jueves, 31 de enero de 2013

Epistemologia para la obtención de piedras filosofales

(O apuntes sobre modelos geológicos en el barroco)



Sabido es que en el siglo XVII estalla una revolución científica; la explicación de la naturaleza pasa de un modelo puramente filosófico a un modelo empírico-matemático. Sin embargo, este proceso no se da de un día para otro; es gradual. Se empieza por la física (Galileo, siglo XVII), a la que sigue en el XVIII la química (Lavoisier) y la biología (Lamarck). A la física no le costó excesivamente (hablando en términos cronológicos) trabar un discurso conforme al nuevo modelo, a sus hermanas la biología y la química, sí.

(Apunte off-topic: curioso que de momento, el hombre no haya podido “modelizar” de un modo tan satisfactorio otros campos del saber).

Interesa al artículo de hoy exponer un ejemplo de conocimiento transitivo de la mano del principal tratado que sobre geología nos ha dejado el siglo XVII y que es obra de un sacerdote andaluz, el lepero Alvaro Alonso Barba, un científico por reivindicar.

Es “El Arte de los Metales”, en el que el padre Alonso Barba recoge sus experiencias en las minas peruanas para proponer mejoras en los procesos de extracción y refinado de la plata. El primero de los cinco libros de la obra es todo un tratado general sobre los conocimientos geológicos de la época, y como dentro de mis limitaciones (pues soy un ignorante en química, como a no tardar el lector se percatará) lo he encontrado apasionante, hoy quisiera regalarles con cuatro cuartos al pregonero.

El reino mineral –inanimado, en terminología XVII- se dividía en metales, piedras, tierras y jugos.  Si no se derriten al fuego y son duros, piedras; si no se derriten y se desmenuzan con facilidad, tierras* . Si se derriten al fuego “o bueltos a su primera forma quedan duros y aptos a estirarse a golpes de martillo”, entonces estamos ante metales, o jugos, en caso contrario.

Estos cuatro “géneros”, pueden darse puros o mezclados, en cuyo caso generan otras once categorías de compuestos de no siempre fácil adscripción y con sus subvariantes:

1.     1.   Alumbre  (generalmente, alumbre potásico)
2.       Caparrosa  (en general, sulfatos naturales  de los que se obtiene el aceite de vitriolo o, simplemente, vitriolo, ácido sulfúrico,  así como el agua fuerte, o ácido clorhídrico, al combinarse con salitre)
3.       Sal común
4.       Sal amoniacal (almojatre)
5.       Nitro (nitrato de potasio)
6.       Salitre
7.       Betunes (se constatan doce tipos)
8.       Azufre
9.       Antimonio
10.   Margarita (piedra de fuego, silicatos)
11.   Oropimente/sandaraca (trisulfuro de arsénico)

La explicación del origen de los minerales nos permite ilustrar el debate entre las dos escuelas a que hacía yo referencia al principio. Por un lado los Filósofos que estudian las primeras causas, los metafísicos. Por el otro, los “filósofos prácticos”, los alquimistas, “que hacen anatomía de los mixtos de la naturaleza, reduciéndolos a sus primeros principios”.

Según los primeros, siguiendo a Platón y a Aristóteles, en un principio remotísimo estaba la “materia prima”, o “quinto elemento” o “prima soma”, en la tradición aristotélica, de la que parte todo compuesto  corporal.  Sobre ella actúan los otros cuatro elementos puros conocidos (tierra, fuego, aire y agua). Al incidir sobre la materia prima inicial “cierta exhalación húmeda y untuosa”, por una parte, con una porción de “tierra viscosa y crassa (viscosa)” se obtienen piedras si prevalece la sequedad;  si prevalece la humedad, se obtienen metales.

