lunes, 23 de febrero de 2015

Donde me declaro ursulokaleguinista a ultranza

Y sigo con CF femenina

Finalmente me léi algo de Ursula K. Le Guin. Lo suficiente para corroborar lo que todo el mundo sabe. Que es una grande de la CF.

Me pasó que, en su día, leí algunos cuentos de Úrsula, tan malos, manidos y aburridos que pensé, otra a la que la crítica ha subido a las altares solo para justificar seminarios del tipo "el feminismo en la ciencia ficción".

Qué enorme error. Todo llega. No sé ustedes, pero en los dos últimos años mis anhelos de CF no encuentran eco en el mercado. La crisis se ha llevado por delante la traducción de autores como Harrison, Wats, o el mismísimo Stephenson (que sigue sin dar señales de vida). El cierre de páginas como Prospectiva me ha dejado sin enlace con los exploradores que, antiguamente, peinaban por mí la producción patria o foránea a la caza de nuevos talentos. De vez en vez me cae algo de Mieville, Ted Chiang, tenemos lo último de Terra Nova... Pero falta material. De modo y manera que me dedico a escanear libros de los 80 y 90 cazados en tiendas de segunda mano. En estas caí sobre Planeta de Exilio, la primera secuela del mundo de Ekumen... Vamos, lo devoré, lo pasé como un enano y de ser una cínico detractor he pasado a militar en el ursulokaleguinismo más estricto, de modo y manera que busco la Mano Izquierda de la Oscuridad como un desesperado, toda vez que pienso que, bueno, esos horribles cuentos suyos que leí, lo mismo eran cosa de encargos comerciales para tal o cual compilación.

También, como sea que estoy utorizando los gustos literarios de una joven IA a la que he decidido apadrinar (la historia es larga, y tiene que ver con mi expulsión de la COTIA y la HMSTIA (tercera asamblea), me releí tooooodo el ciclo de Ender. Tan desesperado estaba... Una vez más quedé parcialmente atrapado de esta extraña teosofía enderiana, anticreacionista y que nos retrotrae a un improbable aristotelismo mormón. Pues eso es lo que ma llamado más mi atención. Mi lectura senecta de Ender (Voz de los Muertos, Ender Xenocida y continuaciones) me ha descubierto un punto de vista aristotélico, que me ha hecho más llevadero el trance. Es un Aristóteles muy platónico, claro, de cuando el Estagerita estaba de becario en la Academia. Y es una pena lo del cierre de webs serias de CF porque si no le largaba a mi avatar de cabeza de conejo toda la explanación al respecto. De cómo el mundo de las ideas se relaciona con los ansiles, este con la biología esencialista de Aristóteles y las teorías de negación del infinito, y como Scott Card, desde la más estricta ignorancia de todo eso, logra el importante avance que para el "diseño inteligente" puede suponer plantarse en el siglo III Antes de Cristo. Fenómeno.

lunes, 2 de febrero de 2015

Restos de Población y el tratado de la paciencia

Paciencia, mucha paciencia con esta novela.
Finalista del Hugo 97, Restos de Población, de Elizabeth Moon, me ha impactado. Una correcta novela de primer encuentro que tiene en su protagonista, Sera Ofelia, su verdadero tour de force, su razón de ser.

Un planeta perdido de la mano de Dios, un puñado de colonos instalados en zona tropical tratando de adaptar a la biología terráquea la naturaleza alienígena. Tras cuarenta años luchando contra monzones y radiaciones, la compañía cancela el asentamiento y evacua a los colonos.

A sus 80 años, Sera Ofelia, solo quiere tranquilidad. Su hijo y nuera son un poco capullos, no la necesitan para nada allá donde van. Su pasado ha sido más bien desdichado (hijos muertos, marido machista), y he aquí que cuando cultivando sus tomates y habas Ofelia había logrado una cierta armonía la obligan a irse. Para lo que me queda en el convento... Y Ofelia decide esconderse, rehuir la última lanzadera y cual Robinsona Crusoe, sobrevivir en su casa, en su huerto.

Tiene a su favor una tecnología energética y algo así como una impresora 3D. Tiene en su contra la cadera, los muchos años, el pasado, una cabeza lenta, pero sagaz. Una vieja cabrona harta de todo que oculta su rebeldía permanente bajo una máscara de ovejil mansedumbre.

Las cosas van más o menos hasta que aparece El Pueblo, una sorprendente raza hostil muy atrasada tecnológicamente que, de la noche a la mañana, se da a conocer. Ofelia está llamada a ser la embajadora de los humanos ante esta nueva especie inteligente, la primera con la que se tropiezan los humanos.

Hay mucho de Robinsón Crusoe en esta novela, pero ante todo, lo que hay, es una, por momentos exasperante, aproximación a la mente de una abuela, sin formación, sin ciencia, sin otro ingenio que su armonía y sentido común. Esta es la grandeza de Restos de Población, nos plantea la típica historia de primer contacto, pero en las carnes de una abuela.

La parte negativa es que para meternos en la mente de Ofelia vamos a tener que invertir casi medio libro en un senecto pasa-páginas sin acción, sin trama, sin otra cosa que abuelo viendo crecer la hierba. El retrato psicológico de la abuela es espectacular, acorde a la paciencia del lector. En cuanto a los alienígenas, en líneas generales bien, se peca un tanto de falta de credibilidad que Moon intenta trampear como puede. Hay un buen trabajo filológico, antropológico y mítico (a la hora de pintar el mundo trascendente de El Pueblo). Y no digo más para no destripar un libro. Que recomiendo a aficionados a la CF ya talluditos, interesados en la gerontología y encallecidos lectores de CF, con arrestos para todo.

Porque es un libro que requiere lentitud, paciencia, buena voluntad. A mí el esfuerzo me valió la pena. Tuve paciencia, y como Ofelia, al final me vi recompensado por una novela de primer contacto emocionante, muy bien escrita, distinta, con sus pequeños errores, pero atractiva y gratificante.