Qué algo es verde, implica que tiene la cualidad de ser verde, qué algo tenga la cualidad de ser verde es que el común de los humanos distingue lo verde de lo azul.
¿Cómo es eso posible?
Platón no completó una ontología precisa al respecto. Al parecer, según los entendidos, valoró una respuesta imanente y otra trascendente. La primera, las cosas están caracterizadas por esencias, por ideas. Si eres la hoja de un árbol, en tu esencia está el metabolizar clorofila que tinta de verde tu aspecto exterior. ¿Pero qué es una esencia? Como Platón seguía sin verlo claro, se abonó -sin renunciar explícitamente al esencialismo- a la teoría trascendente. El Ser de las cosas, su verdadera esencia, reside en una dimensión X de la que su aspecto en nuestra experiencia no es más que un vago reflejo. Si captamos ese indicio de X es porque, a nuestra vez, nuestra esencia procede también de esa dimensión X. Resumiendo, para Platón había un mundo sensible y un mundo inteligible. Como habitantes del mundo sensible la comprensión del verdadero ser de las cosas nos lleva a extraer indicios de ese mundo ideal. Es lo que en filosofía se llama dualismo.
Pienso que al decantarse por una explicación tan extraña Platón tenía en mente, sobre todo, la explicación de los objetos matemáticos.
Aristóteles coincide con su maestro Platón en que el ser de las cosas es su esencia. Ahora bien, considera que esta esencia es indisociable de la materia de que está hecha. No hay dos mundos, hay uno. Matería más esencia forman la sustancia. Es lo que se llama realismo esencialista u objetivo.
Bien, la pregunta es cómo se unen la matería y la esencia. Y es una pregunta realmente difícil.
Para explicarlo, Aristóteles desarrolla la teoría del hilemorfismo. Todo objeto está compuesto de materia y forma. La forma marca la manera en que la materia combinada de un determinado modo en ese objeto reaccionará a los estímulos exteriores. Pongo un ejemplo, si mezclo azufre con potasa obtendré un principio inflamable de alto valor explosivo de nombre pólvora. En la forma de la pólvora está el reaccionar estallando si aplicamos una cierta cantidad de calor.
Por un lado tienes la materia, cuánto pesa, qué aspecto tiene… por el otro las cualidades, de lo que es capaz. La conjunción de ambos, materia y forma, nos define la sustancia.
La verdad es que el hilemorfismo aristotélico es muy convincente, no es nada extraño que para defenderlo los hombres sostuvieran afirmaciones contrarias a la experiencia como que una caja llena de un kilo de plumas de gallina caes más despacio que la misma caja llena de un kilo de plomo.
Su talón de Aquiles fue el problema de los universales.
Nota. Queridos posteadores, si no quieren comentar nada de lo arriba dicho –que lo comprendo- siempre podemos hablar del partido con Paraguay, si Maradona merece un inicio de canonización o el espinoso tema del doble pivote. ¿Debemos apostar por Busquets y Alonso ante Paraguay o agarrar el toro por los cuernos y salir con toda la artillería? No sé, viendo lo que tardaban ayer ante Portugal en replegarse a la vuelta del corner Puyol, Piqué, Capdevila y Sergio Ramos… No sé…