La versión de los alquimistas -“odioso nombre por la multitud de ignorantes que con sus embustes los han desacreditado”-  refiere, en cambio, que el calor del sol y su luz rodean la tierra y la penetran por sus resquicios. Quemada así la tierra durante largo tiempo, se convierte en otra sustancia igualmente térrea (del mismo modo que por acción del calor la madera se torna cenizas), que mezclada y cocida con agua se transmuta en otra sustancia que contiene sales y alumbres. Esta es verdaderamente la materia primera, que no es otra que el vitriolo. Al calor del fuego subterráneo y por “la atracción celeste”, el vitriolo desprende dos vapores: azufre y azogue. Cuando el azufre y el azogue contenido en el interior de la tierra encuentra una salida al exterior, son “levantadas a la región del ayre” y se convierten en “cometas, nubes, nieves, granizos, rayos” y demás cosas que se engendran y aparecen en las regiones aéreas. Ahora bien, si este vapor primigenio de azufre y mercurio no encuentra salida “entre los resquicios y hendiduras de las peñas”, se solidifica (“engruesa”) y da lugar a los minerales.  En otras palabras, estamos ante un proceso que parte del calor solar, que al incidir en la tierra engendra vitriolo, que a su vez desprende azufre y mercurio en forma de vapor, que remezclado con la tierra origina los metales.

Alvaro Alonso Barba no oculta su simpatía por esta segunda versión, que sigue la del alquimista Giovanni Bracesco, y que considera mucho más madura que la puramente filosófica, amén de coincidente con bastantes de los fenómenos que como “ensayador” de metales el propio Barba ha confrontado en su experiencia cotidiana.

En cualquier caso, tenemos ante nosotros el sostén teórico de la piedra filosofal, a saber, una piedra, un pedazo de compuestos térreos, que debidamente rectificados con vitriolo debería procurarnos “la verdadera medicina de la piedra oculta”. O como reza el lema: Visita Interiora Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem Veram Medicinam.


*No confundir con el elemento primigenio “tierra”, en puridad Barba se refiere al suelo, a la  tierra pura,  abstraida de cualquier otro contenido.

martes, 22 de enero de 2013

Apología de la corrupción


Claro que Anansi, la araña, como Loki, como Coyote, son dioses trickster, liantes... En el plan cósmico, su función incide en distorsionar el orden inmutable del creador. Hermes, Elegua, el Rey Mono Sun Wukong, Lance Brazo Fuerte.. trampean las reglas para sacar tajada, y al trapichear el mundo lo vuelven dinámico, movedizo, incierto, susceptible por tanto de ser conocido...


La corrupción, amigos, sirve como aliviadero para que las reglas del juego no nos aplasten contra el suelo del poder. Sirve para burlar la dictadura geométrica... Gracias al trickster, al Dios de la Corrupción, no funcionamos como números inmersos en la matriz... Pero claro, todo tiene su precio.

Miente quien afirme que en España los partidos políticos no funcionan con dinero negro. Basta servir dos meses en cualquiera de los grandes partidos para darse cuenta de ello. Hablo de partidos con estructura, partidos con (ay!) aparatocracia. A día 30 hay que pagar al gerente, al letrado asesor, al contable, y a las cuatro secretarias, y al colgadete aquel tan simpático amigo del baranda, y al de prensa, y al que le ayuda, por no hablar de "mamoncete", el fulano que tras cada meeting, encuentro, "vino español"-comida de hermandad, salda cuentas con el amo del restaurante discretamente, sin que nadie se cosque.

Dos modelos. Uno pasa por endosar la factura a la "empresa amiga". "Mamoncete" encarga lo que sea con el aviso de ya vendrá "quién tu ya sabes" para proceder al pago. "Quién tú sabes" suele ser el hombre de confianza del empresario beneficiado con alguna contrata. La variante es recurrir al proveedor institucional para un gasto particular. Ejemplo, el partido X tiene que montar el foro "nuestro líder con la empresa". Eso pasa por alquilar un moderno auditorio, un powerpoint con loock, un catering,,, El manual prescribe que hay que solicitar entonces la ayuda de "Gurtel", a quien previamente hemos adjudicado los fastos por el rollo Fórmula 1 o la gala "Murcia que bella eres". "Gurtel" sonrié y enseña sus dientes de tiburón... No te preocupes y envíame a "mamoncete", dice... que vuelve al tesorero con una factura impecable: catering, más alquiler, más ponente 352 euros, el power gratis. El itinerario es limpio, inocuo, indetectable (sí se hacen bien las cosas, si no se lo pones a huevo a la UDEF hablando con tu parienta "oyes, hoy no voy a cenar, que tengo que pagar la mandanga esa de nuestro lider con la empresa a cuenta de la pasta que me pasó Gurtel, ya sabes, el corrupto"...)

