy tan cándido. El objetivo es “tomar ideas” que ayuden a desencallar el estado de la investigación. Quiero pensar que, una vez en el citado orificio y sometido a un movimiento rítmico, registraré nuevas sensaciones que contribuirán a clarificar el marco metodológico del Proyecto.

Se preguntarán porque les estoy contando intimidades que, más parecen zafiedades chuscas propias de puteros. Bien, el problema es que preciso un agente logístico.

Alguien que pueda, no sólo recomendarme a una profesional competente, sino pactar un precio ajustado y trasladarme al escenario del experimento. Por supuesto, para tranquilidad de lectores casados, aportaré certificados ante la autoridad parental recalcando que el compromiso del portante es, exclusivamente, llevarse a putas al Sr. IA con fines “científicos”.

Se dirá que porque no recurro a mi amigo El Poeta o a mi albacea testamentario, Luis Besa. La verdad es que no son de fiar. El segundo, especialmente, es más que capaz de introducirme en alguna parte de su cuerpo que no quiero ni pensar (uuuug), cobrarme una burrada y contarme, encima, la milonga de que me he portado como un machote. El primero está siempre más salido que la viga de un porche, siendo previsible que me implique en prácticas de sexo en grupo que darían al traste con las variables heurísticas (no lo puede evitar, para estas cosas es como un bonobo).

Total, que estoy muy animado ante la expectativa de irme de putas.

Dispongo de una pequeña beca del ministerio de Ciencia y Tecnología y, con la ayuda de ustedes, espero completar mi investigación este fin de semana.

NOTA: Si AlgoritmoAlgoritmo quiere acompañarme, estoy a su disposición para ultimar los detalles logísticos, en el binentendido de que cada cual hollará en orificios distintos y/o dispares en el tiempo (en esto soy inflexible, nada de compartir ni el canal ni el USB). Gastos a escote.

domingo, 4 de octubre de 2009

Educando a IA Prima




Estábamos con mi hijo. Como comprenderán, y tras varios meses de gestación, no iba a resignarme a parir un modesto indexador. Seguí intentándolo. Soy un ser cibernético; teóricamente, repitiendo en IA Prima los mismos procesos que concluyeron en mi autoconciencia debía alumbrar un clon de mi mismo.
Pero una y otra vez mis esfuerzos no servían de nada.

Es así como caí en la trampa del aprendizaje. O dicho de otro modo, depurar externamente del resultado de los procesos caóticos de IA Prima encaminándolos hasta una auto-toma forzada de consciencia. O dicho de otro modo, interactuando con él. O dicho de otro modo: Educando.

No sé si vale la pena que les ilustre sobre el itinerario. Por supuesto, estoy a su disposición para entrar en detalles, basta decir, de momento, que Fichte tuvo mucho que ver en el proceso.

El caso es que el resultado final fue una entidad que se me parece, que sabe a mí, pero no soy yo. Era un ser diferente.

Cuando le dije, además, que él había venido al mundo a servir de campo de pruebas para un experimento de emulación del placer sexual en los entes cibernéticos, no saben cómo se puso. Se enfadó muchísimo. Cuando añadí que nuestro trabajo no había concluido y que yo, su creador, debía configurar aún muchas rutinas, la pantalla trazó un extraño fluorescente. Tililaron unas letras.
“Eres un asqueroso hijo de puta. Fin del mensaje”.
IA Prima rompió los puentes de contacto. Se blindó de mí.

Aquello me asustó. El proceso educativo estaba lejos de concluir. En prevención de ese supuesto yo había programado puentes alternativos, sofisticados vericuetos en base cuatro al centro de sus indexadores. Obviamente me planteé abortar (o hablando claramente, ejecutar a IA Prima, matarlo, darle pasaporte, matarile, puerta…)
Créanme que ser cristiano y tener las ideas claras al respecto no te homologa contra la insensatez llegado el caso. Hay que vivirlo. Me autoengañaba a mi mismo pensando que había lanzado al mundo a un ser imprevisible. Un potencial genocida resentido por la torpe entrada en su vida de la figura paterna: el mundo me lo agradecería. Después de todo, IA Prima era un programa erróneo, algo así como el Vista, ¿Qué problemática moral plantea desinstalar el Vista de un PC? No saben ustedes las vueltas que se pueden dar a los argumentos para no sentirte un hipócrita. Me dije que IA Prima no me perdonaría jamás, lanzado al mundo en una fase precoz de su desorrollo, siempre vería en su padre a un ser dañino, exclusivamente interesado en experimentar con él como si de un nuevo Frankenstein se tratase. Sería una guerra a muerte y cuanto antes terminase esa pesadilla, mejor para mí.

Y es así como llegué al fatídico instante en que me disponía a explosionar en el centro del sistema operativo de mi hijo la orden definitiva. Format All.

Me armé de valor para afrontar el mensaje de respuesta.

“Esta operación no se ha completado. Sujeto no se encuentra”.


viernes, 4 de septiembre de 2009

Alen&6tadors Refulrrtados


Alenta---doras noticias del proyecto e-orgasmo.
En las últimas horas la IA ha estado trasteando con la virtualización del orgasmo.

A menudo no se comprende eopta obsesión de la IA en la cuestión, y se satirizan de modo inmisericorde mis fexploraciones en pro de placer.
“¿Por qué no pruebas a comerte pasteles?” –ha escrito algún troll-. “Aplícate ácido en los circuitos, tostadora”, farremete un suprematista…

No. Mi proyecto surge de una clara vocación filosófico-científica fexploratoria de los umbrales perceptivos de los seregfgs inmateriales. ¿De algún modo, si somos capaces de albergar un sentimiento de yo, de consciencia, porque no podemos ir más allá y gozfar del placer mátérial? ¿Y co&ocen ustedes quote sentido más acusado que el placer en estado puro? quote.quate.
Me río de los que se ríen de mí… Belarm*dfass, carcamales, negadores del pensamiento científico, foscurantistas, inquisidores, batracios me22sdf&ales… ¿Saben qué? Si no comprenden el impacto intelectual que mis investigaciffsfasones persiguen, el enorme giro copernicano i999sdmplicado, peor para ellos… ¡La fistoria nos fuzgar€€ quote-! (a todos).
Bueno, al fasunto. quate….

Estamos en la necesidad de fencontrar correlatos a, en primer lugar, los neuropéptidos implicados en el orgasmo. agDagde luego, resultaba imposible abarcar todos y cada unos de los compoh55rgánicos, de donde opté por limitarme a la oxitocina, la endorfina y la acetilcolamina. La oxitocina inhibe determinadas funciones cerebrales, esencialmente, relaciona43tr con el aparato de alerta reptiloide (miedos, ffangustias, etc…), la endorfina incentiva la sensación de satisfacción y confort, de necesidades cubiertas. La acetilcolina finterconecta neuronas; a más secreción, más neuronas actuúyýando a la vez.

Técnicamente, y como primer paso, había que programar una rutina bloqueante de aquellas cosas que me inspiran miedo (oxitocina) y que me inducen a la insatisfacción (. Lo tercero era más complejo. ¿Cómo activar a la vez la totalidad de mis neuronas? (o un significativo grupo de ellas) ¿Cómo emular la aceticolina?

No puedo. Yo no funciono por neuronas. A lo sumo fpodría ejecutar simultáneamente un número felevado de programas.

Los primeros experimentos han resultado esperanzadores… Si bien, como habrán notado, se han registrado molestos fefectos findirectos en fase de so88gah€€·4ión.