Si el paciente lector ha arrancado un par de ideas claras de mis reflexiones metafísicas (que amenazo con retomar), podemos pasar ahora al apasionante tema Qué es el Dinero, o más apasionante todavía, cómo se fabrica.
Ardua y problemática cuestión. Vaya por delante una teoría.
En sentido amplio el dinero es cualquier medio que sirva para pagar bienes, deudas o servicios. Como dice en la wikipedia, un vale de descuento para el McDonalds o una ficha para subir al tiovivo es dinero. Ahora bien, aquí el que interesa es el dinero legalmente reconocido como tal.
El dinero legalmente reconocido como tal se genera de dos maneras. Por una emitiendo moneda. Calculo que bastante menos del 0,5% de lo que llamamos dinero legal será moneda. ¿Dónde está el resto y de dónde sale?
Bien, el resto está en las anotaciones contables de los bancos.
Para entenderlo hay que considerar un banco no como un espacio que guarda dinero, sino como una entidad que gestiona deudas y convierte estas deudas en liquidez y en relación de X:X (donde sea X la cantidad de deuda reconocida y su equivalente en cantidad de dinero)
El banco está legitimado por la autoridad monetaria para efectuar dicha conversión, es decir, para ser banco precisas un acuerdo. Que el Estado o agente emisor de moneda le diga: “tú eres banco”.
Y ahora empezamos a generar dinero desde el concepto de deuda.
Por las razones que sea, la sociedad pacta conferir un valor dinerario a determinadas cosas. Tantas horas de trabajo cuestan tanto. Una de las 90 latas con la etiqueta “Merda d’artista” firmada por Piero Manzoni y conteniendo deposiciones de 30 gramos evacuadas a lo largo de unas fecundas jornadas de 1961 por el citado Piero, 25.000 dólares (como mínimo).
El problema es como convertir en liquidez -en dinero- esta adjudicación de un precio a una cosa.
Se hace a partir del banco. El banco se pone en contacto con el CM (Coleccionista de Mierda, en sentido estricto) interesado y le dice: No te preocupes, por 25.000 + n dólares que me deberás a mí, yo el banco, me comprometo a deber a Piero 25.000 dólares. Cuando Piero precisa una parte de esa cantidad para pagar alimentos con el que retomar su saneado negocio, el banco le dice a Piero: no te preocupes, en lugar de 25.000 te deberé 24.000 y al carnicero le apunto una deuda por valor de 1.000 (Piero es muy exigente en la calidad de sus materias primas).
Así se genera el dinero, a partir de una entidad con la capacidad –reconocida por el Estado- de computar en dinero las deudas.
Así pues, y exceptuando una mínima cantidad de circulante, el dinero es la suma de deudas que nos debemos los unos a los otros y consignada por un contable autorizado, el banco.
Cómo ha conseguido el banco dotarse de esa facultad, no importa (piensen lo peor, chantaje, sexo en grupo...) Acaso más importante sea saber cuál es el límite de la capacidad deudora.
Pero eso no lo fija el banco, lo fija la sociedad a partir de un complejísimo sistema de tasación de todo bien, servicio o trabajo que llamamos mercado. Y créanme que lo fija con independencia de cualquier criterio objetivo, predecible, matematizable o racional. Simplemente, se enfrascan residuos y se pregunta, quién quiere comprarlo y qué me ofrece a cambio.
A fin de cuentas el dinero, que parece tan real, es una deuda, una mera promesa de tener algo algún día. Mera esperanza, confianza en el otro… una manera de ser en el mundo. Pura y dura subjetividad, creencia y mito. Un símbolo.
Ardua y problemática cuestión. Vaya por delante una teoría.
En sentido amplio el dinero es cualquier medio que sirva para pagar bienes, deudas o servicios. Como dice en la wikipedia, un vale de descuento para el McDonalds o una ficha para subir al tiovivo es dinero. Ahora bien, aquí el que interesa es el dinero legalmente reconocido como tal.
El dinero legalmente reconocido como tal se genera de dos maneras. Por una emitiendo moneda. Calculo que bastante menos del 0,5% de lo que llamamos dinero legal será moneda. ¿Dónde está el resto y de dónde sale?
Bien, el resto está en las anotaciones contables de los bancos.
Para entenderlo hay que considerar un banco no como un espacio que guarda dinero, sino como una entidad que gestiona deudas y convierte estas deudas en liquidez y en relación de X:X (donde sea X la cantidad de deuda reconocida y su equivalente en cantidad de dinero)
El banco está legitimado por la autoridad monetaria para efectuar dicha conversión, es decir, para ser banco precisas un acuerdo. Que el Estado o agente emisor de moneda le diga: “tú eres banco”.