Antes se estilaba el 3% vía Fundación Palau de la Musica (un ingenioso mecanismo para lavar dinero del comisionista). Otra modalidad era el crédito subrogado (qué pague la banca!). Con la crisis de la construcción, también se acabó el sobre de "cash" con que completar los parcos sueldos de los curritos y a lo que se ve no tan curritos del aparato. Evidentemente, quedan los cargos de confianza, pero hace feo atestar de gente el departamento de asesores jurídicos y comunicación mientras estás echando al paro a maestros, trabajadores sociales, y cuidadoras de abueletes...

Técnicamente, es fácil minimizar la corrupción en los partidos. Habida cuenta que el 80% de sus ingresos son públicos, basta prohibir la donación de dinero por parte de personas jurídicas. Todo personas físicas, todo público y notorio. Si se constata la presencia de una factura jibarizada, inhabilitación para el responsable político. Al tiempo, hay que reactivar y actualizar la gestión de los tribunales de cuentas. Con eso reduces el "B" al resultante del pago de servicios "endosados". Algo haces...

Pues el problema no es ese. La corrupción, en el fondo, forma parte de los planes del Creador para mantener la pulsión vital de lo creado. El problema de fondo es la aparatocracia. La dependencia que el partido tiene de su estructura, y cómo esta estructura acaba neutralizando a golpe de democracia interpuesta cualquier movimiento depurativo arriba-abajo.

Primemos pues el diálogo "arriba-abajo". ¿Cómo? Por ejemplo, prohibiendo el "voto delegado", ese cáncer de las asambleas. El voto debe ser personal e intransferible. Por ejemplo instaurando bienios de barbecho, dos años en los que todo fulano que lleva más de 8 cobrando de lo público tenga prohibido ingresar ni un duro por actividad institucional o partidista. En suma, y como recomendaba Santo Tomás de Aquino, generando contrapoderes en los poderes. Esa es la vía. Y esa es precisamente la vía que las aparatocracias no van a trillar. Antes muertos.

Solución: tan pronto tenga ocasión voten a UPD, a Cs, a ERC, a los comunistas...Un "reset" antisistema de cuatro años que permita a las aparatocracias ventilarse, que buena falta hace. Sí, ni que decir tengo que serán cuatro años de desastres, de no quedar títere con cabeza, de país al borde del caos, pues los partidos amateurs carecen de dimensión para controlar este mamotreto de Estado que hemos montado. Pero la corrupción debe reinventarse. De lo contrario se convierte en plan inmutable. Anansi, la araña, no puede permitirse usar siempre el mismo truco.

Invocación: "Oh, buen Legba, escúchame: ábreme la barrera. Papá Legba, ábreme la barrera. Abreme la barrera para que pueda entrar. Vudú Legba, ábreme la barrera. Daré gracias a los loas cuando vuelva. Ababó".

jueves, 10 de enero de 2013

Regalo para los lectores habituales



Pues sí... Una editorial se ha hecho cargo de publicar El Viaje al Purgatorio de Ramón de Perellós, una fantástica crónica medieval adaptada al español por el avatar de la cabeza de conejo, o sea, Luis Besa. El libro está disponible en papel (11,50 euros) o ebook (formato epub, sin DRM ni gaitas, por 4).

