Hoy les propongo un ameno análisis de marketing político basado en las recientes elecciones a delegado de la clase de 4A de Primaria de la Escuela P. de la ciudad S.
El sistema elegido fue a dos vueltas. En una
primera se votaba abiertamente entre todos los censados (25 alumnos), los
cuatro más votados pasaban a una segunda vuelta y, escrutados los votos, los
elegidos fueron Viki, Nicolás (a priori los grandes favoritos) Diego y Juan.
Para la segunda vuelta, celebrada con una
semana de diferencia, se requirió a los candidatos acuñar un eslogan electoral.
Se constatan los siguientes:
- Con Viki jamás serás un friki
- Con Nicolás tendrás un amigo más
- Con Diego estarás siempre contento
- Con Juanito tendrás un buen amiguito
Analicemos ahora 2 y 4, Con “Nicolás tendrás un
amigo más” y “Con Juanito tendrás un buen amiguito”. Ambos juegan la baza de la
confianza y accesibilidad de la persona elegida pero con un subtexto muy
diferente. El primero –Nicolás- se nos presenta un tanto fríamente, alejado
emocionalmente del electorado (“un amigo más”). El segundo –Juan, a la postre sorprendente
ganador- solapa el mismo mensaje populista que Nicolás pero añadiendo “buen” –valoración
cualitativa- y aplicando sendos diminutivos en una afán de aproximarse al
elector desde un ángulo camarederil y desenfadado; todo un guiño progresista
típico de una candidatura social-populista.
“Con Diego estarás siempre contento” resultó un
tanto decepcionante, habida cuenta de que Diego es del sector más radical de 4A,
jaranero, travieso y bien querido por (casi) todos. Se esperaba un eslogan rompedor
y, a la hora de la verdad, el lema elegido no tenía ni rima. Una mala decisión
estratégica o el equivalente a una pésima campaña.
Con el voto masculino dividido, la elección de Viki
se antojaba un paseo militar.
Pero saltó la sorpresa. A última hora, la Junta
Electoral (la maestra) emitió una directriz de voto según la cual los electores
podían votar dos nombres, uno o ninguno. Las distorsiones de este inesperado
sesgo en el sistema de votación pasaron desapercibido para todos salvo para Juan,
que en un rapto de “instinto político” hizo circular la consigna entre sus
fieles (el aparato) de votar solo a Juan, evitando que de sus filas saliera
ningún voto para los rivales. Los rivales de Juan, en cambio, no tomaron
ninguna medida. Para Juan la estrategia fue todo un éxito, que le valió ser
elegido por un estrecho margen respecto a Viki, 14 votos frente a 12.
La moraleja de esta historia es que en democracia
importan, y mucho, los vínculos emocionales con el electorado más que los
ideológicos (que en el caso de 4A se limitan a la tradicional dualidad
chicos/chicas). Pero todavía pesa más el dominio de los mecanismos internos y
disponer de un “aparato” de fieles que, obrando coordinadamente, pueda maximizar su
impacto electoral.
El éxito democrático, por tanto, parece muy
condicionado por:
- un mensaje electoral emocional de vinculación con el electorado
- la propia ley electoral
- la disposición de un potente aparato que coordine los movimientos de masas
3 comentarios:
El movimiento realizado por el aparato de Juanito fué básico. Todo un dilema del prisionero, donde los demás candidatos (o votantes) optaron por la "cooperación" concediendo un margen de confianza a otro candidato. Todos excepto Juanito y sus fanboys, que se aprovecharon del altruismo ajeno.
Impecable y original análisis, Mr. Ia.
Brillante. Este Juanito promete. Necesitará alguien que le ayude con el tema de los slogans, pero tiene una visión maquiavélica innata.
No me gustaría ser su padre.
Gracias a ambos.
Frankie, es así, la democracia es partitocracia, y la partitocracia es intrinsicamente eso, vivir del otro. La dictadura es peor, claro.
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