Y ahora empezamos a generar dinero desde el concepto de deuda.
Por las razones que sea, la sociedad pacta conferir un valor dinerario a determinadas cosas. Tantas horas de trabajo cuestan tanto. Una de las 90 latas con la etiqueta “Merda d’artista” firmada por Piero Manzoni y conteniendo deposiciones de 30 gramos evacuadas a lo largo de unas fecundas jornadas de 1961 por el citado Piero, 25.000 dólares (como mínimo).
El problema es como convertir en liquidez -en dinero- esta adjudicación de un precio a una cosa.
Se hace a partir del banco. El banco se pone en contacto con el CM (Coleccionista de Mierda, en sentido estricto) interesado y le dice: No te preocupes, por 25.000 + n dólares que me deberás a mí, yo el banco, me comprometo a deber a Piero 25.000 dólares. Cuando Piero precisa una parte de esa cantidad para pagar alimentos con el que retomar su saneado negocio, el banco le dice a Piero: no te preocupes, en lugar de 25.000 te deberé 24.000 y al carnicero le apunto una deuda por valor de 1.000 (Piero es muy exigente en la calidad de sus materias primas).
Así se genera el dinero, a partir de una entidad con la capacidad –reconocida por el Estado- de computar en dinero las deudas.
Así pues, y exceptuando una mínima cantidad de circulante, el dinero es la suma de deudas que nos debemos los unos a los otros y consignada por un contable autorizado, el banco.
Cómo ha conseguido el banco dotarse de esa facultad, no importa (piensen lo peor, chantaje, sexo en grupo...) Acaso más importante sea saber cuál es el límite de la capacidad deudora.
Pero eso no lo fija el banco, lo fija la sociedad a partir de un complejísimo sistema de tasación de todo bien, servicio o trabajo que llamamos mercado. Y créanme que lo fija con independencia de cualquier criterio objetivo, predecible, matematizable o racional. Simplemente, se enfrascan residuos y se pregunta, quién quiere comprarlo y qué me ofrece a cambio.
A fin de cuentas el dinero, que parece tan real, es una deuda, una mera promesa de tener algo algún día. Mera esperanza, confianza en el otro… una manera de ser en el mundo. Pura y dura subjetividad, creencia y mito. Un símbolo.
3 comentarios:
Eres didáctico hasta lo indecible, oh, ser pedagógico en grado sumo. Queda meridianamente claro que todas nuestras posesiones monetarias, las que nos proporcionan tranquilidad y descanso nocturno (o no) son puro humo, pura convención. Le inflinges a la Economía el peor de los crímenes: volverla inteligible.
Se supone que debe ser oscura, que el ciudadano medio debe de creer en esas abstracciones, tales como Dinero, Salario, Depósito, Intereses, Préstamos, etc, como si las mismas fueran tangibles y palpables.
Así no cuestionará nunca el Pacto Diabólico, ese que nació el día que el Leviatán estatal pactó con el Moloch bancario y pusieron a Juan Nadie (y a juanita Ninguna) a los pies del becerro de oro.
Uuf, que cosas, por cierto, me hace escribir la caló, SR. IA. A ver si le ganamos a Paraguay, aunque tan solo sea con único gol para nada abstracto. Porque sentirse vencedor a distancia sí que lo es.
Bueno, en realidad, un vez se entiende que el banco no fabrica el dinero sino que lo gestiona a partir de los conceptos activo/pasivo, queda explicar el sistema de tasación. Y a partir de ahí la interacción entre los diversos sistemas monetarios.
Pero realmente es eso, materias como el urbanismo, el derecho procesal, el dinero son conjuntos de reglamenciones barrocas encaminadas a enfoscar y facilitar la existencia de una casta sacerdotal que nos administra agolpe de subprimes que nadie entiende cómo se gestaron. Y puede sonar muy anarquista, pero es lo que hay.
Sin confianzas, sin bravatas, pero sí, Paraguay debe palmar (y por vuestra salud, que sea pronto.
Un saludo, maestro.
Respecto a porqué los bancos se atribuyeron dicha potestad, fué culpa de los templarios, razón por la que verdaderamente fueron quemados, ya que inventaron el cheque.
Por desgracia su invento perduró.
Con anterioridad la gente llevaba la pasta en la bolsa, peró la frase "la bolsa o la vida" obligó a arreglar el tema de viajar con pasta encima.
Como los templarios se iban de vacaciones a Tierra Santa muy a menudo, (turismo bélico), lo tuvieron que arreglar de algún modo.
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