miércoles, 22 de agosto de 2012

Típico post de lecturas veraniegas


Pues nada. Típico post de lecturas veraniegas.

El Vacío Temporal, de Hamilton… Este tipo es a la SF lo que Churriguera al barroco, pero empieza a cansinear considerablemente la trilogía. En lugar de a más va a menos, lo cual es un serio inconveniente de cara a la tercera entrega, que me da que paso.

De Terry Prachet, autor que no conocía, me he leído algo de un gato sabio y un grupo de ratas inteligentes compinchados. Está divertida la historia, pero tanto como para repetir experiencia, pues no… En realidad, si lo leí es porque en la contraportada Gaiman decía, “sin duda, el mejor libro de Prachet”… Aplíquese por tanto el Roma locuta causa finit y creo que me ahorro unas seiscientas treinta entregas de la serie Mundo Disco. No me digan que no es para estar más que agradecido…

Me leí uno muy, muy bueno, solo que no me acuerdo ni del título, ni de qué iba ni nada… Yo creo que era medio de historia de algo, de un tipo raro. La portada tenía buena pinta, recordaba al Acantilado o Valdemar. Cosas de los borrados para la recuperación de memoria… Cuando lo encuentre por algún backup, me extiendo…

De Jean d’Aillon me leí La Conjetura de Fermat. Un tochazo no muy allá pero cargado de curiosidades sobre la segunda mitad del XVII, que es el tramo histórico en el que ahora… Libro eficaz, pero no se dejen engañar. De matemáticas y tal, ni palabra. El tema va de una de capa y espada con el descifrado de los códigos del cardenal Mazarino y Fermat cogido con pinzas. En suma, ya digo, muchos detalles del barroco. Libro eficaz.


Más lecturas de verano. Ambas comprados en junio en la Feria del Libro. Banderas Lejanas, del dúo Martínez&Canales, es un libro de historia sobre las “olvidadas” luchas y pendencias de los españoles en el sur de los actuales Estados Unidos. Impagable lectura que nos proyecta a un universo absolutamente sorprendente y lo que es mejor, real. Dragones de cuera, comanches, epopeyas sorprendentes y de las que nadie sabe… Brutal. El otro día leí a un tonto del bote en El País hablando de los indios y no lo citaba, pese a ser el libro de la década en lo que toca a indiología… Al lado de los dos autores citados, nada, ni puta idea el hombre (ya pasa, en El País)… Lean Banderas Lejanas y verán…

Un tema históricamente olvidado es la historia de la iglesia en España, y más especialmente, de las órdenes religiosas. Es un vacío historiográfico alucinante, es como si los números saltarán del 45 al 71 sin más explicación. Hasta la fecha, (casi) todo lo que había eran crónicas hagiográficas y acríticas de las diversas órdenes escritas a mayor gloria del patrocinador a mediados del XIX, amén de los tres tomos de la BAC y el fenomenal Diccionario Histórico-Portátil de las Órdenes Religiosas y Militares y de las Congregaciones Seculares y Regulares que han existido hasta la Fecha de Hoy (mola el título, ¿eh?, si lo encuentran en papel, me lo compran, por favor) .  En este sentido El Peso de laIglesia, Cuatro siglos de Órdenes Religiosas en España, tiene la gran virtud de contextualizar por vez primera la aproximación histórica seria a una realidad que (no olvidemos) controló el pulso socioeconómico de toda una época y marcó profundamente el país. Ahora bien, el libro parece estructurado por el típico catedrático que no tiene especial idea del asunto y delega en doctorandos la típica obra conjunta a partir de un esquema de sota, caballo y rey. Así, hay capítulos  estupendos y otros de una superficialidad enojosa. Hay una irritante reiteración en el pulso por la imposición del regalismo por la vía de la reforma de las diversas órdenes, de modo que en el fondo, impera la sensación de que los historiadores profesionales españoles están perdidos en un destructivo proceso de hiperespecialización. El que sabe de universidades, no tiene ni pijotera idea de la inquisición y el que sabe de espiritualidad ni flores de economía. Por la pasta que vale el libro, además, no hubiera costado apenas meter un segundo volumen y, ya que estamos, prolongar la historia hasta la II República. Pero no. Los autores deberían dar lectura al libro arriba mencionado, al fin y a la postre escrito por unos bienintencionados periodistas, para trasladar mejor su sabiduría al gran público. En fin, resignémonos. La historia de la iglesia en España sigue perdida en un dédalo de artículos fragmentarios, me temo. El Peso de la Iglesia, en suma, se nos antoja como un necesario prólogo a una labor –la totalización historiográfica de la historia eclesial española y americana- pendiente de acometer desde los tiempos de la BAC.

La lista de lecturas veraniegas termina con UnCielo Pluscuamperfecto, Copérnico y la Revolución del Cosmos, de Dava Sobel (premio a la portada cutre del año). La historia es, desde luego, interesantísima. La autora, fina estilista y profunda conocedora del contexto científico.  No obstante, la buena mujer se enreda en calzarnos en la mitad del libro todo un entremés teatral protagonizado por Retico –el luterano que, al parecer, convenció a Copérnico para que diera a conocer sus estudios y escritos- y el propio Copérnico. Ridículo es poco. Espantosamente ridículo. Con todo, considero este libro y a esta autora un verdadero filón de conocimiento. Tiene, por lo visto, una exitosa novela, Longitud, sobre el descubrimiento del cronómetro, pendiente de traducción. 

Y bueno, del libro que no me acuerdo, pues eso, queda pendiente. Terminaré el verano releyendo el Gerundio Campazas (interesante por diferentes cuestiones pero latoso) y uno nuevo del Gaiman, que es el último que me queda de la programación prescrita. Reiterándoles las bondades de Banderas Lejanas, reciban un cordial saludo…

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