sábado, 19 de octubre de 2013

Contra el "dret a decidir"


Difícilmente puede articularse un argumento más nítido. ¿Tienen los ciudadanos catalanes derecho a votar qué nación quieren ser? Entonces, ¿Por qué se les niega ese derecho?

¿Pero qué implicaciones subyacen a la voluntad nacional de una determinada sociedad?

Para mí una nación no es un proceso histórico, no es una identidad, ni una sustancia, ni un sentimiento, ni una etnia ni una cultura. Una nación soberana es un Estado. Es una capacidad jurídico-normativa sobre un territorio y sobre unos determinados ciudadanos (a lo cual habría que añadir la muletilla “y reconocida como tal por la comunidad internacional y sus leyes”).

Así que la pregunta inicial se desplaza a: ¿asiste a los catalanes el derecho a constituir un marco normativo propio y exclusivo?

No veo porque no. A la vez que también veo una serie de obstáculos delimitadores de esa prerrogativa. Básicamente, el derecho de los catalanes a constituirse ellos solos en un marco exclusivo presupone privar a otros ciudadanos de una serie de derechos históricamente consolidados y juridicamente normativizados. Por ejemplo, arrogar a los catalanes el derecho exclusivo a determinar quién está legitimado para entrar y salir del territorio catalán presupone quitárselo a otros que hasta la fecha lo venían poseyendo.

Es por esa razón que los marcos normativos de la mayoría de países europeos, España incluida, consideran la autodeterminación como exclusivamente potestativo de la totalidad de ciudadanos afectados. Sintetizando, el derecho a erigir fronteras no está contemplado a la voluntad exclusiva de una de las partes sino a ambos lados de la frontera.

Pero bajo a esa respuesta formalista, y reconozcamos que poco satisfactoria, subyace la razón filosófica. ¿Por qué no?

Como formalista, la respuesta filosófica ya la he apuntado arriba. Para mí el Estado es exclusivamente una forma jurídica. Pero entiendo que esta respuesta metafísica no convenza a los secesionistas.

Si debería ser razón suficiente para explicar porqué España no concede a ningún territorio la capacidad de autodeterminarse. No lo hace porque su marco jurídico claramente establece que el cercenamiento de determinados derechos requiere la consulta de la TOTALIDAD de los afectados. Y lo que está pidiendo el independentismo es que España renuncie gentilmente a ese derecho. 

Pero ni puede ni quiere. Esa es la cuestión. De donde, Cataluña, como Kosovo, como Irlanda, como Lituania o Sudán del Sur, debe proceder unilateralmente en su camino a la independencia y acarrear con las consecuencias, o en caso  contrario, supeditarse a la norma común. No hay punto medio. Declaración unilateral de soberanía y confiar que con el tiempo la comunidad internacional avale el planteamiento. O supeditación al marco normativo actual.

Y la pregunta es... ¿Puede Cataluña declararse unilateralmente independiente? Un territorio cuyas infraestructuras de agua, energéticas, logísticas dependerían políticamente y en gran medida de otro territorio ajeno... Un territorio carente de recursos económico-financieros propios (sin moneda, sin banco emisor, sin tesoro público)... Un territorio cuyo mercado empresarial depende en un 70% del PIB del territorio del que se quiere enajenar... ¿Puede?

En resumen, el “dret a decidir” empieza y termina en el derecho a unilateralmente declararse esto o aquello. Ahora bien, si esta declaración debe ser reconocida por más gente para que sea efectiva, entonces ya no hay derecho a decidir unilateral que valga.


Pero por increíble que parezca, sigue habiendo gente que considera que lo que en Cataluña se decida debe ser asumido incondicionalmente por el resto del mundo sí  o sí. Como decía Salvador Dalí, “los catalanes son las únicas personas de la tierra que deberíamos poder cenar gratis en todos los restaurantes del mundo”.

martes, 15 de octubre de 2013

Ensayo sobre la Senectud

Mankell tiene buena fama. Supongo que merecida.

De repente, no sé que me ha entrado por leer novela negra. El problema es que, habitualmente, para darle suspense al caso se escogen motivos rocambolescos, inverosímiles. O al contrario, se gasta en ambientación lo que no se tiene en trama. Francamente, la novela negra realista actual me aburre (el hardboiled ni les cuento), a lo sumo se salvan chistes, diálogos y chascarrillos. Otro cosa es la novela detectivesca fantástica (que me apasiona) o incluso la historicista. Pero en general, y fuera de la Gran Gran Novela Negra de los 30-50, Simenon, Léo Malet y Vázquez Montalban y la escuela de Barcelona (Ledesma, Casavella)... pssse....