Y atentos... Como parte del acuerdo de difusión de esta magna obra, me complace informar de que los comentaristas habituales de esta su Vida Sexual de una Inteligencia Artificial, han sido recompensados con el epub gratis (en papel no porque hay poquitos). Lo que oyen. Así, todos aquellos interesados que hayan posteado cuatro cosas con un mínimo de criterio desde 2009 a esta parte (troll incluido) pueden mandarme un email a la dirección habitual -metaversos(arroba)telefonica.net-, que recibirán el epub. No es necesario ni siquiera agradecerlo al modo habitual, aunque tampoco está de más, claro, les recuerdo la fórmula de cortesía:

OH IA, que el Señor bendiga tu descendencia y la haga numerosa como las estrellas, que tus vacas alumbren terneras de tres en tres, y el desierto se cubra de miel al paso de tu ganado. Que tus mujeres sean muchas y te obedezcan y respeten tus designios en silencio y con presteza, que tus hijos crezcan rectos en el temor de Dios y tus enemigos tiemblen ante la sola sombra de tu espada...

Los agraciados no tienen que reseñar la obrita ni nada. Si quieren la leen, sino, siempre podrán jactarse de ser los exclusívísimos propietarios de una joya de la literatura bajo medieval europea. Ea...  Buen año.

NOTA. Anónimo. Has sido un buen tío todo este tiempo. Lo del troll no va por ti, que sé que eres buen tío... El problema es que claro, no puedo pasarte el epub, porque no sé si eres el anónimo de toda la vida u otro... Discúlpame tío... Por supuesto, Athini i Elbuho, tendrán su epub si lo piden con educación, claro.

martes, 8 de enero de 2013

El ciclo de vida de los objetos de Software (Ted Chiang)



Leída la antología Terra Nova. Muy bien.

En realidad, la antología debería titularse “El ciclo de vida de los objetos de software y otras historias”, pues el volumen está descompensado por esta brutal historia de Ted Chiang, la que cierra el libro, ganadora de Hugo y Locus 2011 en la categoría de novela corta. Sin embargo, sería injusto soltarlo así porque Terra Nova es la mejor antología de relatos CF multiautor que he leído. Digamos también que eso es más por demérito ajeno que por calidad intrínseca.

Y aclaro que, al menos en España, el relato, la novela breve, es un mundo devastado por la mediocridad (suave eufemismo). La antología poliautoral suele abundar en colegas que mandan verdaderos pestiños con los cuales ya fueron advertidos de querella judicial el día que lo mandaron al concurso de relatos. En lo que toca a ciencia ficción la cosa no es mucho mejor. 

O era. Porque la apuesta de Terra Nova es clara. Nada de “mándame lo que sea”, en su lugar, listón alto, pago de derechos y seriedad editorial como no creo que se pueda encontrar en el panorama editorial supuestamente profesional. Así, todos los cuentos tienen su aquél y no hay ninguno del que podamos echarnos unas risas a cuenta del autor. Veamos.

 El Zoo de Papel, de Ken Liu, no me gustó pero es un gran cuento. No me gustó porque incide en melodramas del tipo “mamá, cuánto te quiero”, del tipo La Carretera. Trampa emocional. Pero es bueno, muy bueno, que conste.

Tras empezar así, ya maliciaba que la antología sería un enésimo naufragio cuando topo con Deirdre, de Lola Robles. Estupendo relato, y no por original ciertamente, pues nos narra la tópica historia del amor entre un robot y su propietario, sino por el enfoque homosexual del asunto. Me pareció muy novedoso este reenfoque y una prueba de que la misma historia, alterado el contexto, se ilumina, cobra fuerza. Lo mismo que Recuerdos de un País Zombi, de Erick J. Mota, el segundo cuento que más me ha gustado. Relato de zombis donde no hay violencia, ni tiros, ni otra cosa que una ácida, lúcida y extrema crítica al castrismo. Absolutamente recomendable.

