jueves, 1 de diciembre de 2011

Lino Novas y El Negrero


Me propongo hablar en las próximas entradas de dos libros impresionantes. Uno es directamente un clásico, escrito por un cubano semidesconocido, Lino Novas; el otro es de Rodolfo Martínez, El Jardín de laMemoria.

El Negrero (Tusquets 1999) es una historia alucinante, de quitar el aliento, y que novela la vida del esclavista malagueño Pedro Blanco Fernández de la Trava. Este señor, allá por el primer tercio del XIX, organizó a sangre y fuego un pequeño reino en el Golfo de Guinea, llegando a ser el “exportador” de esclavos más importante de su tiempo. Esta historia arranca allá por 1789, año en que la corona española “liberaliza” la trata de negros. Hasta entonces, la expedición de esclavos al nuevo mundo se regía por privilegios reales (o contrabando), pero es en pleno auge de la ilustración (mientras en Europa se asestan los primeros golpes al Ancien Régime), cuando se dispara la trata. Tiene mucho que ver en ello la generalización de un comercio internacional en materias como el algodón, el café, el azúcar, ron, tabaco, cacao… La revolución industrial posibilitó la producción a gran escala de estas manufactuas, que sin embargo, precisaban ingente mano de obra para su plantación y cosecha. Entramos así de lleno en el mayor espanto jamás perpetrado por el hombre, el secuestro por la cara y posterior expedición a América de 14 millones de seres humanos, cifra a la que hay que añadir millones de muertos en las bárbaras travesías que unían la Costa de Marfil o la Costa de los Granos con los epicentros esclavistas, más las guerras entre tribus inducidas por los factores, las razzias, los castigos y los espantos. Españoles y portugueses se distinguieron especialmente en la trata, de hecho España (Cuba 1886) y Brasil (1888) fueron los últimos países en abolir la esclavitud, y a fe que no la abolieron por un clamor nacional, no… Les obligó la comunidad internacional, que si por España fuera…

En fin, la novela narra las desventuras de Pedro Blanco. Aunque de escasos medios, era Pedro de la "rama chunga" de una familia de solera, lo que le permitió ciertos estudios. Tenía el hombre un talento natural para pecar y para navegar. Sin ser cruel, era insensible a la piedad. Un corazón de granito al que una dura vida extirpó el menor atisbo de escrúpulo. Empezó de marinero a cambio de comida por el Mediterráneo y Terranova, que de largo era el peor destino para un marino. Luego pasó a las Antillas y al comercio triangular con Africa. Salvó la vida de abordajes corsarios, galernas, ciclones, peleas en prostíbulos y batallas navales con los cruceros ingleses… Muy joven capitaneó barcos negreros, con suerte adversa casi siempre. Por supuesto, asaltó barcos negreros y fue asaltado. Su nombre se convirtió en una leyenda; en aquel tiempo, poca gente sobrevivía a unas pocas travesías pero la salud de Pedro era como su corazón, puro hierro. Con 30 años deviene contable de un mulato, rey de los esclavos en la Costa del Grano, Santiago Cha-Cha. Allí aprende el negocio de la factoría y poco después crea un enclave esclavista en lo que intuyo es la costa de Lagos (el río Gallinas, en la novela, que toma los nombres anteriores a la descolonización).

La novela abunda en rebeliones de negros en alta mar. Calimas interminables en las que la marinería sacia la sed con una mezcla de sangre humana, ron y agua podrida. Malaria y desenfreno. No obstante, el talento de Lino Novas es tanto que, lejos de regodearse en la sordidez, retrata el genocidio desde la mente del negrero, desde el que juzga que los esclavos son mera mercancía; lanzar al mar a 800 para salvar el bloqueo de un crucero, mala suerte. Incitar a una guerra salvaje entre tribus, armando a este y al otro, rasgo de talento empresarial. Tampoco hay imposibles justificaciones morales, simplemente no hay discurso moral y, paradójicamente, su ausencia no hace sino enfatizar el drama. Domadores de negros, se llaman. Lobos humanos.

Esta novela es un verdadero tratado de cómo fue el genocidio, pero a la vez y ante todo es una pieza literaria Gran Reserva. Una maravilla maravillosa que nos retrata las tripas de puertos legendarios desde un conocimiento que se diría experimental. Con un lenguaje barroco y a la vez seco, que insufla a El Negrero un aire rústico –felizmente no tan alambicado como el de Miguel Angel Asturias- pero colindante con el realismo mágico (del que suena a precursor, la obra se publicó en 1932). Lino Novas encadena la acción en frases de sujeto y predicado, sin subordinación ni efectismos, incluso diría  que con dureza. Un ritmo sincopado que cuaja inmejorablemente con la desbordante sucesión de aventuras. Crónica negra. Libro, ya lo he dicho, que te deja sin aliento.

“De pronto el huracán saltó al sudeste y cogió al barco atravesado, pero el contrafoque le obligó a hacer cabeza y correr de nuevo a popa. Así navegaron durante doce horas. Los marineros tomaron y comieron galletas. Los lamentos de los negros danzaban ahora sobre el ciclón, aparejo arriba. De cuando en vez se echaba un cuerpo al agua. Las voces de la tripulación iban a sonar lejos, en las ráfagas. Los marineros se movían automáticamente y el barco parecía tripulado por fantasmas. Pedro iba rígido, con los nervios aferrados en sí, como el aparejo. Juan decía que todos los días se morían cinco negros. ¡Llegaremos sin ninguno!

¿Ven?, un ritmo seco y extraño que, sin embargo, se funde con el contenido para brindar una jodida obra maestra. Un prodigio.

3 comentarios:

francissco dijo...

Precísamente, ese ritmo seco le da mayor aire de espanto -por si ya no fuera poco- a la atrocidad de llevar gente esclava. En fin, es algo que ya se fue por las cloacas de la historia ¿o no? Y como encontrará usted estos libros por ahí, prodigio de criatura...

Sr. IA dijo...

Hola Fracissco. Bueno, algunas formas de explotación en regimen de esclavitud deben quedar por ahí... PEro lo que es la trata, que era lo realmente más homicida, puede darse por superado.... De hecho, alguien tendría que reflexionar que somos el primer siglo sin esclavos... Ha costado varios milenios pero...

En cuanto al libro, es de Tusquets y no es de los difíciles de encontrar. Quizá lo difícil es interesarse pero, en general, un buen criterio es una reedición de un libro de los años 30.

Ulyssses dijo...

Aunque es cierto que se le considera un escritosr cubano porque emigró a aquel país con su familia a la edad de 7 años, hay que mencionar que este magnífico escritor - hoy casí desconocido, pero en su momento considerado uno de los grandes escritores en castellano de los años 40, fundamentalmente de novela breve - nació en un pueblecito del ayuntamiento de Mañon, en el extremo norte de la provincia de A Coruña, ya en el límite con la de Lugo, en el año 1903, y volvió a vivir en España desde 1931 hasta el final de la guerra en 1939, cuando regresó a Cuba, y en 1960 se exilió en Estados Unidos.