lunes, 13 de septiembre de 2010
¿Está vivo el dinero?
Leo en El Pais las profecías del guru número 1, según el cual, el sistema económico español está irremisiblemente condenado al colapso. Según número 1, la falta de competitividad de la economía española es estructural y determina el desastre. Pocas páginas antes, el guru número 2 dice que la economía española no es tan incompetente como parece y que, en poco tiempo, amarraremos yates a las hoy en venta urbanizaciones de la playa.
A menudo sospecho que el dinero es un ser vivo. Eso lo explicaría todo.
Fisiológicamente, ser un ser vivo implica guardar una relación homoestática, es decir, un ente que capta la energía del medio y la administra de forma autónoma, manteniendo un equilibrio energético interno que le permite un cierto margen de movimiento propio respecto a los cambios en los focos emisores. Le permite acumular energía y gastarla a su aire en funciones tal que nacer y reproducirse.
En Historia del Tiempo, Hawking habla de las estrellas como entidades energéticamente homoestáticas. Las mismas leyes que colapsan los átomos del sol realimentan energéticamente el sistema con sus explosiones nucleares en cadena. A diferencia de los seres vivos, sin embargo, las estrellas no se quedan embarazadas.
En lo que sí coinciden estrellas y paramecios es en estar sometidas a la dura ley de la entropía. Por perfecto que sea el balance, siempre hay fugas energéticas. Todo está condenado a perecer.
Sospecho pues que el dinero guarda una relación homoestática con la expectativa de lucro. La expectativa de lucro funciona aquí como la energía externa, que el dinero administra a su modo, independientemente de los bandazos de los emisores de riqueza. Como los seres vivos, el dinero tiene capacidad reproductiva, motriz y reactiva.
En cambio, tendemos a pensar en el dinero como kilowatios de electricidad, como una sustancia mineral más, sometida a leyes ciegas como la oferta y la demanda.
Llevamos tres siglos con la milonga de la oferta y la demanda, y como vimos al principio, no parece haber forma humana de establecer profecías falsables. Al guru número 1 afirmando A, le sigue el guru número 2 refutando A.
Me temo que está pasando algo similar al siglo XVII, cuando se postulaba la materia como un combinado de cuatro (o cinco) elementos primordiales. Aire, Tierra, Agua y Fuego (y éter). Los elementos funcionaban correctamente al brindar un modelo descriptivo del mundo. La física de los elementos se basaba en flujos dinámicos que explicaban el movimiento como itinerarios de lo pesado a lo ligero. El problema estaba en lo mucho que no explicaba ese modelo.
En última instancia, los elementos pretendían una explicación filosófica de la materia. Atendían a la pregunta ¿qué es la materia?, obviando la pregunta buena: ¿cómo es la materia? ¿qué hace, que no hace, como funciona?
Al dinero le pasa algo similar, pretendemos entender sus flujos desde la perspectiva filosófica de qué es. No de cómo funciona.
En cambio, si atendemos a cómo funciona, creo que cobra sentido la hipótesis de que el dinero es un ser vivo. Viene y va. Pasa de mi bolsillo a otro, con especial preferencia por los profundos bolsillos de las gabardinas del señor Botín. Eso no puede ser una casualidad. Botín sabe mejor que yo qué hace y que no hace el dinero, para qué sirve. A qué le teme el dinero, cuáles son sus instintos, cómo se queda embarazado y cuantos meses quedan hasta el parto. Vaya que lo sabe...
El dinero, estoy por decir, es una manifestación de la biología. No sé, pensar el dinero me calienta los circuitos y no consigo sustraerme a la sospecha de que mi cuenta corriente es como un cuervo dispuesto a picotearme los ojos a la que me despisto, (o peor) irse cualquier día con la primera perra en celo que pasa por su lado. En cualquier caso, me resulta muy intranquilizador.
Casi prefiero pensar que el dinero es el Geist, el absoluto del que hablaba Schelling, el subconsciente colectivo que marca el compás de las civilizaciones. Sí. Mejor. Dónde va a parar...
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1 comentario:
Respecto al tema de los elementos de Tierra, Aire, Agua y Fuego, aun funciona ahora.
Todo está en Estado Sólido, Líquido, Gaseoso o plasma.
No eran tan tontos no.
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