Total que caigo en manos de Wallander. Y me topo con un excelente y emocionante ensayo sobre la senectud. "El Hombre Inquieto", que dicen es la mejor de la serie. El misterio no da mucho de sí. La verdad que todo era bastante previsible. Pero es que, en realidad, la novela no va de los devaneos de supuestos espías soviéticos en la Suecia de los 80. No. El tema es la senectud entendida como la degradación física y la confrontación con la muerte.

Tenemos una víctima, Wallander... A sus 60 años, el policía pasa balance de su vida y no obtiene nada en claro salvo que está llegando al final. Y tenemos un asesino, el Alzheimer, silencioso como un submarino y que, solo muy de vez en cuando, deja entrever su periscopio. Una sombra en el mar; cuando vuelves a mirar para cerciorarte de si has visto lo que has visto, ya no está. Pero a traición, sabes que tarde o temprano llegará el torpedo y con él, el naufragio final. Y esta metáfora del alzheimer y los submarinos me resulta muy emocionante.

Para acabarlo de arreglar, esto es Suecia, un mundo taciturno donde la afectividad está como castigada por las leyes. Los morituri no se largan a Benidorn a apurar, entre julepes, comilonas y saraos, los últimos atisbos de salud. La sensación de soledad es inmensa. Y gradual. Contenida en el interin de una trama anodina. De repente, zasca, una subida de glucosa, un vacío mental, una retahíla de depresivos pensamientos. La incapacidad de decir lo que quiero decir. Amigos que se mueren, patéticas fornicaciones que exhudan la desesperación de quien sabe su amor malgastado o perdido para siempre. El aliento de la muerte en la nuca.

Wallander es nuevamente la Gran Figura de la Narrativa de Todos los Tiempos. El héroe trágico enfrentado a un destino imposible. Lástima que no haya ya un Bergman capaz de filmar eso. Gran Novela. Y me pregunto como Mankell ha sido capaz de ser tan cruel -y lúcido- con el honesto policía al que debe su fama. Pero es que la vida es así, de una lúcida crueldad.

lunes, 7 de octubre de 2013

El pan de los pobres

Así están, pues, las cosas.
Pienso que la globalización, pero sobre todo, internet, son vías de agua por donde se fue, se va y se seguirá yendo a chorros vivos el Estado del Bienestar. Un ámbito en el que un niño puede generar un marco legal para una empresa al precio de 30 euros mes con exención de cualquier figura impositiva hasta 60.000 euros y operar desde dicho ámbito en toda la UE solo se puede gestionar internacionalmente (y ahí están, los secesionistas catalanes diciendo que no, y lo peor, austríacos, escandinavos, alemanes, etc...)

Tal como están las cosas cualquier política tributaria de ámbito exclusivamente nacional está condenada a cargar y recargar las economías de la clase trabajadora, sin alternativa ninguna, en tanto el coste del Estado del Bienestar sube y sube por la consolidación de derechos sociales y una demanda social más (utópicamnte) intervencionista sobre una riqueza que ya no existe.

Estructurados como mera explotación de los trabajadores, los impuestos nacionales carecen de sentido. Si carecen de sentido, los estados del bienestar nacionales también. Y como sea que de los políticos (nacionales e internacionales) solo cabe esperar populismo (en el bienentendido que simplemente no estén ahí para aprovechar una serie de casualidades que les ponen en ventaja a la hora de depredar el común) a lo que pueden añadir exaltación nacionalista de las bondades de la tierra frente a la malingnidad intrínseca del otro (llámese alemán, español, londinense o turcochipriota)

Hay que prepararse para el siguiente paso. Estado Laboral. Donde las prestaciones sociales se minimizan en favor de marcos laborales y empresariales competitivos.

Vean los presupuestos del Estado 2014 y alucinen. Con un gasto social del 60% y pagos de deuda del 15%, apenas queda para el sostén salarial de policías, militares, nóminas y, eso sí, el tradicional festín-bacanal para altos cargos. Y aún resulta que los ingresos estimados no cubrirán el 85% de lo gastado. Más deuda. Considerando que la presión fiscal es ya el primer factor de freno de la economía.

No soy liberal. Odio lo liberal entendido como sacralización del libre mercado. Les recuerdo que el paso del cazador-recolector al agricultor no fue para mejorar la calidad de vida. Fue una necesidad histórica. Pues ahora lo mismo.  No es viable la respuesta política. Repito: no se dan las condiciones para una respuesta política efectiva. Estamos jodidos. Pobres de nosotros.