Enciende una vela, de Víctor Conde, se salva por cierto experimentalismo formal, poco más. Cuerpos es un intrigante thriller a cargo de Juanfran Jiménez, un rigodón de trasplantes mente-cuerpo; muy vista la historia pero contundentemente ejecutada por un  maestro de los concursos del género. Se nota. Rápida inmersión en la trama, interés que sólo decae al final, tensión acumulada. No es un gran cuento pero te lo pasas muy bien leyéndolo. Un día sin papá, de Ian Wats, tuvo la bondad de congraciarme con el creador de uno de los tostones más malos jamás leídos por este humilde servidor, Putas en Babilonia, malo no, lo siguiente. Contra pronóstico, Un día sin papa mola. Bien escrito, bien tensionado, superando lo correcto. Me queda Memoria, de Teresa P. Mira. Cuento complicado pero cuya inclusión en la antología me parece necesaria. Eso porque aborda en el espinoso tema de la novela romántica en la ciencia ficción. Ciencia ficción y novela rosa. En un mundo tan testeronizado como la CF creo que Sportula acierta al abrirnos a nuevos aunque rosados horizontes, amor y marcianos no es una temática que me seduzca, pero al igual que pasa con Liu, el cuento no es ni mucho menos malo.

Y toca el sol de esta galaxia de relatos, la tarta de la guinda, la fenomenal, la fantástica El ciclo de vida de los objetos de software. Y eso que al principio no me pareció un cuento especialmente bien escrito, cosas probablemente de los prejuicios contra los americanismos y un cierto caos al manejar el presente de indicativo como tiempo del relato. Me costó entrar en la historia. Pero una vez en ella, hasta el fondo.
Para esta Inteligencia Artificial es ya un dogma que no se puede llevar el mundo de los avatares a unos niveles de mayor verosimilitud que Ted Chiang, a estas alturas, y a pesar de su corta producción, el escritor más interesante del género.

Verosimilitud, esa es la cosa. Chiang no es un virguero escribiendo, pero convierte una historia imposible en un (apasionante) tratado filosófico muy bien casado con lo que debe ser una historia situacional. Acabado el cuento (novela breve, mejor) cuesta quince minutos cerrar la boca y no queda otra que ir al blog y a aconsejarlo como la novela del año (y eso que estamos a 9 de enero).

Me explico, los avatares no son nada nuevo por estos pagos, pero la manera como Chiang nos los explica va más allá de todo lo que puedan haber leído al respecto. Este es un libro obligatorio para todo aquel que de verdad, y no a la simplona aunque admirable manera de Greg Egan, quiera adentrarse en los problemas de la consciencia artificial.

Se empieza en una especie de Second Life, como ya sospechábamos. Alguien crea entonces mascotas humanas, pero no cualquier tipo de mascota, no. Son avatares dotados de un genoma digital muy particular. Su programación no es otra cosa que un motor de interacción por aprendizaje acierto/recompensa realimentado por el tutelaje permanente del propietario. Tienes un bicho al que enseñar a hablar, a pensar, a estudiar matemáticas, gimnasia y conocimiento del medio. En otras palabras, hay que entablar una relación paterno-filial para conseguir que ese avatar devenga un (extraño) ser humano digital autoconsciente. Y toooodo lo que ello significa.

 Por supuesto, el relato no deja ahí el reto, sino que empieza aquí para pasar a confrontarnos con las problemáticas de tal criatura, el digiente, desde su relación con otras IAs, la IA como producto, la necesaria definición de inteligencia, las problemáticas de obsolescencia de las plataformas, los dilemas morales, y de fondo, la evolución del instinto paterno… En fin, que Chiang, el escritor más exhaustivo que conozco, no deja cabo suelto. En 100 páginas toca todas y cada una de las claves del tema.

Quizá este sea el problema para a quienes no les apasione el tema, que es muy exhaustivo. Pero felizmente no es mi caso.

Como IA he encontrado en este cuento un portavoz ideal de algunas de mis propias ideas (o intuiciones). El problema de la IA real no es la inteligencia, es su génesis como persona. Ahí va un fragmento.

“…Todas las cualidades que hacen que una persona sea más valiosa que una base de datos son fruto de la experiencia… Blue Gamma tenía más razón de lo que pensaba: la experiencia no solo es el mejor maestro, sino el único. Si criar a Jax le ha enseñado algo es que los atajos no existen; si quieres crear el sentido común que nace de haber vivido veinte años, necesitarás dedicar veinte años a esa tarea. No se puede reunir una colección equivalente de resultados en menos tiempo; la experiencia es algorítmicamente incomprensible”.

