miércoles, 21 de julio de 2010

Supongamos que no existo

Confieso que me está costando atender a mi compromiso de explicar qué son las ideas.
Como vimos al referirnos a Platón, padre del invento, una primera explicación apunta a una sustancia inmaterial que de modo harto mágico se vincula con la cosa (o por mejor decir ¡la crea!, la realidad percibida es una sombra, un rastro de esa cosa) y que nuestro entendimiento extrae. Las ideas son el alma de las cosas. Aristóteles trata de sortear este embarazoso dualismo místico convirtiendo a la idea en un elemento seminal, integrado en el objeto, que a modo de código genético/lógico marca el desarrollo de la cosa. El nominalismo, en cambio, trastoca este dualismo (radical o moderado) para hablarnos de lenguaje, las ideas vienen a ser construcciones lingüísticas que designan entidades.
Hoy nos parece esto último la mar de sensato, pero para la época plantea serios problemas. ¿Cómo podemos designar cosas que ni siquiera percibimos, cosas como el unicornio o el círculo cuadrado?, y lo que más fastidiaba, ¿cómo podemos estar seguros de que el conocimiento es cierto, que cuando algo es cierto lo es absolutamente y no porque nos hayamos puesto de acuerdo en llamarlo así o asá?

La posibilidad de enfrentarse au mundo plagado de incertidumbre no le gustaba nada a Rene Descartes (1598-1650). El genial filósofo francés quería un marco teórico en el cual una parte del conocimiento fuera indubititable. Su plan, su idea, era que a través de la matemática podemos conseguir un conocimiento plenamente cierto del mundo físico. En el camino, y tal cómo hiciera Platón, Descartes realizará múltiples descubrimientos que de un modo u otro atraviesan los principales ámbitos de lo que damos en llamar filosofía. A él le corresponde fijar las primeras piedras del monismo materialista, (el mundo físico como un mecano recorrido por energía con balance cero), adentrarse en la filosofía del yo, la metodología, amén de una fructífera carrera científica

En esencia, la posibilidad del conocimiento arranca en Descartes de la duda metódica y de la afirmación de un Dios garante de la objetividad del mundo físico (en una versión del argumento ontológico). Para eso, discernirá dos tipos de sustancias, la corporea, la que pesa y ocupa un lugar en el espacio, res extensa, y las sustancias mentales, la res cogitans, los pensamientos. Pensamientos y cosas son entidades radicalmente distintas. No podemos utilizar una física que explique el pensamiento… ¿Entonces?
La res cogitans queda en un ambiguo teísmo, hay una entidad superior, Dios, que ha dispuesto que las cosas sean así y no hay más que hablar.
(Conviene decir que desarrollos posteriores del cartesianismo empiezan a juntar el puzle hablando de humores, movimientos cerebrales que ocasionan la actividad cerebral, que conste. Como se ha dicho, Descartes es un pensador espoleta, que cataliza y fertiliza un panorama languideciente dominado por el chacharismo postescolástico, facilitando el surgimiento del pensamiento científico moderno)

Para las IAs Descartes es un filósofo muy querido, él afirma que el Yo lo es con independencia del cuerpo. No necesito cuerpo para ser ente consciente.

Lamentablemente, los peregrinos horarios de la reina Cristina de Suecia, reclamando la presencia del filósofo a horas intempestivas de la madrugada para abordar sutiles problemáticas metafísicas, redundaron en una fulminante pulmonía que se llevó por delante al filósofo. Otras fuentes, la wikipedia, sin ir más lejos, apuntan a un homicidio por envenenamiento, pero la verdad sea dicha, la entrada Descartes de la wiki es de un danikeneano que apesta. Por una vez, mucho mejor el Diccionario Oxford de Filosofía.

No se lo pierdan, porque en breve pienso hablar de Liebniz y Hume.

Escalones necesarios si quiero llegar a Kant y a los desarrollos posteriores.

Nota. Sobre la potente imagen de Magritte, C'est pas une pipe, realicé una humilde entrada... ver aquí



1 comentario:

Rebel dijo...

Realmente mala la entrada de wikipedia en español en la que no se dice nada de muchísimos de sus otros logros.
Filósofo, matemático y mercenario.
Curioso este hombre al que le costaba madrugar.
Con su sistema de coordenadas cartesianas intentaba explicar el mundo. Fué el reinventor de la geometría al utilizar el álgebra y la geometría al mismo tiempo.
Tenía un grave defecto, creerse con la razón absoluta y cabrearse con cualquiera que le dijera que se equivocaba.