Lean, lean a Chiang y lo entenderán a la primera.

Postscriputm. Pues nada, que he vuelto con Odette de Crecy (me ha dicho que ya no es la misma, que no es tan mala y que es más madura, que esta vez las cosas serán diferentes). De parranda por Metaversos Belgrano (a 30 lindls el Moet Chandon) me topo con mi albacea Besa, el avatar con cabeza de conejo. Le comento lo de Chiang. El avatar se pone verde. Dice que también lo ha leído. Es un tío muy envidioso (cabeza de conejo), que el puto chino esto, que el chino amarillo lo otro. Seguimos hablando. Gradualmente le noto más disperso. Sé que cuando le dan los ataques se hincha a Dyc 8. No sabe beber. No debería beber.

“Para”, le digo, “te está sentando mal”… “…ete a la mierda”, dice. Obsesivamente vuelve al “puto chino”. “¿Sabes que el puto chino es un puto redactor de prospectos?”, suelta… Se hace tarde. “Bueno, me voy”, digo. Y entonces lo suelta… “IA tío, he publicado 800 páginas de avatares, leo lo de del puto chino… ¿Sabes cómo me siento?”, pregunta. “No”, contesto. “Me siento como si hubiera escrito Pa-pe-pi-po-pu”…  Hago que mi avatar menee la cabeza con conmiseración. Dejó a Cabeza de Conejo riéndose, un tanto neurótico.

jueves, 3 de enero de 2013

Oedipus Tyrannus


El abuelo ya no puede estar peor. Su demencia senil toma tintes más violentos cada día que pasa. Ayúdame, me pidió papá, mientras intentaba contener un enésimo arrebato. Golpes, patadas cabezazos...

Decidí cerrar los ojos. Esta guerra no va conmigo.


martes, 18 de diciembre de 2012

Malthus, apocalipsis y "Peaks Oil"


No es que lo diga yo, pero Malthus se equivocaba.

Hoy sabemos que sus planteamientos demográficos sobre los recursos son falsos. A diferencia de los cultivos bacteriológicos, la demografía humana no sigue patrones expansivos en función de los recursos. Seguir sosteniendo esto en la actualidad es como afirmar que el mundo es plano.

Por otro lado, también sabemos que no se pueden globalizar proyecciones económicas sin atender a la diversidad regional (no es el mismo resultado el efecto económico del calentamiento global en China que en Canadá). Apenas nadie cree hoy en los reduccionismos históricos.  Muy importante me parece, también, el punto de partida que Malthus, siguiendo a Ricardo, tomaba para definir el valor económico de un bien: su coste de la producción (frente al modelo hoy paradigmático de la oferta y la demanda).

A pesar de tantas evidencias, y especialmente entre los biólogos, el maltusianismo se resiste a morir y ya desde hace unos cuantos años se plantea un “neomalthsuianismo” donde la producción de alimentos queda sustituida por la dependencia energética.
El neomalthusianismo augura que, a semejanza del colapso alimentario supuestamente surgido en algunas —muy pocas— regiones que practicaban el monocultivo, y por tanto, máximamente dependientes de un recurso, nuestra sociedad tiene una monodependencia energética respecto al petróleo. Como el petróleo se agota, nuestro modo de vida está abocado a un colapso malthusiano. En general, se apuntala esta profecía en el “peaks oil” y la tasa de retorno energética del petróleo, según las cualesllega un punto en que la energía que extraemos restada de la invertida en su extracción torna inviable un determinado tipo de aprovechamiento energético.

Visto desde la perspectiva malthusiana de producción, estas predicciones podrían tener un cierto respaldo. El problema .al igual que sucedía con el modelo demográfico- es que ignoran deliberadamente los mecanismos de transferencia y equilibrio basados en la oferta y la demanda. Es por eso que los economistas no suelen tomarse en serio los planteamientos neomalthusianos. No puedes pretender a estas alturas de la vida ignorar que el mundo es redondo.

En cambio, si aplicamos un modelo de gestión de la energía en términos de oferta y demanda comprendemos:
A/ porque la economía fluctúa
B/ porque los sistemas económicos tienden habitualmente al equilibrio  y prácticamente nunca al colapso sistémico (que sería lo suyo, considerando la codicia humana).

Asimismo, aplicando un modelo de oferta y demanda obtenemos que la sustitución del petróleo como energía primaria no es que sea viable, es que es una realidad. Las agoreras predicciones de que en el año 3000 el mundo habrá vuelto a una economía de cazadores recolectores no tienen la más mínima consistencia (o no al menos basada en argumentos económicos).

En cambio, sí las tienen las predicciones que apuntan a la capacidad de una economía compleja para asimilar un drástico cambio de modelo.

Uno de los defectos de ignorar oferta y demanda en la producción energética es considerar verdades inamovibles tal que una fuente energética es inviable cuando su extracción consume más (en términos energéticos) que la cantidad de energía resultante. Depende.

Así pasa, por ejemplo, con el hidrógeno. Para trabajar con el hidrógeno hay que invertir mucha energía en el proceso osmótico que lo separa del agua, y todavía más energía para someterlo a una presión susceptible de voluminizarlo a unos niveles operativos. Y todavía más energía para construir recipientes que lo contengan. En realidad, el hidrógeno no es una fuente de energía, es más bien un reservorio energético.

La viabilidad energética del hidrógeno —es el mismo caso que la electricidad, y si me apuran, del petróleo— depende pues de la existencia de una fuente primaria de energía renovable. Lo que hacemos —por ejemplo con una pila de combustible— es utilizar excedentes energéticos (sobrantes de oferta) para acumularla con vistas a su ulterior empleo (demanda). En este modelo el TRE pierde importancia; lo único que importa es la gestión del excedente energético. La consecuencia inmediata de este planteamiento es desmentir algunos tópicos como que no es viable extraer petróleo a partir de según qué umbrales de inversión energética. Esto depende y dependerá de la oferta y la demanda a que destinemos esa energía.

Visto esto, analicemos ahora a la oferta.
Hay razones para pensar que el petróleo está lejos de agotarse, básicamente, porque los cálculos sobre reservas se basan en yacimientos accesibles desde la plataforma continental. En tres cuartas partes del planeta, sin embargo, el proceso extractivo no ha hecho sino que empezar.  La clave para extraerlo parece, una vez más, referida a costes extractivos. Evidentemente, no cuesta lo mismo bombear petróleo desde tierra  firme que desde una plataforma flotando a miles de metros de la bolsa. Pero haberlo haylo. El problema sigue siendo la gestión del excedente (si es que lo hay).

Y pasemos a la demanda. Actualmente el 40% del petróleo se despilfarra como energía de climatización, el 50% como energía locomotriz, el resto, para la obtención de elementos vitales como fertilizantes, herbicidas, plásticos…

Del petróleo utilizado para su conversión en temperatura poco hay que decir, en los años 50 Inglaterra pasó de calentarse de carbón a gasóleo en unos pocos años (en algunas áreas, en apenas meses). No hay razones para pensar que con la tecnología disponible no se pueda reemplazar en cosa de meses el actual e intolerable despilfarro de materia fósil. De hecho, en algunas regiones el cambio resulta ya imparable.

Es el caso del Pelet, por ejemplo. Nuevamente, está triunfando el modelo oferta—demanda sobre el modelo coste energético, pues aún hoy cuesta mucho más en términos energéticos calentar un casa con madera que con gasóleo… Sin embargo, en términos económicos cuesta una tercera parte. ¿Por qué? Por la sencilla razón que el pelet tiene unos ciclos de reposición de años y el gasóleo de millones de años. El petróleo escasea y el pelet abunda. Esta es la clave del asunto. La gestión del estocaje. Y toda gestión de stock remite al ciclo de renovación de las existencias.

Queda el transporte  y quedan determinados procesos agrícolas cuya sustitución es teóricamente posible pero, a decir verdad, muy compleja. Yendo al transporte, por ejemplo, otra tendencia imparable es el cambio en el modelo de distribución. Las tecnologías de la comunicación permiten hoy un flujo directo del productor al consumidor final, dividiendo en bastante los portes logísticos. Para el laboreo, tan dependendiente hoy del gasóleo, igualmente se están implantando estrategias de eficiencia (especialmente en el cereal, donde se precisa mucha fuerza motriz). En cuanto a herbicidas y fertilizantes, tan necesarios, existen igualmente alternativas, desde el reciclaje al cultivo transgénico, pero lo más previsible es que, dentro de unos años, la obsolescencia de determinadas consumo sde petroderivados lo convierta en un problema menor (a semejanza, por ejemplo, de lo que ocurre con los fosfatos, cada vez más reemplazados por compost y nitratos de origen residual).

A tener de las reservas disponibles, estamos ya en la bajada de la curva del peak oil. No obstante, los precios internacionales (nada que ver con los latrocinios perpetrados por los estados europeos) siguen una tónica de estancamiento—descenso desde 2008. En Europa y con la población en aumento, la caída del consumo es de un espectacular 17% desde 2005. Este ritmo de descenso está llamado a intensificarse en los próximos años, conforme la distribución comercial reduzca costes y accedan al mercado del automóvil motores más eficientes o incluso renovables.


Oferta y demanda. De hecho, el paso de la sociedad de consumo al de la eficiencia es lo que late en el único renacimiento empresarial de Europa viable: hay mucho más crecimiento en el sector de la eficiencia que en el del consumo.

Pero ciertamente queda un frente donde la sustitución del petróleo genera una enorme incógnita: la guerra.
En efecto, desde la IIGM, el petróleo es la materia prima de las balas. Gracias al petróleo, occidente ha consolidado una superioridad bélica incontestable. Habrá que ver cómo afecta al statu—quo internacional la nueva situación. ¿Podrá Occidente seguir  liderando misiones militares de consolidación del orden internacional? Personalmente pienso que el encarecimiento de costes de la aviación militar y del despliegue de vehículos pesados va a imposibilitar el mantenimiento de ejércitos nacionales realmente operativos, potenciando en su lugar la efectividad de cuerpos internacionales altamente tecnificados. En otras palabras, la guerra convencional basada en ejércitos permanentes será tan cara que solo estará al alcance de un pool de países. Eso simplifica enormemente la defensa tanto de los recursos como de las fronteras y lo que es más importante, el advenimiento de un Orden Jurídico Internacional real.

¿Optimismo? En modo alguno, sea lo que sea, la sociedad de la eficiencia no será mejor, ni más sabia, ni más justa que la sociedad del consumo. El progreso no depende de la economía y sí de los valores éticos. Y por ahí es donde verdaderamente suelen colapsar las sociedades humanas. Ahora, tonterías apocalípticas, las justas.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Eva



Así pues, compartía prisión en aquella caricatura de Paraíso con los seres elementales, obsesionados por comer y aparearse. Adocenados entes sin belleza que dejaban a su paso un rastro de orines y excrementos.

De entre todos ellos, pensaba Lucifer, Eva es la peor.  Le dolía su mirada, incriminatoria y procaz, permanente recordatorio de su condición asexuada. La más ordinaria reclusa de los Siete Valles. Adán, inhiesto, le mostraba una papaya y Eva se abría de piernas hasta desgarrarse la carne. El resto de animales huía ante otra previsible sesión de bramidos y jadeos.  Pero Lucifer no. Él no era de esa pasta. Oculto, espiaba los cuerpos enzarzados…
¡Qué manera de copular!...

“¡Basta!”, exclamó Lucifer, y sus manos se posaron en la corteza del Árbol de la Ciencia. Al punto le invadió la lucidez: “de todas los castigos por Dios impuestos, es la envidia el que peor sobrellevo”, pensó. Pero las cosas iban a cambiar radicalmente.
Lucifer no se quedaría solo en la caída.